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Deseos Ocultos Bajo La Nieve por Nessa Yaoi Uno

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          Deseos Ocultos En La Nieve


 


Capitulo  I -  Absoluta Determinación.     


 


      Supongamos que Uchiha Itachi jamás mató a su familia ni a ningún otro miembro de su clan, que vive tranquilamente junto a sus compañeros ninjas, realizando misiones en las que es requerido, ya que pertenece al grupo de elite de los escuadrones anbu, reservado, poco comunicativo y bastante serio con los que le rodean, es la actitud que lo caracteriza generalmente, a excepción de una persona en especial, con la única que dejaba salir su  “Yo” verdadero


- Tsunade-sama… - entrando en el despacho de la Hokage.


- Adelante, te estaba esperando – reclinándose en su sillón – Necesito que escoltes a…


- ¿Escolta? Con todo respeto,  pero no creo que ese sea trabajo para un anbu – parándose frente al escritorio de la rubia.


- Ciertamente, se que es algo simple, aun así,  no puedo enviarlo hacer la misión solo ya que siempre se mete en problemas… lo quiera o no, ¿O será que los problemas lo buscan a él? – levantando una ceja.


- Habla de Naruto, ¿No es así?  Obvio – desviando su mirada y pensando que el problema era más para si mismo que para el propio rubio.


- Exactamente, además… recuerda que esta el asunto del Kiuubi, no puede andar por ahí fuera de Konoha sin ser vigilado y protegido por alguien – fijando su mirada color miel en los ojos negros.


- Lo que quiere decir que tengo que actuar como su niñera, ¿Estoy en lo cierto? “¿Debería aprovechar la ocasión y…?  Estar a solas con él… a pesar de que sea capaz de controlarme, no puedo estar seguro de cuanto pueda soportar sin saltarle encima, e irremediablemente, me lo coma a besos… no podre dejar de sentirme inquieto con ese pensamiento rondando en mi cabeza, demonios” – ya que ésta era la primera misión que tendría a solas con el ojiazul.


- Eres la única alternativa que me queda, Kakashi esta cumpliendo una misión junto con Sasuke y no volverán en algunos días, solo en ti puedo confiar para que te encargues de ese revoltoso por naturaleza, ¿Lo harás? Cuento contigo, Itachi – reflejando en su rostro toda la seriedad de la que era capaz.


- ¿De que se trata la misión? Aparte de escoltar a Naruto, claro esta – pregunto el moreno queriendo saber los detalles.


- Llevaran un pequeño presente de bodas para el hijo del jefe de la aldea Romance, ¿La conoces?


- Esta al norte, y cubierta de nieve la mayor parte del año, además de que…


- Solo habitan hombres allí, ¿Eso quisiste decir? Es una comunidad bastante peculiar, pero con la que tenemos muy buenas relaciones, especialmente, porque el novio del hijo del jefe es uno de tus compañeros anbu…  Shinto – deleitándose con la expresión de sorpresa del Uchiha mayor.


- ¿Shinto? No tenia idea de que…


- ¿Te sorprende? No creo que imaginaras que uno de ellos  se casaría con otro hombre, ¿Cierto?


- “A decir verdad… lo envidio” – queriendo estar en la misma situación con el ojiazul.


- Por lo que se, la aldea Romance es el único lugar donde los hombres pueden casarse legalmente, y sin importar de que sitio provengan, es muy ventajoso para todo aquel que quiera formar un hogar junto a alguien de su mismo sexo, hombres quiero decir, las mujeres están totalmente prohibidas en ese lugar – abriendo una de las gavetas del  escritorio y entregándole un pequeño paquete al moreno – Partirán mañana, la aldea queda lejos y la boda será dentro de cuatro días, ya envié un mensaje notificando su llegada,  tú infórmale a Naruto los detalles…  no tengo ganas de escuchar sus protestas ni aguantar sus berrinches.


- Como usted diga, Tsunade-sama – saliendo del despacho con el pequeño paquete en su mano, y su mente llena de ideas nada ordinarias cuando al ojiazul se refería – “Ah, Naruto… prepárate para experimentar algo fuera de este mundo, no regresare sin haberte hecho mío, ya fue demasiada la espera y el tener que contener mis impulsos cada vez que te veo, eres el único capaz de sacarme de mi caparazón y darme el coraje para  aventurarme a conseguir lo que quiero y deseo de ti… y este viaje juntos me dará la oportunidad para demostrártelo” – pensaba mientras buscaba al travieso rubio por toda la aldea - ¿Dónde estará ese baka? Es medio día, lo que quiere decir… - murmuraba mientras se dirigía al Ichiraku – Que extraño, no esta aquí, entonces… - cambiando el rumbo a casa del kitsune.


      En lugar de tocar  la puerta, decidió hacer su entrada por la ventana de la habitación del rubio, algo fuera de todo respeto, consideración y buenas costumbres, si me preguntan, pero todas esas razones eran poco loables para el Uchiha si con eso podía, tal vez, tener una visión más intima del kitsune, y vaya que corrió con suerte al salir de  la habitación y topárselo envuelto en una diminuta toalla en mitad del pasillo a la salida del baño.


- ¡Que demonios…! ¿De donde saliste tú? O mejor dicho… ¿Qué rayos haces aquí, Itachi? Me asustaste, baka… – con cara de indignación hacia el intruso -  ¿Q-Que… que pasa? Que es lo… – dirigiendo su mirada hacia donde el moreno no despegaba la suya - ¡Ahhhh! ¡No mires, baka! Rayos… - recogiendo la pequeña toalla del suelo para taparse de nuevo, ya que con el susto ésta había ido a parar al piso a sus pies.


- ¿A que viene tanto grito? ¿Qué te diferencia de mí? Además de escandaloso… eres raro – sin apartar su vista del cuerpo del kitsune.


- ¿Raro? ¿Qué quieres decir con raro? Espera… ¿Te estas refiriendo a raro de… raro? Oye, el que me besara con tu hermano, en una ocasión, y por accidente, no quiere decir que yo… ni siquiera se porque tengo que justificarme contigo, que tontería, JeJeJe… “¿Porque me estoy riendo? ¿Acaso son nervios? ¿Sera porque no deja de mirarme de esa forma tan… tan extraña? Esto es muy incomodo” – caminando de espalda hacia la habitación y sujetando la diminuta toalla con sus dos manos.


- ¿A quien le importa? No tienes que aclararme nada, no es mi asunto “Todavía estoy enfadado con Sasuke por ese motivo, más cuando me comento que tus labios sabían delicioso y que tu boca era muy jugosa… el muy  cretino, si no fuera porque es mi hermano le habría desecho la cara a golpes” – siguiendo con ojos de cazador su presa hasta la habitación.


- ¿A dónde y sin permiso? Faltaba más… - serrándole la puerta en la nariz – “Este baka me pone de los nervios, siempre tan callado y serio… nunca se lo que esta pensando, la misma mirada de Sasuke, aunque diría que un poco más cálida… o eso creo, ¡Ahhh! Como sea, entre uno y el otro no hay de  donde escoger” Todavía no has dicho a que viniste, a parte de molestar, obviamente – quiso saber  desde el otro lado de la puerta, mientras echaba la toalla sobre la cama para ponerse su ropa interior.


- Tenemos una misión – dijo tajante el moreno.


- ¡Oye! ¿Qué te pasa? ¡Sal de ahí ahora mismo! ¡Te dije que esperaras afuera! Con un demonio… - reclamo el ojiazul al ver al Uchiha sentado en el marco de la ventana - ¿No serás tú el raro? – terminando  de vestirse rápidamente.


- Me gusta mirar a la gente a la cara cuando les hablo, no a través de una puerta, es demasiado impersonal – deleitándose con la esbelta figura del ojiazul mientras observaba la velocidad con la que  se vestía.


- Eso dices tú… ¿Mencionaste que teníamos una misión? ¿Yo… contigo? Eso es muy extraño,  ¿Por qué ahora? Tú no sueles  mezclarte con la plebe, eres un Uchiha después de todo – comento con desdén mientras caminaba hacia la puerta de la habitación.


- Hice una excepción contigo, deberías agradecérmelo, ya puedes ir preparando todo, salimos esta noche… es una orden – bajándose de la ventana.


- ¿Tuya… o de la vieja loca amante del sake? – obviando el comentario del Uchiha.


- ¿Acaso importa? Solo te aconsejo  que lleves ropa abrigada, vamos al norte.


- ¿Al norte? Por Kami…  odio el frio, tienes que estar moviéndote constantemente para que no se te enfríe el trasero, rayos… – estremeciendo su cuerpo  de solo pensarlo.


- “No te preocupes, yo me ocupare de calentarte hasta que sientas que te quemas, zorrito, o debería decir… mi rubio cachorro”  Date prisa, vendré a recogerte en una hora, no más – dijo con firmeza.


- Espera, aun no he dicho que iré – plantándose con las manos en la cintura delante del moreno.


- ¿Desobedecerías una orden directa de un superior? Eso te dejaría fuera de las misiones en general, tú sabes eso, ¿O no es así? No importa si te disgusta o no, tienes que cumplir con el trabajo al igual que todos, ¿O hubieras preferido que tu compañero fuera Sasuke en mi lugar de mi? – mirándolo muy seriamente a la esperar de una respuesta.


- Por favor, a cual de los dos peor…  soy tan buen ninja como cualquiera, iría acompañado del mismísimo diablo si tuviera que hacerlo, no tienes que darme lecciones de cómo hacer mi trabajo, Uchiha Itachi – afilando los ojos amenazadoramente.


- Sensei esta bien – acercándosele un paso.


- ¡Cuando el infierno se congele! ¡Ni que me torturen te llamaría así! Solo porque eres mayor que yo, y de rango superior… ¡No tengo porque reverenciarte! – grito desafiante avanzando un paso hacia el moreno, dándole a entender que no se amilanaba ante la amenaza impresa en sus palabras.


- ¿Sabes lo que significa este chaleco? Entonces deja de quejarte y apresúrate a prepararte para partir, cabeza hueca – reprimiendo las ganas de besarlo, el moreno camino hacia la salida antes que perdiera la calma e hiciera caso al deseo que lo quemaba por dentro.


- ¡Eres un presumido! ¡Algún día seré más fuerte que tú, baka! Todos lo verán… - sintiéndose herido en su amor propio.


- ¡Una hora! ¡Más te vale estar listo cuando regrese, Naruto! – saliendo por la ventana de nuevo -  No estuvo nada mal para comenzar – susurro antes de marcharse.


- Maldición, tan mandón como su hermano, no cabe duda de que son familia, rayos…  nada más pensar que estaré en compañía de  ese baka prepotente me esta dando dolor de cabeza,  Itachi, más el norte, más el frio… ¿Qué no puede pasarme algo bueno por una vez? Suerte como la mía no hay dos – alistando la mochila para el largo viaje y cambiando sus sandalias por botas tobilleras para nieve, después de una hora exactamente…


- ¿Estas listo?


- ¡Demonios, baka Itachi! ¿Otra vez la ventana? ¿Que no puedes usar la puerta como la gente normal? Pero que digo…  definitivamente, tú no eres normal – siendo que el Uchiha había entrado de nuevo por la ventana de la habitación.


- Es más cómodo así – haciendo caso omiso del comentario.


- ¿Eres idiota? ¿Qué tal si yo hiciera lo mismo para entrar en tu habitación, eh? ¡Seguramente armarías un escándalo! – dirigiéndose a la cocina para meter algunos víveres y golosinas en su mochila.


- Mi habitación no tiene ventanas – apoyando su espalda en el refrigerador.


- ¿Qué, vives en un sótano? Con razón eres tan agrio ¡Quítate! Estorbas – empujándolo a un lado.


- ¿Por qué  tan quisquilloso? Por como te pones, se diría que no te agrada estar en una misión conmigo – siguiendo sus pasos.


- ¿Se nota? Que inteligente eres – dijo con sarcasmo.


- ¿Cuál es la razón? Siempre nos hemos llevado bien que yo recuerde – a espalda del ojiazul y con ganas de abrazarlo.


- Si para ti, llevarnos bien significa; el fastidiarme todo el tiempo cuando éramos pequeños, entonces si, al menos…  Sasuke era más amistoso que tú en ese tiempo – serrando la mochila.


- Demasiado… - murmuro el moreno - “Por ese motivo intervenía en sus juegos, Sasuke se mostraba demasiado cariñoso para mi gusto… juegos de toque físico, la perfecta excusa para pegarse a ti,  mis celos  ya eran  bastante intensos en esa época” – pensó al tiempo que recordaba  el pasado.


- Bien,  podemos irnos – dijo después de serrar la ventana de la habitación y dejar todo en orden.


      Luego de serrar con llave, se dirigieron hacia los portones principales donde los vigilantes los miraron con sorpresa al verlos llegar.


- ¿Itachi? Según el reporte se supone que partirían… - mirando su horario de salidas.


- Se decidió a última hora, vamos, Naruto – ordeno el Uchiha mirando con reproche al cuidador de la puerta al salir.


