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Window por Morita

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Notas del fanfic:

Bien. Tenía que sacarmelo de la cabeza sino....no podré escribir otra cosa! hace tiempo que quería hacer un fic de cosas medias morbosas xD! ...

Espero les gusta y bueno, esta historia esta pensada para ser algo corta...si les gusta y me premian con reviews quizas, la alargamos y la intensificamos un poco más.

A leer niñas!!!

Notas del capitulo:

Esto lo escrií hoy...en dos horas. Lo tenía rondando hace mucho! ...aquí les va y no olviden comentar al final ._.!

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Morita


Capítulo 1


 


Japón. Ciudad sobrepoblada y pequeña en relación a la gran cantidad de personas que habita allí. El, detesta vivir en Japón, pero por razones de trabajo y superación personal DEBE quedarse allí. Sin lograr disfrutar mucho de su insípida estadía pasaba casi todo el día en su trabajo. El bufete de abogados que después de tanto esfuerzo logró formar, ese que le quitaba el sueño y lo mantenía vivo, después de todo podía volcar todos sus frustrados e inertes sentimientos en cada caso. En cada litigio ponía su alma y no por nada se había ganado la reputación del ‘Abogado del Diablo’. Un día defendiendo a un inocente y al otro día a una escoria humana. Siempre ganando y según él, era la forma perfecta de mantener el balance terrenal entre el bien y el mal. Si la maldad no estuviera dispuesta a existir, entonces simplemente no existiría.



Lo único que agradecía de su ‘hogar’ era la ubicación. A unos cuantos pasos del centro y de su amado trabajo. Inserto dentro de un barrio netamente de edificios. Uno al lado y al frente del otro. Lo que le daba una vista ‘panorámica’ de tres metros hasta chocar con la construcción de un nuevo edificio, destinado a recibir a más gente, que pagaría un dineral por vivir en esa caja de fósforos.



Un año pasó y por fin el nuevo edificio estaba listo, por un momento consideró cambiar su viejo departamento y vivir en unos de esos mini condominios que a simple vista estaban bien. Pero en una decisión inteligente desistió de su arrebato habitacional. En aquellos mini condominios atestados de muebles y con una utilización del espacio al 200%, como ordenaría las 50 cajas de documentación que tenía esparcida por su comedor, cocina, y en otros lugares destinados para instalar muebles…y su preciada colección de libros encima de las mesas y sillas. Si, era un total desastre para ordenar, pero al no haber tenido una madre que lo guiara en eso, poco pudo aprender de su padre que se lo pasaba trabajando todo el día. Resultado, hombre de estatura por sobre el promedio, de cabello negro un poco más largo de lo políticamente correcto y muy, muy desordenado.



Tras meses de ver como los departamentos se iban llenando con nuevas familias y/o personas solas, pudo notar que su curiosidad crecía cada vez que a lo lejos aparecía el camión de mudanzas. Apostando consigo mismo sobre cómo sería la próxima persona que habitaría allí. Ya casi todas las ‘cajas de fósforos’ estaban ocupadas en su mayoría por personas solas, que venían a trabajar a la gran capital. Tal como él. Pudo notar que a su izquierda un piso más debajo de él, había un pintor, a su lado un violinista y un poco más arriba una oficinista. Al otro extremo una señora de avanzada edad que se quedaba idiotizada mirando una fotografía en la pared, de quien podría haber sido su marido. El departamento  inmediatamente al frente de él, pero un piso más abajo estaba aún desocupado. El camión volvió y trajo consigo toda la curiosidad. ¡Quien vendría a ocupar uno de los últimos pisos disponibles!



La duda lo acompañaría por un par de días más, por más que intentaba descifrar quien viviría allí, nunca vio a nadie. Sólo un par de cajas apiladas y el conserje quién iba a trabajar dejando todo en orden para el nuevo inquilino, o inquilina.



Una semana pasó y se enteró que su vecino de abajo se mudaría ese mes para el edificio de en frente. La verdad que él no tenía mucho contacto con el resto de sus vecinos, pero con Kai siempre se llevó bien, es decir, cuando él se quedaba afuera utilizaba su ventana para subir por la escalera de emergencias y subir hasta su departamento, recordemos que el orden y la organización no estaban dentro de sus fortalezas. Kai, por su parte siempre le tendía una mano, no siempre lograba entablar una conversación de más de 10 minutos, pero eso viniendo de Yuu, era demasiado pedir. Al escuchar la noticia, nuestro abogado sólo sonrió con resignación.



Pienso vender el departamento, por mientras te dejo una copia de las llaves, por si algo sucede.



