Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No Solo En Mis Sueños por Nessa Yaoi Uno

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

  No Solo En Mis Sueños

 

 

      Hoy desperté con la fuerte sensación de que algo extraordinario iba a suceder, y no es que sea síquico o pueda predecir el futuro, no señor, es más bien…  como dirían las chicas, ah, si… intuición femenina, solo que yo soy un chico, miro el reloj y me doy cuenta de que aún faltan cinco minutos para que comience a sonar a la hora acostumbrada, todos los días es lo mismo, se diría que ese aparato está solo para recordarme que el tiempo existe.

- ¿Estas despierto, Shikamaru? ¡Levanta el trasero de la cama antes de que te saque de las orejas!  – grita mi madre desde el pasillo como todas las mañanas.

      No es que yo tenga vocación de monje, pero en algunas ocasiones me gustaría estar en un templo donde no se admiten mujeres ni siquiera de lejos, no negare que es una buena madre, pero también es muy mandona la mayoría de las veces…  por no decir todo el tiempo. Entro al baño, me refresco la cara, observo la misma imagen de todos los días en el espejo, y solo pienso en la clase de misión que me tocara hacer hoy.

- ¡El desayuno se enfría! Por todos los cielos… - la estrepitosa voz suena por segunda vez.

- Ya voy – contesto y salgo rápido del baño para no tener que oírla por tercera ocasión.

      Me siento a la mesa frente a mi viejo, al que casi nunca veo la cara, ya que  la tiene enterrada tras el periódico matutino en la sección “ Los mejores chisme de Konoha” lo único que se escucha es el sonido del café al ser sorbido y alguna que otra risa o comentario sobre lo que está leyendo, entre los reclamos de mi madre y los murmullos de mi padre, como lo más rápido que puedo y salgo a la calle para dirigirme al despacho de la Hokage, otra difícil mujer con la que lidiar.

- Buenos días, Shikamaru – me saluda Chouji saliéndome al paso con su segundo desayuno del día.

- Buenos días, ¿Alguna misión para hoy? Te ves muy relajado – le comento, aunque la verdad, siempre se ve así aunque el mundo se esté cayendo a pedazos, creo que en eso nos parecemos, eso y su gran corazón es lo que nos hace tan amigos.

- ¿Y tú no descansaras? Apenas ayer regresaste de una misión de tres días – me dice, lo que me recuerda que debería pedirle a la Hokage el día libre, seguro es tiempo perdido,  pero con ella… nunca se sabe.

- No depende de mí – le contesto y nos separamos, él a por otro desayuno y yo a por la misión del día.

      Entro al despacho con toda la calma que me caracteriza, y luego del saludo correspondiente me quedo a la espera de lo que a madame se le antoje como pauta del día,  solo me resta rogar que sea lo que sea que tenga que hacer, no sea necesario  salir  de los límites de la aldea, al menos

- Revisa estos papales y traza un plan para la semana que viene, es todo por ahora – dice sin darme tiempo ni para respirar.

- Enseguida – contesto, tomo el cuaderno y salgo del despacho lo más rápido que puedo, antes de que se le ocurra algo adicional a lo ya mencionado.

      Sin nada urgente que hacer por el momento, aprovecho de pasar a la tienda a comprar una caja de toallitas desechables, de esas que son húmedas y perfumadas, el dueño se preguntara para que necesito tantas  ya que suelo comprar dos o tres paquetes  por semana, claro que mi respuesta no convencería a nadie que tuviera un poco de cerebro, o al menos unas cuantas neuronas que le funcionen bien. Lo cierto es…  que la culpa de la reducción de mi salario se debe a cierto rubio de ojos azules y alocado temperamento, por el que mis noches son verdaderamente gloriosas y mis mañanas  un cruel infierno, me pregunto dónde estará y haciendo  que.

- ¿Lo viste? ¿Sera verdad? Espero que no sea solo un rumor – comentan dos locas que pasan corriendo a mi lado haciendo que casi deje caer la bolsa de mi mano.

