Malditos eran esos aparatejos comúnmente denominados bajo el nombre de móvil. Joder y mil veces joder, eran una maravilla cuando estaban encendidos, recibir y hacer llamadas y uno que otro pin de vez en cuando, siempre estaba allí, siempre, hasta ese preciso instante que el jodido móvil no funcionaba. No encendía, no hacia nada, pero nada.
Conecto el aparato al cargador, observando con ira que solo una luz roja se mantenía brillante. Lo dejo cargando por un rato y al intentar encender nada pasaba. Puto Blackberry. Y tenia que escoger aquel instante para fallar, el día en que tendría una cita con Naruto. ¿Cuantas veces le había insistido ya en salir? Unas cuantas. Siempre estaba ocupado por uno u otro motivo, justo ahora estaba de viaje por negocios familiares e iría expresamente a visitarle, y justo cuando la conversación se estaba poniendo buena, ¡paf! el jodido celular se apaga y al final no pudo indicarle al rubio donde iban a encontrarse. No habría mayor problema si tan solo fuese a cualquier centro de comunicaciones e hiciese una llamada rápida. Pero joder, no se sabia el numerito.
Revolvió su cabello con rabia. La gente que pasaba por su lado, intentaba alejarse en lo posible, ya que parecía que atentaría contra cualquiera que se atravesase en su camino. Un Uchiha frustrado. ¿Quien lo hubiera dicho?
Tomo el cargador, guardándolo en una gaveta de su oficina y metió el móvil en el bolsillo derecho de su pantalón sin nada de tacto. Recorrió rápidamente el pasillo en busca de un local donde ofreciesen servicio técnico, La rápida caminata y la expresión asesina unida a empujones para nada amables, hacían que la gente se apartase o lanzase improperios que Sasuke contestaba de igual o peor manera.
Tras explicarle al técnico la situación, suspiro de alivio al enterarse de que la batería había cumplido su ciclo de vida útil. Soltó una sonrisa cínica al notar que el aparato encendía luego de colocarle una batería nueva . Tardo un buen rato cargando el sistema operativo cosa que le hizo impacientarse.
-Mierda- Gritó exasperado ya de tanta espera, haciendo que el dependiente riese y callase de inmediato en cuanto vio la gélida mirada del Uchiha.
Unos minutos después, el pequeño a aparto lanzo unos cuantos pitidos, indicando una numerosa cantidad de pines, mensajes de texto e inclusive llamadas perdidas de Naruto, con mensajes por el estilo de: ¿donde estas? o para esto me haces venir y uno especialmente cruel que vociferaba ¡que te den!. Naruto podía ser bastante rencoroso, ¡Pero esta vez no había sido su culpa! El celular la tenia, el puto celular.
-¿Naruto?- pregunto tras llamarle, y esperar que le contestase.
-¡Sasuke-teme! No quiero hablarte- contesto el rubio colgando el teléfono. Si no quería hablar ¿entonces para que contestaba en primer lugar?
Si había algo que caracterizaba a los Uchiha era su estoico carácter y su temple a la hora de no rogarle a nadie bajo ninguna circunstancia. Ni pedir, ni insistir. Pero debía. Naruto era el único ser sobre la faz del planeta con el poder y valor suficiente como para hacer a aquel Uchiha romper con el monótono sistema esquematizado de su familia. También era el único que podía llevarle a esos altísimos niveles de ira antes desconocidos hasta instantes como aquellos.
Tenia el móvil en sus manos. Tenia el numero del rubio en pantalla. Diez llamadas, 20 pines , otros 20 mensajes de texto. Nada. Ni una contestación. NI siquiera un vete a la mierda. Y aquello le exasperaba. Odiaba ser ignorado. Se suponía que ese era su papel, el ignoraba a la gente, otros no tenían porque tomar su lugar, mucho menos Naruto. Odiaba que Naruto le ignorase, preferia que hablase sin parar.
-Contesta de una puta vez- dejo dicho a la contestadora por enésima vez.
Una llamada mas. Sino contestaba seria capaz de ir hasta el mismísimo infierno, ubicarlo por GPS e ir a buscarlo donde quiera que estuviese.
-Teme- Escuchó por el otro lado de la linea- Eres inistente.¡ Por eso te amo!- Expresó Naruto con voz jovial.
Luego de un tortuoso periodo de ignorancia hacia su persona, ahora le venia con aquello. Cualquiera querría al menos estrujar el cuello de aquel rubio por un rato. Y ya tenía ganas de hacerlo.
-Que te den- contestó Sasuke con voz fría, con todo el animo de colgar la llamada.
-Que tiernas palabras de bienvenida- Dijo el rubio suspicaz- Mira al frente
Sasuke bajó el teléfono, y vio la cabellera rubia junto al semáforo de la acera de en frente. Solo significaba que se dirigía a la corporación Uchiha.
-Usuratonkashi- Susurró al teléfono, ante lo que Naruto rió, para enseguida colgar el teléfono.
Pensamientos asesinos inundaron su mente mientras le veía cruzar la calle, en cuanto el semáforo se coloco en color rojo. Pero todo se fue a la mierda al ver aquellos ojos azules que tanto había extrañado, procediendo entonces halarle por la camisa robándole al rubio un beso salvaje, mordisco incluido.
-Joder, ¡teme! Por poco me haces sangrar- Dijo el rubio acariciando sus labios con su dedo índice
-Venganza- Susurro Sasuke con una sonrisa prepotente.
-¿No te he dicho que la venganza es mala-tebbayo?- pregunto el rubio dulcemente, como si estuviese dándole lecciones a un niño
-Dulce, amarga. La venganza es perfecta- Dijo el Uchiha entre dientes.
El rubio solo se rasco la nuca mientras seguía a Sasuke. A veces se preguntaba qué demonios pasaba por esa cabeza suya...