Recordó cada encuentro hasta que todo se mezcló en su cabeza, las peleas, los besos, los insultos, las caricias… cada momento en el que había estado a punto de morir ya fuera por Voldemort o por el deseo que había llegado a sentir por el mago que tenía delante.
Él ya no tenía nada que pensar de pronto todo le parecía tan claro…
Draco se mantuvo callado durante un rato disfrutando en silencio de la cara de pánico que se le estaba poniendo a Harry. Cuando al fin considero que el moreno había sufrido bastante le regalo una de sus mejores sonrisas y le contesto:
- Vaya, Potter esta ha sido la declaración más cutre que me han hecho nunca – la cara de Harry se terminó de descomponer – pero también debo decir que es la más efectiva porque estoy dispuesto a intentarlo contigo.
El moreno frunció el cejo medio confundido y Draco decidió aclararle sus dudas de la forma más rápida. Asaltó con destreza su boca y le dio un beso de esos que hacen que los problemas carezcan de importancia. No importaban ninguna de las cosas que se habían hecho, solo el ahora y los momentos que habían pasado juntos, nadie les podía quitar eso.
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Hermione se encontró con Ron cuando volvía de la cabaña y aprovecho para evitar que su amigo pasara por la misma situación incómoda que ella.
- Ya he encontrado a Harry y está perfectamente – le informó intentando ocultar el sonrojo que le provocaba recordar la escena que había presenciado momentos antes.
- ¿Por qué no está contigo? – preguntó desconfiado.
Hermione maldijo interiormente a la intuición que el pelirrojo tenía últimamente.
- Esta cansado después de pasar el tanto tiempo con Malfoy – eso por lo menos era cierto pensó con picardía – le apetece descansar un rato el solo – recalco la última palabra para darle a entender a Ron que tenía que dejar a Harry tranquilo.
Probablemente si no hubiese tenido un día tan intenso Ron habría ido a buscar a Harry sin importarle lo que dijera su amiga, pero después de su encuentro con Zabini lo único que quería era encontrar un lugar en el que esconderse y estar solo. Necesitaba pensar en esa situación tan patética que tenía… por lo que asintió con la cabeza y se fue dejando a Hermione con la boca abierta. La chica ya se había pensado todo un monólogo para convencer a Ron de que dejara tranquilo a Harry, cada vez la desconcertaban más sus amigos.
Comunicación - pensó para sí misma – eso es lo que nos falta a todos.
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- No lo entiendes - murmuró Pansy desesperada – yo te quiero, siempre te he querido y todo lo que he hecho es para que podamos estar juntos…
Draco sacudió la cabeza, decepcionado, hacia un rato se había despedido de Harry y había ido a buscar a Pansy para pedirle explicaciones por lo del afrodisiaco pero ella no paraba de ponerle excusas.
- No vuelvas a intentar justificarte diciendo que me quieres – la amenazó con voz fría – si de verdad me quisieras no me pondrías en peligro para satisfacer tus caprichos.
- Lo siento – se lamentó al borde de las lágrimas – yo no pensé…
- Te perdono – dijo él para sorpresa de Pansy que abrió los ojos con esperanza. Gracias a ese afrodisiaco Draco había sido capaz de aceptar su necesidad de Harry y por eso era incapaz de estar enfadado por ese motivo. – Pero no podemos seguir siendo amigos porque yo ya no confío en ti, no sé lo que se te puede ocurrir hacer en nombre de ese supuesto amor y no voy a arriesgarme.
La chica sintió que sus palabras se le clavaban como puñaladas, sabía que una vez que Draco tomaba una decisión no había forma de hacerle cambiar de opinión. Se cubrió la cara con las manos para evitar que viera las lágrimas que habían empezado a desbordar de sus ojos y se fue corriendo de allí con su joven corazón roto por la desilusión de su primer amor.
- Supongo que acabas de dejarle las cosas claras – le dijo Blaise acercándose por detrás – espero que no hayas sido muy duro con ella, a veces no sabemos qué hacer con el amor y acabamos haciendo daño a quien desearíamos proteger.
- Curiosas palabras viniendo de ti – contestó Draco dándose la vuelta.
- Se podría decir que hoy estoy más sensible de lo normal.
Draco le miró con la ceja alzada, lleno de curiosidad, pero no hizo ningún comentario. Blaise no era de los que se andaban con rodeos si quería decir algo lo decía y punto, aunque estaba claro que algo le pasaba Draco esperaría que su amigo quisiera desahogarse.
- Por cierto me tienes que contar todo lo que te ha pasado en las últimas horas, me muero por saber quién te hizo de enfermero después de que tomaras el famoso afrodisiaco – exigió Blaise con voz más risueña, pero la única respuesta que recibió fue una carcajada del rubio.
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En algún rincón de Hogwarts…
- Neville, cariño, tarde o temprano tendrás que salir de aquí y hablar con tu amigo.
- No, no, no – protestó con voz infantil – tú no has visto como ha reaccionado Ron cuando se ha enterado, no me quiero ni imaginar lo furioso que estará Harry.
- Entenderá que solo queríamos hacer lo mejor para todos, es mucho más comprensivo que Ron y lo sabes.
- ¡Qué vergüenza! La que hemos liado y todo por culpa tuya y de tus malas ideas.
Theo lo miró perplejo, ahora resultaba que era el único culpable…
- Que yo recuerde a ti también te pareció buena idea.
- De ninguna manera. Estaba bajo la influencia de tus besos y sabes que en ese estado no soy capaz de pensar con claridad – defendió su inocencia.
- En ese caso, tendré que volver a drogarte con mis besos hasta que decidas enfrentarte al mundo – le amenazó acorralándolo con sus brazos y buscando su boca.
Se besaron con la pasión y la confianza que da el amor correspondido hasta que volvieron a necesitar el aire para respirar.
- Solo tienes malas ideas, si sigues así no querré salir nunca de aquí – le advirtió Neville antes de volver a buscar sus labios con deseo.