      Por eso siempre he dicho que las mujeres son los seres más escandalosos que existen, aparte de Naruto claro está, a medida que sigo mi camino escucho los cuchicheos de la gente a mi paso como cuando sucede algo fuera de lo común, lo que me parece ilógico, ya que todo lo que pasa en Konoha es fuera de lo común, aunque totalmente cotidiano, ¿Qué les sucede a todos? Me pregunto observando a mí alrededor cuando alguien tropieza a mi espalda haciéndome trastrabillar  y que casi estuviese a punto de besar el suelo.

- ¿Escuchaste, Shikamaru? ¡Naruto regreso! Me pregunto qué tanto habrá cambiado… – grita Ino muy cerca de mí oído a la vez que me agarra  del brazo y me hace girar como un trompo loco.

      Pero nada comparado a lo fuerte que late mi corazón después de escuchar la noticia que tanto había esperado durante dos largos años. Luego de quedar medio mareado, Ino me arrastra por la calle como si fuera una mascota desobediente que no quiere caminar junto a su amo, ¿Por qué tanta emoción de su parte? Ah, lo olvide,  curiosidad femenina le llaman, más bien las llamaría dueñas de los chismes en caliente.

- ¿Quieres calmarte? Me vas a zafar el brazo – protesto injustamente, ya  que quisiera ser yo el que saliera corriendo por toda la aldea y no parar hasta encontrarlo… obvio que es algo que no puedo permitirme sin que luzca como un demente tras su avioncito de papel.

- ¡Oh, vamos! ¿No tienes curiosidad por verlo? ¿Ni siquiera un poquito? No te creo – haciendo un gesto con los dedos como si sostuviese una pulga entre ellos.

- Acaba de llegar, ¿No es así? No creo que piense ir a ningún lado  de momento… es lo que espero al menos  – susurro y pido con toda mi alma mientras pongo cara de indiferencia, y rezo interiormente para que eso no  vuelva a suceder.

- Shikamaru…  ¡A veces me provoca sacudirte como a una palmera a ver si el coco que tienes como cerebro se cae  de una maldita vez! ¿Lo ves? ¡Maldición! Ya hiciste que me sudara el rostro y acabo de bañarme – dijo marchándose a grandes zancadas y totalmente fuera de quicio, además… dejándome en medio de la calle con todas esas palabras sin sentido dando vueltas en mi cabeza… mujeres.

      De todo forman un alboroto como si el mundo fuera acabarse en ese mismo instante, reanudo mi camino hacia la puerta principal, lo más lógico es que hayan entrado por ahí, mientras camino volteo mi cabeza a los lados para que no me quede ningún rincón sin revisar, mi ansiedad va creciendo a pasos agigantados haciéndome sudar como un cerdo a pesar de que es un día agradablemente fresco, ahí debe estar, pienso al ver un tumulto  formando un circulo, mi corazón se acelera a punto de taquicardia mientras mi garganta se vuelve tan rasposa como un papel de lija, tranquilo, con calma, me digo a mi mismo a la vez que voy acercándome hasta formar parte de la inesperada multitud, todos hablan al mismo tiempo formando un zumbido igual que abejas revoloteando alrededor de un panal, pero por encima de todo ese cuchicheo escucho una voz que jamás me pasaría inadvertida ni entre un millón de individuos hablando al unisonó.

      Con mucha dificultad me abro paso entre los curiosos, incluyéndome, hasta ubicarme al frente de la persona más cautivadora de toda Konoha, después del cómo has estado, has crecido mucho,  que traes de nuevo, y él tratando de contestar a todo con esa sonrisa tan particularmente suya, y un poco abrumado por la atención inusualmente recibida, da las gracias y todos se retiran a seguir con sus obligaciones cotidianas, lo que me deja a mí el campo libre para poder observarlo a mis anchas.

- ¡Shikamaru! ¡Regrese! ¡Tenia tantos deseos de volver a verlos! Ha pasado mucho tiempo… – dice acercándose a mí y poniendo sus manos sobre mis hombros, que aunque fue sobre el chaleco, sentí que quemaban mi piel - ¿Aun sigues observando nubes?  También lo hacía de vez en cuando después de caer exhausto tras los entrenamientos de Ero-sennin,  te confieso que eso me hacía sentir bastante relajado… y nostálgico – me dice sonriendo mientras sus ojos azules se clavan en los míos, eso me hace sentir feliz y a la vez incomodo, ya que el deseo de rodearlo con mis brazos se me hace imposible de soportar.

