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Sin Recordarlo Te Amo por Eza-chan

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Notas del capitulo:

Recuerdos, sólo eso =D y por cierto que es la primera parte, la otra tendrá drama, lágrimas y más amor!!!

Oh se me olvidaba, TRC no es mío.  

Se sentía estúpido caminando a la escuela. Era como si las personas de la santa inquisición fueran felices y contentas al “centro de torturas” a recibir su castigo por “herejes”. Así él, flojito y cooperando de camino a la escuela para recibir su castigo por “ignorante”.

-¡Kurogane-senpai!- buscó a la persona que lo llamaba sabiendo de antemano de quien se trataba.

-Shaoran- dijo con simpleza.

-buenos días, Kurogane-senpai- Le saludó el otro con educación mientras colocaba una amable sonrisa en sus labios.

-Hmn- Fue toda su respuesta.

-¡Shaoran, Kurogane-senpai!- Esa en definitiva era Sakura. –Buenos días- dijo la chica poniéndose a la par de ellos.

-buenos días, Sakura- Le contestó el castaño mientras le tomaba la mano. Él omitió cualquier saludo, de nuevo.

Sakura y Shaoran eran pareja, el chico se le había declarado en el cumpleaños de la ojiverde. Aunque Kurogane no sabía mucho de esas cosas, y no le interesaba saber, le parecía que ellos realmente se querían. No podía imaginarlos con otras personas.

-Shaoran, papá dijo que tenías que ir a casa porque te prepararía un pastel, ya sabes, por tu cumpleaños- el chico tenía una sonrisa entre agradecida y crédula.

-Pero si aún faltan dos meses-

-Ya sé, pero a papá siempre le han emocionado los cumpleaños-

Al padre de Sakura siempre le agradó Shaoran, vaya suerte la del chico, aunque no podía decir lo mismo del hermano de la muchacha, ¿Cómo era que se llamaba el sujeto? Era algo parecido a toalla…to…to… nunca lo recordaba.

Si él tuviera pareja…

¡Alto!

Él nunca tendría pareja, era una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo. Sin ofender a los presentes.

Observo a los novios como esperando ser regañado, pero recordó que sólo lo había pensado, así que regresó a lo suyo.

No quería ni necesitaba a una novia pegostle que lo atosigara todo el tiempo, sin embargo, ahora que lo pensaba Sakura no era una novia odiosa, era una buena chica. Seguramente porque era, y citaba, “La media naranja de Shaoran”.

Estúpida Mokona con sus cursilerías. Hasta las andaba recreando en su mente.

Razones por las que nunca tendría una novia:

Razón #1

Las mujeres son odiosas.

Razón #2

Había mejores cosas en que pensar.

Razón #3

Se tenía demasiado auto-respeto como para andar de cursi por la vida.

Razón #4

El amor volvía idiota a la gente así que no gracias.

Razón #5

Realmente no creía en eso de “juntos por siempre”… Por siempre era mucho tiempo.

Razón #6

Simplemente no le traía ningún beneficio.

Razón #7

Jamás les daría la razón a la bruja y a Mokona sobre sus tonterías del Amor Eterno, tu otra mitad, tu medio plátano o lo que fuera.

Razón #8

Sencillamente eso no entraba en sus planes, no había espacio… una novia sólo estorbaría.

 

-Kuro-ponta- una mano estrellándose con su cabeza lo hizo por poco perder el equilibrio. El golpe en sí no había sido muy fuerte, pero distraído como iba todo se le multiplicaba.

-¡Estúpida no hagas eso!, maldición- dijo molesto sobándose el lugar afectado.

-¡Qué gruñón!- dijo la peliblanca sonriente. Kurogane le dedicó una mirada de odio. –Debiste haberme esperado Kuro-sama- regañó la chica.

-¡Estás loca!, llega tarde tú sola-

-¿Cuándo he llegado tarde?- cuestiono la ojiazul con un tono que delataba por completo que ella misma sabía la respuesta.

-¡Llevas llegando tarde desde que iniciaron las clases, tonta!- le gritó ya entrando a la escuela. La chica parpadeo un par de veces y luego giro el rostro.

-Hola Shaoran-kun, Sakura-chan-

-Hola Mokona- contestaron. La úlcera de Kurogane creció 0.3mm.

 


 

-Esa estúpida, ¿qué se cree?- iba susurrando mientras llegaba a su salón y tomaba asiento en su lugar respectivo.

-buenos días, Kuro-wanko- el moreno gruño todavía más molesto. Tenía a Mokona en casa y a ese maldito rubio en la escuela.

-Cállate, imbécil- fue todo lo que dijo “cortésmente”.

-¿Te paso algo malo?, pareces un gran perro gruñón- hablo el chico con tono divertido.

-¡No soy un perro!, con un demonio- ¿por qué ese tipo no podía simplemente hacer como que no existía?

No le dedico ni una mirada al ojiazul pero cuando escucho su risa fingida, no pudo evitar mirarlo completamente irritado.

