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Siete cosas que a él le gustaría decirte. por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

Como regalo de navidad pense en terminar este fic, asi que subire todo de un jalon. jajajaja no eran mas que dos cap mas, sin embargo creo que es un buen presente.

Atte: Ciel Phantomhive.

Posdata. Les deseo una feliz navidad y un prospero año nuevo, my ladys. espero que se cumplan cada uno de sus hermosos sueños, Lords, esfuercenses por llegar a sus metas, todo se puede lograr, con esfuerzo y confianza.

 

 

Cap 7. ¿Por qué tenemos que hablar todo el tiempo?

 

Desde el momento en que Gwenldal, le presento el dichoso documento donde debía estampar su firma para consolidar el matrimonio entre él y Wolfram, las cosas parecían haberse calmado, Conrad, volvió  a su sonrisa tranquila y algo lunática, e incluso incomoda, para algunas ocasiones.

 

Las cosas con su ahora esposo no eran diferentes a antes de firmar, es más, lo notaba algo distante y demasiado callado.  Y eso en sí, ya era síntoma inequívoco de que algo no estaba del todo bien. Sin embargo, cuando la noche llegaba, el rubio simplemente entraba a la habitación soltando la primera idea, que muy seguramente le cruzaba por la mente, para después explayarse en un sinfín de cosas que él creía sin sentido.

 

Vale, el creyó que apenas formalizadas sus nupcias, y debía admitirlo, jamás imagino que solo debía firmar una bendita acta de matrimonio, pues, tendrían un poco mas de acercamiento, bueno, mucho acercamiento. Dormían juntos, sí, lo abrazaba de vez en cuando, sí, bien eso no era para una pareja de recién casados. ¿En donde había quedado la luna de miel? Su luna de miel parecía haberse perdido, así como todo contacto físico, ahora lo único que hacían era hablar.

 

Un leve llamado en la puerta, del despacho, lo saco de sus cavilaciones, Conrad, lo observaba desde la con sonrisa en boca.

 

—Yuuri, ¿puedo hablar un momento contigo? —El chico sintió toda su espina dorsal erizándose.

 

—Claro, pasa Conard. —fue más por cortesía. Aun sentía muy vivo ese recuerdo del patriota oponiéndose a su matrimonio.

 

—Usted y Wolfram. — se detuvo un poco, suspiro y continuo. —¿Se siente cómodo con Wolfram? —Yuuri dio un pequeño respingo en la silla. Esa clase de preguntas no se las contestaría a quien buscaba separarlo del rubio, aunque, su padrino no se le había declarado y… —Tal vez sea un tema incomodo, anexándole los hechos anteriores. —su rostro se ruborizo levemente. —Con las obligaciones acumulándose me temo que no he tenido tiempo de explicar mi comportamiento de ese día.

 

Yuuri trago duro, sin embargo sentía la incertidumbre y la angustia carcomiéndole, ese hombre desde su llegada le demostró fidelidad abnegada y entrega desmedida, matizadas por un amor paternal, filial, sin llegar a ser de índole romántico, era su amigo e incluso en algunos casos más que consejero, confidente.

 

—Wolfram es un ser completamente mimético. —soltó el castaño encaminándose a la ventana y pasando de largo al rey. Yuuri, frunció el entrecejo, no entendía lo que esa declaración tenía que ver con… — siempre se calla absolutamente todo, nunca lo escucharas quejarse, todas las dudas e inseguridades reales, a pesar de gritarte infiel todo el tiempo, no las exteriorizar. Creí que sería mejor decir aquello que él no se atrevería a preguntar, era mejor de esta forma, además, mi hermanito es alguien importante para mí, y tú también, cualquier cosa que pueda nublar su felicidad, ten por seguro lo sacare de su vida. Wolfram ya ha sufrido demasiado, y el día que se comprometieron entendí que Julia se había ido, Yuuri Shibuya, no es ni por asomo similar a ella, es una magnifica y estupenda persona a la que ahora le puedo entregar sin reparos a mi tesoro. —una sonrisa muy diferente se dibujo en sus labios, era una mueca sincera de felicidad. —Yuuri, les deseo que sean muy felices, que miles de bendiciones y bondades colmen su matrimonio. —El rey sonrió, y recibió de buena gana el abrazo fraternal que le ofrecía su padrino. —Cuídalo mucho, es muy frágil.

 

—Lose, lose. Conrad, gracias.

 

 

Todo volvió a la normalidad, la tranquilidad de ver a Conard, pasear cerca de él, las  miradas, disimuladamente suaves, y al mismo tiempo, severas de Gwenldal, el cual muy seguramente estaba al tanto de las acciones del hermano de en medio.  Los discursos exagerados de Gunter quien no podía evitar moquear de vez en cuando, todo, bueno casi todo.

 

Como cada noche desde su matrimonio el rubio entro a la recamara, sus labios se movían en un monologo sin fin, Yuuri simplemente asentía sin argumentar nada, lo observaba en cada uno de sus movimientos, hasta que llego al colmo de su paciencia.

 

Con decisión tomo al príncipe por las muñecas, luego jalo hasta la cama derrumbándolo sin consideraciones.

 

—Ya estuvo bien  de hablar.  Quiero mi luna de miel. —exigió con algo de indignación. —Estamos casados. —su esposo asintió. —Entonces quiero una noche de pasión desenfrenada.

 

—Como diga, Majestad. —susurro de forma sexy en el oído del moreno. —Se tardo mucho en pedirlo. —y rio con ganas.

 

—Serasss. —siseo el Maou. —Pensabas tenerme en abstinencia si no lo pedía

 

—Bueno, creo que no debo verme tan urgido de atención en ese aspecto, además…

 

—Nada, quiero una compensación por daños y prejuicios

 

Wolfram alzo una rubia ceja, listo para soltar cualquier contraataque inteligente, pero los dulces y adictivos labios de Yuuri se lo impidieron. Que mas daba concederle esa pequeña victoria, total era una batalla no la guerra, y hablando de guerra, una sonrisa maliciosa se dibujo.

 

—Yuuri. —El aludido solo respondió un pequeño sonido. —Yo quiero ir arriba.

 

—Eh!!

 

Está bien, por esta vez sí tendrían que hablar, largo y tendido, y aunque Wolfram ya había tomado la decisión de dejar que su lindo y tremendamente asustadizo esposo fuera el dominante, eso no le quitaría el gusto de tortúralo un rato.

 

Después de todo debía llenar el hueco del penúltimo consejo.

 

Para estar juntos no es necesario una conversación activa permanente. El silencio y tu presencia son suficientes en muchas ocasiones. Sin embargo si quieres hablar hazlo, pero no des por sentado que su silencio equivale a la falta de interés.

 

Eso, él lo sabia mejor que nadie, por ello también comprendía que no se puede forzar a las personas, así que solo por esta ocasión, el seria el enclenque, hasta que su dulce esposo tomara algo de coraje o de plano viviera en el celibato para siempre.

 

Aunque siendo sinceros no espero tanta disposición, rio complacido, estaba por disfrutar del mejor sexo de la historia.

 

Continuara…

 

 


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