Wolfram entro a la habitación echando pestes, y como no hacerlo, ese inútil enclenque creía que podía opinar sobre lo que no conocía, Yuuri simplemente soltaba lo primero que estaba en su cabeza sin medir las consecuencias o los factores que habían conllevado a ese desenlace. Bufo por lo bajo al tiempo en que se dejaba caer en una de las sillas de su refugio personal. Los libros abarrotados en las estanterías se encontraban llenos de polvo.
Con desgana soltó todo su cuerpo, sus manso colgaban aun costado sin fuerzas, tenia tanto que hacer y tan poco tiempo para ello, deseaba tantas cosas y sus metas aun estaban tan lejanas que de repente podía sentir la frustración nacer en su pecho y colarse hasta lo hondo.
Quería poder gritar a los cuatro vientos sin que por ello lo miraran con una mueca reprobatoria por su proceder, remilgar y hacer un berrinche sin ser tachado de caprichoso, anhelaba correr por las verdes praderas sin rumbo, sentir la libertad que tanto decían poseía, porque el tener alas no significaba que pudieras volar. Cabalgar al alba para no volver. Una lagrima nació en su ojos derecho y rodo sigilosamente por su mejilla. No se aparecería en presencia de nadie hasta la hora de la cena, cuando tuviera hecho e maldito informe y la balanza de precios que tanto le exigían terminar.
Eran cerca de las seis de la tarde, cuando rendido y con dolor de cabeza colocaba el punto final. Miro su trabajo, lo reviso de forma rápida, parecía estar en orden. Con agotamiento mental salió de su pequeño refugio.
La cena como siempre estaba siendo servida con puntualidad, se cuadro los hombros, alineo su uniforme y con delicadeza acomodo sus blondos cabellos antes de hacer su entrada triunfal. Abrio la puerta de forma elegante, las miradas de todos estaban clavadas en él.
—Espero que hayas terminado el informe. —ese fue el abrupto recibimiento de su hermano mayor.
—Lo encontraras en tu escritorio. —Soltó confiado y con una leve sonrisa en sus rosados labios.
—Entonces también puedo contar con que terminaste las listas de grupos que serán mandados mañana a territorio humano. —Lo miro por encima del florero, el príncipe se quedo callado y con la cuchara a medio camino entre el plato y su boca.
—Ese listado… —titubeo un poco, al menos lo suficiente para el general bajara la cabeza y la manera imperceptiblemente en forma de decepción.
—Déjalo, lo haré yo terminando la cena.
—Hermano yo…
La puerta de la habitación fue abierta con tanta fuerza que al golpear con la pared esta reboto dándole al rey casi en la cara. Yuuri miraba con algo de tristeza a su prometido. Lo vio tirarse sobre la cama boca abajo y apretar las almohadas, quería decirle tantas cosas, sin embargo debido a que temía enojar al rubio con sus comentarios prefería callar, era mejor dormir con un Wolf enojado a intentar pegar el ojo sin Wolf.
Wolfram sentía su cabeza reventar, estaba arto, cansado y hastiado. Dormiría antes de que el inútil enclenque se soltara a decirle toda una sarta de idioteces sin sentido que él… Y ahí termino su línea de pensamiento, una pequeña cosa blanca se asomo por entre sus ropas.
Los consejos no ofenden.
No hay que confundir el consejo con la crítica, ellos prefieren dar alternativas que un hombro donde llorar. Él demuestra que le importa dando consejos.
Tomo la hojita y un párrafo en especial llego a su memoria. Y como si se tratara de un pequeño suich, miro a Yuuri, el pelinegro aun se encontraba junto a la puerta con la cabeza gacha.
—Yuuri. —el Maou levanto la cabeza para encontrarse con esas gemas verdes que lo dejaron hechizado. —Dime, tú qué opinas que debería hacer, es que, los deberes que tengo son muchos pero, no quiero dejar de lado a Greta cuando me pide que haga algo con ella, tu sabes el vinculo padre e hija es algo…
—Es algo que quieres darle, porque tú ambicionabas uno así ¿verdad? —Yuuri acaba de dar en el clavo. Wolfram solo asintió. —Puedo decirte algo sin que te enojes o me tires de a loco.
—Te prometo no ponerme a gritar, si eso te tranquiliza. —dijo guasón el rubio.
—Sí, es un buen comienzo. —suspiro antes de acercarse y sentarse junto al príncipe en la cama. —creo que eres un gran padre. Pero hay veces en que no te permites un descanso, te amontonas las cosas y quieres que te vean tan alto como a Gwenldal. Wolf, no puedes ser ambas, te exiges demasiado. Así que si me pides mi opinión, te diré, delega todo aquello que esta de mas, creo para mí que si de verdad vez a Greta como nuestra hija, ella es más importante.
—Si tienes razón. —esa lacónica respuesta murió en el silencio de la habitación.
Los ojos del rey nuevamente brillaron con ilusión, esa mirada de animalito podía poner nervioso a cualquiera luego la gran sonrisa marca ángel que tuvo la cualidad de hacerlo estremecer, y nunca vio venir el abrazo de oso que lo apreso contra las sabanas.
—Oh!! Wolf te das cuenta que cada vez nos comprendemos más, y yo que pensaba que aparte de mundos distintos también éramos de dimensiones diferentes, bueno eso es también, pero a lo que me refiero es que… no importa ahora si podemos decir que somos una pareja…
“Una pareja”. Esa idea resonó en la cabeza del pirómano, vaya que esa psicóloga sabia hacer las cosas, ahora estaba seguro de que si podía terminar con los otros consejos, su vida conyugal estaría asegurada y seria miel sobre hojuelas.
Continuara…