 -Deja de reírte estúpido… estúpido intento de mago- La sorprendida cara sonriente del ojiazul lo preocupo pues no tenía idea de con que estupidez saldría ahora

-Al menos soy un intento, ya voy subiendo de nivel- exclamo animado. Gruño más fuerte.

-¡Ya cállate!- gritó ya fuera de sí. ¿Qué parte de que no quería hablar con él no entendía? Había estado conteniéndose, pero ya no podía más. Se puso de pie tomando al otro del cuello de la camisa obligándolo a levantarse del asiento. En ningún momento Fye dejo su cara de diversión.

-Ichihara-kun, ¿Pero que está haciendo?-

¿Cuándo había llegado la profesora?

Flourite aparto la morena mano de su cuello con un hábil movimiento colocando una de las suyas en el hombro del pelinegro al tiempo que ponía una mirada melancólica completamente fingida.

-oh, profesora tiene que comprender a Kuropyon, ha tenido una mala mañana. Tomo leche mala y ahora tiene diarrea y le duele el estomago-

Kurogane estaba a punto de golpearlo, ya podía prácticamente sentir su puño en la cara del ojiazul. La palma de su mano se estrello contra su banca.

Por una milésima de segundo fue consciente del hecho de que llamarían a Yuuko si se metía en problemas. No tenía ganas de soportarla a ella también. Pero no pudo evitar pensar que un día de estos cometería homicidio… no estaba seguro de a quién mataría primero, a Mokona o el intento de mago.


 

-Kurote- lo llamaba Fye. El ojirrojo sólo caminaba tratando de ignorarlo. –Oye, Kurochin-

-¡Deja de molestar!- Exclamo dándole frente al rubio.

-¿Estas enojado por lo de esta mañana?-  Gruño audiblemente. -Realmente eres como un perro gruñón- le dijeron con una sonrisa. Cuando estaba a punto de comenzar a gritar de nuevo, la voz del otro lo interrumpió. –Mira- el de menor estatura alzo su mano izquierda, la cual sostenía una bolsa blanca. –Hice pastelitos, ¿Quieres probar?- con su mano libre saco un pequeño postre de chocolate. Le verdad tenía buen aspecto.

-No me gusta lo dulce- dijo ya más calmado. –Y aunque me gustaran- dio media vuelta para comenzar a caminar. –No aceptaría nada de ti- un toque en su hombro lo hizo voltear su cabeza hacia atrás sin procesar mucho tal acción. Lo único que vio fue la cara del ojiazul excesivamente cerca. – ¡Aaahh!- semi-grito, este acto fue aprovechado por el de piel blanca, quien le metió un buen pedazo del pastelillo.

Ichihara consideró seriamente el escupirlo, pero termino tragándolo.

-Verdad que estaba rico-

-No-

-¡Qué cruel eres!- dijo falsamente indignado. –Yo que me esforcé tanto en hacerlo para ti- parecía que realmente se estaba divirtiendo y estaba casi seguro que esa sonrisa que le estaba mostrando Fye era real.

Vio como el otro dirigía una de sus blancas manos a la bolsa derecha de su pantalón sacando una servilleta y comenzaba a limpiarle la boca.

-Tienes chocolate- ¿Qué era esa extraña sensación? Se sentía como… como…

- ¡Kuro-sama!- la voz de Mokona lo sacó de la reflexión en la que se encontraba. Fye detuvo sus acciones alejándose un poco.

Él comenzó a voltear a todos lados y localizó a la chica con la mirada, venía corriendo en su dirección. La verdad es que se dirigía a almorzar con ella, Sakura y Shaoran, pero se vio interrumpido por el rubio.

¡El rubio!

Regreso la mirada al curioso personaje a su lado, al parecer estaba entretenido viendo a Mokona. No podía permitir que esos dos se conocieran, sería su perdición. Estaba a punto de comenzar a alejarse de Flourite, pero ya era tarde, Mokona había llegado.

-Kuropin, te estaba buscando, ¿Dónde…?- la atención de la chica se vio atraída por Fye. -¿Quién es él?- cuestiono. El ojiazul le dedico una sonrisa a la chica. Mokona observo al rubio y luego a Kurogane, regreso su vista al rubio y de nuevo a Kurogane, lo hizo una cuantas veces más hasta que termino exclamando emocionada. – ¿¡No me digas que es tu pareja!?

-¿¡QUÉ!?-  ¿Cómo demonios había llegado a esa conclusión? La risa de Fye reclamo su atención.

-Kuropuu y yo no…- Flourite no pudo continuar cuando la peliblanca ocupo su espacio personal.

-Eres realmente hermoso- dijo la muchacha. Si Fye se sentía avergonzado no lo demostró en absoluto. –Tú y Kurochu son la pareja perfecta… ¡vamos!- lo tomo del brazo guiándolo hasta un destino incierto para él.

-Mokona, ¿Qué demonios estas…?- trato de reclamar cuando Sakura y Shaoran sentados junta a un árbol, llenaron su campo de visión.

-¿Miren a quién me encontré?- dijo la ojiazul animosa.

-¡MOKONA!- trato el pelinegro de nueva cuenta.