- ¿Qué quiso decir? Me pareció que algo no estaba bien con respecto a…


- Nada, sigue caminando – dijo tajante y sin detenerse.


- ¿Al menos me dirás a donde vamos? Mencionaste el norte, ¿Pero a que lugar exactamente? Itachi… – mirándolo con el seño fruncido - ¡No te quedes callado, baka! Tengo derecho a saber a donde vamos tanto como tú – perdiendo la paciencia, y eso que el viaje acababa de comenzar.


- Te lo diré más adelante, ¿No te gusta el misterio?  Eso lo hace  mucho más divertido aun – fijando su mirada en los ojos azules.


- No me gusta andar a ciegas, no me gustas tú, ni tampoco  tu forma de hacer las cosas, ¿Desde cuando la misión se convirtió en algo para no comentar, ah? No me agradan los secretos, ni que no  quieras decirme de que se trata el trabajo a realizar – adelantándose unos pasos del Uchiha, antes de dejarse llevar por las ganas que tenia de golpearlo.


- Una boda – dijo el Uchiha haciendo que el ojiazul se detuviera.


- ¿Dijiste una boda? ¿De quien? ¿Te eligieron como padrino o algo así? O tal vez…  eres el novio  – sonriendo con sorna – Te lo tenias bien calladito, ¿No? – con mirada pícaramente curiosa.


- Que tontería “Solo si fuera contigo, dulzura”


- ¿Qué tiene de malo? Es algo normal, ¿O no? Tarde o temprano alguien te atrapara en sus redes…  nos pasa a todos -  poniendo mirada soñadora al mirar al cielo.


- ¿Nos? Ah, ya recuerdo, ¿Es Sakura, cierto? No se por que sigues con eso sabiendo que esta loca por Sasuke, aunque él no le haga ningún caso, los gustos de mi hermano van  en otra dirección muy distinta “Si lo sabré bien, ese condenado se muere por tenerte bajo su cuerpo” – afilando su mirada y enfureciéndose internamente ante su propio razonamiento.


- No tienes que decirlo, pude darme cuenta cuando me beso, su lengua llego casi hasta mi garganta, creí que me asfixiaría – un comentario inocente, pero también, una daga para el corazón del moreno.


- Nos dirigimos a la aldea Romance – dijo de pronto el Uchiha para cambiar de tema, y matar el rumbo de la conversación, ya que no creía poder aguantar semejante visión en su mente.  


- ¿Eh? ¿Romance? ¿Qué clase de nombre es ese? Suena a novela rosa  de esas bastante empalagosas.


- Más extraños son los que viven allí.


- ¿Por qué? ¿Son gente con poderes sorprendentes o algo así? eso se escucha muy interesante – iluminándosele la mirada.


- Interesante… si, ya lo veraz cuando lleguemos.


- ¿Y que vamos hacer allí exactamente? Hablaste de una boda… - con extraordinaria curiosidad.


- Debemos entregar un regalo a los novios de parte de la Hokage.


- O sea que somos simples mensajeros, con razón no me lo dijo ella misma… ¡Le hubiera gritado del mal que se iba a morir! Vieja condenada… - alzando sus apretados puños al frente.


- Ya cálmate, un trabajo es un trabajo, además no lo haces de gratis, baka.


- Te salvas porque estoy cansado, si no te daría un golpe, Uchiha Itachi, ¿Hasta cuando seguiremos caminando? Ya tengo hambre y me duelen los pies – dijo después de horas de camino.


- Que quejica eres, pero esta bien, se que no funcionas correctamente con el cerebro vacio.


- ¿Qué tiene que ver mi cerebro? Itachi, baka… - poniéndosele al frente y amenazándolo con su puño.


- A diferencia de los demás, el tuyo esta en tu estomago, tonto – aguantando las ganas de reír, ver el brillo de los ojos azules a causa del enfado hacia que su sangre bombeara al triple de su capacidad, provocándole unas excesivas ansias por abrazar ese cuerpo tembloroso por la ira y fundirlo con el suyo.


- ¡Eres un…!


      Sintiéndose insultado, el ojiazul estiro su puño con intención de golpear la cara del moreno, éste por su parte, tomo el brazo que se dirigía a su rostro y haciendo un movimiento rápido le dio la vuelta, encerrándolo con su propio brazo haciendo que quedara de espalda a su pecho, y su boca pegada a la oreja del kitsune. El aliento del ojinegro hizo que el cuerpo del ojiazul se estremeciera en un escalofrío extraño para él.


- ¿Crees que puedes golpearme tan fácilmente? Te falta un mundo para estar a mi nivel, cachorrito – ustedes disculpen si uso mucho este sobrenombre, pero es que me encanta.


      El Uchiha lo mantenía fuertemente sujeto a su cuerpo mientras le hablaba al oído y disfrutaba del cálido toque que lo excitaba por dentro, haciendo que su deseo y latidos de su corazón se incrementaran violentamente.


- Eres odioso, ¿Sabias? Las mismas palabras de Sasuke, a los dos les gusta recalcar una inferioridad que solo existe en sus cabezas… no soy débil, solo que no estoy lo suficientemente furioso para darte tu merecido, presumido arrogante – respirando fuertemente.


- Eso quiere decir que me estimas aunque sea solo un poco – aspirando el aroma del cabello rubio.


- ¿Vas a soltarme o qué? Como puedes notar… ya me calme – sintiendo que la proximidad del cuerpo del Uchiha lo estaba poniendo demasiado nervioso, pues seguía pensando que el comportamiento del moreno para con él se hacia cada vez más extraño.


- Dirías lo que fuera para que te soltara, ¿Eh? Hmmh… no lo se, estas muy calentito… es una sensación muy agradable, ¿No piensas lo mismo? Podría estar así por largo rato, no lo tomes a mal,  es una buena manera de combatir el frio – soltando el brazo del kitsune para abrazarlo por completo con los suyos.


- “¿Que no lo tome a mal, dice? ¿Después de cómo me observaba ésta mañana cuando estaba desnudo? Era una mirada ansiosa y desconcertante…  sentí que traspasaba mi cuerpo al igual que  luz a atraviesa  un cristal, ¿Y aun así quiere que piense que no es raro? ¿Creerá que soy estúpido? Pero… su calor es tan acogedor y… ¡No puedo estar tan cerca de él! Pensara que yo también…”  ¿Ya te calentaste? “¡Demonios! ¿Porque dije eso?” Quisiera comer algo y descansar – esperando que lo dicho no fuera tomado equivocadamente por el Uchiha.


- “He estado caliente por ti desde que recuerdo, zorrito” Seguiré con esto cuando encontremos un buen lugar donde acampar – soltándolo, la cara del ojiazul era toda una gama de colores desde el verde hasta el morado,   para ser exactos.


- ¡Ni lo sueñes! ¿Qué te estas creyendo? ¡Para eso consíguete una manta, idiota!  Aprovechado… – protesto, sin saber que mas adelante los papeles se invertirían.


      El enfado hiso que el rubio no parara de caminar por un par de horas más, tras ese tiempo el paisaje y la brisa comenzaron a cambiar por un ambiente más frio y totalmente blanco, la nieve apilada en las ramas más bajas de los arboles hacían que éstas se inclinaran hasta casi rozar el suelo, la caída de la nieve desde sus repisas colgantes producían un sonido seco al golpear el suelo creando pequeñas montañas blancas y brillantes,  caminar se hacia cada vez más difícil y cansado, sus pies se hundía en la blanda superficie hasta casi sus rodillas dificultándoles avanzar y haciendo que su travesía se tornara tediosa y agotadora, el vaho que salía por sus bocas  al respirar simulaba una niebla que dibujaba  formas extrañas, la humedad del aire frio se colaba en sus huesos haciéndolos crujir como nueces una contra otra haciéndoles desear estar en un lugar más cálido y acogedor. 


      Un aullido y múltiples pisadas sobre la nieve los hiso detenerse por un instante, luego echaron a correr tan rápido como el terreno les permitía.  Sus pies se hundían irremediablemente provocando el tener que ayudarse con sus manos para poder salir del hoyo hecho por sus propios pasos que se enterraban hasta casi sus cinturas simulando medias y frías tumbas.  A duras penas, y con el temor de la persecución de enemigos a su espalda, trataban de llegar hasta la arboleda frente a ellos, para poder refugiarse.


- ¿Qué fue eso? Se escucha muy cerca… – decía el ojiazul dando de cara varias veces sobre la nieve al no poder levantar sus pies para correr libremente.


- ¡Sigue corriendo o nos darán alcance rápidamente!


- ¡No puedo ver nada! ¿Quién nos persigue, Itachi?


- ¡Lobos! ¡Lobos blancos, hambrientos y con muy mal carácter! ¡Se hace difícil distinguirlos  ya que tienen el mismo color que la nieve! ¡Aquí! – empujando al rubio atrás de una gran roca no muy lejos de los arboles a los que pretendían llegar en su desafortunada carrera.


- ¿Porque tenemos que…? Mmmh… - al ser jalado por el moreno al mismo tiempo que éste presionaba su boca con la mano.


- Shhhh… - siseo el Uchiha apretándolo a su cuerpo – Silencio, no digas una palabra – tomando un frasco de su bolsa lo destapo y  lo arrojo lo más lejos que pudo – Con eso bastara, así perderán nuestro rastro.


- ¿Para que huir si podemos enfrentarlos? Eso no seria problema para nosotros  – no entendiendo la cautela del Uchiha.


- No pienso pelear con criaturas a las que  hemos invadido su territorio, nosotros somos los intrusos, no ellos, ven… si mal no recuerdo, por aquí hay una cueva que servirá para que pasemos la noche – agarrándolo de la mano – Parece que se acerca una tormenta – dijo mirando las nubes grises en el cielo.


      No muy lejos del lugar de donde escapaban de las bestias blancas, en un rocoso promontorio,  se encontraba la cueva antes mencionada por el Uchiha, no era muy grande pero si lo bastante cómoda y confortable, y sobretodo, los protegería del viento y la nieve que comenzaba a caer implacables.


- Entra tú primero, buscare un poco de leña – dijo el moreno pasándole su mochila.


- ¡¿Que entre primero…!? ¿Y que tal si hay más de esos animales adentro, eh? ¡No voy a servir de cena a esas criaturas, baka! – parado en la entrada de la cueva y tratando de visualizar al moreno entre el viento y la nieve.


- ¡Confía en mi y entra de una vez!


- Como no,  espero que no haya ningún otro animal raro por aquí… aparte de ti claro - murmuro el ojiazul después de tragar grueso y antes de entrar en la oscura caverna – Por Kami, aquí no se ve nada… - como a dos metros de la entrada con su espalda apoyada a la pared de roca y la mochila del ojinegro pegada a su pecho como defensa.


- ¡Katon! Mucho  mejor – dijo el Uchiha después de encender una antorcha para iluminar el entorno – Sostén esto – pasándosela al rubio y apilando la madera en el centro del lugar  encendió una fogata para calentar el ambiente y también a ellos.


- El viento ha comenzado a rugir fuerte – comento el ojiazul dejando las mochilas en el suelo - ¿Por qué conoces este lugar? ¿Has estado aquí antes?  Ah si… recuerdo que ya lo habías mencionado – sacando su manta y un recipiente metálico.


- ¿A dónde vas? Esta helando allá fuera – viendo al rubio caminar hacia la entrada de la cueva.


- Por un poco de nieve para calentar el ramen, suena tonto diciéndolo así, ¿No crees? En fin… – saliendo a la intemperie - ¡Oh, rayos! ¡Tengo las manos heladas! Apenas si las siento – protestaba al regresar y tratar de soltar el jarro metálico que había quedado pegado a  sus engarrotados dedos.


- Ven aquí – agarrando las manos del ojiazul y frotándolas entre la suyas mientras las bañaba con  su aliento para calentarlas - ¿Mejor? Parece que ya comenzó – escuchando el soplar del fuerte viento que pronto se convertiría en tormenta.


- C-Creo que si – sintiendo un cosquilleo en su estomago por los delicados masajes que el moreno daba a sus manos – T-Tengo hambre, ¿Tú no tienes hambre? Traje ramen, algunas galletas y… - hiendo hasta su mochila y así librarse de la situación que lo hacia sentir extraño, y muy, muy nervioso.


- “Mi hambre no es de comida precisamente… si no de un manjar mucho más suculento, tú” Cualquier cosa estará bien para mi – colocando el jarro con la nieve entre lo ardientes maderos.


- Mmmh… que sea ramen entonces – pasándole uno de los potes de comida instantánea al moreno.


      Luego de la cena en la cual el Uchiha no aparto su vista del menor en ningún momento, éste abrió un paquete de galletas de chocolate como postre y se sentó cómodamente sobre la manta para disfrutar de la rica golosina.


- ¿Té? Ayudara a que entres en calor – sirviendo dos vasos del termo que traía – Aunque yo puedo perfectamente ocuparme de eso – pasándole la bebida al rubio.


- ¿Hmmh? – no entendiendo la indirecta.


- Calentarte, quiero decir – mirándolo fijamente.


- Con el té bastara, gracias – entendiendo al fin y sintiéndose abrumado por los comentarios del Uchiha.