Al pensarlo más detenidamente ya en la ‘comodidad’ de su casa, dos de sus neuronas decidieron chocar y le dieron una idea. Su pequeño tormento, podría convertirse en un tormento doble. Si…podría comprar el departamento de abajo y hacerse un dúplex. Utilizaría la ex casa de su ‘conocido más parecido a amigo’ Kai y lo usaría de bodega. No era mala idea. Fue hasta que comenzó con las obras que volvió la tan conocida curiosidad. Si…esa curiosidad que lo llevaría a hacer lo impensado.



Ese departamento aún seguía vacío. Justo en frente, podría ver todo con detalles. Al mes, una mujer de castaños cabellos lo visitó junto a su marido, que al parecer era extranjero. Ya estaba todo dicho, el agente inmobiliario les entregó las llaves y por fin tendría a quien fisgonear en sus momentos de ocio. Serán doctores, o quizás colegas abogados. Ella se ve mayor, lo mismo y era profesora y el un empresario extranjero.



El preciado fin de semana llegó, pero para el no significaba nada más que, más trabajo. Sus empleadas parecían ser muy traviesas o muy mezquinas. Trabajaban un par de meses y luego emigraban a otros bufetes. Toda la preparación y el esmero. A la mierda. No contraría más mujeres, estaba decidido.



Sólo una pequeña lámpara alumbraba su nueva bodega. En ella figuraba Yuu, estudiando el currículo de la que sería su nueva secretaria y de su nuevo ayudante. Ambos decidieron liarse y casarse. Dejándolo sin secretaria y sin mano derecha. Era el fin. Debía contratar a alguien pronto, no podría con toda la carga de trabajo por más tiempo.



Un par de horas más tarde sucedió. Por fin el matrimonio Japonés-Extranjero, volvía. Unas personas trayendo maletas e instalando equipos electrónicos. Que serán…que serán!... la duda estaba por hacerle saltar al Balcón del departamento próximo y preguntarles directamente. Pero se resistió y toda su curiosidad desapareció cuando vio la hora y su cuerpo le rogó por descanso.



A la mañana siguiente preparó su café como siempre, fue hacia su ventana y casi se atraganta con la vista de su nuevo vecino. Era un Él. No un matrimonio como él pensaba. Seguramente esa pareja serían sus padres o algo por el estilo. Se preguntaba como era que un chiquillo de 20 y tantos podría vivir solo en el centro de Japón. Sólo. ¿Sus padres serán afortunadamente millonarios? Él tuvo que trabajar mucho para poder costearse la vida en ese sector, sabía muy bien cuanto costaba. Definitivamente lo espiaría, sólo por su seguridad, nadie tan joven puede tener tanto dinero, quizás eran traficantes y necesitaban blanquear dinero. Él estaba para eso…averiguar que se traía entre manos ese ser de pelos castaños que leía lo que parecía ser una revista sin darse cuenta que un pelinegro abogado le espiaba desde 3 metros de distancia.


 


Intentó seguir con sus quehaceres diarios, pero nada resultaba más atractivo que espiar al departamento de en frente. Si lo pensaba con demasiado esmero, sólo quedaba una hipótesis, sus padres eran unos traficantes y él era usado como palo blanco para blanquear las ganancias de la venta de drogas. ¿Dónde la guardaría? Sería un parrandero incansable y tendría que soportar más ruidos molestos, a los que se suman los del violinista de unos departamentos más abajo. Por más que quiso no logró concentrarse en nada más que en su nuevo vecino. Donde…donde estarán escondidas, si sus padres la venden, de seguro el consume!. No tendré a un chiquillo drogadicto viviendo en frente de mi casa, pensaba. Ni muerto soportaré sus libertinajes ni mucho menos sus arrebatos!


 


Entre miradas pudo ver como el castaño salía de su hogar, el cual estaba impecablemente ordenado. Esta era su oportunidad de inspeccionar más a fondo la casa y saber si en verdad sería el hijo heredero de un capo de la mafia o de un cartel de drogas del extranjero. Decidido inspeccionó bien el lugar, sus grandes ventanales dejaban mucho al descubierto, con algo de pericia pudo ver que en su habitación, había algo de ropa (muy normal) en el piso, la cama tendida, y algunas almohadas moradas encima. En la sala de estar un equipo de música, y muchos libros. Algunos demasiado familiares para él. Pero por la distancia no logró ver si eran  o no lo que él pensaba.


 


Marcos con fotos adornaban los muebles y cajas. Seguramente en aquellas cajas estaba la droga!...era lo más seguro.


