Le dolía el brazo, cada vez que lo movía sentía mil agujas clavarse en el, pero tenía que seguir.
Escucho el sonido de la puerta abrirse, viendo a su mayordomo entrar al carruaje de manera rápida.
--¿que encontraste?—le pregunto una vez que se puso cómodo.
--algo bastante interesante—le extendió unos papeles que había robado de los registros policiacos, de hecho, se encontraban fuera del edificio. Ciel estiro su brazo, sintiendo un fuerte dolor que trato de disimular más el demonio lo noto.
--bocchan será mejor que desca...
--estoy bien—le interrumpió, arrancándole las hojas; no quería parecer débil, además, necesitaba saber una cosa...
Los leyó con cuidado, sintiendo la mirada de Sebastian sobre su persona.
--Roxanne... ¿era americana?
--no solo ella, si no toda su familia. Se mudaron cuando tenía 7 años pero uno de los pasajeros tenia cólera y sus padres murieron en el viaje. —el niño de nueva cuenta miro los documentos. Estos decían que ella y su hermano habían llegado a Inglaterra en invierno.
--¿dice donde se alojaron?
--la ultima dirección registrada es de un edificio que ahora está abandonado, pero antes servía de refugio.
--vamos entonces. —el pelinegro asomo la cabeza por una de las ventanas, dándole ordenes al cochero para que avanzara.
El vehículo se puso en movimiento, tomando fuerza al pasar los minutos.
--bocchan
--¿mmm?
--¿porque esta tan empeñado en saber más de ella? No mostro ese mismo interés por Magus—le dijo serio. El niño cerro levemente los ojos, como no queriendo verlo.
--yo...antes de que muriera...me dijo algo. No logro comprender del todo sus palabras...quiero saber que fue lo último que dijo.
--¿y cree que buscando en su pasado lo sepa?
--no lo creo, lo sabré.
Dicho esto se recargo en la puerta, dando por terminada la discusión.
Paso media hora antes de llegar a su destino. En cuanto el carruaje se detuvo, ambos bajaron del. El lugar en que se encontraban era uno de mala muerte; de eso en los que las prostitutas caminar por la calle sin pena y lo ladrones pasan a tu lado, intentando quitarte lo que llevas.
El edificio no fue difícil de encontrar ya que el mayordomo lo guio hasta ahí.
--hola caballeros—escucharon cerca de ellos. Una mujer con un gran escote les sonreía, recargada en una pared.--¿buscan entretenimiento?—pregunto con falsa curiosidad.
--no realmente—contesto Sebastian—buscamos el refugio “Madre María” ¿sabe dónde encontrarlo?
--¿Madre…María?—la mujer se sorprendió de sobremanera.
--si.
--¿sabe o no?—interrumpió Ciel. Honestamente no le agradaba hablar con ese tipo de chicas.
--yo no, pero una compañera sí. Iré a buscarla—dio media vuelta y se alejo con rapidez. Luego de unos minutos que le parecieron eternos al más joven regreso una mujer diferente. Esta parecía menos callejera pero al fin y al cabo podía notarse su oficio.
--¿para qué buscan ese lugar?—le cuestiono seria.
--buscamos a una chica que vivo ahí un tiempo, su nombre es Sophie. —ella abrió los ojos con sorpresa, para luego tomar al mayordomo del saco.
--¡¿Sophie?! ¡¿Está viva?!
--ella…temo que murió hace unos días. —le respondió el pelinegro. La mujer lo soltó, retrocediendo un paso.
--¿murió?—repito—Sophie…--las lagrimas cayeron de sus ojos, mientras caía de rodillas al piso.
--¿la conoce?
--ella…era…una de mis amigas—le respondió entre suspiros, realmente estaba conmovida. Ciel la miraba, sin decir nada; la culpa comenzaba a corroerlo.
--¿a qué se refiere?—pregunto Ciel. La mujer se tranquilizo un poco.
--Sophie quedo huérfana, no tenía a donde ir así que…el dueño del burdel la adopto. Recuerdo muy bien la primera vez que la vi…solo tenía 10 años, cuando me di cuenta le reclame a ese hombre que ella solo era una niña. Este solo se rio, me dijo que en este negocio entre más jóvenes mejor. Intente protegerla todo lo que puede pero…fue inevitable—lo último lo susurro, empezando a llorar de nueva cuenta.
