Jamás olvidaré ese día. Ya que por muchas razones, ha marcado un antes y un después en mi vida. La mañana fue tranquila, desperté solo en mi habitación y fue entonces cuando recordé que la mañana anterior había despertado junto a Akira. Aún podía sentir su olor en la cama. Una sonrisa tonta se formó en mi rostro. Que morbo…una lástima que no me acuerde, si Akira no se ha traumatizado de por vida podríamos incluso repetirlo. Me levanté de la cama con ese pensamiento. Caminé hasta el casino y llegué rápidamente al bar, esperando ver a Akira, hastiado porque le tocara el turno de mañana, pero no lo encontré. En su lugar, un chico a mi parecer nada agraciado limpiaba la barra.
-Perdone, ¿Dónde está Reita?-
-Ese idiota se largó, ¿tú eres Takanori?-
-Sí-
-Dejó esto para ti-me tendió un sobre que me apresuré a abrir
Querido Takanori:
A estas alturas sabes de sobra que no soy bueno con las palabras, así que seré todo lo breve que pueda. Me voy. No sé si volveré. No intentes contactar conmigo, por favor, lo hará más doloroso de lo que ya está siendo para mí.
¿Mis razones? Estoy confuso, mucho, necesito aclararme, creo que me vendrá bien estar un tiempo alejado de ti.
Lo siento…no quiero que llores por mi culpa.
Akira
No podía creerlo, esto debía ser una broma pesada, definitivamente debía serlo. Y si no lo era, estaba jodido, realmente jodido. ¿Cómo he podido ser tan idiota? ¡Por culpa de mi estúpida libido he perdido a mi mejor amigo! Soy un idiota, un pervertido y un miserable, merezco que se haya ido, de hecho ni siquiera sé como me aguantó durante tanto tiempo.
Con estos pensamientos amargas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin parar. Guardé la carta, probablemente el único recuerdo que me quedará de Akira si decido seguir con esto a lo que llamo vida.
*****
No sabía cuantos días habían pasado desde que me acosté por primera y única vez con Yuu, pero había estado pensando sobre ello todos los días y todas las noches, incluso cuando estaba atendiendo a Ruki o a cualquier otro cliente pensaba en él, lo cual les molestaba, pero no se hacían una idea de lo que me molestaba a mí. ¿Desde cuando yo, Uruha, el prostituto más cotizado de Las Vegas no satisfacía a sus clientes? Por esa razón decidí ir a ver de nuevo a Yuu. Lo haría con él una vez más, solo para desquitarme y asegurarme de que lo que me ocurre es solo que me pone y luego seguiré con mi vida como siempre… Bueno, al menos esa era mi idea, pero cuando llegué a la oficina de Yuu…
-Oh, Uruha, no esperaba verte por aquí-sonrió y mi corazón se aceleró ¿qué demonios?-No te quedes en la puerta, vamos, pasa…-
-Gracias-cerré la puerta
-¿Querías algo?-
-Am…-
¿Cómo demonios planteaba el tema? Mierda, es más fácil cuando te lo proponen a ti.
-Pues…yo quería saber si le gustaría…-desvié la mirada, joder, yo no soy así
-¿Repetir?-
Mi rostro se había encendido, estaba seguro, pero reuní valor para mirarlo y asentí.
-Pues acércate…-me sonrió, seductor
Obviamente obedecí, me acerqué y me senté sobre él, para devorar sus labios con ansia, añoraba ese contacto, tan especial, tan único, tan…Yuu… Pronto pude notar su despierto miembro debajo del mío, y sonreí mientras me movía rítmicamente para darle placer a mi amante, y de paso a mí. Mientras besaba lentamente el cuello de mi pelinegro, decidí que quería probarlo, así que le susurré:
-¿Puedo bajar a conocer al pequeño Aoi?-
-En primer lugar sabes de sobra que no es pequeño-se quejó-Y en segundo…-me mordió el lóbulo de la oreja-Baja cuanto quieras…estoy seguro de que él también estará encantado de conocerte…-
Sonreí mientras me levantaba para luego arrodillarme frente a él y desabrochar su pantalón para liberar su miembro por fin. Lo miré unos segundos en los que Aoi se impacientó:
-¿Vas a contemplarlo mucho más?-
Lo miré un momento y engullí su miembro de una vez, obteniendo un sonoro gemido de su parte.
