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Odiosa fantasía por Gianako

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Notas del capitulo:

Esta vez para compensar la espera os traigo un capítulo más largo, espero que os guste.

 

- No somos bebés, si queremos solucionar nuestros problemas con alguien lo hacemos nosotros mismos – le reprochó Ron a Neville – no necesitamos que el que creemos nuestro amigo nos tienda una trampa y nos deje a merced de nuestro enemigo. A saber que le habrá hecho el hurón al pobre de Harry.

Esas palabras hicieron saltar todas las alarmas de Hermione. Draco, el afrodisiaco del que le había hablado Blaise y… Harry. Mierda, tenía que encontrarlos cuanto antes, solo esperaba que no hubiese pasado una desgracia.

Dejo a Neville y a Ron discutiendo y salió corriendo de la habitación para rescatar a su amigo.

 

 

 

 

- Vamos, Potter, no te hagas el santurrón conmigo – dijo Draco agitando un bote de nata – ya he visto lo depravado que puedes llegar a ser. Además, acabamos de comer y yo soy incapaz de resistirme al postre.

- Deberíamos tratar de encontrar la forma de salir de aquí, en vez de distraernos.

- ¿Para qué? Ya vendrán a sacarnos, al fin y al cabo nos han encerrado nuestros amigos –dijo andando hacia la cama.

- No me lo recuerdes – contestó Harry distraído. Su mente había dejado de funcionar en el momento en que Draco se había tumbado en la cama sin camiseta y había echado nata sobre sus abdominales.

- Vienes a por el postre ¿o no?

En menos de un segundo Harry cruzó la habitación hasta colocarse al lado de Draco, su mirada se recreaba en ese rubio tan sensual pero su mente era incapaz de relacionarlo con Malfoy. Era como si la cabaña los hubiera transportado a un mundo totalmente opuesto en el que su enemigo se había convertido en su ¿amante?

 

Olió la fragancia única de su piel y lamió con lentitud la nata. Nunca le había sabido tan bien pero a partir de ahora la iba a tomar todos los días de postre.

 

Draco se estremeció en cuanto la lengua de Harry rozó su piel, fue como si una descarga eléctrica le atravesara el cuerpo de la mejor forma posible. De pronto ya no tenía ganas de jugar, solo quería volver a tener a Potter desnudo tratándolo como si fuera la única persona del universo. Si hubiese podido pensar en otra cosa que no fuera en esa lengua que se deslizaba por su cuerpo provocándole un incendio que no sabía si algún día podría apagar, probablemente se habría asustado de lo intensos que eran sus sentimientos.

 

Enredó la mano en el pelo de Potter y lo atrajo hasta su boca para darle un profundo beso, su sabor despertaba en él un deseo primario que no lograría ni el mejor afrodisiaco del mundo. Y la maldita ropa le dificultaba el acceso a ese cuerpo que anhelaba tan desesperadamente, tendría que deshacerse de ella.

 

 

                                       ****

 

Hermione llevaba un buen rato buscando la cabaña en la que habían encerrado a su amigo pero le estaba resultando más difícil de lo que había imaginado y eso la ponía de los nervios. Todavía no entendía como a Neville se le había ocurrido que encerrar a esos dos juntos era la solución para que se llevaran bien. Si a cualquier persona la encierras con su enemigo lo único que consigues es que se arranquen los pelos, eso en el mejor de los casos.

 

A lo lejos distinguió la silueta de una pequeña casita y corrió hasta su puerta. Había llegado el momento de evitar una catástrofe, era muy posible que se estuvieran peleando y tuviese que separarlos con la ayuda de su varita, solo esperaba ninguno estuviera herido de gravedad.

Levanto su varita y lanzó un hechizo para abrir la puerta que estaba cerrada con magia y con un hondo suspiro se adentró en la cabaña.

 

                                        ****

 

“Malditos slytherin que solo saben causar problemas. Solo hay que ver a Neville que se ha vuelto idiota desde que sale con uno” pensaba Ron mientras caminaba furioso por los pasillos hacia el exterior para buscar la cabaña.

 

Su parte racional, esa que procuraba ignorar casi a diario, le decía que estaba exagerando pero estaba dispuesto a ignorarla una vez más. Había tenido una semana estresante y lo único que le faltaba era tener que preocuparse por otro slytherin. ¡Malditas serpientes, estaban hasta en la sopa!

 

De pronto unos brazos fuertes tiraron de él y lo inmovilizaron contra la pared.

- Creo que tú y yo tenemos algo pendiente.

Oh, no. Él otra vez no.

- Suéltame – siseó Ron amenazante.

- ¿O qué? ¿Vas a darme otro rodillazo? – Ron lo fulminó con la mirada – me parece que no, esta vez he tomado la precaución de inmovilizar esas piernas tan inquietas que tienes.

- No tengo tiempo para tus jueguecitos – replicó Ron – dime lo que tengas que decir y deja que me vaya.

- Bueno – dijo pensando – no hay mucho que decir más bien saldar cuentas.

Presionó más el cuerpo del pelirrojo contra la pared y le sujeto las muñecas por encima de la cabeza con una sola mano. La respiración de Ron se hizo más profunda conforme la mano libre de Zabini se deslizaba por su cuerpo hacia su entrepierna. Cuando la mano llegó a su objetivo el moreno agarró firmemente el tesoro de Ron y apretó con fuerza.