--¿Qué le paso?—hablo el peliazul. Deseaba saberlo.
--¿acaso no es obvio? La violaron—los ojos del niño estaban abiertos como plato. Eso no se lo esperaba.
--¿violaron?
--si, al igual que a mí y todas nosotras. La pobre no hablo ni comió por toda una semana; estaba tan destrozada…
¡Tu no tienes idea de lo que sufrí por tu culpa Ciel Phantomhive!
--lo peor de todo fue que al día siguiente ocurrió lo mismo. Ese asqueroso hombre la obligaba a trabajar como a nosotras…6 hombres por noche o no dormías en la casa.
La mujer siguió hablando mas Ciel ya no la escuchaba. Pensaba en Roxanne; en el odio que ella le tenía.
--bocchan—la voz de su mayordomo lo trajo de vuelta a la realidad. La mirada de este mostraba preocupación. Intento no prestar atención a ello, le incomodaba que le observara de esa forma.
--¿y qué fue de Adeline?
--¿Quién?
--Adeline…era hija de ese viejo.
--lo siento señorita pero ni mi amo ni yo estábamos enterados de la existencia de otra chica.
--me sorprende, ellas eran muy unidas; supongo que Sophie la veía como la niña que ella debió seguir siendo.
--¿Por qué?
--era la única mujer en todo ese lugar que no se dedicaba a esto. Una noche, Sophie se fue con un cliente, un chico de cabello rubio…
“Magus” pensaron los dos.
--se hizo de noche y ella no volvió, así que Adeline y yo la buscamos pero para cuando regrese, ninguna…ninguna había vuelto…
--comprendo…
--por favor—se levanto de un salto, juntando sus manos como cuando uno hace una oración a Dios. —se los suplico, si saben algo de ella vengan a avisarme. ¡Por favor!
--así lo haremos señorita…
--me llamo Marissa.
--muy bien Marissa, si sabemos algo se lo aremos saber.
--gracias—les dijo con un deje de esperanza en la voz.
Intercambiaron unas palabras más, palabras que pasaron totalmente desapercibidas por el menor.
--bueno, no solo conseguimos la dirección si no también algo de su pasado…--se dio cuenta que no estaba siendo escuchado--¿bocchan?
--yo…--susurro. Luego negó fuertemente con la cabeza, como apartando algún pensamiento.
--¿desea volver a casa?
--no, sigamos.
Reanudaron la marcha, al parecer al lugar donde había dado no era el refugio, si no algo parecido. Caminaron unas cuadras más adelante, dándose cuenta de lo pobre que era ese barrio.
“¿Realmente ella se crio aquí?”
Se pregunto internamente el niño, pues le costaba creerlo a pesar de estarlo viendo.
Al final de la calle, y con un letrero casi consumido por el tiempo, se anunciaba el refugio…al menos lo que quedaba de él. La estructura estaba tan desgastada y corrompida por el tiempo que nadie en su sano juicio entraría ahí.
--iré yo y después vendré a decirle que encontré.
--no, quiero ir. Además, si me dejas aquí alguien podría intentar aprovecharse.
La verdad es que desde que se había bajado del carruaje, algunos hombres miraban a Ciel con mucho interés. Rogaba que fueran ladrones solamente.
--tiene razón. En ese caso iré adelante. —con paso decidido, se aproximaron a la entrada. Sebastian derribo la puerta con una mano, estaba esta tan podrida que hubiera cedido hasta con su dedo. Después de comprobar que el lugar no se derrumbaría, entro, seguido de su amo.
Este era grande por dentro. Estaba tan oscuro que se le dificultaba ver, y que fuera de noche no mejoraba las cosas.
--¿se encuentra bien?
--si.
--puedo detectar la esencia de Roxanne…tome mi brazo, lo llevare hasta ahí.
Él acato la orden sin perder tiempo, estaba algo asustado al no poder ver nada.
Sus pasos sonaban con un eco bastante tétrico, el lugar estaba tan silencioso que casi podía escuchar sus respiraciones con claridad. El demonio se detuvo de golpe, frente a un cuarto.
--aquí—susurro para luego abrir la puerta. El sonido de esta al abrirse lastimo los oídos de Ciel. El demonio chasqueo los dedos, y de la nada una luz rojiza, como la de una vela, ilumino el cuarto.