-¿Kurogane-senpai?- los dos castaños estaban confundidos.

-¡Él es la novia de Kuro-pillín!- expuso con una alegría contagiable a cualquier otra persona que no fuera alguno de los presentes ahí.

-¡IDIOTA!- gritó el ojirrojo.

-¿¡Eh!?- ese fue Shaoran. La ojiverde solo tenía una cara de sorpresa total al igual que “la novia de Kurogane”.

La peliblanca le quitó a Fye la bolsa blanca, empujándolo. Al no esperar tal acto, el pobre casi termina cayendo de no ser por Kurogane. El moreno al darse cuenta de que estaban muy cerca lo aparto sin ser muy brusco. Esto se estaba poniendo extraño, así que dirigió su atención a los destrozos verbales de Mokona.

-¡Mokona!-la reprendió nuevamente.

-La novia de Kuro-novio nos trajo pastelillos-

-¡Mocosa ya basta!- se acercó a Mokona arrebatándole la bolsa. Nunca se había sentido tan molesto, aunque pareciera increíble así era.  –En primer lugar él es hombre, nunca podría ser la novia de alguien y en segundo él y yo no somos nada- en cada palabra se podía notar lo cabreado que estaba. Le entrego sus pastelillos al chico que había sido arrastrado a todo esto, el cual los tomo tremendamente serio.

-¡Que cruel!- exclamo para sorpresa de todos. –Yo que me esfuerzo tanto en ser una buena novia y tú me niegas Kurorete-

-¿¡Qué estas…!?- estaba a punto de lanzarse a ahorcar al rubio pero un pedazo de pastel estrellándose contra su boca lo interrumpió. Un sonido gutural se le escapo. -¡VOY A MATARTE!- el ojiazul comenzó a correr con una tremenda cara de diversión total y Kurogane lo siguió.

-¡Kurogane-senpai tranquilícese!- Por un momento Shaoran creyó que si iba a matarlo.

Luego de que Ichihara se hubiera rendido y ahora tanto él como el ojiazul se encontraran sentados, comiendo los postres del rubio, al fin las cosas estaban siendo aclaradas.

-Realmente Kuro-sama y yo sólo somos compañeros de clase- dijo sonriente. Mokona lo apachurro contra su pecho.

-¡Pobrecito!- dijo melodramáticamente. –Tener que fingir que no eres su pareja, debe ser horrible para ti… eh… ¿Cómo es que te llamas?- Fye solo rió suavemente.

-Soy Fye D. Flourite-

-Yo soy Mokona Ichihara y ellos son Shaoran-kun y Sakura-chan- los nombrados sonrieron.

-Mucho gusto Fye-senpai- dijo la castaña. El rubio les regresó la sonrisa.

-¿Ustedes son pareja?- ambos castaños se sonrojaron. Esa fue toda la respuesta que se necesitaba. –Ahora que lo pienso, dijiste Ichihara, ¿verdad?-

-Sip- contesto Mokona con su característica energía.

– ¿Eso quiere decir que Mokona es hermana de Kuroryon?- el moreno gruño.

-Algo así- contesto la chica con una sonrisa. La campana que anunciaba el regreso a clases hizo acto de presencia.

-Maldición y no pude comer nada- hablo Kurogane al fin.

-Pero si comiste de mis pastelitos- le dijo el que, según Mokona, era su pareja. Sólo atinó a verlo con odio, para ponerse de pie e ir de regreso a su salón con el estomago semi vació. 

Después de ese incidente el día pasó con relativa tranquilidad.

 


 

-¡No vas a creer lo que pasó hoy!- exclamo Mokona al llegar a casa logrando que Yuuko le pusiera atención.

-¿Qué?- la mujer estaba recostada en un sillón realizando la difícil tarea de meter oxígeno y sacar dióxido de carbono. Kurogane estaba seguro de que la mujer estaba muy interesada en lo que Mokona tenía que contar. Al principio el pelinegro no tenía idea de lo que qué hablaría la ojiazul, pero la respuesta le llego inesperadamente paralizándolo abruptamente como si hubiera pisado una tachuela y se hubiera quedado quieto para no sentir más dolor.

-¡Kurogane tiene nov…!- y ahí fue cuando le tapo la boca. La bruja le dedico una picara mirada.

-Así que tienes novia, ¿eh?- maldijo el que su cuerpo no fuera lo suficientemente rápido.

-¡NO!- Mokona logro escaparse de su agarre.

-Lo que Kuro-sama dice es cierto, ¡Porque en realidad tiene novio!- ¡Jodida Mokona!

-¡Ya te dije que ese estúpido no es nada mío!-

-No sabía que tenías esos gustos, Kurogane, pero no te preocupes, mamá Yuuko lo entiende y está feliz de que hayas encontrado al “amor de tu vida”- soltó un grito de desesperación.

-¡Qué ese bastardo no es nada, NADA!, ¡Amor de mi vida y una MIERDA!-

-Se llama Fye y es her-mo-so, rubio de ojos azules, Kurogane no se anda con tonterías-

-Oh ya veo- Mokona y la pelinegra siguieron hablando como si el ojirrojo no acabara de explotar.

