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Lovely 30's. por scaredolphin

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Notas del fanfic:

Esto es un Fic conjunto, o sea, que está escrito por muchas personas. El motivo de esta historia fue un presente para el pasado cumpleaños de Iruka Umino (26/05/11), que se llevó a cabo en el Foro KakaIru en Fanfiction.net.Cada capítulo del fic es un año de vida de Iruka-sensei, en el que, casi todos, interactúa con Kakashi ~ Si te gusta la pareja, te invito a que entres al foro :D, hay mucho más material de estos dos (L).

Lovely 30 ya tiene 13 capítulos y decidimos ponerlo aquí, en AY, no solo para compartila y darla a conocer, sino también para que más gente se una y nos ayude a continuar con esta hermosa historia.

El link original de la historia está aquí: Actividad Especial; FC l 26/05 Lovely'30.

Cómo se ha dicho en el resumen, la pareja principal es y será KakaIru (Kakashi & Iruka), con menciones fuertes de un triste SakuKou (Sakumo -padre de Kakashi- & Kouryuu -padre de Iruka/OC), además de la relación de los padres de Iruka. En el futuro se incluirán más parejas, como Iruka/Anko y, si se mira con lupa, un levísimo Yamato(Tenzo)/Iruka :D.

Las autoras (¡hasta ahora!) somos: Shiga San (Amor Yaoi & Fanfiction.net), Saning (FF), y yo, Yasu (AY & FF).

Esperamos que disfruten el fic.

Notas del capitulo:

Este capítulo no es el número 1, sino un prólogo, o capítulo "cero", relatando las circumstancias en las que nació nuestro aún pequeño sensei, y su primer encuentro con Kakashi. Otros personajes aparecerán, como lo son los padres de Iruka, y Sakumo.

La responsable de este tiernísimo capítulo es Shiga-san.

<3.

Capítulo zero.


Las guerras entre aldeas ninja, habían finalizado.

Aún así, varios grupos mantenían posiciones, relevándose cada poco tiempo, asegurando la paz firmada por sus gobernantes.

Konoha mantenía a sus hombres apostados en los límites del país del fuego, asegurándose así que ninguna intrusión rompiera la calma...

Los dos grupos que se mantenían en la playa, esperaban el relevo desde hacía varias horas...

Cerca de ellos, el apoyo estaba a punto de llegar...

- Ya casi hemos llegado. - el hombre de pelo gris miró a la mujer que lo acompañaba con ternura - ¿Quieres descansar un poco?

-No será necesario .- la kunoichi se acarició el vientre en avanzado estado de gestación - Mi pequeño no está dando guerra hoy, a si que no estoy cansada. Sigamos.

Al final de un camino marcado se divisó el puesto de guardia y a su integrante abandonarlo y avanzar hasta la pareja.

Inclinó la cabeza al hombre a modo de saludo y abrazó a la mujer con cuidado y delicadeza.

- Por todos los hokages... estás enorme .– dijo divertido tras romper el abrazo .– Umino san está en el otro grupo, a pie de playa. ¿Quieres que le avise? .- se giró para mirar al jounin.- ¿Usted sólo es el relevo?.

- Pues claro que estoy gordita, tontorrón. – palmeó la cabezota del muchacho imitando un fuerte golpe sin muchos resultados. – me quedan dos semanas para salir de cuentas y hace por lo menos cuatro meses que no te veo...

- No, no soy el relevo.- sonrió de medio lado y pasó la mano bajo el brazo de la embarazada para ayudarla a continuar .– Hoy sólo estoy escoltando a la dama, el grupo vendrá mañana a primera hora. – el chico asintió. – me quedaré hasta entonces para asegurarme de que la señora regresa a la aldea con vosotros .– miró duramente a la mujer y esta se limitó a hacer un puchero y asentir con expresión triste.

Pasaron de largo el puesto de guardia y caminaron un rato mas hasta divisar al segundo grupo.

- Se va a poner hecho una fiera cuando te vea. – sentenció el jounin atusándose la coleta y mirando divertido a la mujer, que se paró antes de contestarle.