- ¿Y que tal si yo lo necesitara? ¿Me negarías ese favor? Esta tormenta no parece que valla a terminar pronto,  hace rato que amaneció y ni siquiera se nota, el frio será más intenso y penetrante a medida que la tormenta arrecie – terminando su té y echando algunos leños más a la fogata – Mírate, ni siquiera puedes dejar de temblar – colocando su manta junto a la del ojiazul y sentándose muy cerca de él.


- Odio el frío… hace que hasta el cerebro se te congele, solo así se explica el que menciones que tengas que dormir abrazado a otro chico solo para entrar en calor - separándose un poco del Uchiha.


- Vamos, es fácil… solo imagina que soy Sakura – volviendo a juntarse con el kitsune.


- Mala comparación – sentado a mitad de la manta y tapándose con el resto.


- En eso estoy de acuerdo, cachorro – metiendo su brazo bajo la manta y agarrándole la cintura.


- ¿Q-Qué haces? N-No es gracioso… apártate, ¿Quieres? – sintiendo que sus nervios se salían de control


- Tengo frío…  y hambre – susurro en el oído del ojiazul mientras aumentaba  su agarre.


- Pero si acabas de… - siendo interrumpido por la boca del Uchiha.


      Con su otra mano el ojinegro lo obligo a tumbarse sobre las mantas, y comenzó a besarlo desenfrenadamente, el ojiazul trataba de apartarlo sin ningún resultado, cansado de oponer resistencia dejo caer sus brazos a los lados como rindiéndose ante el ímpetu de su atacante.


- Quiero tu boca, tu lengua… tu sabor – pidiendo el acceso al interior de la cavidad bucal del kitsune.


      Por un momento éste se resistió a permitir la intrusión, pero su negativa fue cediendo a medida que su cuerpo comenzó a sentirse agradablemente caliente y deseoso. Luchar entre lo que sentía y creía ser,  estaba formando un caos en la mente del ojiazul.  En la confusión dejaba que el moreno hiciera lo que quisiera pues sus enmarañadas ideas entre el sentir y creer lo mantenía imposibilitado de articular palabra alguna.


- Oh si… hace tanto que deseaba hacer esto – besando el cuello del silencioso rubio mientras lo despojaba de su ropa sin que éste hiciera nada para impedírselo.


       Después de deshacerse de la suya propia, las manos del moreno acariciaban con avidez el tembloroso cuerpo bajo él,  sus besos y suaves mordiscos, iban desde las orejas hasta el agitado pecho, que debido a la rápida respiración, subía y bajaba como olas en un mar enfurecido. Los dedos del ojiazul se aferraban a la manta tratando de canalizar el placer que sentía,  a pesar de que pensaba que “ese” que permitía que otro hombre lo tocara,  en realidad no era él, se  sentía ajeno a la situación que estaba viviendo y al mismo tiempo deseaba estar allí, lo que le hacia más difícil poder entender lo que estaba pasando en realidad y dejándose llevar por lo que sus sentidos necesitaban y deseaban experimentar.


- Naruto… - susurro el Uchiha agarrando la hombría del kitsune y metiéndola en su boca.


- Ahh, no… p-para… - pedía aunque sin hacer ningún movimiento para evitarlo, una total contradicción entre su mente y cuerpo.


      Haciendo caso omiso a las palabras del ojiazul, el Uchiha comenzó a masturbarlo con sus labios mientras succionaba la cabeza del miembro  y metía la punta de su lengua en el pequeño orificio. El rubio gemía y babeaba a la vez  que su cuerpo se sacudía por el placer,  los ojos negros lo observaban con  mirada brillante,  deseosa, y  ganas de estar dentro del cachorrito lindo,  unas cuantas embestidas más de los labios del moreno hicieron brotar el semen, del satisfecho miembro del kitsune,  inundando por completo su boca.


      Sin esperar ni un solo instante, baño sus dedos con la esencia del rubio y procedió a lo que seria el preludio de una unión perfecta. El kitsune apretó sus dientes al sentir a los intrusos dentro de su cuerpo,  más soporto el dolor al querer saber lo que vendría después ya que nunca antes había experimentado el sexo con nadie. Poco a poco fue relajándose ante las caricias de los dedos que se movían expertos dentro de su cavidad, el dolor fue rápidamente sustituido por placer, lo que hacia que jadeara sin control haciéndolo desear algo más para sentirse completo.


- Aguanta un poco más… cachorrito - abriendo las piernas del rubio.


      El Uchiha acariciaba los muslos y nalgas del ojiazul preparándolo para la penetración,  masajeo un poco su propio pene con el pre semen que goteaba del miembro del rubio y coloco la punta en la entrada, poco a poco venció la resistencia de la estreches del virginal túnel hasta que pudo introducirse por completo y hasta la base de su miembro, el rubio permanecía con la boca totalmente abierta  pero completamente silenciosa, con el cuello rígido y sus dedos enterradas en la manta, solo sentía mientras su mente divagaba entre lo real y lo absurdo.


- N-Naruto… estas tan caliente dentro, tan suave… Ahhh… siento que me derrito – balbuceo el Uchiha colocando las piernas del ojiazul sobre sus hombros para  comenzar a moverse.


- Ah… Ah… Ah – gemía el cachorro al compas de las embestidas de su amante – Ngh… Mmm… Ah… - sintiendo que su espíritu había abandonado su cuerpo hacia un lugar mucho más elevado y celestial, la gloria.


- Así… tu cuerpo… Ahhh… se excita más con cada embestida… Mmmm… hace que mi deseo crezca infinitamente… Ahhh… cachorrito – resistiéndose a acabar aun – Q-Quiero que me des todo de ti… s-solo para mi – masturbando el pene del ojiazul al ritmo de sus penetraciones – Ya… ya casi… explota conmigo ahora ¡Ahhh! ¡Naruto! Zorrito… - expulsando su semen dentro del kitsune. Para éste por su parte, el orgasmo había sido tan intenso y devastador, que perdió el conocimiento  - ¿Naruto? Vaya, se ha desmayado…  mi ricura, mi cachorro… creo que fue demasiado para ti – acariciando las mejillas y cabello del ojiazul.


      Limpio con delicadeza el cuerpo del cachorro con una pequeña toalla que llevaba en su mochila. Lo vistió de nuevo acurrucándolo entre las mantas, para luego sentarse junto al fuego y contemplar el rostro dormido entre el sueño y la inconsciencia, le preocupaba el silencio y sumisión del rubio durante el coito, signo inequívoco de que algo andaba muy mal, sin embargo, no se arrepentía, ni lo haría nunca, de haber tomado al ser que más anhelaba y amaba en la vida, aunque eso significara ganarse el rencor por parte del ojiazul. Podía con ello y seguiría tratando de ganarse su alma y corazón, ya que el cuerpo era todo suyo.


- “Si no querías… ¿Porque no dijiste nada? ¿Por qué me dejaste seguir? Sin embargo… ¿Hubiera parado de habérmelo pedido? Creo que no habría podido de todas formas, me pregunto… ¿Qué harás cuando despiertes? ¿Cuál será tu reacción después de esto, Naruto? Aun sin  importar lo que pase… seguiré aquí, y tú conmigo, ya no puedo dar marcha atrás, después de probarte será imposible no desear hacerte mío de nuevo” – echando más leña al fuego y recostándose junto al rubio, mientras  tanto,  afuera la tormenta continuaba empeorando.


- “Ahhh, me duele todo el cuerpo… es cierto, hace un rato Itachi… dios, ¿Cómo  paso esto? No pude hacer nada, mi mente decía ¡Detente! Pero mi cuerpo pedía más y más de las sensaciones que estaba experimentando, yo… yo lo disfrute, y eso me hace sentir horrorizado de mi mismo, ¿Y ahora que? ¿Qué sucederá  después? Desearía poder arrastrarme hasta un hoyo y morir… -  serrando de nuevo sus ojos ante la incertidumbre de lo que pasaría  de ahora en adelante.


      Luego de un par de horas la tormenta cedió en fuerza pero sin desaparecer del todo, el kitsune abrió de nuevo sus ojos  y observo  al Uchiha sentado con rostro pensativo al otro lado del fuego, se incorporo despacio haciendo una mueca de molestia.


- “Ahhhyyy… duele sentarse”


- Ya despertaste, ¿Un poco de té? Esta caliente, te sentara bien – ofreciendo un vaso al rubio – El tiempo ha mejorado en parte, pero si necesitas descansar un poco más…


- Que considerado, hablas del clima como si nada… olvidando lo más importante, tomaste mi cuerpo sin ningún reparo y sin siquiera pensar por un momento lo que yo… - mirando el vaso entre sus manos.


- ¡Jamás podría olvidarlo! ¿Cómo podría? Escucha,  desde hace tiempo,  en lo único en que podido pensar era en lo mucho que deseaba tocarte, besarte, sentirte, hacerte mío, Naruto… – apretando los dedos alrededor del vaso en su mano – Se que no es excusa, pero entiéndeme, no pude evitarlo, quería hablar contigo de esto mucho antes, pero… mi lujuria se interpuso nublando mi mente y tomando control de mi cuerpo… no diré que lo siento porque mentiría – echando el resto del té al fuego.


- “Yo tampoco diré… que odio lo que me hiciste, pero…” Es hora de irnos, tenemos un trabajo que terminar – vistiéndose y apagando el fuego con su bota, recogió su manta, alisto su mochila y camino hacia la salida de la cueva, aun les quedaba un largo camino por recorrer.


- Cachorro… no voy a disculparme por nada que tenga que ver contigo - susurro el Uchiha apretando sus puños mientras lo seguía hasta la salida.


      La nieve seguía cayendo sobre ellos mientras avanzaban, y aunque el viento había amainado, la visibilidad no era del todo buena, el cachorro frotaba sus manos mientras trataba  de calentarlas con su aliento, el Uchiha lo detuvo para darle un par de guantes extra que guardaba en el bolsillo de su chaqueta negra.


- No los necesito – negándose ante el gesto.


- ¿Quieres que se te caigan los dedos? El que te pongas rebelde no ayudara a nuestra relación – agarrando las manos del rubio para ponerle los guantes.


- ¿Tenemos alguna?


- Después de lo de hace un rato… ¿Tú que crees? No voy a detenerme, no cederé en esto, cachorro – jalándolo hacia si juntando sus frentes.


- ¿Pretendes hacerlo de nuevo? Entonces no me preguntes que pienso… si diga lo que diga, terminaras haciéndolo de todos modos,  ¿Correcto?


- Quiero besarte,  ¿Lo sientes? Es por ti… - susurro el Uchiha refiriéndose al gran bulto bajo su ropa – Cuando se trata de ti, sea que te piense o te tenga cerca,  estoy así todo el tiempo, soy una bestia completamente, un hombre con gran apetito e incapaz de saciarme de ti… nunca – abrazándolo con fuerza.


- ¿Debería alegrarme o rezar por eso?


- ¿Por qué el reproche? Se que también lo disfrutaste – el cuerpo del ojiazul se tenso ante esas palabras.


- ¡Idiota! ¡Eres un maldito! ¡No tenias que mencionar… baka!  - haciendo caer  al Uchiha de un empujón  y corriendo al interior del bosque – Te odio, Uchiha Itachi, pero a la vez… - Murmuraba en su carrera.


- ¡Detente, Naruto!


      El rubio corría entre los arboles sin ninguna dirección en concreto, enfadado por escuchar lo que él ya sabia,  pero se resistía a aceptar,  martillando su cabeza. Su antiguo y su nuevo “yo” chocaban en su mente como dos cometas en una misma dirección, o al igual que dos trenes en un mismo riel, uno frente al otro, colisión de la que solo se recogerían escombros y sentimientos en coma, y del que sabia que solo cambiando de vía, seria la única manera de que su nuevo “yo” sobreviviera.


      La falta de aliento lo obligo a detenerse sin saber siquiera en donde se encontraba, con las manos apoyadas en sus rodillas trataba de recuperar el aire perdido, todo su ser se tenso al escuchar  pisadas en la nieve obligándolo  levantar su vista para encontrarse frente a sus anteriores perseguidores,   filosos colmillos y muchos pares de ojos grises lo observaban a su alrededor y con  intenciones nada favorables para él,  sin saberlo se había metido de lleno en el territorio de caza de la manada de lobos blancos y no lo dejarían escapar sin degustarlo primero.


- ¡¿Qué?! ¡¿También quieren comerme?! Pues hagan fila detrás de Itachi… aunque sospecho que él no desea compartirme – con los brazos extendidos y girando sobre si mismo para que lo observaran por entero, las bestias gruñían mientras se preparaban para el ataque en conjunto,  sus bocas  rebozaban saliva al mismo tiempo que sus gruñidos se elevaban como  un llamado para iniciar  el ataque  y hundir sus colmillos en la tierna carne del ojiazul. El que parecía ser el líder dio un gran aullido  a modo de orden, los demás  rodearon al kitsune para impedir cualquier acción de escape por parte de la presa  - ¿Quién quiere ser el primero, eh? ¡Si no les importa no ser los primeros en degustarme! ¡Adelante!  Vamos… ¡Acérquense! ¡Aquí estoy! Vengan…  - con la rabia en aumento - ¿Quién se atreve? Estúpidos lobos…  ¿A que esperan? ¡Puedo con todos ustedes, maldita sea! - termino diciendo cuando varios de los pieles blancas le saltaron encima.