De la boca de Ron brotó un gemido de dolor apenas contenido y los labios de su agresor se curvaron en una sonrisita malvada.

- ¿Ves? No está bien provocar a las personas porque pueden sucederte cosas que no te gusten y lo que hiciste el otro día no estuvo nada bien – aflojó su agarre y observó la cara de Ron que se encontraba a escasos centímetros de la suya – sabes a lo que me refiero ¿vedad?

Ron le sostuvo la mirada y afirmó con la cabeza. Sí, se acordaba pero no pensaba darle ninguna explicación y mucho menos pedirle disculpas. A la mierda con ese capullo, si le había molestado lo que pasó que se aguantara igual que él había tenido que aguantarse.

- Pobre Zabini – se burló Ron – esta triste porque un compañerito del cole ha sido malo con él.

Zabini volvió a apretar la mano, esta vez más fuerte, y la cara de Ron se contrajo de dolor.

- Yo que tú no me haría el gracioso con el tipo que tiene tus pelotas en la mano – le advirtió.

- Está bien – concedió Ron mortalmente serio por la seguridad de la parte más querida de su anatomía - ¿Qué pides por soltarlas?

A Blaise casi se le escapa una carcajada al escuchar eso, esta era la conversación más rara que había tenido en toda su vida. Era como si hubiese secuestrado a un ser querido del pelirrojo y ahora tuviera que exigir una recompensa. Y lo mejor de todo era la boca del Weasley haciendo un puchero terriblemente sexy, esos labios… casi sin darse cuenta aflojo la mano y movió la palma acariciándolo.

 

El cuerpo de Ron se estremeció en contra de su voluntad, no sabía que era mejor. Que le apretaran su preciado miembro masculino hasta convertirse en una chica o que las caricias de ese cerdo prepotente le gustasen.

- Vas a quedarte mirándome todo el día o vas a soltarme los huevos de una vez, porque la verdad es que tengo mucha prisa.

Zabini hizo una mueca y volvió a apretarle aunque no con tanta fuerza como las veces anteriores. A pesar de todo Ron prefirió el dolor al ambiente íntimo que había vivido unos segundos antes.

- Eres un maleducado – sacudió la cabeza para despejarse y le miró fijamente a los ojos retándolo – si tanta prisa tienes por irte libérate de mí. Eres un hombre y tienes casi tanta fuerza como yo, además la última vez lo conseguiste no debería serte tan difícil ahora.

Ron bufó de indignación, la otra vez estaban delante de Hermione y solo le había sujetado los brazos. Ahora lo tenía completamente inmovilizado y prácticamente respiraban el mismo aire, estaba rodeado por… Zabini. Y el muy creído lo sabía por la forma en la que le estaba sonriendo. Ay, si él le pudiera borrar esa sonrisa.

A pesar de que sabía que no iba a conseguir nada, Ron intentó liberarse y lo único que logró fue restregarse con Zabini.

- Sabes que no puedo casi ni moverme – dijo con un suspiro de resignación – y tú no puedes retenerme aquí todo el día. Di lo que quieres de una vez y ahórranos pasar más tiempo juntos.

- Lo que quiero… mmm – fingió pensárselo – quiero que te disculpes por todo lo que me has hecho.

No le hacía ninguna gracia tener que disculparse pero estaba dispuesto a hacerlo para que le soltase. Tal solo eran una o dos palabras y no tenía ni que sentirlas. Sí, podría pedirle perdón, reflexionó antes de que Zabini añadiera…

- De rodillas.

¿QUÉ? Pensó escandalizado, jamás se humillaría así ante Zabini. De ninguna manera tenía que haber otro modo de conseguir que lo soltase que no incluyera tener que pedir perdón de rodillas. Podía mentirle y decirle que se iba a arrodillar para que lo soltase y luego salir corriendo, pero eso sería de cobardes. Además si huía luego tendría que aguantar sus burlas.

 

De pronto se le ocurrió un plan, no era muy elaborado y sabía que se iba a arrepentir si lo hacía pero ahora mismo no veía otra salida. Tenía que ir buscar a Harry para comprobar que estuviera bien y planear una venganza contra Neville, no podía seguir perdiendo el tiempo.

 

- No seas infantil, Zabini. Eso de disculparse de rodillas es demasiado… - susurró Ron con voz suave mientras se esforzaba por relajar su cuerpo.

Zabini lo miró confundido por su cambio de actitud y Ron aprovechó para acercar su rostro de tal forma que cada vez que hablaba sus labios rozaban los del otro.

- Deberías olvidarte de esa pequeña broma que te hice – casi podía saborear el aliento de Zabini, que parecía estar hipnotizado por su boca.

Al verlo tan distraído Ron hizo fuerza para librarse de él, pero antes de poder avanzar Zabini le sujetó con más determinación.

- No juegues conmigo, Weasley – le amenazó con desprecio.

Joder. Ahora sí que le había enfadado, tenía que hacer algo antes de que Zabini tomara represalias y le volviera a apretar su entrepierna. A este paso se la iba a dejar inutilizable. Lo miró a los ojos y paso a la segunda fase de su plan.

 

Acortó la distancia que los separaba y unió sus labios a los de su enemigo.

 

Notas finales:

¿Qué os ha parecido? ¿Cómo reaccionara Hermione cuando vea a Draco y Harry juntos? ¿Y qué le ha pasado a Ron y a Blaise para que esten tan enfadados?


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