- Es por su culpa que estoy aquí... como se le ocurra decirme algo...- compuso una terrorífica expresión que dejaba bien claro por que no es bueno para la salud discutir con una embarazada. - … me lo cargo y doy de comer a los peces.

Un grito recorrió la playa poniendo en alerta a todos los ninjas presentes que miraron un segundo al emisor del grito, y siguieron a sus quehaceres sin prestarle atención... Falsa alarma.

-¡¡¡¿SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS ESTÁS HACIENDO AQUÍ?!!! - el marido hacía acto de presencia de una manera muy poco discreta.

-¿Qué tal, cariño?. Yo también me alegro de verte....- dijo la mujer entre dientes. La mano del jounin aún seguía en su codo impidiendo que le abofeteara por su poco tacto... La mujer le dirigió una mirada asesina cuando vio sus planes frustrados y clavó sus marrones ojos en su poco detallista esposo.

- No has respondido a mi pregunta .– aguantó la mirada de su esposa y después dirigió su rabia al hombre que la acompañaba. - ¿En que estabas pensando trayéndola aquí?.

- A mi no me eches la culpa de tu falta de interés. – respondió tranquilo. – si te hubieras molestado en saber como estaba tu mujer ahora yo estaría en mi casa con mi hijo, en lugar de aquí viendo como la ignoras

- Estooo, chicos...

- ¿Qué yo la ignoro?.- cortante y con una vena palpitante en la sien. – Me asignaron la misión y no hubo manera de quedarme en la aldea .– fastidiado. - ¿Te crees que me gusta estar aquí?.

- Cariño. – miró a ambos hombres discutiendo a gritos. – Sakumo … - .Chicos...

- Pues es lo que parece, por que ni te has molestado en mandar a alguien para saber que tal iba todo por la villa, y con todo me refiero a tu esposa y tu hijo...

- ¡¡Por el amor del cielo!!. Estoy en una misión, no de excursión. - habían avanzado hasta casi estar a medio metro de distancia. El resto de ninjas pasaban de la discusión; ya estaban acostumbrados a oír su griterío constante...- Tú mismo sabes que cuando estamos de misión se antepone todo por terminarla satisfactoriamente, y todo es todo... incluso la familia.

- Estoy harta de vosotros dos.- la mujer se dirigió al primer ninja que estaba mas cerca y le dijo lo suficientemente alto como para que la escucharan en toda la playa ( y el resto del continente).- ¿Te importa despejarme una tienda de campaña?. - El chico la miró asustado cuando se dio cuenta de que se agarraba la tripa con una mueca entre dolor y enfado .– Acabo de romper aguas y no me gustaría tener a mi hijo en la arena .– el ninja asintió y salió corriendo para atender su pedido.

La discusión había terminado en cuanto las palabras " tener a mi hijo" flotaron hasta los dos hombres y no tardaron ni medio segundo en ponerse a su lado y seguir al chico hasta la tienda.

Sakumo suspiró cuando vio que su amigo tenía una crisis y estaba completamente paralizado en el sitio, asumió el mando sin dudarlo. Ayudó a que descansara en una posición cómoda y se aseguró de que no necesitara nada durante los próximos minutos.

- ¡¡Eh!!. - palmeó al jounin en el brazo y éste le miró sin mover nada mas que los ojos. – Tu hijo está en camino, espabila. – señaló hacia la tienda .– haz algo útil y quédate con ella mientras busco todo lo necesario.

Todos los ninjas presentes, menos los que estaban en los puestos de vigía se arremolinaron alrededor de Sakumo.

- Siento mucho todo esto chicos, pero tenemos un bebé en camino y una misión adicional para la que necesito toda la ayuda posible. – todos los presentes asintieron. – Los dos más rápidos de vosotros que vayan a por ayuda médica y lo hagan ya. Tenemos unas horas antes de que todo empiece y los dos necesitarán ese soporte.- No hizo falta discutir ya que dos ninjas se esfumaron tras nubes de humo .- ¿Hay material sanitario?. - negación general. – pues habrá que apañarse con lo que tengáis a mano. – miró a un lado. – Sé que va contra las normas pero hay que hacer fuego, calentar agua y traer algo en lo que envolver al niño cuando llegue el momento. También hará falta ropa, o lo que haya, para limpiar la sangre y si alguno tenéis algo para el dolor ...- negación general de nuevo .– Una vez que hagáis lo que os pido, reforzar la vigilancia en esta zona, el ruido podría atraer visitantes indeseados ¿Entendido?.

