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Odiosa fantasía por Gianako

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Notas del capitulo:

Como me lo habeis pedido y he tenido algo de tiempo esta vez subo el capi antes, espero que lo disfruteis.

-         En serio, Malfoy, lo tuyo con lo baños debe de ser una enfermedad, háztelo mirar – le dijo Harry confiando en que su voz sonara tranquila.

 

 

 

Harry contempló a Malfoy esperando la típica respuesta sarcástica de siempre, pero esta no llegó. El rubio lo contemplaba intensamente como si él se fuera comestible y se pasaba la lengua por el labio superior. Por lo que no pudo evitar pensar que a Malfoy se le había ido la cabeza y los habían encerrado ahí para que ese loco acabara con él.

 

Algo desconcertado Harry dio un paso atrás y puso el tenedor en medio de los dos como si fuera una pistola que estaba dispuesto a usar, pero lo único que consiguió fue que Malfoy esbozara una pequeña sonrisa.

 

-         No deberías haber abierto esa puerta – dijo con voz amenazadora pero a la vez seductora.

 

-         Ah, si es por eso no te molestes que ya la cierro otra vez – le respondió Harry temiendo a este nuevo Malfoy descontrolado.

 

-         Ahora ya es tarde para eso

 

-         No, bueno no sé que como de tarde es porque no tengo reloj, pero las puertas se pueden cerrar cuando uno quiera – dijo Harry compadeciéndose de él, puede que no estuviera loco y que le hubiesen dado un golpe en la cabeza y se hubiese quedado tonto.

 

En un acto de piedad Harry fue a cerrar la puerta para que su compañero viera que efectivamente las puertas podían cerrarse a cualquier hora, sin embargo, Malfoy puso una mano sobre la suya para detenerlo.

 

En cuanto sintió esa cálida mano sobre la suya un estremecimiento asaltó su cuerpo provocándole una extraña mezcla de temor y excitación.

 

-         Creo que no me has entendido bien – dijo Malfoy mientras empezaba a acariciar sus dedos – esta puerta no se va a volver a cerrar porque ahora que he visto lo que hay al otro lado quiero salir a jugar.

 

¿Jugar? Estaba de broma ¿no? ¿Con qué iba a jugar? Pobre criatura estaba peor de lo que pensaba.

 

-         Verás, Malfoy, creo que tienes una conmoción cerebral y no sabes lo que dices – le contestó pacientemente Harry buscando una explicación lógica a la vez que intentaba apartar la mano, pero el rubio se la mantenía bien sujeta -¿Recuerdas que alguien te haya dado en la cabeza? ¿O tal vez una poción rara que te haya convertido el cerebro en mantequilla?

 

-         ¿Siempre dices tantas estupideces cuando estas nervioso? – le respondió Malfoy con otra pregunta – aunque la verdad es que me parece muy tierno que mi presencia te inquiete.

 

Harry frunció el ceño disgustado, si estaba nervioso era por la situación no porque estuviese ese rubio creído delirando frete a él.

 

-         Para tu información, si estoy nervioso es porque alguien nos ha encerrado aquí y no hay forma de salir.

 

-         ¿De verdad? – preguntó Malfoy sonriendo como si le estuviera diciendo que le iban a dar un premio al mejor mago del año.

 

-         Estás idiota o qué te pasa, te estoy diciendo que nos han encerrado y no sé que quieren de nosotros.

 

Malfoy le ignoro y se fue acercando hasta que sus labios estuvieron a escasos centímetros y entonces le respondió:

 

-         No seas tan dramático, a mí me trajo aquí Theo y a pesar de que no soy el mejor amigo del mundo no creo que quiera matarme y cortarme en pedacitos.

 

Harry se tranquilizo un poco, puede que tuviera razón y que fueran sus amigos los que les habían encerrado, pero ¿para qué? Y lo más preocupante de todo ¿por qué ese loco tan sexy se le había acercado tanto y no paraba de acariciarle la mano?

 

-         Está bien – aceptó Harry hablando muy despacio para evitar que sus labios se rozaran con los del otro, ya que no quería que lo volviera atormentar llamándole pervertido – pero tenemos que encontrar la forma de salir.

 

-         Pues yo prefiero quedarme aquí dentro, muy dentro – dijo el rubio con voz ronca haciendo que sus palabras sonaran como una insinuación erótica.

 

Harto de escuchar locuras intentó que le devolviesen su mano otra vez y al no conseguirlo decidió pasar a la acción. Alzó su tenedor justiciero y se lo clavó en la mano. ¿No lo quería muy dentro? Pues ahí lo tenía, eso por intentar seducirlo después de un montón de días llamándolo animal en celo. Y todo gracias a su querido tenedor, era el arma perfecta ¿quién se atrevería ahora a negarlo?

 

 


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