- Tu comentario me hace suponer que me extrañaste… aunque sea un poco – comento apretando mis puños dentro de los bolsillos de mi pantalón para evitar la tentación de abrazarlo fuertemente a mi cuerpo hasta fundirlo conmigo… lo que no hice,  aunque me estuviera muriendo de ganas.

- Extrañe tu falta de interés hacia todo lo que tuviera que ver con cosas complicadas, en ocasiones envidio la tranquilidad con que tomas todo, no podría ser como tú,  aunque me esforzara por mil años,  jamás lo conseguiría, créeme – dice con una sonrisa mientras apoya su brazo sobre mi hombro, seguidamente su estomago comienza a rugir como león enjaulado, signo inequívoco de que no ha comido en las últimas horas.

- Aun no has desayunado, ¿Cierto? Vamos, yo invito – aprovecho para agarrar su mano mientras quito su brazo de mi hombro, su rostro se ilumina y sus ojos brillan con gran intensidad… oh, dios, quisiera devorarlo por entero.

- ¡Gracias, Shikamaru! No quise detenerme a comer  en el camino para así poder llegar aquí lo más pronto posible, Pero… ¿No debería ver antes a la vieja cascarrabias? No quisiera tener que soportar su mal humor desde el primer día de mi regreso, hasta podría caerme mal la comida – dice arqueando sus cejas mientras hace trompita de pescado, ¡Dios! Como he extrañado esos gestos tan suyos.

- Bien, hagamos la obligada visita antes del rámen – cediendo ante su sugerencia coloco mi mano en su espalda en modo amistoso, es lo que quiero que piense, y emprendemos camino a la torre de la Hokage, cosa que hago por segunda vez ésta mañana.

      Mientras caminamos procuro que mi hombro roce, casualmente, con el suyo, caminar tan pegados parece no molestarle, y eso me da mucho gusto ya que es lo único que puedo hacer… al menos de momento. Lo miro de reojo y me estremece el darme cuesta que su belleza se ha hecho mucho más esplendorosa con el transcurso del tiempo, la transición de niño a hombre lo hace verse más varonil, pero igualmente tierno, el hecho de que no haya cambiado su forma de ser me da cierta ventaja ya que lo conozco de la “a” a la “z” vaya… eso sonó como si fuera su madre.

       Mientras subimos la escalera hacia el despacho de la Quinta, me atraso unos peldaños para admirar con deleite su parte trasera… o debería decir, su exuberante trasero… y en como mueve tan sensualmente sus caderas dentro de esos pantalones que le quedan tan bien, claro que no se compara a la exótica danza que su cuerpo baila al estar sobre mí, y con mi mimbro dentro de sus entrañas, es lo que veo al cerrar mis ojos cada noche… y lo que deseo hacer a cada minuto del día, desear hacerle el amor a otro hombre… es lo que la mayoría no catalogaría como algo normal, pero… ¿Qué es la normalidad? ¿Quién puede dictar lo que es normal y lo que no? En este loco mundo en el que se arriesga la vida diariamente, y el único que conocemos, sin el que no podríamos vivir, en el que todos tratan de encontrar desesperadamente un poco de felicidad, ya que no sabemos si regresaremos vivos de nuestra siguiente misión, por eso aquí lo normal… no existe.  

- Que sea una visita corta, ¿Si? Creo que si no como algo rápido de seguro voy a saludar al suelo.

      Me suplica con sus hermosos ojos azules, y su manos apoyadas en mi pecho ante la puerta del despacho de la Hokage, sus manos… deseo tanto apretarlas entre las mías, y a la vez confesarle lo mucho que lo amo, raptarlo y llevarlo a un lugar donde solo estemos nosotros dos para poder hacer realidad mi sueño de cada noche y despertar juntos cada mañana siguiente.

- Hare todo lo posible – le contesto refiriéndome a ambas cosas, aunque él ignora la segunda.

- Quiero pasar más tiempo contigo – comentó a la vez que tocaba la puerta pidiendo permiso para entrar, cosa extraña, ya que siempre irrumpía sin más ni más haciendo que a la Hokage le salgan nuevas arrugas. 