Cuando todo el mundo salió disparado a cumplir con las peticiones regresó a la tienda y ya desde la entrada supo que algo no iba bien. Olió la sangre desde fuera y no le gustó.

- Sé que no te he invitado a cenar ni nada por el estilo. – dijo sonriendo mientras se arrodillaba entre sus piernas y le quitaba el pantalón y la ropa interior de un tirón. – lo digo por que normalmente hago eso antes de bajarle las bragas a una dama. – la mujer sonrió a la ocurrencia y asintió dándole permiso. – pero me temo que tu pequeño tiene prisa y no va a darnos tiempo a preparar nada.

- ¡¡Oh!! por todos los hokages. – dijo el marido al ver el charco de sangre. Iba a decir algo más pero la voz del peligris se lo impidió.

-Todo va a salir bien, tranquila. - se quitó el chaleco y los protectores metálicos y se recogió el pelo para que no molestara. Se sacó también los guantes, los lanzó a un rincón de la tienda y se mojó las manos con el agua de la cantimplora.- Voy a ver que pasa ahí abajo. – le dedicó una sonrisa pacífica. – .no cierres la piernas mientras me asomo... si tardo más de diez minutos manda alguien a buscarme. – los dos sonrieron.

- ¿Has hecho esto antes?. - preguntó para distraerse cuando sintió la mano del jounin en un sitio que solo había tocado su esposo.

- Sí, por alguna razón los niños deciden nacer cuando estoy cerca. – posó la otra mano en la barriga y fue acariciando lentamente, buscando la postura en la que estaba el bebé. Una mueca imperceptible se dibujó en su rostro... el niño estaba al revés. - El tuyo hace el número nueve, sé lo que hago.

-Haz lo que tengas que hacer. – la madre se había dado cuenta de que no todo era tan bonito como sonaba en su voz. – pero …

- Bien, pues voy a empezar. – miró al marido que había permanecido en silencio agarrando la mano de su mujer pero al tanto de la conversación .– ...necesito que inutilices su red de chakra cuando te lo diga y me des un kunai. – miró a la madre .– tengo que sacarle ya ¿Entiendes?.

Esperó que la pareja se diera ánimos mutuamente antes de coger el kunai por la empuñadura y buscar en la tripa el sitio justo por el que cortar. Suspiró para tranquilizarse y apoyó la punta en la frágil piel. Le dio la señal al padre y la mujer cayó inconsciente el momento.

Tenía que darse prisa. La hemorragia estaba empeorando y el bebé no se ponía en posición.

Deslizó con un movimiento de brazo el filo y cortó una a una las capas que le separaban del pequeño. Metió la mano por la abertura y buscó la cabezita. Enroscó los dedos alrededor del pequeño torso y lo sacó de un tirón de la calidez materna.

Hizo una exploración rápida con el bebé aún unido a su madre por el cordón y el padre por fin reaccionó y se puso en el lugar de Sakumo para ocuparse de la madre. Sacó la placenta por el mismo lugar y comprobó que estaba entera y empezó a limpiar y cerrar las heridas lo mejor que pudo y que los nervios le dejaron. Su conocimiento de jutsus médicos era limitado; esperaba que sirviera mientras llegaba la ayuda médica.

Se aseguró de que su mujer siguiera respirando y con el corazón latiendo fuertemente y siguió con el jutsu curativo.

Fuera de la tienda, un escuadrón médico se acercaba pero a Sakumo no le importaba lo más mínimo.

El bebé no lloraba...

Cortó el cordón y lo ató. Le quitó la capa de grasilla y sangre que lo cubría y le puso mirando al suelo, con su pequeño pechito en la palma de la mano. Con la mano libre le metió los dedos en la boca obligándole a expulsar lo que hubiera tragado de líquido. Entonces le palmeó la espalda con delicadeza pero lo suficientemente fuerte como para obligarle a respirar.

