~Fieber~
Nunca había visto a alguien tan peculiar a pesar de trabajar para un psiquiátrico desde hace tres años, sin embargo, algo le despertó con solo mirarlo, fue una terrible atracción la que nació al cruzar con su figura sosegada tumbada en aquel sillon, por primera vez sintió necesidad, necesidad de estar con alguien, no, solo de estar con él. Lo observo con detenimiento, no se movía, solo pestañeaba, las hebras negras de su cabello estaban revueltas, como si hubiese peleado antes de estar en ese estado de tranquilidad.
- Tenemos un nuevo paciente – Le dijo su compañero al verlo tan “curioso”, pero como llevaba un carrito con comida y medicamentos se alejo con rapidez para terminar con su trabajo.
Sonrió para sí mismo, así que sin pensarlo dos veces se acerco a la oficina del médico en guardia, con sinceridad odiaba tener que entrar a esa habitación que siempre le causaba cierta molestia pues la luz ahí le parecía horrible, tan blanca, tan brillante.
- Takashima – Le hablo el médico al verlo entrar – siéntate – Obedeció acercándose al escritorio de aquel hombre de complexión delgada y piel morena llamado Kai – ¿Ya lo viste no?
- Si.
- Que bueno que vienes, pues necesito que le pongas especial atención ya que hoy tienes guardia toda la noche; es el hijo de una persona que está en el negocio de los farmacéuticos, así que no debemos quedarle mal.
- Si señor – Contesto agradecido de ser él quien “velara” por los sueños del recién llegado.
- Su nombre es Shiroyama Yuu, tiene treinta y un años, sufre constantes ataques de esquizofrenia provocadas por su abuso al éxtasis durante los últimos cinco años, además de padecer de bipolaridad.
- Todo un estuche… - Iba a terminar su frase pero la cara de molestia de su jefe le silencio.
- Es necesario que me ayudes con el – Solo afirmo con la cabeza y salió de esa oficina sonriendo alegremente de solo pensar en lo hermoso que sería estrangularlo, en lo maravilloso que sería cortar su aliento no solo con un beso. Se detuvo ante el último pensamiento, sacudió su cabeza para deshacerse de esa idea tan homosexual.
Su pulcro y blanco uniforme se perdió entre las batas de los pacientes, hasta situarse en frente de ese Yuu. Solo verle le causaba un estado de perdición fascinante e inquietante, intento alejarse prestando atención a los pacientes que le rodeaban pero siempre observando al Shiroyama, quien permanecía sentado, mirando fijamente por la ventana, esa que les demostraba el lugar donde estaban pues tenía barrotes de metal por dentro que evitaba la probable huida de los internos.
- No te muevas – Le ordeno a un hombre bajito al cual le arreglaba la bata.
- ~No, no~ - Canturreaba - ~muevas, muevas~ - Suspiro para luego dirigirse donde se encontraba Yuu, se coloco frente a él pero no le causo mayor impacto pues parecía como si siguiera observando a la ventana.
- Hola – Le dijo pero el otro seguía sin moverse, eso le molesto, realmente le molestaba que lo ignoraran y cuando lo iba a tomar del brazo para que lo mirara su compañero le grito.
- ¡Uruha las regaderas! – mirando con desdén al pelinegro se alejo, se vengaría, esa afrenta no la dejaría pasar, por lo que mientras se encontraba en la regadera de forma maquiavélica ideo un plan para hacerle saber de su existencia. El tiempo paso rápido y cuando llego la hora del baño de sus pacientes, dejo a Yuu al último.
- Es el último – Le hablo su símil saliendo con uno de los internos.
- Gracias Reita, llévalo a dormir y luego puedes descansar – Le dijo a su compañero.
- Genial, así podre hablarle a mi esposa – Le comento risueño.
- Si no te conociera me tragaría ese cuento, pero deja de decirle así a tu marica.
- No digas eso, porque solo significa que el reprimido gay de closet eres tu – Y antes de que Uruha le mostrara su molestia salió corriendo. Termino de acomodarse algunos mechones de cabello pegados en su rostro, después de todo quince personas a las cuales atender no era cosa sencilla, pero venia lo mejor, seco sus manos en su mandil y salió al encuentro de la última persona por recibir un baño, sin la menor de educación lo jalo del brazo.
- Ahora veras – Yuu ni se inmuto, se dejo llevar, su lánguido andar desespero a Uruha que tan pronto entraron al baño, cerró la puerta con seguro y empezó a despojar de la bata al hombre frente a él, su figura era atlética, a pesar de ser un adicto llego a sentirse seducido por su cuerpo, pero sus ojos parecían estar en otro lado, lo cual le molesto mas y lo empujo haciendo que cayera sentado al suelo, fue cuando el pelinegro despertó de su trance.
- No, no me hagas daño – Empezó a llorar.
- Ahora me lo pides – En su rostro se instalo una inusual sonrisa, tomo un balde con agua fría y sin más arrojo el agua contra el pelinegro quien grito y tembló.