Un sonido gutural nació de su garganta, golpeo la pared y se largo a su habitación. Estaba muy exasperado, acomodo su futon, se recostó en él y se quedo dormido.

 


 

Regresaba de jugar en la casa de un amigo, atravesó la puerta mientras escuchaba su propia risa infantil.

-¡Mami, tengo hambre!- gritó. -¿Ya vamos a comer?- su madre no estaba en la cocina y su padre no estaba en la sala viendo televisión, esa fue la causa de que corriera a la habitación de sus padres, justo cuando iba a abrir la puerta sin más, recordó las veces que su progenitora le había dicho una y otra vez que tocara la puerta antes de entrar, eso siempre le pareció inútil, pero tratando de darle la razón por una vez, toco la puerta. – ¿Mami?, ¿Papi?- llamo, sin embrago no recibió respuesta. Lentamente empujo ese pedazo de madera que no le permitía ver el interior del cuarto. -¿Mami?...- preguntó nuevamente. -¿Pa…?- No pudo hablar más, las palabras ya no salieron de su boca, dejo de respirar, ya no era consciente de nada más que el hecho de ver los cuerpos sin vida de sus padres bañados en sangre. -¡Aaaahhh!- fue lo único que hizo después.

 


 

-Es hora de ir a la escuela- Mokona brincando encima de él, sacándole el aire, lo regreso a la realidad.

-¡Quítate!- La empujo sin cuidado, haciendo que la chica se cayera.

-¡Kurowanko malo!- Gruño levantándose para dirigirse al baño.

Esa mañana le pareció muy extraño el hecho de que Mokona estuviera muy animada por el nuevo día de jornada escolar.

-Vamos Kurochion, se nos hará tarde- apuraba energéticamente.

-Aun es temprano- se limitó a decir con molestia y pereza.

-¡Kuro-sama, nunca se es muy temprano para ir a la escuela!- comenzaba a preocuparse por Mokona, ¿se la habrían cambiado por un alienígena?

En el camino, como todas las mañanas se encontró con Shaoran y Sakura, aunque seguía siendo extraño el exceso de energía de la peliblanca.

Una vez que pasaron las puertas de la institución, la chica de ojos azules comenzó a girar su cabeza en todas direcciones como si buscara algo.

-Kuro-chan, ahí va Fye- dijo apuntando al lugar donde efectivamente se encontraba el rubio caminando junto a un edificio con dirección, posiblemente, a su salón.

Kurogane al fin entendió el comportamiento de su compañera de casa. Lo siguiente que hizo fue poner una cara de asesino en serie arrestado.

-Tienes que llamarlo para que tengan un encuentro romántico al amanecer- fueron sus palabras exactas a pesar de ser ya casi las 8 de la mañana.

-¡Él no es mi pareja!- trató aunque sabía que era inútil.

-¿y eso qué?, no evita que puedan tener un encuentro al amanecer- dijo enjundiosa. El moreno observo a las otras dos personas que lo acompañaban. La castaña mostraba una sonrisa llena de ternura… ¿Qué se creía esa mocosa viéndolo así?, era como si le estuviera diciendo “Esta bien Kurogane-senpai, no tiene que fingir” hasta podía escuchar su vocecilla en la cabeza; aparto la vista irritado y se fijo en los gestos de Shaoran, el chico parecía pensativo y con una voz bastante seria comenzó a hablar.

-Entonces, ¿Fye-senpai en serio es su pareja?-

-¡Que no maldita sea!- soltó bastante fuerte. El gritó de pánico de Mokona lo hizo girar en su dirección.

-Esa cosa casi le cae a Fye en la cabeza- dijo asustada. Kurogane coloco su vista en el ojiazul. El chico observaba el suelo frente a él en dónde había un montón de vidrios que momentos antes seguramente fue un recipiente de buen tamaño. No supo cuando comenzó a avanzar ni cuando tomo el brazo del rubio con algo de brusquedad.

-¿Estás bien?- preguntó con voz demandante sin procesarlo realmente. Fye no contestó al instante.

-¡Lo siento!- ambos voltearon a observar a ese curioso sujeto que se encontraba asomándose por la ventana del segundo piso del edificio junto a ellos. Flourite regresó la vista al recipiente que yacía junto a él y luego poso su atención en el moreno colocando una sonrisa en su rostro.

-¿Estas preocupado por mí Kurowanko? – justo en ese momento Kurogane regresó en sí.

-¡No!- dijo alejando con algo de violencia el brazo que había estado sosteniendo y comenzó a ir a su salón.

¿Qué demonios hacia preguntándole si estaba bien?

-Fye-senpai ¿está bien?- no pudo evitar que la voz de Sakura llegara a sus oídos.

-Sí, si no hubiera sido porque me detuve a buscar a Kuropin cuando lo escuche, eso habría caído en mi cabeza-

-¡Escuchaste Kuromin!- le gritó Mokona. -¡Eres un héroe indirecto!- la risa de Fye fue lo último que tomo en cuenta antes de caminar más rápido.