      Debo confesar que sus palabras me dejaron de una pieza, ¿Lo dice por mi compañía? ¿O simplemente… por el rámen? Pienso, de las dos pregunta me inclino por la primera, no dijo quiero estar en compañía de Kakashi, Sakura, Kiba… me antepuso a todos ellos, y ni siquiera nombro al Uchiha, algo que agradezco y… eso, indudablemente, es muy bueno para mí. Lo sigo adentro del despacho para actuar como intermediario en caso de que Tsunade-sama se ponga pesada y quiera retenerlo más de la cuenta.

- Ya estoy de vuelta, bacha – no debió decirlo sabiendo lo mucho que la molesta que la llame así, pero siendo que siempre ha sido  su consentido, aunque ella no lo demuestre, espero que lo deje pasar y que no me robe el tiempo que pueda estar junto a él.

- Es obvio puesto que estas aquí, debiste presentarte nada más llegar en lugar de hacer el tonto como siempre – hay pocas cosas en este mundo que logren molestar a la Hokage, y Naruto es una de ellas.

- Si serás… ¡Acabo de llegar, maldición! ¿Y ya me estas insultando? Pero que  se puede esperar de una anciana que además de senil es una… - atacarla con el asunto de su edad… muy típico de él, pero nada sabio de su parte, baka… el contra ataque puede ser bastante desagradable, ¿Qué no lo pensaste? Siempre dejándose llevar por su ímpetu e impaciencia.

- ¡¿Qué fue lo que dijiste?! ¡Repítelo! Si es que tienes agallas, niñato - ¿No lo dije? Esa expresión en la Hokage haría temblar a cualquiera que estuviera en su sano juicio, pero no al ninja más cabezota de toda Konoha, el cual no se  callaría ni estando muerto.

- Además de senil… ¡¿También eres sorda?! Vieja gruñona… - tan cierto como que existe un sol, estaba seguro de que no se quedaría con la boca cerrada sin importar las consecuencias.

- ¡Sal de aquí y espera en el pasillo! Me ocupare de ti después – sabia que pasaría, ahora solo le resta esperar cual será el castigo de la malhumorada jefa.

- ¿Qué? ¡No estamos en la escuela para que me digas que…! Amargada…  - murmuro al pasar a mi lado hacia la puerta – Debería buscarse un novio – susurro confidencialmente cerca de mí oído a la vez que agarra mi brazo – No tardes mucho,  estaré esperándote.

      Tan solo su suave voz y aliento caliente en mi oreja, provoco que me excitara como un novato en su primera erección, y para colmo, el lugar donde me encontraba no se prestaba para eso en nada,  inadvertidamente agarro mis manos al frente para disimular, en algo el bulto en mis pantalones, sería muy vergonzoso e incomodo de explicar si la Hokage llegara a darse cuenta de mi inusual estado al pararme frente a ella.

- ¿Crees que lo consiento demasiado? Ese chiquillo… a pesar de que me hace enfadar no puedo evitar sentir predilección por él, quizás sea tarde para mí el intentar ser madre, pero hablando con la verdad, de haberlo sido… me hubiera gustado que mi hijo fuera como Naruto, se que suena a contradicción pero… me es muy grato pensarlo así -  y yo concuerdo con todo lo que dice, Naruto se mete bajo la piel de la gente como un tatuaje imposible de borrar, indudablemente se hace amar por cualquiera que lo conozca sin importar el tiempo que dure… aunque de diferentes maneras, claro está… yo soy prueba  de eso.

- Opino que Naruto no podría conseguir mejor madre que usted, alguien que se preocupa de su bienestar y de su futuro, alguien que sería capaz de modificar las leyes de Konoha si eso lo beneficiara y… - rayos,  esta vez… creo que hable demasiado.

- Shikamaru, si logras que te de él si… yo misma oficiare vuestra boda – tuve que sostenerme del respaldo de la silla para no caer al suelo, ¿Sera que escuche bien? ¿Cómo lo supo? Jamás di muestras de…- Será mejor que te sientes, estas pálido, no insultare tu inteligencia diciéndote que acabo de darme cuenta – dice arrellanándose en su sillón y mirando directamente a la parte intermedia de mi pantalón  – El estado entre tus piernas no es resultado de mi lindo rostro, ¿Cierto? Es Naruto… es él el que te pone así - exclama con la picardía pintada en su rostro… cielos, desearía que no fuera tan directa.