El menor miro en todas direcciones, quedándose estupefacto.
Había solo una cama ahí, sorprendentemente aun echa y sin tocar. Un baúl a los pies de este y una pequeña mesita de noche. En ella había lo que parecía ser una foto, pero estaba tan cubierta de polvo que no se distinguía quienes eran. Se acerco con paso lento, vacilante, hasta llegar a ella.
La tomo con cuidado, como si se fuera a romper. Con su brazo limpio el vidrio, pudo notar de inmediato a un hombre y a una mujer, ambos sonriendo. Siguió haciendo eso hasta que vio a un joven de 15 años, a un lado de la mujer.
“James”
Era un joven que parecía tener un noble corazón, no tenía malicia ni maldad en su mirada…entendió que realmente lo habían matado por error.
Respiro hondo. Sabía de antemano quien faltaba. Limpio en la última esquina del vidrio, mas no retiro su brazo. Se preparaba para lo que vería…
Una niña; una niña risueña, llena de esperanza y ternura…una niña inocente…
Repentinamente se sintió sofocado, ya no quería estar ahí, no debía estar ahí.
--¿bocchan?
--yo…yo quiero…--dejo caer la foto, grabando el sonido que esta hizo al romperse en su mente. Salió corriendo del cuarto, empujado a Sebastian. Este rápidamente le siguió el paso.
--¡bocchan!—lo llamo alarmado, el lugar podía colapsar en cualquier momento pero eso no era lo que le alarmaba, lo que realmente le preocupa era que su amo fuera el que se colapsar.
Logro alcanzarlo, y lo freno tomándolo del hombro.
--¡bocchan!
--soy el culpable…yo provoque esto—dijo en voz baja, sin mirar a los ojos a el pelinegro.
--eso no es cierto…
--¡¿no entiendes?!—Grito--¡mate a su hermano, hice que la violaran todos los días hasta que Magus se la llevara, hice que solo tuviera odio en su mente!—puso sus manos sobre sus oídos, como si no quisiera escuchar algo--¡SOY IGUAL A LOS QUE ME MARCARON YO SOY…!
No pudo terminar. Sintió un fuerte dolor proveniente de su mejilla, y su cara se giro levemente.
Sebastian le había dado una bofetada.
Antes de que Ciel pudiera decir algo, el demonio lo tomo de los hombros, sacudiéndolo con algo de fuerza.
--¡escúchame, tú no eres como ellos! ¡No lo repitas nunca más!—el niño estaba tan shockeado que no podía hablar, solo lo seguía mirando. El ojirojo se relajo, convirtiendo su brusco agarre a un tierno abrazo.
--lo que le sucedió no es tu culpa—susurro en su oído—te conozco lo suficiente como para saber que tu nunca le hubieras hecho daño a propósito.
--pero…
--shhh—puso uno de sus dedos sobre los labios del menor. — no te tortures por ella, por favor. Tú no lo hiciste con intención, tú no sabias nada, al que deberías culpar es a mí…porque yo fui el que ejecuto mal la orden, el que se descuido…
--Sebastian…yo…es que…--los ojos comenzaban a llenársele de lagrimas—ella era yo, Magus era yo…todos nosotros…
El mayor ahora entendía el porqué de la reacción de su amo.
--buscaban lo mismo ¿no es así?—el niño ya no hablo mas. Sebastian acerco sus labios a la frente del pequeño, y deposito un pequeño y dulce beso ahí.
--ya no necesitas buscar lo mismo que ellos—le dijo sonriendo. —venga, volvamos a la mansión—iba a separarse de él pero se lo evito.--¿Ciel?
El menor lo abrazo más fuerte, recostando su cabeza sobre el pecho de su mayordomo. Este lo miro con dulzura y lo tomo en brazos.
--todo está bien…--susurro, al tiempo en que se iban de ese lugar.
Ciel miro el edificio por última vez, creyó ver a Roxanne en el marco de la puerta, con una mirada de dolor.
Recordó ese momento, en medio de la llamas, ahora le entendía, no solo eran sus labios murmurando palabras inaudibles…ahora la escuchaba con claridad.
¿Por qué me robaste la felicidad que por derecho me correspondía a mí?