- ¡Katon!


      Una gran llamarada paso  cerca de la manada haciéndolos huir sin llegar a lastimarlos, el kitsune cubrió su cara ante el intenso calor cerca de él,  Itachi se le acerco completamente furioso, pues por primera vez en su vida, sintió pánico al pensar que podría haber perdido al cachorro a causa de su testarudez.


- ¡¿Qué demonios estabas intentando hacer?! ¿Quieres morir? ¡Esos lobos te hubieran destrozado en tan solo unos instantes! ¡Maldita sea, Naruto! – reprochando la conducta del rubio, el miedo que experimento en su corazón al observar a lo más amado para él ser presa de aquellas feroces bestias, jamás  quería volver a sentir ese horrible sentimiento en su pecho.


- No tenías porque intervenir, tan solo  jugaba con esos perritos…  echarles un hueso, ¿Nos vamos ya… o quieres algo más, Itachi?  – apartando las manos del moreno de sus hombros.


- Si así quieres que sean las cosas, entonces… - empujándolo de cara a un árbol y sosteniendo sus manos por encima de su cabeza – Te quiero ahora… - de alguna manera, quería descargar su rabia, su miedo, y angustia de tener que vivir el resto de su vida sin su cachorro junto a él, pensar en aquellos animales devorando a su ojiazul junto con su felicidad hacia que lo deseara aun con más intensidad  – Tu cuerpo es mío, así como también tu voluntad, cachorro – pegándolo con su cuerpo a la corteza del árbol.


- No es cierto, solo… te los apropiaste – dejándose hacer.


      Bajando una de sus manos y, sosteniendo las del cachorro con la otra, el Uchiha desabrocho el pantalón de éste, de un tirón deslizo la parte trasera para dejar al descubierto el blanco trasero que lo traía loco, luego bajo el cierre de su propio pantalón para sacar su erecto miembro e introducirlo sin más  en la cavidad del rubio, a pesar de la fuerza de la intrusión,  el dolor de la penetración fue menor en intensidad que la vez anterior, produciendo un inmediato placer en el kitsune sin que siquiera el moreno llegara a moverse aun dentro de su cuerpo, lo que no tardo mucho en suceder y tampoco los jadeos y gemidos del zorrito lindo.


- ¿Ves? Te gusta…  admítelo,  cachorro,  te enloquece el roce de mi carne con la tuya… i-igual que a mi, tu hueco caliente y delicioso… oh, dios, Mmmm… Ahhh, m-me hace desear estar dentro… Ohhh… de ti todo el t-tiempo, hacerte el amor sin cesar, que grites mi nombre una y otra y otra vez, hasta que me pidas que me detenga… Ah…Ah…Ah… y aun así… n-no, no lo hare… Ah… Uhhhm…  q-quiero más, esto te excita, ¿N-No es así? ¡Grita! ¡Dime que quieres más! ¡Dilo! Yo se que si…– mordiendo el cuello  y embistiéndolo sin cesar mientras colaba su mano debajo de la ropa del rubio y pellizcaba sus pezones.


- ¡C-Cállate! ¡N-No es verdad!


- ¡Mientes! Solo mira como estas… t-tu cuerpo vibra con cada embestida que doy, tu piel arde por la excitación… ¡No te atrevas a negarlo, Naruto! Tus paredes aprietan mi hombría como si no quisieras dejarlo salir,  y aun así… ¡¿Te niegas a reconocerlo?! Me deseas tanto como yo a ti, mi cachorro,  S-Solo deja que el placer te envuelva… Ah… Ah… y olvida todo lo demás… piensa en mi, solo en mi… delicioso, delicioso… Siii…  – soltando las manos del agitado rubio para usar los dos brazos en atraerlo hacia él, y hacer que las penetraciones fueran más profundas.


- V-Vete al diablo… Ngh… Ah… I-Itachi – apoyando sus  enguantadas manos contra el árbol.


      El protector del cachorro chocaba en la rasposa superficie con cada embestida que el Uchiha propinaba,  el sonido le hacia recordar con  quien estaba y lo que hacían, ¿Debería detenerlo? Pensaba, no deseo hacerlo, se decía. De nuevo la contradicción llenaba su mente con la pelea entre su “yo” anterior y su nuevo “yo”, el segundo parecía ganar la batalla con respecto al primero cada vez que  sentía al moreno moverse en su interior, quizás era tiempo de aceptarlo, de creer que su soledad se  había marchado al fin, dándole un compañero en el cual refugiarse y volcar todas sus dudas, miedos, y sentimientos, pero su rebeldía aun parecía llevar la batuta de su inconformidad, y no seria nada fácil vencerla.


- Ah… Ah… Mmmm… m-me vuelves loco, zorrito… Ah… tu trasero es t-tan lindo y ardiente… Ah – mordisqueando con desespero el cuello del ojiazul al sentir la llegada del orgasmo - ¡Diooooos!


      Luego de volcar toda su esencia y pasión dentro del cachorro, permaneció dentro de éste por unos momentos,  deslizaba sus manos para  reconfortarlo con tiernas caricias a lo largo de su pecho mientras pasaba sus labios por las mejillas y cabello, caricias que se prolongaron hasta que cesaron los temblores  del cuerpo del cachorro, y como en la ocasión anterior, el moreno limpio con cuidado el pequeño trasero del menor  volviendo  abrochar sus pantalones antes de que sus nalgas se congelaran, el ojiazul permanecía con la frente pegada al árbol como si estuviera clavado, el Uchiha lo hiso girarse de cara a él para besar sus labios, mientras  miraba directamente a los ojos  para tratar de descifrar en ellos los sentimientos reales del cachorro hacia él, pero al parecer, la mirada azul seguía sin querer mostrar lo que guardaba en su corazón.


- Debemos continuar, aun falta mucho camino – dijo el moreno agarrándolo de la mano.


      Entre la nieve y el frio, caminaron todo el día sin detenerse, esa noche el kitsune no quiso parar ni siquiera para descansar un momento, pues sabia que de hacerlo, volvería a caer en los envolventes brazos del Uchiha y en sus insaciables deseos que cada vez se tornaban más intensos y arrolladores. De nuevo la rebeldía tomaba su lugar en el animo del rubio, rebeldía que Itachi no estaba dispuesto a permitir y con la que pelearía hasta su ultimo aliento si era necesario, a pesar de todo, deseaba con toda su alma adueñarse del corazón que tanto había anhelado y soñado desde su niñez. Después de que el cuerpo había sido suyo, el corazón del cachorro era lo único que le faltaba por alcanzar, sin saber que estaba más cerca de conseguirlo de lo que creía. Faltando poco para el amanecer…


- ¡Descansaras quieras o no! ¿Entiendes? Luces agotado, aparte de que no has comido nada desde ayer – agarrándolo por el brazo.


- Tampoco tú… y no hablo de comida – comento con ironía, y desviando su mirada de la del Uchiha.


- Naruto, por lo que más quieras…


- “Lo que más quiero… ¿Podrías ser tú? Aun no estoy seguro del todo  ¡Eso es lo que más me molesta! Tengo ganas de correr, de correr lejos y a ninguna parte… para escapar de mi viejo yo, el que se empeña en asfixiarme con sus dudas, reproches e incertidumbres”  ¡Suéltame! Necesito respirar – echando a correr tanto como sus fuerzas le permitían y adentrándose de nuevo en el bosque. Pero esta vez...


- Rayos, no de nuevo – murmuro el ojinegro siguiéndolo.


- ¡Kage Bushin No Jutsu! Ellos te entretendrán por un buen rato, necesito alejarme de ti para poder pensar  – formando un gran número de clones para distraer al Uchiha.


- Muy listo, si que me engañaste esta vez, cachorro – viendo un sin numero de vestimentas naranjas con capa corriendo en todas direcciones dentro del bosque.


      Después de la tormenta viene la calma como se suele decir,  el día amaneció claro y sin nubarrones que lo opacaran, después de una larga carrera, y debido al cansancio, el ojiazul se dejo caer de bruces sobre la blanca superficie como si de una  blanda cama se tratase, el agotamiento por falta de descanso y alimento, sumado a los efectos del sexo y el frío ambiente,  le hicieron quedarse dormido sin remedio, rato después abrió sus ojos para encontrase encima de una superficie de ramas y hojas, un cielo sin una sola nube, y sujeto desconocido observándolo.


- ¿Quién eres tú? Itachi… ¿Dónde esta Itachi? Sigo en el bosque, pero… - mirando confuso a su alrededor.


- Eres uno de los ninjas de Konoha que estábamos esperando, ¿Cierto? Creo que si – dijo una voz suave y armoniosa -  No deberías quedarte dormido en la nieve, podrías no despertar jamás – mirándolo intensamente con sus ojos castaños.


- Seria una tranquila e indolora forma de morir… ¿Hmmh? ¿Qué es esto? Un colgante… –mirando sobre su pecho el objeto en forma de dos aros unidos y en cada uno colgaba una pequeña pluma blanca y otra azul - ¿Alguna clase de amuleto? ¿En que momento…?


- Es un presente de bienvenida y un collar ceremonial a la vez – comento el desconocido hincando su rodilla en la nieve para mirar más de cerca al ojiazul, el Uchiha llego al árbol bajo el que se encontraban Naruto y el desconocido sin que ninguno de los dos detectara su presencia como todo un experto anbu que era.


- ¿Ceremonial? ¿Y para que sirve? – siempre la curiosidad por delante, yo hubiera preguntado lo mismo.


- Para elegir pareja, por eso te lo he puesto… - agarrando la barbilla del rubio, este abrió sus ojos a todo lo que daban,  mientras el Uchiha, presa de los celos, clavaba sus uñas en la corteza de la rama donde se encontraba oculto.


- ¿Qué? ¿Quieres que yo… sea tu pareja? Eso… no es…  posible – con la imagen del Uchiha en su cabeza, y un fuerte latir en su corazón.


- Según nuestras leyes,  esto me da derecho a reclamarte como mío… eres un doncel muy hermoso, ¿Sabias?  – pasando sus dedos por la mejilla del anonadado kitsune.


- “¿Doncel? ¿Mi cachorro es… un doncel? Significa que él puede…” – serrando sus ojos mientras respiraba profundo, sintiendo que la felicidad lo embargaba, hasta que la conversación bajo sus pies lo trajo de vuelta de su ensueño.


- ¿Acabas de conocerme y ya me estas insultando? Yo no soy eso que dices… sea lo que sea – protesto el ojiazul con desconcierto en su rostro.


- ¡Jajajaja…! Eres muy simpático e interesante… además de sexi y arrebatadoramente atractivo, todas esas cualidades  no suelen ser comunes en una sola persona, lo que te hace lucir como alguien muy especial.


- Naruto, Uzumaki Naruto – presentándose luego de escuchar los halagos de su nuevo amigo y posible pareja.


- Yo soy Koichi, pertenezco a la aldea a la cual se dirigen, aguarda… ¿No se supone que eran dos?


- Mi compañero anda por ahí correteando lobos, tienen mucho en común, créeme, ya aparecerá cuando le de hambre – otro comentario sarcástico, de algún modo sentía que el Uchiha andaba cerca – En fin,  pero dime… ¿A que ley te referías hace un rato?


- Pues la que dice que puedo cortejarte hasta que accedas a casarte conmigo – dijo Koichi sonriendo.


- ¡¿Qué cosa?! Pensé que era broma…  además de que no permaneceré aquí por mucho tiempo, nada más hasta después de la boda del hijo del jefe.


- Eso no es problema, podría pedirle a la Hokage que dejara que te quedes por una larga temporada, Naruto – mirando intensamente a los ojos azules.


- Pero… ¡Ni siquiera me conoces! Puede que parezca inofensivo y dócil, pero puedo ser una pesadilla si me lo propongo, ¿Sabes? Apenas estoy comenzando con eso – pensando que ya era hora de hundir los dedos en el jugoso pastel que representaba los celos del Uchiha.


- ¿Qué? ¿Que intentas decir?


- Dime, ¿Te molestaría el hecho de que ya no soy virgen? ¿Eso cambiaria en algo tu apreciación con respecto a mi?  Ya que parece muy importante eso de ser el primero y esas cosas – palabras calculadas al milímetro ya que hacia un momento había sentido la presencia del moreno en el área, aunque no sabia donde, esperaba que hubiera escuchado cada palabra que acababa de pronunciar.


- Eso no cambia nada, me interesas tú como persona, no como juguete sexual, ni siquiera me importa tu pasado, tu “yo” presente es lo que me atrae.


- ¿En serio? Vaya, hubiera deseado que todos opinaran como tú – alegrándose de la importancia que le daba ese desconocido – Bien, el tiempo lo dirá.