-Dios…Uru, ahh, por favor…no pares…-me rogaba, amaba verlo así
Pero el sonido de la puerta nos interrumpió, pero no me detuve en mi labor. Oí la voz de un hombre disculpándose. Aoi, lejos de echarlo, lo invitó a quedarse a mirar, lo cual no me hizo ninguna gracia, pero no podía protestar con la boca llena. Un poco después, Yuu me previno:
-Ah…Uru, me vengo…-
Entonces sentí un líquido caliente llenar toda mi boca, tragué lo que pude, pero aún así acabé con el rostro manchado. Yuu me agradeció sonriente y me aconsejó ir a limpiarme mientras él hablaba con aquel sujeto. Me levanté y salí del despacho. Me lavé en el baño y pasado un rato decidí volver, dando por supuesto que Aoi habría terminado y me ‘’atendería’’. Sin embargo lo que encontré al entreabrir la puerta no fue lo que yo esperaba. Yuu estaba poseyendo a aquel chico, como yo hubiera querido que lo hiciera conmigo. La imagen me dolió, y mucho, no sé por qué pero en ese momento sentí que todo había terminado y salí de allí corriendo.
-Maldita sea, si yo lo quería…-
Como de costumbre, acabé en el bar, y encontré a Ruki en un lado de la barra, llorando amargamente. Decidí que sería mejor no molestarlo y me dispuse a salir, pero entonces oí que me llamaba.
-Uruha…-
-¿Sí?-
-Te…necesito-
Nunca lo había visto con esa expresión, entre asustada y suplicante. Como mi estado no era mucho mejor que el suyo, accedí sin pensármelo, lo tomé de la mano y salimos en dirección al hotel. No hubo palabras durante el camino, ninguno de los dos las necesitaba, solo queríamos expulsar todo lo que llevábamos dentro, de alguna forma u otra, así que sin demasiadas contemplaciones nos desvestimos rápidamente, una vez dentro de la habitación. Comenzamos a explorarnos en la oscuridad, pues yo no quería ver su rostro y algo me decía que él tampoco el mío. Una noche en la que ambos rogaríamos por estar con el ser amado, pero ninguno lo estábamos. Ruki se puso sobre mí y me besó como nunca antes lo había hecho, como si no me estuviera besando a mí, y en el fondo yo sabía que así era. No estábamos de humor para juegos preliminares, así que en cuanto estuvimos desnudos puse mis piernas en sus hombros y me penetró de una sola vez. Ni siquiera sentí dolor, ya me daba igual, moví mis caderas para ayudar a Ruki a comenzar a moverse. Por cada embestida podía jurar que vislumbraba el rostro de Aoi en la oscuridad, en lugar del de Ruki. Comencé a llorar silenciosamente, intentando que aquel nombre maldito no saliera de mis labios, pero entonces noté algo húmedo en mi rostro; una gota…y luego otra, acompañada de un pequeño sollozo que pude escuchar agudizando mi oído. Levanté mi mano para acariciar el rostro de Ruki y confirmar mis sospechas; él también lloraba, y mucho. Realmente tenían que haberle hecho mucho daño… Entonces lo besé, aunque sabía que eso no lo calmaría y seguimos con aquella danza tribal que cada vez se volvía más frenética. Fue entonces cuando Ruki soltó su primer gemido real de toda la noche.
-A…Akira…-
Me sorprendí un poco. Si mal no recordaba Akira era como él llamaba al chico al que yo había visto más de una vez tras la barra del bar. Con que era eso…Suspiré hondamente y dejé de reprimirme. Así comenzó una larga noche en la que yo gemía el nombre de Yuu y Ruki el de Akira, ambos éramos unos ingenuos que pensábamos que ese encantamiento duraría para siempre. Nada más lejos de la realidad…porque con las primeras luces de la mañana volvimos a ser una sucia prostituta y un miserable estafador en la cama de un hotel.