La mañana paso sin más incidentes como rubios siendo casi asesinados por recipientes de vidrio, hasta que llego el almuerzo.

-Kurotan- le dio un rápido vistazo mientras guardaba sus cosas para ir a comprar algo a la cafetería. Tenía demasiada hambre hasta para discutir, por lo que tomo la decisión de ignorarlo. –¡Espera!, hice un bento para ti- la comida fue puesta prácticamente en su cara por lo que ya no pudo seguir con su plan, en lugar de la palabra “hambre” que había reinado hasta ahora en su mente, ahora sólo podía pensar en esas salchichas en forma de pulpo y las bolas de arroz con caras sonrientes. –Ves Kuro-pippi tu comida te sonríe- dejo escapar el rubio.

¿Pero qué se creía ese tipo?, ¿Pensaba que él era un niño?

Estaba a punto de hacer una rabieta cuando Mokona apareció en el salón.

-¡Vamos a comer!- exclamo a todo lo que su vocecilla daba. Al darse cuenta del bento que Fye sostenía entre sus manos, soltó un chillido de emoción. -¡Qué lindo!, ¿Es tuyo Fye?- preguntó llena de curiosidad.

-En realidad es de Kuromin- hablo sonriendo. La peliblanca abrazo al ojiazul teniendo cuidado de no tirarle la comida.

-¡Eres una novia tan buena!- el maldito mago callejero esta vez no negó que fueran pareja, simplemente dejo escapar una risilla.

-Es para que no pase lo de ayer que no comió nada, además también es como agradecimiento por evitar que mi cabeza se rompiera contra la cosa esa de vidrio-

-Cierto- dijo la ojiazul separándose al fin del chico poniendo una cara un poco seria que no duro mucho. –Bueno, ¡vayamos ya a comer!- tomo una de las manos de Fye y comenzó a dirigirlo hacia donde estaba la parejita de castaños.

Kurogane solo pudo pensar en el hecho de que nuevamente pasaría todo el tiempo en la escuela con ese sujeto y nada podría hacer para impedirlo. En definitiva asesinaría a Mokona primero.

Una vez sentado en el fresco pasto no podía dejar de ver ese curioso almuerzo.

-¡Wow!, Kurogane-senpai, su bento se ve rico, ¿Usted lo hizo?... No, no creo, es demasiado elaborado para que usted lo hiciera- Ese mocoso se estaba ganando un buen golpe. –Acaso fue Mokona, Yuuko-san… bueno, aunque lo dudo-

Sí, nunca había visto a esa bruja pisar la cocina más que para buscar sake y Mokona la última vez, casi quemo la casa entera y las de alrededores.

-La hizo Fye, ¿no es lindo?- Esa Mokona siempre metiéndose donde nadie la llamaba.

-Fye-senpai, se ve que es muy bueno cocinando- dijo Sakura sin apartar la vista de la comida.

-¡Ah!- el rubio pareció recordar algo. De una bolsa que Kurogane no había notado que traía, saco un recipiente con tapadera, la cual le quito mostrando su contenido. Tres bolas de arroz les hicieron frente.

-¡WAAA!- después de soltar ese grito Mokona tomo una de ellas. – ¡Es igualita a mí!- dijo admirándola entre sus manos.

-¡Shaoran que lindo!- exclamo Sakura feliz observando la bolita de arroz idéntica al chico. El castaño simplemente pudo sonrojarse.

Kurogane tuvo que admitir en su mente, jamás con palabras, que le habían quedado muy bien.

-oh, es tan triste  comerme pero…- la peliblanca le dio una mordida. – ¡Mokona es deliciosa!- soltó dando otra mordida.

-Realmente está muy rico- Sakura había comenzado a comer a su gemela en versión bola de arroz.

-Sí- aporto Shaoran. El rubio simplemente sonrió complacido girando su vista hacia el pelinegro logrando atraparlo justo en el momento que se llevaba un bocado a la boca.

¡Maldición!, estaba bueno.

-¿Te gusta Kurorin?-

-¿Cómo que “Kurorin”?- No es como que Kurogane haya evitado decirle a Fye que pensaba que su comida era buena, claro que no. Mokona reía muy divertida.

-¡Kurorin!- y de nuevo, el pelinegro demostró su habilidad para imitar sonidos de animales a punto de atacar.

-Kurobun, este eres tú- el bento de Fye contenía una bola de arroz idéntica al ojirrojo. Ceño fruncido, ojos asesinos, cara de irritación total. –Te comeré Kuromyuu- No entendió la razón, pero ese tono usado por el otro le pareció bastante insinuante y agregando esa mirada… eso logro alterar sus nervios.

A partir de ese día, se convirtió en una costumbre el hecho de que Mokona se apareciera en el salón de los mayores llevándoselos al encuentro con la parejita. No había día que Fye no preparara bentos para el ojirrojo, el cual se los comía sin decir nada, ni dejar alguna migaja. Igualmente el rubio siempre llevaba algo para Mokona, Sakura y Shaoran, a veces eran postres otros algún bento que los tres pudieran compartir, pero nunca los dejaba sin nada.