      Dijo el ojiazul con decisión y falta de ella, la imagen del Uchiha en su mente le hacia dudar entre una salida fácil, la cual  representaba su nuevo admirador, o seguir sus sentimientos, los cuales no estaban del todo claros en relación con ojinegro.


- Si que lo hará – tomando la mano del ojiazul para que se levantara.


- Así que solo tengo que dejarme conquistar por ti, tus halagos y presencia, lastima…  es más divertido cuando hay rivales de por medio – una indirecta muy directa para los oídos del moreno.


- Rivales, ¿Eh? ¿Te refieres al que te hiso con tu virginidad?


- No necesariamente, supongo que en la aldea aun hay muchos solteros, ¿No es así? Como supongo también  que tienen la misma oportunidad que tú para tratar de conquistarme – empezando a gozar el placer de la dulce revancha contra el moreno y contra todos aquellos que creían tener derecho sobre su persona.


- Aquí estabas – se presento el ojinegro saltando de la rama frente a los otros dos al tiempo que su mirada se clavaba en las manos agarradas -  Me costo mucho encontrarte, cachorro, tus clones son bastante traviesos – dijo el Uchiha pasando entre los dos haciendo que soltaran sus manos.


- Te dieron guerra, ¿Cierto? Quien lo diría, “Don perfecto” burlado por algo tan estúpido  – ironizo el rubio colocándose junto a Koichi mientras cruzaba sus brazos y observaba con desdén al moreno.


- Tú debes ser su compañero – dijo Koichi clavando su mirada en el recién llegado.


- Eso es obvio, como también algo permanente  – devolviéndole la desafiante mirada.


- Así que también eres un rival en esto de quien lo gana primero, o mejor dicho, un candidato para que Naruto escoja  – mirando con suavidad a los ojos azules.


- ¿Escoja para que? Lo único claro aquí es que tiene que volver conmigo a Konoha, de lo contrario, significaría un gran problema para mí – sin mencionar las verdaderas razones por las cuales estaba molesto.


- ¿Solo por eso? ¿Ningún interés personal? Debes admitir que cualquiera que tenga ojos, no dudaría en querer quedárselo  para si – mirando intensamente al rubio.


- Los motivos no creo que te importen


- Importa… y mucho, ya que a quien escoja tendrá que  casarse con él, esas son las reglas y nuestras leyes, las que deben acatar nada más pisar nuestro territorio, no hay distinción alguna al respecto.


- Eso suena muy radical aunque completamente lógico, cielos ya estoy hablando como Shikamaru… por otra parte, quien sabe, hasta podría gustarme – ahora la mirada era directa hacia el Uchiha – Espero que la contienda sea limpia y justa -  sonriéndole ampliamente a su nuevo pretendiente.


- No se trata de una pelea física – aclaro Koichi.


- Pues menos mal, a él es lo único que se le da bien – señalando con su dedo gordo al moreno – La sutileza no es lo suyo,  así que pienso que tienes muchas posibilidades de salir victorioso, Koichi – dijo con la mirada brillante haciendo que la bilis del ojinegro casi reventara por el comentario.


- Gracias por el cumplido, hermoso, y con respecto al desenlace, sea el que sea, estoy seguro que Tsunade-sama estará de acuerdo, le conviene tener buenas relaciones con nosotros, el motivo… no viene al caso.


- Bien, creo que estos días serán muy divertidos – comento con ironía el rubio agarrándose del brazo de Koichi.


- “No pruebes mi paciencia, cachorro, ajustare cuestas contigo luego” – muerto de celos y caminando detrás de la pareja.


- Vengan por aquí – indico Koichi.


      Los ninjas de Konoha siguieron al recién conocido habitante de la aldea Romance, era poco el camino que faltaba para llegar y muchas las ganas de Itachi por encerrar al estúpido, que se había encaprichado de su cachorro, en una pesadilla interminable, a quince minutos de marcha encontraron la villa y se dirigieron directamente a la casa del jefe donde fueron recibidos con mucha cortesía y amabilidad, luego de que Koichi le informara al anciano los últimos acontecimientos con respecto a su decisión de tomar al ojiazul en matrimonio, y el consabido reto por parte del Uchiha, aunque él no lo mencionara, el jefe acordó el cortejo durante los días previos, a la boda de su hijo con el anbu de Konoha, y después de ella si hacia falta.


 


 


Continuara…


     


Capitulo II -  Mi Esperanza…  Mi Futuro.


     


      Después de un estupendo desayuno en el que Naruto sonreía a cada mirada de Koichi, lo que molestaba mucho al Uchiha, y en el que tampoco se encontraban presente el hijo del jefe ni su prometido, por razones ceremoniales, el mandatario les sugirió con acierto que descansaran del largo viaje hasta que llegara la hora de la cena, si así lo deseaban.


- Sus habitaciones ya fueron preparadas de antemano…


- ¿Habitaciones?  Una es suficiente para los dos  – afirmo con seriedad el moreno.


- No hay inconveniente – contesto el jefe – Acompáñalos – dijo a uno de los criados.


- ¿No te molesta, verdad? Si no lo hago así, seré yo el que sufra las consecuencias luego – susurro con picardía el gitsune al de ojos castaño que estaba sentado a su lado.


- Naruto… – llamo molesto el moreno ante el secreteo de aquellos dos.


- Mis disculpas por él…  - dirigiéndose al anciano jefe - Es muy posesivo – dijo a media voz con la mano tapando su boca como quien dice un secreto.


- Entiendo – dijo Koichi con una sonrisa - ¿Así que fue él el que…? Por eso   quiere rivalizar conmigo por ti, ¿Ustedes son pareja? – mirando hacia el Uchiha quien esperaba en la puerta a que el ojiazul se decidiera a levantarse, cosa que parecía no querer.


- Nah, solo amigos con derecho…  al menos es lo que él piensa – le murmuro a Koichi.


- Estoy esperando, Naruto.


- Creo que me quedare un poco más, te alcanzare después de…


- Vendrás ahora – perdiendo la paciencia y levantándolo por el brazo para que dejara el asiento.


- Ya voy, ya voy, que poca paciencia tienes  – dejándose arrastrar hasta una de las habitaciones que tenían asignadas para ellos.


- Al fin, algo blando en que dormir – observando la espaciosa cama frente a él, lastima de compañía – exhalando todo el aire que tenia en sus pulmones a modo de suspiro.


- ¿Qué fue todo eso? Cachorro… – empujándolo sobre la cama y colocándosele encima tras atrapar sus manos a los lados de su cabeza - ¿A que estas jugando? Cualquier cosa que te esté pasando por la mente, olvídala… no perderé, como tampoco dejaras de ser mío, ¡¿Comprendes lo que digo?! ¿Por qué la sonrisa?


- Es curioso,  jamás imagine que fuera tan atractivo para los hombres, ¿No te agrada la competencia, cierto? Pues yo lo encuentro de lo más  interesante – mirándolo fijamente.


- Dime… ¿Te agrada ese sujeto? No me gusto la forma en la que le hablabas, ¿Qué le dijiste?


- Nada importante en realidad, solo que ya no era virgen, lo que parece importarle un pepino,  y  de que fuiste tú quien me la arrebato… él solito lo dedujo, ¿Algo más que quieras saber? “Aun en este momento, no estoy seguro de lo que quiero, aunque la balanza parece que se inclina a tu favor… ¿Debería probar con Koichi? Por Kami… ¿En que estoy pensando? Eso seria saltar del sartén a las brazas, es cierto que me enloqueces cuando me posees, pero también siento mucha incertidumbre, ya que no has dicho que me amas ni una sola vez, disfruto mucho contigo, pero… eso no me basta, Itachi, no me basta” Por tu mirada, y el bulto en tus pantalones, diría que tienes hambre de mi, ¿Podría darme un baño antes? En verdad lo necesito – suavizando la mirada.


- Eso suena excitante, será nuestro primer baño juntos – levantándose de sobre el rubio y ayudándole a levantarse también,  comenzó a desvestirlo entre besos y caricias  mientras lo empujaba con su cuerpo  hacia el baño.


- O el último…  si no llego a elegirte – abriendo la llave del agua caliente en la bañera donde dos personas cabían perfectamente.


- No lo harías… – abrazándose desnudo a la espalda del rubio.


- No me tientes – separándose del moreno.


      Después de llenada la bañera, ambos se metieron en el agua caliente con el gitsune sentado en la esquina contraria al moreno.


- Estas muy lejos – halándolo hacia si y poniéndolo de espaldas entre sus largas piernas y recostado sobre su pecho - ¿Ya te dije que eres lo más hermoso del mundo? Mi zorrito… - pasando su lengua por el cuello del ojiazul.


- ¿No crees que esto es impropio? Juegas con ventaja sobre los demás desde un principio – separándose y tratando de reprimir el deseo de las manos del moreno acariciando su cuerpo – Por cierto, ¿Qué es un doncel? Suena muy bonito para ser un insulto – jugando con sus dedos sobre el agua.


- Así se le llama a un hombre que puede  tener hijos.


- ¿Q-Que… dijiste? Que yo puedo… – deteniendo sus manos en la superficie del agua -  ¿Estas de broma, verdad? Koichi me llamo de esa manera cuando nos conocimos, ¿Pero cómo pudo saberlo? No tengo nada diferente a cualquier otro chico… - dudando ante las palabras del moreno.


- Pueden detectarlos con tan solo mirarlos, es su habilidad especial, por eso ese sujeto te eligió como su pareja, pero eso no cambia nada – agarrando con sus manos las mejillas del gitsune.


- ¿Estas demente? ¡Eso lo cambia todo! Eso, eso quiere decir que tú… que nosotros… que tal vez pudiera estar… imposible – susurro apartando de su cara las manos del moreno.


- ¿Qué sucede? No te alejes de mí – viendo que el rubio se apartaba hacia su esquina de la bañera – Te necesito… – colocándose encima del cuerpo del rubio y siendo rechazado de nuevo.


- “Un hijo tuyo… seria maravilloso, en parte, eso te daría más derecho sobre mi, algo que nos uniría  de por vida, ¿Estoy preparado para eso? ¿A pasar el resto de mi existencia al lado de alguien que me ve tan solo como un objeto de deseo? Debo de estar volviéndome loco, porque al decir verdad… lo deseo también. Algo nuestro, algo tuyo y mío, Itachi… por Kami, no puedo creer que yo sea capaz de dar vida a otro ser” – sin poder contenerse por la emoción.


- ¿Naruto? ¿Qué sucede? Esas lagrimas…


- Nada, no me hagas caso – quitando con molestia las lagrimas de sus ojos, pues éstas no dejaban de brotar  – Yo… quiero descansar un rato – saliendo de la bañera y envolviéndose en una toalla para salir del baño.


- Naruto… - saliendo también.


- Déjame en paz, tan solo quiero dormir – acostándose en uno de los lados de la cama después de haberse puesto una especie de bata de lana dispuesta para ellos.


- Regresaras conmigo a Konoha, cachorro, no aceptare ninguna otra cosa de tu parte – acariciando la espalda del kitsune al recostarse a su lado.


- Podría ser que si, o todo lo contrario – murmuro en baja voz -  Nunca se sabe, si no fuera por el frío… hasta podría agradarme vivir aquí, aunque eso puede arreglarse teniendo otro cuerpo junto al mío… tú me lo enseñaste.


- Sigues desafiándome, ¿No es así? Al parecer te gustan las cosas a la fuerza, no es problema, eso hace que me excite aun más, tu rebeldía convierte el poseerte en un verdadero huracán de pasión, el que te fuerce te calienta al máximo haciéndote pedir más y más…  aunque no lo digas con palabras, cachorro – sujetando su hombro lo obligo a girarse mientras lo despojaba de la bata dejándolo completamente desnudo.


      Con la misma rapidez volvió a girarlo boca abajo exponiendo la espalda a su ansiosa lengua y su trasero a su imponente erección, por más que  intentaba que su cuerpo no delatara el deseo que sentía por el Uchiha,  más se ocupaba éste en delatarlo, su frente se hundía en la almohada mientras sus dedos se aferraban con fuerza a la manta bajo su cuerpo esperando la entrada del la hombría del ojinegro dentro de él, cosa que no tardo en suceder.


- Ahhh… I-Itachi… - sintiendo placer con solo la intrusión.


- Cada vez entra más fácilmente, te estas acostumbrando a mi tamaño y grosor, cachorrito, ¿Mmmh? – mordiendo el cuello del rubio.


- M-Mejor para mí, así ya… ah, ah… estaré preparado para…


- ¡No lo digas! Únicamente mi pene puede entrar en tu interior… solo yo – sacándolo por completo y volviéndose a hundir con toda sus fuerzas, lo que hacia que el placer del ojiazul fuera arrebatador.


- Mmm… o-otra vez… I-Itachi – pidió abriendo su boca al máximo.


- Al fin… al fin lo dijiste, cachorro – levantando un poco sus caderas al pasar unos de sus brazos bajo el vientre del rubio - P-Pídelo, pídelo de nuevo – agarrando con su mano el miembro del ojiazul.


- ¡S-Solo hazlo! Ah… Ah… más f-fuerte… Ah, fuerte – mordiendo con los dientes la almohada bajo su rostro.