- ¿Cuánto tiempo hace que…? ¿Cómo…? – me atrevo a preguntar sin siquiera poder terminar la frase.

- Shikamaru… más sabe el diablo por viejo que por diablo – me responde en un tono de voz que da escalofríos…  odio cuando hace eso, se oye tan segura de sí misma… bueno, no por nada es la Hokage – Olvida lo de viejo… o estaría diciéndome a mi misma lo que Naruto se encarga de recalcarme cada vez que me ve… en fin – suspira, obviamente espera mi respuesta, palabras que por lo visto no quieren salir de mi boca a causa del impacto que aun golpea mi mente, no soy fácil de sorprender, pero aun así… esto es completamente inesperado para mí, me siento como un ratón dentro de una trampa.

- Tsunade-sama, yo… - ¡Maldita sea! ¡Ya dilo! Me grito a mi mismo mordiéndome la lengua.

- El que quieras negarlo está de más, entiendo que estés sorprendido y algo nervioso porque esté enterada del asunto,  sabes que odio las mentiras, y si realmente estas enamorado de Naruto, quiero que me lo digas con tus propias palabras, Shikamaru – levantándose, mientras me habla se acerca  hacia mí y pone sus manos sobre mis hombros atrás de la silla donde estoy sentado como un preso esperando sentencia, cualquier cosa que diga y signifique una negativa, por muy pequeña que sea, supondrá sus dedos en mi garganta y un hoyo en el cementerio.

- Es como usted dice, todo es cierto… amo a Naruto – confieso irremediablemente.

      Por fin pude decirlo… por Kamisama, y no es por la amenaza impresa en sus palabras, si no por que verdaderamente se siente muy bien poder decírselo a alguien,  y el hecho de que esté de mi lado me tranquiliza bastante debo añadir, solo me resta confesarlo a la persona cuyo protagonismo es el más importante de todo éste asunto. Respiro hondo, y con la satisfacción llenando  mi pecho por haber encontrado un aliado en mi cruzada por conquistar al rubio de ojos azules más hermoso de éste mundo.

- ¡Date prisa, Shikamaru! ¿Aun no terminas? ¡Muero de hambre! Rayos… - escucho la voz de mi persona especial tras la puerta, esperando lo que a estas horas seria casi el almuerzo en lugar del desayuno.

- No ha cambiado en nada, ve con él, si lo hacemos esperar más es capaz de comerse el papel tapiz del pasillo…  si  tuviéramos claro está, de momento lo dejare a tu cargo hasta que regrese Kakashi, eso te dará unos días para… si es que me entiendes, esfuérzate, Naruto no es tan difícil de ganar, ¿Sabes? – me dice con una sonrisa, si no fuera porque es una falta de respeto, la besaría con todo gusto por darme la oportunidad de apropiarme del corazón del ojos tiernos cual cachorro, sediento de cariño y desesperado por amor.

- ¡Ya era tiempo! ¿Qué tanto hacías con la vieja loca? Mira que sacarme al pasillo como si fuera un colegial – me dice agarrándome del brazo y arrastrándome hacia la salida – Vamos a comer o a este paso vas a tener que cargarme hasta el Ichiraku, Shikamaru – lo que haría con el mayor placer del mundo, hasta la eternidad seria poco tiempo para pasarla contigo, cachorro. Seguimos caminando y aun no quita su mano de mi brazo, me hace imaginar que somos una feliz pareja en un tranquilo paseo - ¿Te molestaría que comiéramos en mi casa? Así podríamos hablar más tranquilamente… además de que estoy muy cansado, no pare de caminar casi por dos días enteros…  tenia urgencia por llegar aquí – dice apretando mi brazo y poniendo cara de melancolía, me es difícil descifrar la mirada en sus ojos, reflejan decisión  mesclada con… ¿Impaciencia? No podría decirlo a ciencia cierta, pero está comenzando a preocuparme.

- Eso me daría la oportunidad de conocer tu casa, nunca he estado allí.