- Vamos chiquitín. – volvió a palmearle con un poco mas de fuerza. Sonrió cuando una pequeñísima tos salió del pequeño.

Le dio la vuelta y le acomodó en su brazo. Suspiró aliviado cuando, por fin, un llanto alto y claro salió en respuesta a tanto ajetreo. Limpió sus bracitos de los restos que pudieran quedar y cuando hizo lo mismo con su carita, se dio cuenta de que le había cortado. Era superficial, pero dejaría una cicatriz que marcaría su rostro.

Uno de los ninjas se acercó y le dio una mantita con la que taparlo pero Sakumo la rechazó. El escuadrón médico entró en la tienda y echó al marido para ocuparse de la mamá.

Fue hasta el fuego y limpió al pequeño a conciencia en el agua que allí se calentaba y entonces pidió la bolsa que traía la madre.

Le secó y puso un pañal. Entonces si que aceptó la manta y se acercó al alucinado padre que aun seguía cubierto de sangre hasta los codos.

- ¿Por qué no vas a lavarte?. - el moreno le miró un segundo y centró su atención en el pequeño bulto. - Querrás saber si tiene seis ojos o es azul, ¿No?... Te esperamos aquí, ponte guapo papi.- le guiñó un ojo y se alejó en silencio.

Sakumo se sentó cerca del fuego con las piernas cruzadas y apartó un poco la mantita para ver al pequeñín. Le acarició el moflete con el pulgar y pasó la palma por la mata de pelusilla suave que cubría su cabeza.

El bebé bostezó y abrió los ojos.

Alargó el brazo a la bolsa y rebuscó hasta encontrar el chupete. Se lo colgó del meñique, por si acaso.

El recién estrenado padre se sentó a su lado en ese momento y esperó a que estuviera bien acomodado antes de ponerle el bebé con mucho cuidado encima.

- Qué pequeño. – esos pequeños ojos hipnotizaron al padre que fue incapaz de dejar de mirarle mientras hablaba.

- Sí, es increíble...- suspiró cansado y miró hacia el mar.

- Es precioso... mira que manitas mas pequeñas .– siguió mirando a su hijo con orgullo.- ¿También sentiste lo mismo? .- miró al peligris un segundo.

- ¿Que esa pequeña persona es el centro de tu vida?.- asintió nostálgico. – Cuando Kakashi nació creí que me moría ahí mismo de la emoción. – los adultos se miraron y el pequeño empezó a llorar. Sakumo le puso el chupete que enganchó en unos segundos. El padre le miró intrigado.

- ¿Cómo sabes que hay que hacer en cada momento? .- señaló el chupete.

- No lo sé... es algo así como ensayo y error. – le dio una sonrisa y volvió la vista al océano de nuevo. - Te equivocarás mil veces durante el camino... pero las veces que aciertas son geniales. – suspiró. – Y tú la tienes a ella...

El silencio se prolongó entre ellos durante casi una hora, en el que el crepitar del fuego y el vaivén de las olas llenaron el aire.

Uno de los médicos se acercó para informarles de que la madre estaba fuera de peligro y de que podían verla sólo unos minutos, necesitaba descansar al menos una noche.

Informaron al padre de que debido a la medicación no era aconsejable que la madre alimentara al pequeño. El jounin le dijo que no pasaba nada, que en la bolsa traían biberones y leche en polvo.

Le ayudó a levantarse y los dos entraron en la tienda al mismo tiempo. La mamá, pálida y con algunos sellos curativos aún en sus hombros, alargó los brazos a su pequeño en cuanto lo vio.

Sakumo se dedicó a recuperar su ropa y cosas que habían acabado a un lado y se recompuso en tiempo récord, mientras madre e hijo se reconocían mutuamente.

- Tienes que firmar los papeles.- le dijo a su esposo mientras se perdía en los ojos de su bebé.

Repasó uno a uno los documentos y se paró en uno mas tiempo. Leyó y releyó y finalmente miró a su mujer intrigado.

- ¿Le has puesto Iruka?.- preguntó ligeramente molesto.