-¿Dónde está Fye?- preguntó Mokona al no ver al ojiazul en su lugar.

-Se fue ayudando al profesor a llevar el material a la sala de maestros-

-Kuromu, no puedes dejar a tu novia solo- riño.

-¿¡Qué ese tipo no es nada mío!? ¡Maldición!-

-Tienes que ir a buscarlo- Mokona lo tomo de la mano, llevándolo con rapidez por los pasillos de la escuela hacía la sala de maestros. Justo cuando doblaron por un pasillo, la chica se detuvo comenzando a empujarlo para regresar y esconderse tras la pared.

-¿¡Pero qué te…!?- empezó a exclamar a los cuatro vientos, pero la peliblanca lo callo.

-Shhh, es Fye y esta con un tipo...- asomo su cabeza por la esquina de la pared, cuidando de no ser descubierta. Posteriormente, regreso su vista a Kurogane. –Tal vez te este engañando Kuro-chan- le dijo con ojos acuosos, sobreactuando.

-¡Qué él no…!- pero lo callaron nuevamente, esta vez una mano se estampo en su boca.

-Nos descubrirán, trata de escuchar lo que dicen- sólo quería ir y tener un tranquilo almuerzo. Lo único que tenía que hacer era alejarse de ahí e ir a comprar algo para comer, no necesitaba el bento del rubio para vivir, pero la milésima de segundo que puso atención al ojiazul y a su acompañante, pudo apreciar como el tipo acariciaba suavemente uno de los brazos del de piel blanca mientras este no tenía ni rastro de sonrisa.

-¿Qué te parece si tú y yo, nos divertimos esta noche?- la mano que había estado a nivel del brazo comenzó a descender hasta casi tocar la retaguardia del otro, quien lo detuvo.

-No, gracias- dijo simplemente.

-Oh, vamos- un apretón en el trasero de Fye, fue lo que Kurogane observo.

¡Iba a Matar a ese tipo!

Pero Fye, dándole una patada al sujeto en sus partes nobles, hizo que simplemente se quedará parado ahí con cara de idiota.

-Vuelves a acercarte a mí y te castro… ¡Adiós!- eso último lo dijo enérgica y alegremente para después continuar su camino hacia la sala de maestros.

-Cielos, Kuropuu, tú novia es increíble- dijo al tiempo que ninguno podía apartar la vista del muchacho que se retorcía en el suelo de dolor.

Con la mente más fresca se pregunto, ¿Por qué demonios iba a hacerle algo a ese tipo si el rubio ni siquiera le agradaba?

 


 

-Parecemos una familia-

-¿Eh?- deja escapar el sonriente chico.

-¿Ah?- no pudo evitar soltar con molestia el Ichihara.

-Sí- continúo al obtener la atención de todos. –Fye-mami, siempre preocupado de que sus hijos se alimenten bien, tiene unos dotes culinarios sorprendentes- el recién nombrado “madre” estaba bastante sonriente. –También preocupado por su amado esposo Kuro-papi, un completo gruñón, aunque todos saben que ama a su esposa- oh sí, el momento estaba cerca, ya pronto la asesinaría. Ya podía acariciar la sensación de sus manos en el cuello de esa loca. –Yo, la adorable hija menor, Mokona y sus queridísimos mellizos Shaoran-kun y Sakura-chan, somos una familia muy feliz, sí, sí-

-¿A quién estas llamando Kuro-papi? Y ser esposo de este fenómeno, ¿¡Qué mierda se te pasa por la cabeza ahora!?-

-Pero en este momento estamos pasando por una crisis familiar- completamente ignorado.

-No le grites a nuestra hija Kuro-papi- no era precisamente la atención de él la que quería.

-¡No le sigas el juego!- le gritó iracundo.

-Hemos descubierto que…- contestó la chica como si los otros realmente nunca hubieran hablado. –Sakura-chan y Shaoran-kun… están enamorados o lo que es igual, ¡Son unos hermanos incestuosos!- Kurogane se quedo paralizado en su sitio. Fye dejo su sonrisa, Shaoran se debatía en que expresión poner y Sakura tenía la vista en el suelo.

¿¡Pero que le pasaba a esa idiota por la cabeza!?

-Shaoran- susurro. –Nosotros… incesto- dijo sin mucho sentido aparentemente triste.

-Sa-sakura…- el chico no sabía que decir realmente. Flourite se puso de pie, yendo a sentarse entre los novios. Se quedo un momento en silencio y luego los atrajo, a cada unos con un brazo.

-Mami, no está molesto, mami solo desea que sean felices- dijo al tiempo que Mokona se lanzaba a abrazarlos también.

-¡Fye-mami!- dijo con fingida tristeza.

--Sí, mami también desea que Moko-chan sea feliz-

-¡Fye-mami!- reiteró. Sakura regresaba el abrazo divertida y Shaoran se veía nervioso y perdido.

¿Pero con qué clase de locos se juntaba él?

