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No pasa nada por Candy002

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No pasa nada. Estoy bien. Es sólo que a veces miro el borde de la mesa mientras hablas y quiero estrellar tu cabeza contra ella, no una sino mil veces, satisfaciéndome en la sensación del cráneo rompiéndose bajo los pelos que aferro

No pasa nada. No estoy mal. Es sólo que esa boca que tienes me hace concebir realizar cirugías odontológicas con las pinzas de cortar alambres. Y cada vez que me das un consejo, que me dices cómo manejar el televisor, como si yo fuera un alien que no supiera nada de los aparatos humanos, quiero levantarlo, como esos niños que sacan a sus padres de los autos, y rompértelo en la cara. A ver si así te convences de que sé darle buen uso.

No pasa nada, digo cuando preguntas. Nada de nada. Pero hablas e insistes y pienso en ese hombre del ciber, el joven de barba corta y paliducho, el típico amante de computadoras, en que quizá podría recomendarme un sitio donde encontrar mercenarios de forma anónima y satisfactoria. Quiero gritar que no soy un tonto, que te calles, enviarte a un rincón y que obedezcas como un cachorro, con el rabo entre las patas y lloriqueando. No me atrevo a tocarte para echarte. La idea me causa tal asco que siento náuseas al fondo de la garganta.

No pasa nada, le digo a mis amigos. Es que cada vez sé menos de ti. Hablamos y me sales con algo que no sé de dónde vino, ya no te conozco. Y me buscas en las noches y después de encontrarnos en la carne siento tal vacío que no sé quién soy, ni yo me conozco. Me buscas incluso cuando no quiero y rehuyes cuando deseo sentirte. Tu estómago descuidado me llama para usarlo como mi almohada cuando no te tengo cerca.

No pasa nada. Estoy bien. No te preocupes. Es sólo que no puedo gritarte cuando quiero, que tu voz me irrita y si digo una palabra me acosas con tu pesada lógica, haciéndome sentir un imbécil a pesar de que sé que las emociones no siempre tienen que ser lógicas. No soy una computadora obedeciendo al teclado y  ratón, qué quieres que diga.

No pasa nada. No pasa nada. Pero me iré esta noche y no podrás alcanzarme con tu jerigonza de profesor de filosofía. Sé que te debo mis estudios, por ti tengo el título colgando en aquel marco dorado. No lo niego, pero estoy tan cansado. ¿Recuerdas que te quejabas de esa compra que llevé a cabo hace dos semanas? Costó un dineral, una fortuna, lo podríamos haber gastado en algo más útil. Te dije que era por seguridad, nunca se sabía, pero tú no dejaste de insistir en lo tonto que era durante todo el tiempo que tardé en conseguir el permiso. Y lo gracioso es que el vendedor aclaró que era de la más barata que tenía, porque tú tuviste que hablarlo en frente suyo, no podías esperar. Nos explicó que después de ciertos metros la bala perdía potencia, no era recomendable para la caza. Yo sólo sonreí y guardé la caja en la mesita de luz, pretendidamente por si un ladrón surgía en la noche. Lo pensaba desde hacía mucho antes de entonces, ¿sabes?, y mientras estabas en la universidad dando clases sostenía el arma por horas hasta que ésta absorbía todo el calor de mi cuerpo y me sorprendía el sonido de la llave en la puerta.

Hoy sé que tienes doble hora. Te quedarás conversando con tus amigos, donde eres el rey indiscutido, y comerás con la boca abierta, escupiendo migajas sin darte cuenta y manchado de mayonesa el mentón. Lo he pensado mucho, durante mucho tiempo. Piensa en todas esas noticias similares que aparecen a diario. ¿Tú crees realmente que eso le sorprende a las personas de dentro, los que los conocen? No. El mínimo gesto o sonrisa forzada siempre es un indicio de algo podrido, un reclamo que nadie escucha, no porque sea indescifrable si no porque no quieren. Cuando abras la puerta y me busques, me encontrarás en el cuarto, mirándote como descubro que hago desde no sé cuánto tiempo. Cual un muerto. Pero al final yo reiré, viéndote mirar exactamente igual. Arrebataré de ti lo que me has quitado por años, desgastándolo con cada reprimenda, con cada vez que saliste con la tuya sin dejarme opinar.

Notas finales:

Últimamente me está dando por el terror, y considerando que el número de escritoras mujeres en el género es mínimo quiero hacer mi propia aportación. Para eso creé este blog: http://bizarros-y-siniestros.blogspot.com/ donde pueden ver este y otro cuentos de terror.


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