- Te hare gritar hasta que quedes sin voz – saliendo de él.


      El Uchiha levanto el trasero del rubio para que quedara de rodillas sobre la cama aunque su cara aun permanecía sobre la almohada, el ángulo era perfecto para que las penetraciones fueran hasta el final de la cavidad del rubio haciéndolo enloquecer de placer, al menos, esa era la idea, pero no lo hiso inmediatamente, quería que su cachorro se desesperara hasta pedir por si mismo que lo penetrara hasta la saciedad, el moreno pasaba su pene por las nalgas del rubio mientras jugaba con su dedo dentro del ansioso túnel, éste apretaba y aflojaba sus paredes en una desesperada succión pidiendo algo más grande y grueso.


- ¡No quiero eso! ¡Deja de atormentarme! Itachi… - jadeando y gimiendo sin control.


- ¿Lo quieres? Entonces pídelo, mi cachorro… pídeme que me hunda en ti con todas mis fuerzas – alegrándose de que fuera el propio kitsune el que rogara ser tomado.


- Itachi… si no lo haces en este instante…  ¡Buscare a Koichi para que lo haga, maldita sea! – no pudiendo soportar por más tiempo la tortura a la que era sometido.


- No serias capaz… te gusta mi carne, y lo que te hace sentir – apretando las nalgas del rubio.


- Es suficiente ¡Te odio, Uchiha Itachi!


      Grito el kitsune dejando salir toda su rabia contenida, echo con toda su fuerza su espalda hacia atrás  y de un empujón separo de su cuerpo al Uchiha, seguidamente  se coloco la bata   y se dirigió a la puerta, el moreno salió tras él para impedir que dejara la habitación vistiendo solo la bata sin nada bajo  ésta, justo en ese momento…


- Ah, Naruto – dijo Koichi cuando se disponía a tocar la puerta que el rubio abrió de improviso.


- Hola, que oportuno – dio sonriendo el rubio.


- ¿Qué quieres? Estamos ocupados – dijo el Uchiha vistiéndose apresuradamente con la bata restante y apareciendo tras el gitsune al escuchar la voz del que había interrumpido su deseo.


- ¿Haciendo que? ¿Dándole un masaje? No pueden acostarse juntos, y sabes a que me refiero, hasta que haya elegido con quien se quedara, Uchiha -   Agarrando la mano del rubio y sacándolo al pasillo.


- Nadie dijo nada de… - mirando con desprecio al castaño.


- Te lo digo ahora, es más, si Naruto lo desea puede quedarse en una habitación solo para él, es su decisión – mirando al gitsune.


- Eso suena ideal – mirando al moreno – Así podría descansar y sin nadie que me moleste – dijo con resentimiento en su mirada mientras observaba el serio rostro del Uchiha - ¿Y bien? ¿Para que me buscabas?


- Quería pasear contigo un rato antes de la cena.


- Súper, eso me abrirá más el apetito – comento con una radiante sonrisa.


- Naruto… - llamo el ojinegro deteniéndolo por el brazo.


- Es una estupenda oportunidad para conocer  mejor al que podría convertirse en mi futuro esposo, ¿No lo crees? Merece tener las mismas ventajas que tú…  y hablo de todas, incluyendo… ya sabes -  murmuro a la cara del moreno antes de soltarse de su agarre.


- No te atrevas, cachorro…  eres solo mío - susurro a su vez Itachi, con una mirada nada alentadora.


- Dos palabras, tan solo dos palabras podrían cambiarlo todo, Itachi – dijo el rubio antes de sujetarse del brazo de Koichi y desaparecer ambos por el pasillo.


- Dos palabras… ¿A que te refieres?  – la ira y frustración no le dejaban pensar en algo más que no fueran sus celos por el tiempo que pasarían juntos  aquellos dos  y sin que pudiera hacer nada al respecto  sobre esa situación – Demonios… esto no se queda así, cachorro – mascullo resistiéndose a perder de vista lo que más amaba.


- Koichi… ¿Podrías besarme? No importa si no quieres – mientras caminaba con sus manos atrás y la vista puesta en el piso al notar la cara de desconcierto del otro.


- No, no es eso, es solo que me tomaste por sorpresa pero… eso seria un placer – acercándose al rubio tomo el rostro entre sus manos y lo beso dulcemente.


- “No se parecen, es cierto que su beso es dulce, pero… los de Itachi son arrebatadores, tanto…  que me hacen vibrar hasta la punta del cabello, definitivamente ese baka es mi talón de Aquiles, ya es claro para mi que tú, Uchiha Itachi, eres la razón para que mi actual “Yo” prevalezca”


- Lo amas, ¿Cierto? Vamos, no pongas esa cara – viendo la sorpresa en el rostro  del kitsune - Y a pesar que parece que hay diferencias entre los dos, tus ojos brillan cuando lo miras – comento Koichi al llegar a un salón de descanso con chimenea y grandes cojines por todo el lugar, ya que supuso que  al rubio le agradaría más estar en aquel lugar que salir al frío del exterior.


- Naruto… ¿Dónde te metiste con ese idiota? Ya veras – murmuro el ojinegro doblando en una esquina del pasillo que conducía a la cálida habitación donde el ojiazul se encontraba, ignorante totalmente del beso entre ambos fugados.


- Claro que no, además de que no veo la razón para que pienses así - dijo con mirada melancólica al tiempo que se sentaba en uno de los grandes cojines cerca de la chimenea.


- Tienes razón, quizás solo son ideas mías – sentándose junto al kitsune en otro cojín – Pero también es verdad que no le eres para nada indiferente.


- ¿Por qué lo crees? – observando el fuego danzar dentro de la chimenea.


- Por la mirada en sus ojos cuando te observa, aunque no te lo parezca, se mucho de estas cosas – dándole un pequeño empujón con su hombro.


- Sin duda, casi olvidaba donde me encuentro, pero aun así… no estoy convencido de que su interés por mi valla más allá de obtener mi cuerpo cuando se le antoje, algo que disfruto bastante, no lo voy a negar, pero… no es lo único que quiero de él o de cualquiera – acostándose boca abajo sobre el mullido cojín y colocando sus manos bajo su mentón.


- O sea que eres persona de paquete completo – menciono el otro.


- ¿Hmmh?


- Me refiero a que deseas ser amado, y no solo tomado – observando la mirada de desconcierto del rubio.


- ¿Crees que es mucho pedir? Creo que cualquier persona que se precie querría lo mismo y…


- Naruto… – llamo con voz enérgica el Uchiha desde  el umbral de la puerta de la acogedora habitación.


- No tengo hambre, es por lo de la cena que estas aquí, ¿No es así? Prefiero quedarme junto al fuego si no te importa, además de la agradable compañía, debo añadir – regresando su vista hacia la chimenea.


- ¿Nos permites? – pidió el Uchiha al acompañante de su ojiazul.


- No veo porque debería, el tiempo que pase con Naruto no es de tu incumbencia – apoyando deliberadamente su mano en el hombro del ojiazul.


- De acuerdo, entonces tampoco debe importarte si me quedo o no – colocando otro cojín del lado contrario al de Koichi y junto al ojiazul.


- ¡Oh rayos! Casi lo olvido, tengo algo que hacer antes de la cena, volveré por ti después, espérame – dijo Koichi plantando un beso en la mejilla del kitsune, ni siquiera les voy a relatar el rostro del Uchiha tras ésta acción.


- ¿Nervioso? – pregunto al Uchiha sin siquiera mirarlo ya que se habían quedado solos en la agradable habitación.


- No veo porque debería, tus tácticas ya no me toman por sorpresa, siempre acaban en lo mismo – sin dejar de observar el fuego.


       Sin decir nada más el moreno lo observo por largo rato, había algo diferente en el semblante donde el color del fuego de la chimenea se reflejaba, dándole un aire de misticismo y encantamiento, al mismo tiempo que parecía  el rostro de alguien que se esforzaba por ocultar algo, al parecer indebido, a los ojos de su observador.


- Mírame, cachorro – pidió el moreno, o más bien ordeno - ¿Paso algo?


- Cualquiera diría que me conoces bien, aunque sea todo lo contrario – negándose a mirarlo, tenía miedo que sus ojos delataran su interés y la acción cometida momentos antes con su anfitrión.


- ¿Qué quieres ocultar? ¿Qué fue lo que hiciste, Naruto? Dilo – volteando el cuerpo del kitsune boca arriba y sujetando sus manos.


- “Lo sabia, es demasiado perspicaz” Que intuitivo eres, de hecho, habría sido más… si me hubieras dado tiempo – mirándolo con desafío, aunque por dentro tenia ganas de besarlo desesperadamente, pero se aguanto, no estaba de más que sufriera un poco después de todo lo que le había hecho pasar desde que salieran de Konoha.


- Lo besaste, ¿No es así? Te atreviste a darle los labios que son solo míos – recostando su cuerpo sobre el ojiazul.


- ¡Bingo! Y déjame decirte que no lo hace tan mal, si los comparo a los dos, el es más… como diría… dulce, esa es la palabra – pasando la lengua por sus propios labios con una provocación deliberada.


- Apuesto a que no te hiso sentir lo que yo, cachorro – desatando el lazo de la bata del rubio para dejar el cuerpo al descubierto, recordemos que no lleva ropa interior, haciendo luego lo mismo con el suyo – Solo necesito el roce de mi carne para excitarte al máximo, ¿Podría él hacer lo mismo, eh? Dime – acariciando con su hombría la del menor.


- Ya te dije, no me diste tiempo – comenzando a respirar agitadamente.


- Solo tengo que mirarte para saberlo, estas caliente, deseoso, tus ojos brillan a la espera de que me hunda en ti – besando el cuello a su disposición.


- Cuidado, lo que intentas hacer podría revertirse en tu contra, y así ponerme en brazos de tu adversario Koichi, lo que pensándolo bien, podría ser bueno para mí – intentando no exteriorizar demasiado la oleada de placer que sentía.


- Nunca podría perder esta estúpida contienda, ¿Qué no lo entiendes? Solo yo puedo…  - recostando su cabeza en el pecho del rubio mientras hacia sus brazos a la cintura de éste – Eres mío, siempre lo fuiste, desde el primer día que te metiste en mi cabeza para no dejarme jamás – serrando sus ojos mientras aspiraba el embriagador aroma de su cachorro.


- Pero que conmovedor, haces que el sexo sea solo un juego de palabras, Itachi – dijo con ironía mientras lo echaba a un lado, se colocaba de nuevo su bata y deslizaba la puerta -  Cielos, hasta lograste abrirme el apetito – saliendo de la habitación.


- “¿Qué sucede contigo, cachorro? Actúas como un animal cuando se ve acorralado, pero al mismo tiempo te sientes el dueño de los acontecimientos  al saber la debilidad del que te acorrala, eres astuto, mi rubio, en la más desesperada situación tiendes hacerte más fuerte y determinado – meditaba mientras volvía a vestirse y salía al pasillo tras su ojiazul – Pero cuidado, se muy bien como manejar este tipo de comportamiento, ¿Quieres pelea? Entonces la tendrás, mi querido cachorro, la tendrás”  


- ¡Hey, Naruto! Me leíste el pensamiento, ya iba a buscarte – encontrándoselos en la mitad del pasillo.


- ¿Está lista la cena? Me muero de hambre, pero antes me gustaría vestirme, no creo que sea muy apropiado que me presente así en el salón.


- Ven por aquí, dispuse ropa para ti con la que creo que lucirás hermoso, aunque viéndote parecería que eso es por demás imposible – agarrando del brazo al ojiazul y conduciéndolo hasta su nueva habitación, que casualmente quedaba a dos puertas de la que antes compartiera con el moreno – También deje algo para ti – dijo con desgano al Uchiha.


      Antes de entrar a sus respectivas habitaciones, el kitsune miro con desdén al Uchiha como retándolo a decir algunos de sus comentarios u ordenes, el moreno le contesto a la mirada con un guiño de ojo, lo que dejo totalmente perplejo al kitsune, mientras ambos chicos se cambiaban Koichi esperaba en mitad del pasillo para conducirlos hasta el salón donde se llevaría a cabo la cena.


- ¿Por qué blanco? Parezco… - comento el rubio al salir de nuevo.


- Un precioso novio, ¿No te parece? – comento Koichi observándolo de arriba abajo.


- Entonces que es él, ¿Un enterrador? – señalando al Uchiha frente a él.


      La vestimenta del rubio consistía en un pantalón blanco holgado con bordados de flores negras desde sus rodillas hasta los bordes y una camisa también blanca con los mismos bordados desde los codos hasta las muñecas, contrastando totalmente con la ropa del Uchiha la cual estaba confeccionada  a la inversa, negra con flores blancas.


- Esa es la ropa que usualmente visten tanto el novio como los que le cortejan – explicaba Koichi.


- Entonces, ¿Dónde ésta la tuya? O quizás te arrepentiste luego del beso que te di, no creí que fuera tan malo besando – la sangre de Itachi hervía como si estuviera sentado sobre mil brazas aunque trato de no darlo a relucir.