      Le contesto con voz firme aunque la emoción me come por dentro, estaremos solos, podría decirse que sería el momento perfecto para aventurarme en mi propósito de conquista, pero… ¿Qué hare si me rechaza? No, no puedo pensar así, tengo que ser positivo, esto no es igual a cuando planeo la estrategia para alguna misión, no puedo prever su siguiente movimiento basado en el conocimiento de su personalidad… no por nada es el ninja número uno en sorprender a todos de quien estoy hablando. Conforme con su sugerencia llegamos al Ichiraku y ordenamos comida para llevar.

- Cielos… ¡Esto  parece al desierto de Suna! Maldición… – exclama al entrar en el departamento - ¿De dónde salió tanto polvo? Por dios santo… – dejando  huellas de sus pies sobre el piso al dirigirse a la habitación, coloco las bolsas sobre el polvo de la mesa y espero – Que tonto, olvide cerrar la ventana antes de irme, ¿Puedes creerlo? Estaba tan emocionado por recibir el entrenamiento de Ero-sennin, que me olvide de lo demás…  aunque no de todo.

      Su último comentario dicho casi en un susurro me hace suponer que se refiriere al Uchiha, nada más pensar en ese sujeto me pone enfermo hasta casi hacerme  vomitar, quiero preguntarle, pero…  al mismo tiempo me da miedo el saber la respuesta, ¿Todavía quiere encontrarlo? ¿Cuál es su motivo real para querer hacerlo volver? Mi sangre se alborota y mis dedos se encrespan ante el pensamiento de que su única razón es… no, no quiero ni siquiera imaginarlo, mi corazón estallaría ante esa posibilidad.

- ¿Qué te parece si primero aseamos un poco el lugar? Al no ser que quieras comer rámen con sabor a tierra,  entre los dos acabaremos más rápido, ¿No crees? – sugiero para aliviar la tensión… la mía, al menos.

- Suena bien, luego tomaremos un baño, y después a comer.

      Lo primera sugerencia me pareció justa, la tercera no la escuche puesto que mi cerebro se quedo atorado en la segunda negándose a procesar todo lo demás, de seguro estoy malinterpretando las palabras “tomaremos un baño” pero de que sonaron bien no cabe la menor duda.

- Shikamaru… ¿Estás bien? ¡Despierta! – me grita para que le ponga atención.

- ¿Eh? Sí, claro que si – sacándome de las eróticas imágenes que mi calenturienta mente aceleradamente construía.

- ¿Empezamos? Yo me ocupare de la habitación y tú del resto – Oh, por dios… ¿Se está… desnudando? - ¿A qué esperas? No pensaras ponerte a limpiar con toda esa ropa encima, ¿O sí?

      Dice hiendo hasta el cesto de la ropa sucia y depositando dentro su chaqueta, camiseta y pantalón,  quedándose solo con su ropa interior, esto es demasiado para mis ojos y mi… hay no, está comenzando a… en este momento me gustaría tener un poco de anestesia para aplacar la rebelión de mi entrepierna, esa que está a punto de meterme en problemas mucho antes de lo que pensaba… ¡No, no, no, no te acerques a mí! Grito en mi mente sin poder apartar mis ojos del sensual cuerpo que camina hacia donde estoy,  así es como yo lo veo, de piel bronceada, y definidas curvas, al menos las que un hombre  puede permitirse sin llegar a verse femenino, sus dedos desabrochan mi chaleco mientras yo me quedo ahí esperando inmóvil como un idiota en la cola de un cine.

- Estas… - ¿Qué? ¿Qué? ¿Acaso se dio cuenta? Me pregunto mientras bajo mis ojos hacia mi parte delantera donde termina mi vientre, Mmmh… aun no es demasiado prominente, quizás pase desapercibido, pienso mientras dejo que sus manos terminen con el trabajo de quitarme el chaleco - ¿Qué te sucede? ¿Crees que voy a morderte?

      Eso quisiera, su pregunta suena lógica al verme inclinar mi cuerpo un poco hacia atrás, al ver mi reacción sus ojos me miran como cuestionándose que es lo que pudo haberme molestado…  ¿El hecho de que me este desnudando, o que sea él quien lo hace? Si me pongo en su lugar… que otro hombre te quite la ropa no es precisamente algo que se diga normal, ¿Creerá que es eso lo que estoy pensando? Eso explicaría del porque se aparta de mí en este instante.