 


Narra Yuu.


De acuerdo, lo admito. Esto de fisgonear se me está yendo de las manos, y me estoy volviendo loco. No es posible que piense de esta manera del nuevo. Concéntrate en lo que tienes que hacer y quítale importancia al vecinito castaño japonés-extranjero.



A eso de las once de la noche regresó. Abrí mi bitácora para anotar la hora exacta. Todas mis intenciones de tregua desaparecieron, cuando vi lo que a mi parecer era el estuche de un rifle. Estoy seguro que es para su protección, lo más probable es que sus padres lo estén escondiendo porque los narcos lo persiguen.



Luego vi cómo se quitó su chaqueta. Normal. Luego el calzado. Normal. Después se quitó la ropa quedando sólo en bóxer. No tan normal. Y sólo me quedé viéndolo, eso sí que no es normal. Comenzó a buscar algo entre las cajas, al parecer es un CD y unos audífonos. Agradecí el gesto, por lo menos no tendré que soportar ruidos molestos a deshoras. Lo puso en el equipo de música, sus audífonos por igual.



Imagino que la música debería ser calmada y suave porque sus movimientos eran tranquilos y elegantes, se dio media vuelta y pude ver su rostro. Era muy hermoso y delicado, para ser hombre. Su rostro estaba oculto entre algunos mechones de su cabello castaño, sus ojos notablemente entrecerrados, disfrutando de aquella música, que lo hacía bailar y perderse en un universo en donde sólo existía el. Pronto volvió a voltearse y pude ver la totalidad de su espalda, delgada con  su piel blanquecina. Podría jurar que al tacto puede sentirse casi aterciopelada. Mecía sus caderas de un lado a otro, al son de lo que sería una nueva canción, pude notar el cambio en sus movimientos, ahora mucho más sugerentes, sensuales. Alzó sus brazos para aprisionar con fuerza los audífonos, y así escuchar con profundidad. Abrió los ojos. Creo que me vio, más no me importó en lo absoluto…y yo espiándole no pareció molestarle, quizás no me vio después de todo. Entreabrió sus labios y comenzó a tararear un suave… lalala…lalalalala…



Y fue cuando ocurrió. Algo de lo que seguramente me arrepentiría en un futuro cercano. El sólo hecho de observarlo moverse de esa forma tan comprometedora, tan íntima. Y que él no tenga ni la más mínima idea de mi presencia, me excitaba de sobremanera. Nunca me consideré gay, de hecho creo que no lo soy. Pero poder observarlo, moverse así. Desde mi escondite insospechado contemplar su intimidad expuesta, violada. Algo comenzaba a doler entre mis piernas, bien sabía lo que era, cuando lo escuché tararear esa canción, con su voz gruesa, casi como el ronroneo de un felino, sentí la punzada en mi bajo vientre. Algo de mí aún se revelaba ante la necesidad de descargarme, de masturbarme, viéndolo bailar.



Me rendí ante mis instintos y lo hice. Desabroché mi pantalón, bajé mi ropa interior y me toqué. Mirándole. Aquella melodía sensual seguía sonando hace un rato y el mantenía ese vaivén en sus caderas. Mi mano recorriendo mi erección y sus caderas meciéndose casi al mismo tiempo. Que bella imagen tengo. Imaginé como sería penetrarlo mientras el meciera sus caderas con ese ritmo. Al sólo pensamiento mis caricias se intensificaron y sin querer mi orgasmo llenó mis dedos.



Ya nunca más podré despegarme de esta imagen…de esta obsesión por observarlo secretamente.



Unos días pasaron y el destino se encargó de traerlo hacia mí. Más cerca aún. Le pedí al conserje del edificio donde él vive que ponga un afiche ofreciendo el trabajo que se, el aceptará. Quizás ni fue  destino, sino que fueron las inmensas ganas de tenerlo más cerca aún. Logré que Kai averiguara que hacía, como se llamaba etc. Resultó demasiado conveniente su cambio de edificio, ahora lo tengo de informante y puedo observar más de cerca a Takashima.



¿Cómo será trabajar con él, como mi mano derecha y secretaria? El resultó ser tesista de leyes. En un par de meses, sería un abogado como yo. Tenía 24 años, yo 32. Cuando notó que su nuevo trabajo estaba a menos de 10 minutos de su hogar y que por lo demás constituiría una buena experiencia en su carrera, aceptó gustoso. Sin mencionar que hice el esfuerzo de proponerle un muy buen trato, en cuanto a su salario. Mi meta era lograr que trabajara conmigo, y lo logré. Ahora puedo observarlo en la oficina y en casa…cuando salga a comprar lo seguiré. Si va a una cita…no sé cómo reaccionaría. Él se convirtió en mi nueva obsesión.  