- Siempre tan bromista, luego de ese beso mi empeño en conquistarte se hiso aun mucho mayor, lindura – pasando su brazo por la cintura del rubio para guiarlo al salón, los brazos del Uchiha permanecieron cruzados aunque sus uñas se clavaban en su carne a causa de los celos y como freno a la ansiedad que sentía por arrancarle la cabeza al idiota que caminaba al lado de su cachorro.


- Bienvenidos, tomen asiento donde gusten y disfruten de la cena – dijo el jefe a la cabeza de la mesa con cómodos cojines a los laterales de ésta.


- Creo que aquí estaré bien – comento el rubio luego de constatar el lugar donde el moreno se sentara, justo al frente suyo.


      Luego de hacer un pequeño brindis a la salud de los novios, incluyendo al ojiazul, en el que todos los ojos de los demás comensales se posaban, además de los del moreno, la comida transcurrió de forma cordial y alegre, las atenciones hacia el kitsune de parte de casi todos a la mesa hacían que los alimentos que el moreno se llevaba a la boca supieran a hiel, ni siquiera el dulce postre lograba quitarle el sabor a celos e impotencia, el ojiazul lamia en el aire las cerezas tomándolas por la ramita sin darse cuenta de las miradas y sonrojo en los rostros de quienes lo observaban, con la punta de su lengua jugueteaba con el rojo y jugoso fruto ignorando totalmente el efecto que causaba en los demás, los cuales hacían imágenes en su mente con el rubio como protagonista.


- “Por Kami… ya deja de hacer eso, cachorro, ¿Qué no te das cuenta como los tienes a todos? Estas provocándome hasta al punto de que me desquicie y olvide donde estamos, si continuas con esto tendré que agarrarte y arrastrarte hasta la primera habitación que encuentre, lo que vendría después de sobra lo sabes y…”  - deteniendo su rabia mental ante lo que veía.


      Koichi ni corto ni perezoso tomo la mano donde el rubio sujetaba la cereza, culpable de toda la excitación que reinaba en el salón, y se la llevo directamente a su boca para luego saborearla a placer, la cereza junto con la saliva del rubio,  ante los ojos de todos.


- Realmente deliciosa, y más si paso por tu boca primero – susurrando en el oído del kitsune.


- A eso se le llama un beso indirecto, ¿No? eres romántico además de atractivo, no podría decirse lo mismo de otros – murmuro mirando al Uchiha, los ojos del moreno parecían dos cuchillos candentes.


- ¿Qué se puede hacer aquí además de dormir? Quisiera estirar las piernas, creo que la cena no me cayo muy bien – pidiendo permiso al jefe para dejar la mesa.


- Con éste tiempo no mucho en realidad – tomando la mano del rubio para abandonar el salón. Luego de un rato caminando por los pasillos…


- ¿P-Podrías decirme donde hay un baño? – poniendo una mano en su boca y la otra en su estomago.


- ¿Qué pasa? De pronto te pusiste muy pálido – sujetándolo por la cintura.


- Tengo… siento ganas de vomitar – sintiendo que su estomago se revolvía como una licuadora a máxima velocidad.


- Por aquí – abriendo una de las puertas cercanas a ellos - ¿Seguro no quieres que te acompañe, Naruto? – al serrarse la puerta en su nariz.


      Luego de varios minutos donde solo se escuchaba los esfuerzos del rubio por echarlo todo fuera, éste abrió de nuevo la puerta con el rostro como el de un fantasma enfermo del estomago, el sudor recorría su cara y sus labios se habían puesto de color ligeramente morado.


- ¿Te sientes mejor?


- Me siento enfermo, ¿Podrías… podrías ayudarme? – cayendo hacia delante, el castaño rápidamente lo sujeto para que no fuera a dar al piso.


- Llamare al medico, no te ves nada bien – cargándolo a una de las habitaciones que estaban más cerca.


- “¿Por donde se fueron? Esta casa es un laberinto de pasillos, demonios – buscando a su cachorro por todos lados – Te encontrare así tenga que echarlo todo abajo, maldita sea” – recorriendo los interminables corredores de la gran casa.


- ¿Cómo esta? Se encontraba bien durante la cena y de pronto… - comento Koichi al doctor que atendía al ojiazul.


- Es algo normal dado su estado – guardando el estetoscopio en su bolso.


- ¿Estado? ¿A que se refiere? – pregunto el castaño sin siquiera imaginarlo.


- Es algo malo, si es así quiero saberlo – dijo suavemente el rubio.


- Despreocúpate muchacho, no es algo que no se cure en nueve meses – con una sonrisa tranquilizadora.


- ¿Quiere decir que él está…? – pregunto Koichi con la sorpresa pintada en su rostro.


- ¿Qué… qué pasa? Me están asustando – sentándose con dificultad en la cama haciendo que el paño que tenia en la frente resbalara hasta su regazo.


- Lo que trata de decir es que vas a tener un hijo – comento el castaño con algo de decepción.


- ¿U-Un… hijo? ¿Bromeas, verdad? ¿Cómo puede eso ser…? Un doncel, dijiste que yo era un doncel cuando nos conocimos, no podía creerlo entonces y ahora… un hijo de Itachi – dejándose caer pesadamente de nuevo sobre la almohada - ¿Podría pedirles algo? Si pregunta… y se que lo hará, no quiero que se lo digan… por favor – suplico el rubio.


- Entiendo, no sabrá nada por mi, te lo aseguro – dijo Koichi atendiendo al ruego del ojiazul, éste miro hacia el medico.


- Es tu privilegio decírselo o no, no es algo en lo que deba inmiscuirme – asevero el hombre de espejuelos.


- Una indigestión, eso seria una buena solución, ¿Me ayudaran en eso? – con mirada de suplica.


- Cuenta con nosotros – dijo el medico saliendo de la habitación.


- ¿No crees que merece saberlo? Un hijo es algo muy serio, Naruto – sentándose a los pies de la cama.


- Eso lo se, y se también lo que es crecer sin un padre, se lo diré… en su momento, lo siento Koichi, pero… - apartando su mirada de la del otro.


- No tienes que decirlo, siempre supe que estabas enamorado de él, no había más que mirarte para darse cuenta, no se realmente como han sido las cosas entre los dos, pero por la felicidad de tu hijo, deja de ser cabezota y dile lo que en verdad sientes por él.


- Lo hare cuando regresemos a casa, antes de eso tiene que decirme… - serrando sus ojos al sueño debido a la infusión de hiervas dado por el doctor para aliviar su malestar.


- descansa, tienes que estar bien para la boda de mañana – susurro Koichi mientras lo cubría con la manta y despeinaba su cabello con una tierna caricia – Te envidio, Uchiha Itachi – deslizando la puerta al salir.


- ¡Oye! ¿Dónde está Naruto? – interceptando al castaño en mitad del pasillo.


- Indispuesto, en estos momentos duerme tranquilamente – deshaciéndose de la mano que agarraba su ropa a la altura del cuello.


- ¿Indispuesto? ¿Qué significa eso? ¿¡Donde está?! – sintiendo que la desesperación le salía por todos sus poros.


- No te preocupes, solo es una simple indigestión, al parecer comió demasiado – apartando la mano que lo aprisionaba.


- Eso suena a mi cachorro, podrías decirme…


- En aquella habitación – señalando la puerta del lugar en cuestión – Creo que deberías dejarlo descansar un poco… y me refiero a todo – refiriéndose al cuerpo del ojiazul.


- No creo que sea de tu incumbencia, eso es algo entre mi cachorro y yo – haciéndolo a un lado y dirigiéndose al lugar donde su ojiazul se encontraba.


      El moreno entro con mucho cuidado a la habitación para no despertar a su terco pero hermoso rubio, se sentó al borde de la cama y lo observo por un instante, acaricio su mejilla mientras se inclinaba para besar en un suave roce  los labios del aletargado kitsune, el té de hierbas que le había dado el doctor lo haría dormir por varias horas más, así que el moreno se acomodo a su lado en la cama y espero que su cachorro volviera al mundo de los vivos, sus dedos se entretenían enredándose en la rubia cabellera mientras los minutos pasaban y el deseo en el moreno se acrecentaba.


- Vaya, al fin estás despierto – besando la frente del rubio.


- Ah, eres tú – mirándolo de medio lado -  ¿Dónde está Koichi?


- ¿Acaso importa? Yo soy el único que debe estar aquí, cachorro – pasando su mano por el pecho del rubio.


- ¿Es que tengo opción? ¿Puedes quitarte de encima? Quiero ir al baño – echando la manta sobre el moreno y levantándose de la cama – Ohhh, lo imagino o el piso se está moviendo – sentándose de nuevo en el borde de la cama.


- Dime que fue lo que te paso, cachorro – abrazándolo por la espalda.


- Mucha comida supongo – poniendo su mano en su vientre y tratando de no demostrar lo feliz que estaba por ambos aunque todavía no se había cumplido su más grande anhelo.


- ¿Te ayudo? – saltando de la cama y ofreciendo su mano al ojiazul.


- Ni modo ya que no puedes traer el baño hasta aquí, ¿Cierto? – dejándose guiar por el moreno.


      Luego de unos minutos el kitsune salió suspirando y se dirigió de nuevo a la cama, el Uchiha lo observaba mientras se despojaba de su ropa y se acercaba también al lecho y tomaba el lado contrario al del rubio.


- ¿Qué haces?


- ¿Qué no es obvio? Me quedare contigo naturalmente – metiéndose bajo la manta.


- Y si te dijera que prefiero estar solo… ¿Te irías? – metiéndose también bajo el abrigo de la manta.


- ¿En verdad es lo que quieres, cachorro? Siendo así…  - cediendo al deseo del ojiazul – No creas que solo vale lo que yo quiero, también tengo en cuenta lo que tu deseas – recogiendo la ropa que había dejado esparcida en el piso y dirigiéndose a la puerta.


- Itachi… aguarda – conmovido por el gesto del moreno – Puedes quedarte, pero solo a dormir, nada de sexo por lo que resta de la noche, ¿Esta claro? Mañana tengo que estar en forma para decidir que hare – cubriéndose con la manta y dándole la espalda al Uchiha que de nuevo había regresado a su lugar.


- Déjame abrazarte al menos, necesito tu calor para sentirme  – pasando su brazo por la cintura del ojiazul – Tú cuerpo es como un santuario en donde vuelco todas mis emociones – pegándose a la espalda del rubio.


- Pues vaya que eres devoto – dijo con sarcasmo debido a las circunstancias que lo habían puesto en ese predicamento, pero al mismo tiempo sintiendo el confort que le daba el estar cerca del Uchiha, envuelto por sus brazos y algo parecido al amor.


- Más bien diría que soy un obseso de tu persona, la máxima figura de mis oraciones y promesas, por lo que no aceptare que te quedes en ningún sitio que no sea a mi lado, cachorro – susurrando a su oído.


- Eso podría acarrearte un castigo por parte de Kami-sama, ¿Sabias? Adorar a un ídolo que no ha sido concebido por su deseo es un pecado – sintiéndose muy a gusto por la conversación, anteriormente el único intercambio entre los dos había sido solo de tipo físico.


- Bueno, considero que el castigo ya lo cumplí, y me refiero a todos los años que pase deseándote a toda hora, celándote con cualquiera que se te acercara, no haber sido el primero en probar tus labios, y la parte peor de todo eso seria que no me escogieras como tu pareja para toda la vida, como puedes ver… ¿Qué peor castigo puede haber? Aunque puede que tengas alguno más en mente – dando pequeños besos en el hombro del ojiazul.


- Hmmh… podría pensar en algo “Como no decirte lo de nuestro hijo hasta que pronuncies las palabras que deseo escuchar” Buenas noches – serrando sus ojos mientras esbozaba una silenciosa sonrisa.


      Las pocas horas que faltaban para el amanecer envolvió ha ambos en un sueño tranquilo y sumamente acogedor, abrazados en mitad de la cama y renuentes a separarse uno del otro la mañana llego con un día claro y despejado, algo no muy frecuente en esa época y ese lugar, el moreno fue el primero en abrir sus ojos y para su sorpresa era el kitsune quien se abrazaba a su cuerpo como a alguien que no quieres que se te escape, algo totalmente inusitado para el Uchiha ya que siempre era él quien apresaba al ojiazul.


      Itachi sonrió ante el gesto pero no se atrevió a despertar al ojiazul, quería disfrutar por más tiempo los brazos de su adorado cachorro alrededor de si, ya que era la primera vez que lo hacia por propia voluntad o subconsciente, al fin y al cabo, había pasado mientras dormía.


- Mmmh… ¿Ya es de día? No quiero levantarme – dijo sin abrir sus ojos y acurrucándose aun más en el pecho del Uchiha.


- Tampoco yo, no podría moverme aunque quisiera, me tienes prisionero, cachorro – dijo suavemente.


- ¿Eh? ¿Cómo que…? Rayos… - dándose cuenta a que se refería el moreno y separándose abruptamente del cuerpo de éste.


- Eso me gusto mucho, Naruto, que fueras tú quien me abrazase es todo un avance, ¿No te parece?  - mirando al rubio levantarse de la cama.