Sábado por la tarde, después de su trabajo como acomodador de cajas en una bodega, había quedado con los 3 chiquillos de ir a comer tacos. Era en esos momentos en los que se preguntaba por qué sólo tenía amigos menores a él. Gruño y siguió caminando.

Claro que esos mocosos habían invitado a Fye, pero ese tipo simplemente dijo que no podía, por más que le preguntaron el por qué, él simplemente respondió que estaba ocupado.

Llego al curioso establecimiento, entrando sin contratiempos.

-buenas tardes, nos alegra que haya preferido nuestro restaurante sobre otros, lamentablemente no tenemos mesas disponibles. Le daremos una orden de tacos completamente gratis para que nos disculpe por las molestias- soltó su monologo una atractiva chica morena.

-En realidad me están esperando- contesto secamente.

-Oh, ya veo, disculpe las molestias- la mujer estaba a punto de irse cuando Kurogane volvió a hablar.

-¿Aún tendré una orden de tacos gratis?- la morena simplemente sonrió y prosiguió con su camino.

“Era obvio, malditos chupa dinero”

-Kurogane-senpai- la mano alzada de Shaoran le mostro el lugar al que debía dirigirse. Se sentó observando a las tres personas presentes sin sus uniformes eternos. Siempre era bueno cambiar de ambiente. –No hemos ordenado, lo estábamos esperando-

-Hmn- soltó sin más, tomando el menú de la mesa.

-¿Puedo tomar su orden?- preguntó una voz masculina, servicial y enérgicamente. Todos levantaron la mirada del menú al mismo tiempo.

-¡Fye-senpai!- exclamó Shaoran.

-No tenía idea de que trabajaba aquí- dijo Sakura sorprendida.

-¡Pobre Fye-mami!, tener que trabajar aquí para sacar adelante a tu familia y a tu esposo adicto a la bebida, Kuro-papi- Mokona versión guionista de telenovelas activado.

En otro momento Kurogane habría gritado algo como “¿¡Quién es esposo de quién!? Y ¿¡A quién estas llamando borracho!? Pero en estos momentos estaba tan concentrado observando la ropa de Fye y es que ese delantal rojo con ese enorme chihuahua estampado y esa gorra igualmente roja con un peluche del la misma raza de perro pegado, dejaría a cualquiera sin escuchar nada más.

-Me agrada el uniforme de aquí- dijo con una sonrisa burlona y aunque Fye no dejo en ningún momento su sonrisa, supo que estaba molesto. Se estaba divirtiendo a lo grande.

-Es que yo hago que se vea increíble- dijo acercando su cara en exceso a la del pelinegro.

Un hombre con barba que portaba un pantalón de vestir negro, una camisa roja con corbata café y un gafete de color amarillo pollito y letras negras que decían “gerente”, paso por detrás de Fye susurrando.

-Ponte a trabajar Flourite- y se alejo como si allí no hubiera pasado nada.

-Entonces, ¿qué van a ordenar?- pregunto de nueva cuenta luego de ponerse derecho y colocar una sonrisa que, si hubiera un premio para el mejor mesero del mundo, en definitiva le ayudaría a ganar.- dijo Sakura sorprendida.

-

En otro momento Kurogane habrí

-Me agrada el uniforme de aquí

-Es que yo hago que se vea increí

Un hombre con barba que portaba un pantaló

-Ponte a trabajar Flourite- y se alejo como si allí

-Entonces, ¿

-Fye-senpai, no sabía que trabajabas ahí, ¿por qué no nos lo dijo el otro día?- preguntó Sakura bastante intrigada esa mañana de lunes.

-Quería que fuera una sorpresa, sus caras fueron bastante graciosas- contesto mientras llevaba un poco de comida a su boca.

-¿Por qué estás trabajando, Fye?- Mokona no podía mantenerse callada mucho tiempo. El rubio solamente sonrió.

-Estás juntando para la universidad, te vas a comprar algo lindo, le vas a comprar a Kurogane algo lindo, juntas dinero para el regalo de tu queridísimo hijo Shaoran…- el rubio no dijo nada.

-¿Su familia tiene problemas económicos?- preguntó Shaoran con un tono que no te dejaba ni siquiera considerar la idea de que era sólo para saber el chisme completo, sino simple preocupación.

-Digamos que es una combinación de todo- comentó sin decir nada más.

Aunque el rubio no dejo de sonreír, Kurogane supo que le habían echado sal a la llaga.

--¿Una combinación?...- Mokona seguiría preguntando hasta saciar su curiosidad por completo.

-Ya, déjalo- dijo sin agregar más palabras. Sintió las miradas de todos clavándose en él. Fye dejo su sonrisa por unos momentos para luego recuperarla más intensamente.

-Kurogane-chan está preocupado por su “esposa”- Mokona remarco la última palabra picando al pelinegro.

-¡Cállate!- dijo dándole un buen golpe en la cabeza.

-¡Ah!, ahora tenemos violencia intrafamiliar- Ya faltaba poco para terminar con la vida de Mokona.