- Este es un loquero ¿crees que las paredes son como las de tu casa? Pues no, no es así. Aquí nadie escuchara tus gritos, solo yo – se acerco a Yuu que instintivamente intento alejarse pegándose a la pared – Tu cuerpo – Deslizo la yema de su dedo índice por el abdomen del paciente subiendo lentamente hasta su cuello donde se detuvo breves instantes, pero continuo hasta sus labios – Cierra esta boquita y te bañare como es debido - Yuu solio movió la cabeza de arriba hacia abajo con temor. El baño transcurrió sin mayores problemas, antes de salir con un Shiroyama limpio, Takashima miro el reloj 8:05 la hora de dormir, eso le pareció aun mejor, así que llevo al paciente a su habitación. Lo metió a la cama y lo arropo, estaba por salir cuando escucho a Yuu decirle “Quiéreme” sonrió, cerró la puerta, y con agilidad se dirigió a la cama donde se puso a horcadas encima de Yuu deteniendo los brazos de este con ambas manos y con sus piernas impidiendo que Yuu moviera las suyas – Tu – Se acerco al pelinegro que lo miraba asustado, libero las manos de su presa solo para acariciar con las propias el rostro de Yuu – Tienes tanta… - “no sé” pensó y sus manos se deslizaron hasta el cuello del Shiroyama, se emociono al notar lo perfecto que amoldaban, era como si ese cuello estuviera hecho para sus manos, le dio un beso en la frente al interno y después comenzó a apretarle el cuello – ¡Que sensación! – Exclamo de alegría sintiendo un calor recorrerle el cuerpo, aumento la presión, logrando que Yuu se removiera para intentar que lo soltara, incluso en algún momento sintió como sus manos eran sujetas con fuerza pero no le prestó mayor atención, ya que su vista se encontraba nublada con el rostro moribundo de Yuu, se detuvo hasta que se dio cuenta que su color cambiaba, el otro tosió rasgándose más la garganta – Yo – No sabía porque había hecho eso, jamás en su vida había lastimado a alguien ¿Por qué lo había hecho? entonces se dio cuenta que algo andaba mal, sintió su cuerpo y efectivamente tenía una erección, negó asustado de sus propios actos, sus cabellos se desordenaron y salió corriendo en dirección al baño, mientras corría por un pasillo Reita le vio pasar pero no pregunto nada.
Takashima se retranco en la puerta del baño, golpeo varias veces su cabeza contra la misma pero su cuerpo seguía manteniendo el estado de placer accionado por el pelinegro, en su mente una y otra vez se repetía la imagen de Yuu, el temblor de su cuerpo mientras sus manos le presionaban la garganta, entonces otra imagen se coló, la de el Shiroyama desnudo, su piel suave, sus hermosos ojos, sus labios, esos labios… sin pensar llevo las manos a la parte inferior de su cuerpo y comenzó a autosatisfacerse, a imaginar que realmente la mano que aprisionaba eran esos carnosos labios, así siguió hasta terminar y salir de esa alucinación “No, Takashima, a tus 28 no puedes decir que eres gay, has tenido un sin número de mujeres y no puedes” se lavo las manos observando el blanco de las paredes “solo es que te sientes culpable, sí, eso es, solo discúlpate y ya, si, solo eso” se arreglo sus castaños cabellos y regreso a la habitación donde minutos antes estuvo a punto de cometer un gran error, tan pronto estuvo adentro se aseguro de que nadie pudiese cruzar esa puerta, lentamente se acerco a la cama de Yuu, iba a despertarlo acariciando su rostro cuando una mano lo detuvo.
- ¿ahora si quieres matarme? – Le pregunto tan lucidamente que le pareció increíble – No me mires así, que me dan ganas de devorarte – El cuerpo del enfermero se estremeció, entonces Yuu lo tomo de las muñecas y con movimientos rapidos lo arrojo boca arriba sobre la cama, colocándose sobre el – Intentar ahorcarme no fue buena idea – El pelinegro se acerco a su rostro, miro los labios del castaño y termino besándolo.
Para el enfermero su mundo se estaba destruyendo ¿en qué momento aquello había empezado? Pero no repelió el beso, ni siquiera forcejeo para intentar sacárselo de encima [bipolaridad] pensó, pero eso no podía ser.
Al terminar el beso, Yuu sonrió con cinismo - Beso delicioso ¿no? – Uruha le grito un no rotundo – Pero bien que aceptaste, podría decir que incluso hubieses tenido un orgasmo si continuaba.
- Muérete imbécil, maldito enfermo.
- Yo no fui quien se excito por ahorcar a alguien – Takashima negó con la cabeza, quería salir corriendo.
- Muchos llaman a esto bipolaridad, tu ya te diste cuenta ¿verdad?- Pregunto con cierto aire inocente.
- Trastorno de identidad diciosativo - Contesto.
- Una estrellita para ti – Le beso la frente – Si, es una buena capacidad cuando se necesita cubrir ciertos “detalles” – Yuu se sentó sobre la cadera de Takashima – Mmm… creo que me gustara estar contigo – dijo sugestivo al enfermero – Mi nombre es Aoi, y veras soy la parte de Yuu que no teme hacer lo que quiere.