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Memorias de un Perro por Etsuyah_Kitazawa

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Notas del fanfic:

Es un fic que había sido borrado... Lo escribí el 2008/2009... No sé si ese era efectivamente el resumen porque lo encontré dando vueltas en un foro.

Notas del capitulo:

Encontrado en : http://kanonwakeshimafanclu.forumtwilight.com/t256-memorias-de-un-perro-etsuyah-kitazawa

 

¡Muchas gracias!

Hola… Me llamo Sabu-chan, bueno… La verdad es que ese no es mi verdadero nombre, pero he tenido que aguantarlo, ya que mi dueño, el enano a mi izquierda, quiere que yo me llame así. La verdad no me quejo de esta vida que llevo, ya que él me da todo lo que necesito y más. Lo que no come, se lo da a su amado perrito (ese soy yo). Siempre es así.

-Oh, no…- Él mira la lata de comida para perros que siempre compra en el supermercado, para luego tirarla a la basura.- No quiero que mi Sabu-chan coma esas asquerosidades… Mejor le doy de mi comida.

Y así es como he terminado comiendo las tres cuartas partes de su comida, y me he convertido en lo que todos deben llamar un perro obeso.

Me encanta mi vida, ya que este idiota me ha caído del cielo, pese a que tenga unos gustos muy extraños para escoger su vestuario, y para qué decir… con quién se acuesta.

-¡Reita!- Justo ahora acaba de llegar el idiota al que ha escogido por pareja, amante, o qué se yo. Se empiezan a besuquear y a toquetear por todas partes. ¡¿Y qué hay del perro?! Nadie toma en cuenta que Sabu-chan está presenciando toda esta escenita romántica que acabará en la cama, como siempre.

Aún recuerdo aquella vez en que los vi… Vi al rubio sin nariz montando como una bestia a mi amo… A todo esto. ¿Les conté que soy un perro virgen? Así es señores y señoras, lo que han leído es cierto: Nunca me he follado a una perra, gata, o al que más de alguna o alguno le gustaría: mi dueño.

Y todo por qué… Pues porque: “¡Ay, Sabu-chan! Tú eres mi bebé… ¡No quiero que te vayas y me dejes por una perra preñada!”

Cuántas ganas tengo de asesinar a este tipo… si yo fuera humano, lo primero que haría, después de violar a su amigo Kai que está bien bueno, sería gritarle al mundo: “¡Hey, Takanori Matsumoto es un homosexual!” Luego, iría a ver a Aoi, sí, creo que así le dice a su amigo pelinegro. Es que yo he visto de todo en esta casa, desde mi dueño tal y como su madre lo trajo al mundo, hasta el mismo depilándose las piernas, pero ese es otro cuento…

A lo que voy es que una vez este tipo, Aoi, vino a quedarse a dormir a casa de Ruki, como prefiere llamarlo él. En la noche, cuando él se estaba desvistiendo, se le ocurrió sentarse a los pies de la cama. Y adivinen quién estaba ahí. Sí, era yo. Y lo que hice fue chillar y morderle su apretado trasero, y al hacer esto, él salió disparado afuera de la habitación, con los calzoncillos a mitad de su de seguro, adolorido trasero, encontrándose cara a cara con su amiguito.

Linda escena, ¿no?

Para qué decir… El gay de Takanori se puso a gritar como niñita desesperada tapándose los ojos, mientras le suplicaba a Aoi que se vistiera y se largara.

Si pudiera analizar a todos lo haría… Y puedo, ya que en esta casa mi misión no es más que acompañar en sus noches de soledad (que ahora que está Reita, son pocas) a Ruki. No tengo que cuidar la casa, ni nada… Soy totalmente libre de hacer lo que se me plazca, soy un completo ocioso. Si rompo algún cojín, el idiota me dice: “Pobrecito, ¿tenías hambre? Yo te daré pastel.” Es un completo idiota… Todo lo que no puede comer él, me lo da a mí, ya que no puede desordenar su alimentación, o sus fans ya no lo querrían por gordinflón. Pero vamos a analizar a sus amigotes.

Reita: Él es más que un amigote, y le compadezco por eso, ya que tener que mamarse las depresiones y lloriqueos de este bobo es mucho peor que sufrir las mil penas del infierno. Bueno, él es un híbrido cualquiera, lo que me parece más gracioso, son las morisquetas que me hace, y cuando me habla de todas sus perversiones. Como…

-Sabu-chan, ven aquí… Perrito malo.- Me toma en brazos y me susurra al oído.- Tú debes ver siempre a mi Ruki… Qué suertudo. ¡Perro cochino!- Yo sólo le ladro y le muevo la cola. ¡Idiota, cree que no comprendo!- Qué sexy se ve con esos pantalones, ¿no crees? ¡Bah! Eres un perro… qué puedes saber de esas cosas.

Pobre tonto… Si supiera las cosas que yo sé, se caería de espaldas.

Kai: Mmm… Este chico es una delicia, por donde lo vean es adorable. Tal vez por eso me considero un perro bisexual, ya que si perdiera mi castidad de perro mimado, de seguro lo haría con él… Aunque varias veces me he sentido cerca del momento en que pierda mi flor, y no precisamente con él o con Ruki (…) Bueno… Las cosas que he vivido con él no son muchas, pero son las suficientes como para decir: “Hey… Este es gay, ¿o se hace?"