La escuela estaba adornada en su totalidad por globos de distintos colores y alegres guirnaldas, ese día se celebraría el aniversario de la fundacia el aniversario de la fundación de la escuela. Las clases normales estaban suspendidas y en cambio, primeramente, los clubes harían demostraciones p Kurogane de una casa embrujada. Mokona no les quiso decir que harían en su salón.

Es sorpresa.

Fue todo lo que consiguieron de ella.

-Sakura-chan, te ves muy bien con esa ropa- la voz de Fye atrajo la atención del pelinegro. Observo el vestido negro y el delantal blanco sobre este que portaba Sakura. Sí, se veía bien. Shaoran se encontraba de pie a su lado con la ropa que lo catalogaba como pertenecedor al club de kendo. Luego se concentro en el rubio disfrazado de vampiro.

-Usted también se ve muy bien, Fye-senpai-

-Gracias, aunque hubiera preferido disfrazarme de un mago… aunque los magos no dan miedo- siempre sonriendo. Era extraño que Mokona no…

-¡Kuro-papi, Fye-mami, Shaoran-kun, Sakura-chan!- olvídenlo ahí venía. – ¡Mokona ha llegado!- dijo felizmente.

-Hola Mokona- saludo Sakura. -¿De qué estas vestida?- la peliblanca llevaba una enorme bata negra sobre su uniforme.

-Lo sabrán después- dijo misteriosa. –Ahora hay que darle ánimos a Kurochin- el nombrado la miro seriamente.

-Yo no necesito de sus ánimos- contesto.

-No seas tímido Kurowankoro- El ahora vampiro le sonreía mientras decía esto. El pelinegro bufó maldiciendo el momento en el que se le escapo lo de las competencias que habría en su club funcionando como demostraciones.

-Será mejor que nos vayamos mocoso-

-Sí, Kurogane-senpai- le contesto el chico.

Cuando las competencias comenzaron Kurogane puso toda su atención en la pelea y era un alivio que el profesor encargado del club callara a sus porristas personales.

Se concentro en sus movimientos, su respiración, el latir de su corazón, sintió el nerviosismo de su contrincante y sonrió con seguridad, desapareciendo esta al instante dando así el golpe que lo catalogó como ganador.

-Eso fue asombroso Kuro-sama- le dijo Fye cuando se acercó, no contesto nada antes esas palabras.

-Kurogane siempre ha sido un genio en el kendo- hablo Mokona orgullosa del moreno.

- Es el turno de Shaoran- exclamo Sakura completamente emocionada. Después de un rato observando al chico, Fye volvió a hablar pero esta vez en voz baja.

-Shaoran-kun también es asombroso-

-Sí- contestó la ojiverde con una sonrisa. Kurogane estaba de acuerdo con el hecho de que el mocoso había mejorado mucho desde que se unió al club.

Shaoran termino siendo el ganador.

-Eres muy bueno Shaoran-kun- le dijo Mokona cuando el chico se acerco.

-Gracias- dijo haciendo gala de sus buenos modales.

Comenzaron a caminar para dirigirse cada uno a su salón. El club de kendo era de los últimos en presentarse por lo que el momento de trabajar con sus compañeros de grupo llegaría pronto.

-Nos vemos más tarde- la peliblanca fue la primera en alejarse.

-Nos vemos Kurogane-senpai, Fye-senpai- Shaoran se inclino ligeramente al igual que su novia, la cual cuando se empezaron a alejar les dijo “adiós” con su mano libre, pues la otra estaba enlazada con la del castaño.

En ese momento se quedó completamente solo con el rubio. Se sintió molesto.

-Creo que deberíamos caminar más rápido, aún tienes que ponerte tu disfraz de Frankenstein- dijo el ojiazul agregando una risilla.

-Hmn- contesto apretando el paso.

-Kuro-sama- decidió ignorarlo. –Kuromu, Kurowankoro, Kuropyon, Kuromin, Kuropin, Kurorin- justo ahí se harto.

-¿¡Qué quieres!?- ese tipo siempre lo sacaba de sus casillas.

-¡Hola!- fue todo lo que obtuvo. Ahí se dio cuenta de que el rubio le había ganado a Mokona, lo mataría primero.

Toda la ira que estaba dirigiendo a su compañero fue desviada al lugar de donde provenía el ruido que hacían unos globos reventándose. Cuando iba a continuar con lo que hacía antes de ser interrumpido, ya no encontró al rubio. Lentamente bajo la vista encontrándolo de cuclillas, abrazándose a él mismo y temblando ligeramente.

-¿Mago callejero?- ¿ese tipo le tenía miedo a unos globos?, una risa burlesca proveniente de él se escucho, pero el otro ni siquiera se movió. Esto estaba raro. –Oye- no sabía qué hacer.

 

Notas finales:

Espero no tardar mucho con el otro n_n... No soy una loca mexicana amante de lo tacos pero k vayan a comerlos es... divertido, además quería ver a Fye con un chihuahua jajaja ah y... no me gustan mucho esos perros 0_0... oh, emm... en la historia están mas o menos en el mes de mayo =D Espero que lo disfrutaran!!!


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