- S-Solo tuve frio, es natural que buscara calor para refugiarme, cualquiera hubiera servido para eso, así que no te hagas ilusiones, Uchiha – dijo con las orejas coloradas mientras pasaba la mano por su vientre.


- ¿Aun te molesta? – observando el gesto del ojiazul.


- ¿Qué cosa? Ah, te refieres a mi malestar, no ya no me duele, me siento como un reloj, ¿A que hora comenzara la ceremonia?


- A media mañana, lo que te da bastante tiempo para un baño, desayunar y…


- ¡Puagh! No me nombres la comida, me conformare con una fruta, gracias – abriendo la puerta del baño - ¿No vienes? – pregunto en el umbral.


- ¿Escuche bien? ¿Quieres que me bañe contigo? – con una sonrisa cómplice y muy picara.


- Solo es un baño, además no quiero llegar a sentirme mal y no haya nadie que me ayude… por otro lado, también ahorraremos tiempo, baka -  metiéndose en la ducha y abriendo las llaves del agua.


- Creo que estoy soñando – murmuro feliz el Uchiha antes de entrar al baño.


      Luego del baño que transcurrió sin ninguna anormalidad excepto pasadas de esponja mezcladas con caricias suaves y un beso que otro por parte del moreno, se vistieron con la ropa del día anterior, o sea la de novio y pretendiente, se presentaron en el gran salón que serviría de lugar de la ceremonia de bodas entre el hijo del jefe y el anbu de Konoha, los cuales estaban ataviados con los mismos ropajes que el ojiazul, Itachi, y por ultimo, Koichi el otro contendor por el corazón del rubio.


      Después de llevada a cabo el enlace entre los novios principales, el jefe de la aldea se acerco al kitsune, el cual había permanecido de pie detrás de la pareja recién casada junto con el Uchiha por un lado y Koichi por el otro.


- ¿Y bien? ¿Ya elegiste? – mirando a los escoltas del ojiazul.


- Si, lo hice, y apreciaría mucho que respetaran mi decisión – mirando a ambos chicos a su lado.


- La respuesta… - dejando un paréntesis para las palabras del ojiazul.


- Konoha – respondió serrando sus ojos y bajando la cabeza.


- Eso quiere decir que escoges a…


- No, solo elijo volver a casa, es todo – dijo tajantemente el kitsune.


- ¿Estas de acuerdo con eso Koichi? – pregunto el jefe al castaño.


- Si eso es lo que él desea, no creo que debamos oponernos, ¿No es así, Uchiha? Claro que para ti deben ser grandes noticias – dirigiéndose hacia el moreno.


- Así debía ser, es todo lo que diré al respecto, ¿Cuándo quieres partir? – colocándose delante del ojiazul.


- Hoy mismo si es posible, gracias por toda su hospitalidad, jefe – inclinándose ante el anciano.


      Luego de eso intercambiaron unas breves palabras con los recién casados,   entregaron el regalo departe de la Hokage y regresaron a sus habitaciones para prepararse adecuadamente, guardaron unos cuantos víveres para el camino decidiendo partir inmediatamente para así aprovechar al máximo la luz del día, llegaron a la entrada de la aldea donde el kitsune se rezago para poder despedirse apropiadamente de Koichi, el moreno los observaba de lejos con ganas de intervenir pero prefirió esperar a cuando estuvieran solos para averiguar de que se había tratado la conversación entre ambos chicos.


- Cuídate mucho, Naruto, recuerda que ya no eres solo tú él que vive y respira… y no olvides tu promesa, tienes que decirle – con una sonrisa llena de determinación para darle ánimos al rubio – Ah, se me olvidaba, toma esto – entregándole una pequeña caja al kitsune.


- ¿Qué es?


- Solo ábrelo, me tome la libertad de hacerlos para ustedes, espero les gusten, el ojiazul abrió con cuidado el regalo.


- Koichi, son… son hermosos – al ver los dos aros matrimoniales muy parecidos a los que colgaban del collar ceremonial – Gracias, amigo – abrazándolo con cariño.


- Adiós, Koichi, me gusto mucho conocerte, lo digo de verdad – dando un beso en la mejilla del castaño.


- También a mi, te lo aseguro, y si llegas a cansarte de ese torpe no dudes en regresar, siempre serás bienvenido aquí – estrechándolo en sus brazos.


- ¡Se hace tarde, Naruto! – grito impaciente el Uchiha al ver la escena.


- ¡Hasta siempre, nos volveremos a ver, Koichi! – se despidió con una sonrisa mientras corría hasta el ojinegro.


      Ambos caminaban en silencio uno al lado del otro mientras la pálida luz del sol, que comenzaba a ser tapado por las nubes, bañaba sus rostros, la impaciencia del Uchiha llego a su limite de tolerancia por saber de la conversación de su cachorro con el desechado pretendiente.


- ¿No vas a decirme?


- ¿Qué cosa?


- ¿Te haces el tonto? No hagas que me exaspere, cachorro – poniendo su brazo sobre los hombros del rubio para apretarlo a su cuerpo - ¿De que se trato la conversación, el abrazo y sobre todo… tú beso?


- Bueno, cuando una puerta se sierra siempre se puede dejar abierta una ventana, ¿No crees?


- ¿Eso que significa?


- Ahora eres tú él que se hace el tonto – riendo para sus adentros – Era para mostrarle que mi decisión podría cambiar en un futuro cercano…  tal vez.


- Para ser una broma es bastante pesada, ¿Sabes? Se diría que estás probándome de algún modo para saber hasta donde puedo llegar para defender lo que es mío, cachorro – colocándolo frente a él para mirarlo con muchísima seriedad en sus ojos negros – He hecho cosas de las cuales no me siento muy orgulloso que se diga…


- Incluyéndome a mí supongo – mirándolo también.


- Ahí radica el problema, veras, por ti soy capaz de cometer el más espantoso pecado y condenarme al infierno si es necesario, pero escúchame bien, cachorro… - abrazándolo fuertemente – Nada de eso importa más que el hecho de mantenerte a mi lado, te necesito… te amo, ¿Entiendes? – tomando la barbilla del kitsune y besándolo muy tiernamente.


- “Itachi… indudablemente, esas palabras te acaban de proclamar mi dueño y el padre de mi hijo, ahora solo queda…”  No estamos lejos de la cueva donde nos refugiamos anteriormente, ¿No es así? Quisiera descansar un poco si no te molesta – separándose un poco del moreno.


- ¿Aun no te sientes bien de lo de ayer? Ese malestar tuyo me preocupa, puede que hayas comido algo que no estuviera en buen estado y…- tomándolo de la mano.


- Lo único que necesito es descansar… “Y a ti, Itachi, ambos te necesitamos” – dejándose guiar.


      Una hora más tarde llegaron a la cueva y luego de encender una fogata y disponer las mantas cerca del fuego se dispusieron  a descansar para luego de eso retomar el camino calmadamente, las prisas y el desasosiego quedaron atrás junto con las dudas e incertidumbre del kitsune.


- ¿Necesitas algo? Tenemos bastante comida y agua para pasar aquí unos días hasta que te sientas del todo bien – poniendo bastante madera en la fogata.


- Un té estaría bien por ahora – acostándose sobre una de las mantas y esperando que la infusión calmara las nauseas que sentía en su estomago.


- Cuidado, esta caliente – sentándose a espaldas del ojiazul y poniendo a éste entre sus piernas y apoyándolo en su pecho mientras sostenía la jarra en su mano junto con la del rubio.


- Esta delicioso, gracias – aspirando el delicioso aroma del té.


- Dime, ¿Eres feliz a mi lado? Supongo que es una pregunta tonta después de todo lo que te he hecho, tal vez es un sueño de mi parte… el que llegues a amarme algún día, pero yo… no sabia que más hacer para…- serrando sus ojos mientras dos lagrimas rodaban por sus mejillas y una de ellas caía en el rostro del ojiazul.


- Itachi…  - sacando la cajita de uno de sus bolsillos del pantalón naranja y entregándosela, sin mirarlo,  al Uchiha - ¿Q-Quieres… quieres casarte conmigo? – pregunto totalmente avergonzado, nada lógico después de todo lo que había pasado entre ellos.


      El corazón del Uchiha casi se paraliza al abrir la caja y escuchar las palabras dichas por el ojiazul, jamás pensó que algo tan pequeño, pero muy significativo, llegara a serlo tan dichoso en toda su vida, y eso que aun no sabia lo más importante.


- ¿C-Cachorro? Esto es… dioses, dime que escuche bien, dime que no es una broma para castigarme – recostando al ojiazul en la manta y poniéndose sobre él.


- Para ser broma seria bastante pesada, ¿No crees? – con una sonrisa y recordando el comentario que el Uchiha hiciera antes.


- Mi cachorro… - besándolo con toda la pasión de que fuera capaz.


- D-Déjame respirar, ¿Me lo pones? El anillo quiero decir – al ver la mirada lujurioso del moreno.


- Mmmh… aun no he dicho que acepto – mirándolo con picardía.


- No hay problema, aun me queda otro candidato disponible.


- Baka, ¿Qué harías sin mi? Se que me necesitas y también… que me amas – acariciando el cabello rubio.


- Me rindo, cuando tienes razón tienes razón, te amo, baka – pasando su mano por la mejilla del moreno – Itachi, yo quería… decirte algo más…


- ¿Quieres que pasemos aquí nuestra luna de miel?


- ¿Aquí?


- Se que no te agrada el frio, pero yo me ocupare de calentarte hasta que no lo sientas, además nadie nos molestaría ni escucharía tus gemidos cada vez que te hiciera mío, ¿No es romántico? Seriamos como dos amantes fugitivos escapando de la mirada de los demás – frotando su nariz con la del rubio.


- Suena bien, ¿Pero que pasara a nuestro regreso a Konoha? ¿No lo has pensado? Siento algo de miedo por lo que pueda pasar, Itachi – rodeando con sus brazos la espalada del moreno.


- Que digan lo que quiera, éstos anillos certifican que tú y yo estamos casados de por ley, es algo irrefutable e irrompible, mi amor, y la Hokage lo sabe – dando confianza con sus palabras a su cachorro.


- Si estoy contigo nada más importa, te amo, Itachi baka – con una sonrisa radiante.


- A propósito… ¿Qué querías decirme? Mi amor – recordando que había interrumpido antes al kitsune.


- De hecho, quería preguntarte… ¿Qué nombre quieres ponerle a nuestro hijo? – fijando su mirada en los ojos negros.


- ¿N-Nuestro hijo? Cachorro… ¿Estás diciendo que…? Por Kami – con la palabra hijo retumbando en sus oídos - ¿P-Pero como? – totalmente anonadado aunque feliz.


- Que tú preguntes eso si que es un chiste – pellizcando ambas mejillas del Uchiha.


- ¿Estás completamente seguro? Quiero decir… - la noticia lo había impactado más de lo que el rubio esperaba.


- Si, el medico de la aldea lo confirmo, aunque no se como, solo han pasado unos días – poniendo cara de pensativo.


- Pueden saberlo, recuerda que…


- Es la aldea Romance, lo olvide.


- Yuki – dijo sin más el moreno.


- ¿Eh?


- El nombre, ese será el nombre de nuestro hijo, cachorro, ya que fue concebido en la nieve – acariciando la mejilla del rubio.


- Yuki, es hermoso pero… ¿Qué tal si es niña?


- Da igual, pero se que será varón y tan bello como tú – besando los labios del ojiazul.


- Entonces si que tendremos problemas, solo imagina que llegue alguien como tú y  haga lo mismo que hiciste conmigo.


- Lo mataría – dijo seriamente el moreno.


- Tonto, si las cosas resultaran igual que con nosotros, creo que le daría la oportunidad.


- No hablemos de eso ahora, falta mucho tiempo como para que estemos preocupándonos desde ya, ¿No te parece? Cachorro… – metiendo sus manos bajo la ropa del kitsune – Ahora lo que quiero es…  - chupando y mordiendo la temblorosa piel del cuello del ojiazul.


- Itachi, espera – balbuceo en medio del placer.


- Tranquilo, lo hare despacio y suavemente, por nada del mundo dañaría a nuestro bebe, mi amor – despojando de la ropa a su rubio.


      Y así empezaba una nueva vida para ellos, lo que había comenzado tortuosamente se había convertido en algo sagrado y muy especial, pronto serian una familia, familia que el ojiazul había anhelado siempre y de la que no se separaría jamás, todo lo demás no importaba.


 


 


Fin.


                                                          Nessa Yaoi.


 

Notas finales:

¡Hola! sigo aqui y no quiero marcharme, como les dije me agrada mucho leer todos sus comentarios, pues asi se si mis historias gustan o no, es la unica manera de saber si mi esfuerzo vale la pena, aunque les digo, bastaria solo una persona que leyera mis fics para que yo le siga dando a las teclas, asi que no se preocupes, seguire escribiendo mientras esta pagina exista.

bien, nos veremos de nuevo pronto, besossss para todos y chaito, escriban, escriban, escriban...

                                                            Nessa Yaoi.


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