Una vez se desmayó en la cocina de Ruki… Es que estaba cocinando una cosa extraña que había sacado del libro de recetas de su abuelita, según lo que pude entender de su breve conversación con Ruki (cosa extraña, ya que ese Ruki es un lengua-larga). Él revolvía unas verduras en una sartén, cuando llega Ruki a preguntarle cuándo iban a comer, él se da vuelta y se pone a conversar animadamente con el que canta en la ducha (nótese: Ruki) y sin darse cuenta, se apoya en la rejilla de la cocina.
Recuerdo sus alaridos de dolor, que yo más bien los imaginaba como gemidos, mientras buscaba algo para calmar el dolor de su mano. Por fin, los dedos dentro de una jarra con…

-Eh… Kai, eso es la muestra de orina de Sabu-chan.

¡Ja! Recuerdo la mueca de asco que se dibujó en su rostro, que de pronto pareció tornarse verde y morado, para luego caer de espaldas, inconciente.

Aoi: Él es un vago, un tonto, un monito en cuerpo de humano. ¡Es que no tiene seso el pobre! Ya conté la historia de cuando le mordí el trasero, igual que como lo debe hacer ese tal Uruha (Dejo a su imaginación el resto). Una vez escuché decir al bello Kai, que creía que Aoi era impotente. Pues… ¡Concuerdo contigo Kaicito! Ese tipo no puede haberle hecho NADA a alguna mujer, o un hombre. Porque ya sabemos que aquí el semental es Uruha (aunque no eyacule precisamente con fines de procrear). Sinceramente Aoi, estás bien como pasivo.

Uruha: Tiemblo de tan solo escuchar su nombre y que viene a casa. Este tipo las tiene todas. Es casi alcohólico, promiscuo (al menos, yo creo eso), depresivo, y más encima zoofílico. ¡Sí! Le gusta el sexo con animales, ha tratado de abusar de mí. ¡Oh, por Dios! Creo que debo ir al Diario de Mahiro* a contar mis traumas.

Todo ocurrió una tarde. Para variar, el idiota de mi dueño había olvidado su celular en casa de este tipo raro, y él amablemente se lo llevó a domicilio, justo JUSTO cuando no estaba.

-Sabu-chan… ¿Tan solito que te ha dejado Taka-chan? Ahora que anda tanto delincuente viola-perros suelto.- Soltó una carcajada, y fue acercándose poco a poco a mi lugar (mi cómodo sofá), cosa que me dio algo de miedo, por lo que me hice a un lado.- ¿Por qué te escapas? Tío Uru sólo quiere hacerte compañía.

Si yo no fuera perro hubiera suspirado, de hecho lo hice, pero dejé escapar un pequeño aullido de mi hocico.

-¿Qué te pasa, perrito bonito? ¿Quieres que te cuente un cuento?- Seguía riéndose.- Oye, Ruki te conciente mucho… Además, me contó que eras virgen. ¡Pobrecito! Eso debe ser duro. A mí no me gustaría serlo.

Seguía riendo, y yo me quedé mirando cómo su rostro se deformaba con cada carcajada que escapaba de su boca. MAL HECHO. Me tomó por el pellejo, cosa que dolió mucho, y me sentó entre sus piernas.

-Lindo… ¿Quieres que tío Uru te dé algo de cariño?- Me abrazaba y me daba besos en la espalda. ¿Qué culpa tenía yo de que ese imbécil estuviera con ganas?

Me acariciaba lentamente la cabeza, e iba bajando hasta llegar a mi cola. ¿Por qué? ¿Por qué les pasa esto a los perros que nada hemos hecho? Yo no quería tener sexo y perder mi virginidad con ese pervertido, así que empecé a ladrar y a quejarme para que me dejara ir.

-Mira que eres tonto… Ni siquiera he empezado y ya estás quejándote.- Me dio vuelta y se quedó mirando mi panza unos momentos, para luego reír… Esperen… Ahora que lo pienso, no era mi panza lo que estaba mirando. ¡Qué depravado!- Eh, perrito. La tienes chiquita.

Jugueteaba conmigo, y la verdad estaba asqueado. Era como tener que dormir apegado a Ruki, o peor. Pero… ¡Mi salvación llegó! Sí, Ruki, por lo que Uruha me arrojó a cualquier lugar y trató de disimular su excitación.

-Hola, Ruki… Vine a entregarte esto.- Dijo extendiéndole su teléfono móvil.

-Ah… No te hubieras molestado. Podrías haberlo dejado con una nota en la mesa.

-Es que… Sabu-chan necesitaba algo de compañía. No deberías dejarlo solo frente a tantos peligros.- Mirada lasciva por parte del castaño hacia mí. ¡Ay, Dios! Vaya a saber uno cómo es la gente en estos días.

-¿A qué te refieres?

-No, a nada.

Bueno… Esa ha sido mi traumante historia. Pero la verdad, falta agregar una cosa muy importante… ¿Recuerdan que mencioné que yo no soy Sabu-chan? No… Soy Sabu-chan II, ya que el idiota sin nariz mató accidentalmente a mi antecesor, y no le costó mucho encontrar “otro perro feo” para reemplazarlo… Y Ruki ni cuenta se ha dado.

Así como hasta el día de hoy, no se da cuenta que el día en que compró dos hamburguesas, una se la comió Reita… y por eso, ahora ése siempre le pregunta: “¿Tienes hambre?”

Pero bueno… De amos idiotas yo ya soy experto, y justo ahora el mío está despertando, porque alguien toca el timbre… Y ahora que lo recuerdo… Hoy vienen sus amigos.

¡Oh no!

Abre la puerta, luego de darme un beso en la cabeza.- ¡Uruha!

¡Oh… no!



Continuará…

Pero no acá…

Notas finales:

Aclaración*.

Diario de Mahiro*: Programa Diario de Eva versión nipona. De seguro Ruki lo ve... Yo digo no más
...


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