 


El castaño ayudante/secretario se acomodaba feliz en su nuevo puesto de trabajo, aquella función que le permitiría avanzar en su tesis en sus ratos libres, así como también ver casos reales y aplicar sus conocimientos teóricos sobre leyes. La verdad que conocía muy bien quien era su jefe y ahora maestro. Shiroyama Yuu. Mejor conocido como ‘aquel cabrón sin sentimientos’ , tenía la fama de no dejar escapar ni un juicio y los más complicados litigios le eran entregados para ser estudiados, los abogados socios de su bufete eran cada vez más codiciados y tras pasar por una especie de entrenamiento emigraban a otras firmas. La Razón, el clima que se respiraba alrededor de Shiroyama era tóxico. Sus enseñanzas eran excelentes, su inteligencia era envidiable, pero el tipo no tenía tacto, le era imposible socializar fuera de un Juzgado. Razón por la cual, sus empleados rotaban, todos en menos de un año.



-          Takashima, ven a mi despacho por favor…



Hasta el más mínimo sonido pudo ser capturado en su fantasía, desde cómo rodaba el pomo de la puerta, como se deslizó dentro de la oficina y la reverencia de saludo ante su Autoridad, nada pasó desapercibido



-          Necesito que revises esos casos por favor, son algo simples, quiero que me des tu opinión



El castaño sólo se acercó para recibir las carpetas que el mayor le entregaba, con una sonrisa incansable y algo nerviosa, no siempre podías darle tu humilde opinión a uno de los abogados más cabrones de Japón.



-          Como no, los terminaré esta tarde. – Le dijo mirándo directamente al mayor, con algo de seguridad. Yuu sólo miraba unos documentos en su escritorio.



 


-          Hazlo con calma, no es urgente. Primero que esto quiero que muevas tu escritorio. Lo he pensado mejor y tenerte en un pasillo no es conveniente. Pide ayuda en el primer piso. Mueve tus cosas aquí. – Dijo aun leyendo lo que parecía ser la solución a todos los problemas del mundo, el castaño nunca se imaginó que esa persona sería tan distante y fría.



 


-          ¿Aquí? ¿En su oficina?  - La idea de compartir despacho con su jefe/monumentodehielo le daba algo de miedo.


 



-          Sí. Podremos trabajar mejor así. Créeme, aprenderás más cosas si te quedas cerca. – Por primera vez levantó la vista hacia él. Oh Dios…como hubiera querido que se quedara leyendo, que no lo viera nunca más de esa forma. Una mezcla de vergüenza y miedo inundó su ser. Esos persistentes ojos negros de gran profundidad.



 


-          Entiendo. Con su permiso, me retiro.


 


Narra Yuu.



Autocontrol. Esa palabra ya no existía en mi vocabulario, me vi obligado a desterrarla, en cuanto lo vi salir por la puerta, corrí al baño. Corrí a hacer lo que al parecer detiene estos ataques de taquicardia y el sudor en mis manos, lo que me devuelve el aliento, el aire. El sentir su perfume y la suavidad de su sonrisa, me hace volver a esto, a la autosatisfacción. No me esmeraré en entender mi situación de sanidad mental, siempre pensé que todos a mí alrededor estaban equivocados y que yo no estoy loco. Pues resulta que si lo estoy y por un muñequito de 24 años.



Lentamente y con su aroma aun rondando mis sentidos me desvestí. Ahora mi mente rememoraba el incidente del baile, luego esa sonrisa amable de la entrevista de trabajo y ahora esto. El pequeño roce, que él no notó, en cuanto le di las carpetas, ese minúsculo contacto que siendo tan pequeño me tiene duro. Tocándome sin control hasta agotarme, hasta correrme.



Pequeño Takashima, quiero observarte hoy…quiero vigilarte mientras duermes.



Notas finales:

1.- Nerviosa!!!

2..- Que cancion bailaba Uruha?

 Cibo Matto - Sugar Water, busquenla es muy buena para seducir  xD!

3.- Dejen sus comentarios por favor!

4.- Se notó que parafilia tiene Aoi? bueno la que no entendió, el resultó ser voyerista xD! ... si no sabes que es eso, iluestrese en Wikipedia!! :D!

La que quieran agregarme les dejo mis redes sociales

facebook : Kathy Moena

msn : kmoenav@live.com

 

 

Adiiiiiiiiios! ~~


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