Había pasado toda una noche desde que encerraran a Malfoy y Harry juntos, y Neville estaba de los nervios ya no se sentía tan seguro de que su plan fuese a funcionar. Además se le daba muy mal mentir por eso cuando Ron le preguntó el motivo por el cual Harry no había ido a dormir a su habitación dijo la primera mentida que se le ocurrió.
- Harry esta saliendo con alguien y querían pasar la noche juntos – mintió con voz temblorosa, hasta le dio un tic en el ojo que trató de ocultar.
- ¿Estas seguro? Si Harry estuviese saliendo con alguien me lo habría dicho – cuestionó Ron, que por una vez le había dado por pensar – No te ofendas pero yo soy su mejor amigo, casi su hermano, me lo contaría a mi antes que a ti.
- Es que a mí no me lo ha contado, los vi y no le quedo más remedió que reconocerlo – Neville se abofeteó mentalmente por liar la mentira aún más. Cuando Harry apareciera iba a tener que dar muchas explicaciones solo esperaba que su amigo no lo quisiera matar por lo que había hecho.
A Ron pareció valerle la explicación porque sonrió y le dijo:
- Vaya, pues entonces me alegro. Ya sabes que desde que él y Ginni decidieron cortar no había querido salir con nadie y se merece encontrar a alguien que le haga feliz.
Neville le dio la razón y deseo que su mentira fuese cierta, Harry siempre se sacrificaba por los demás y merecía su recompensa.
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Harry se despertó aturdido - ¿dónde estoy?- Fue lo primero que le pasó por la cabeza pero entonces recordó lo que había pasado el día anterior y una sonrisa boba le ilumino la cara.
Se estiro en la cama para buscar al causante de su buen humor y se sintió decepcionado al verse solo. Busco con la mirada por la pequeña cabaña pero tampoco lo vio, no podía haberse ido la cabaña estaba cerrada ¿no?
Sus antiguos temores volvieron con más fuerza, seguro que Draco estaba en algún sitió maldiciéndolo por pervertido. A lo mejor había sido demasiado bruco y el rubio se había asustado. Se levanto y busco sus pantalones pero como lo los vio se enrollo la sabana a la cintura.
Entonces se escuchó la ducha y Harry soltó el aire que había estado reteniendo, se acercó con cautela al baño y lo pensó antes de abrir la puerta. Aunque ya lo hubiese visto desnudo no quería molestarlo más si estaba enfadado por lo que había pasado entre ellos, finalmente se decidió y abrió la puerta.
El agua había calentado el baño y empañado el espejo que había sobre el lavabo. Draco estaba dentro de la ducha y a Harry le recordó a la primera vez que lo vio en las duchas aunque ahora el rubio no se estuviera tocando. Desde aquella vez Harry había empezado a ve a Draco como algo más que un compañero molesto y aunque deseaba poder negarlo se estaba empezando a enamorar de él.
La expresión de Draco cambió cuando le vio parado al lado de la puerta abierta.
- Eres un mirón, Potter – le dijo sacudiendo la cabeza y llenando el suelo del baño de gotitas. – Si te vas a quedar cierra la puerta que me esta dando frío.
Harry completamente confuso cerró la puerta y dio unos pocos pasos en su dirección sin atreverse a hablar.
- ¿Piensas ducharte o te vas a dedicar a observarme? – le preguntó con tono de burla.
Después de inspirar profundamente y evitar mirar con descaro el cuerpo sexy que tenía delante, Harry consiguió hablar aunque con voz algo insegura.
- No... No… ¿no quieres matarme por lo que paso?
Draco soltó un suspiro teatral y siguió enjabonándose el cuerpo aunque a Harry le dio la sensación de que lo hacia con intencionada sensualidad.
- La verdad es que cuando desperté desnudo a tu lado y con molestias en algunos sitios pensé seriamente en castrarte – hizo una pausa como valorando nuevamente la idea - pero como sabrás después de utilizar un terrible tenedor como arma aquí no hay nada con lo que cortar, por lo que me dije: vaya habrá que dejar lo de la castración para otro día.
Harry no sabía si estaba hablando en serio o no pero se encogió y se llevo la mano instintivamente a la entrepierna para proteger su tesoro. Mientras Draco hacia verdaderos esfuerzos para controlar la risita que le había provocado la reacción del moreno.
- Tranquilo – dijo Draco haciendo un gesto con la mano para restarle importancia – hasta que encuentre un objeto afilado podemos seguir dándole uso a tus… encantos.
Harry se fue hacia la puerta pero entonces diviso su ropa doblada en un rincón.
- ¿Qué hace mi ropa aquí?
Draco salió de la ducha sin enjabonar y se acercó a Harry. El moreno solo llego a escuchar unas cuantas palabras antes de que Draco le arrancara la sabana y lo metiera en la ducha.
- No me apetecía tener que volver a quitártela.
Sus bocas se unieron para rendirse culto una a la otra y sus lenguas iniciaron un baile más antiguo que el tiempo.
- Entonces ¿no estas enfadado? – pregunto Harry cuando se interrumpió el beso.
Draco lo miró durante un largo rato, Potter estaba adorable mirándolo con esos preciosos ojos verdes e inseguro porque pudieran rechazarlo. Deseaba poder seguir negándose como hasta ahora la química y el deseo que había entre ellos. Pero después de lo que había pasado le resultaba imposible ocultar los sentimiento que llevaba tanto tiempo intentando ignorar. Además estar con Potter sería lo ideal para seguir molestándolo todos días, eso sin contar con los beneficios adicionales como el sexo.
- Potter, me gustas más que los bombones de chocolate.
Harry al principio lo miro confuso, esa no era una respuesta a su pregunta, pero en cuanto comprendió lo que había oído se puso completamente colorado.
Draco esta vez no contuvo la risa que le provocó y pensó con gusto que esta nueva forma de torturar a Harry Potter iba a ser muy divertida.