Sakumo se acercó y alargó el cuello para husmear en el documento del registro.

- Suena bien... Iruka Umino.- meditó un segundo y siguió. - es bonito.

- No voy a ponerle a mi hijo el nombre de un pez.- miró a su esposa que lo ignoraba a propósito.

-Técnicamente los delfines son mamíferos. – puntualizó el colmillo blanco.

-No acepto consejos de alguien que ha puesto a su hijo espantapájaros. – contestó.

- Chicos...

- Puedes meterte conmigo lo que quieras, pero deja a mi hijo al margen o te enseñaré por que me llaman el colmillo blanco y no va a gustarte.

- Dejarlo ya, por favor …

- No hay nada que tu puedas enseñarme que no haya visto ya. – dijo con cierto retintín. El peligrís salió de la tienda sonrojado.

- Imbécil. – musitó antes de irse hasta la orilla y sentarse allí.

Minutos después dejó al pequeño Iruka bebiendo su primer biberón y se sentó junto a él en la orilla.

Las olas le mojaban los dedos de los pies y las sandalias y posó su mano en la del otro que descansaba sobre la arena. Por varios minutos olvidaron que no estaban solos en aquella playa y permanecieron con los dedos entrelazados, como en los viejos tiempos

... viejos tiempos que quedaron olvidados cuando Sakumo fue casado por el bien del clan.

... olvidados cuando el clan decidió que sería buena idea un descendiente con sangre Hatake.

... olvidados cuando se quedó solo con su pequeño...

Apartó la mano deslizándola hasta su regazo y miró la luna, increíble en su cielo sin nubes.

- ¿Te has dado cuenta?. - señaló al cielo – Tu Iruka ha llegado con la luna y mi Kakashi vino con el sol...

- Si. - respondió escuetamente.- También lo he notado...

Diez días después:

- ¿Puedo cogerlo?. - preguntó el pequeño Kakashi alzando sus brazitos hacia el bebé.

- Claro cariño. – respondió la mamá con una sonrisa. – pero tienes que tener mucho cuidado, ¿Vale?.

-Sí, seré bueno. – dijo mientras miraba fijamente al pequeño y se sentaba como le habían dicho antes de ponerle a Iruka sobre las piernas. Metió su brazito bajo el cuello y colocó la cabezita, como le había dicho su papá que tenía que hacer para que el bebé no se hiciera daño.

- Es muy blandito. – dijo a los adultos que estaban pendientes de todos sus movimientos – y huele muy bien.

Sonrió encantado con el pequeño y lo estudió meticulosamente con sus preciosos ojos grises.

Dio un respingo cuando Iruka abrió los ojos, bostezó y se revolvió un poco molesto. Kakashi se asustó. El no había hecho nada y el bebé parecía a punto de llorar.

- Oye, no llores, por favor – le dijo muy cerca del oído para que los mayores no supieran que decía.

Iruka hipó un par de veces y pareció entenderle, por que acercó su puñito a la boca y se dedicó a intentar morderlo, en lugar de llorar que era su primera idea.

Kakashi suspiró aliviado y pasó los minutos solo mirando cada gesto que hacía. A veces, las que más fascinaban al pequeño peliplata, Iruka sonreía y a él eso le gustaba mucho.

La tarde pasó sin darse cuenta y se le hizo muy corta.

Iruka se tenía que ir a su casa ya y Kakashi dibujó un pucherito en su rostro cuando los adultos se despedían en la puerta.

- ¿Puede venir otro día?. - preguntó el pequeño.

- Por supuesto cielo, vendremos a verte muchas veces y tútambién puedes venir siempre que quieras, ¿Vale?. - Kakashi asintió y se limpió una lagrimita con la manga de la camiseta.

Kakashi se quedó en la puerta mucho después de que Iruka hubiera desaparecido calle abajo. Hasta que su padre no le llamó no se dio cuenta de que aún estaba diciendo adiós con la mano en alto. Cerró la puerta y se fue al baño a lavarse los dientes para acostarse con una inmensa y radiante sonrisa en su pequeño rostro.

 

Notas finales:

¡Esperamos que les haya gustado :D, y que se animen a participar!

Saludos.


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