- Lo siento, no quise… - dice levantando sus manos y dando unos pasos atrás ¡Ahhh! ¡Soy un idiota! Mi reacción o la falta de ella, supondrá una pared difícil de atravesar.

- No pasa nada… Jajajaja, es solo que estos chalecos son un poco complicados – tratando de disimular mi metida de pata con la cosa más estúpida que he dicho en toda mi vida - ¿Lo ves? A veces, hasta a mi me cuesta desabrochar esta cosa – ahí voy de nuevo… otra estupidez difícil de creer hasta para mí mismo, no sé si es por nerviosismo o torpeza lo que hace que mis dedos tiemblen y sean incapaces de abrir éste maldito chaleco.

- ¿Puedo? A este paso no acabaremos nunca, ¿Cuál es el problema? Es solo una cremallera, por todos los cielos… - dice mirándome con la paciencia dibujada en su rostro

- Tal vez tú puedas… – digo aceptando mi incapacidad, de nuevo sus manos están sobre mi provocando la inmediata reacción del rebelde amiguito dentro de mi pantalón, ¿Es mi imaginación o esta vez está más cerca de mí que antes? Sus dedos deslizan lentamente la condenada cremallera mientras su cabeza ligeramente inclinada hacia abajo casi rosa mis labios, aprovecho para cerrar mis ojos y oler el aroma de su cabello, seguidamente, al fin,  me despoja del estorbo verde, la camisa de mangas, y por ultimo mi camiseta de rejilla, el pantalón, al parecer, no entraba en sus planes, pero como no quiero estar en desventaja… me deshago yo mismo de lo que faltaba para estar en igualdad de condiciones que él – No te molesta, ¿Cierto?

- ¿Qué dices? Estamos entre chicos, ¿No es así? Espera un momento… - agarrando un paño para quitar el polvo de una de las sillas, tomo mi ropa y la coloco cuidadosamente encima luego de limpiar  la superficie – Listo, toma esto – entregándome el paño de la limpieza – Cuando termines aquí, nos ocuparemos de asear el baño, podemos hacerlo mientras nos bañamos, así será más divertido.

      Comentó con una sonrisa como si eso fuera lo más normal del mundo para luego dirigirse hacia la habitación, si mi cerebro está trabajando bien o no… ya no estoy tan seguro,  creo que escuche algo así como que íbamos a bañarnos…  ¿Juntos? Tal vez estoy malinterpretando de nuevo, quizás quiso decir… limpiamos, él se baña, luego yo… como juntos, pero no revueltos, si  eso debe ser, mejor dejo de analizar sus palabras y me pongo a trabajar.

      Una hora después de tragar polvo y de ser cubiertos como par de croquetas, el departamento lucia impecablemente limpio, lo que nos hiso acercarnos al momento del baño, comienzo a sudar lo que no sude mientras limpiaba pensando en lo difícil que será poder contener mi deseo de tocarlo al tenerlo desnudo frente a mí, está empezando a dolerme la cabeza… las dos para ser exacto, y aquí viene de nuevo mi pesadilla personal.

- ¿Terminaste?

      Le pregunto girándome de espalda para que no note la excitación entre mis piernas  mientras paso distraídamente el paño una y otra vez por la superficie de la mesa, pone su mano en mi hombro y me hace voltear hacia él mientras que con disimulo coloco la mano que sujeta el paño en mi bajo vientre.

- Observa esto.

      Me sugiere mientras apoya su dedo índice en mi pecho y comienza a moverlo suavemente…  como si estuviera escribiendo algo sobre mi piel, y mientras  sonríe y sus ojos azules siguen los trazos… yo siento que mi cuerpo arde, mi corazón se acelera, mi sangre hierve, y mis dos cabezas están a punto de explotar, es una locura, con  tan solo acariciarme con su dedo hace que el placer me recorra por completo, es magia y a la vez brujería… el cielo y el infierno al mismo tiempo, si no se detiene yo…

- ¿Lo ves? Es como cuando sales de una ducha caliente  y escribes en el espejo, ¿No es divertido? Prueba tú también.

- ¿Por qué tu nombre? – le pregunto al fijarme en la escritura sobre mi pecho gracias a la mezcla de polvo y sudor.

- Por nada en especial, solo que pensé que ya que era el único aquí, aparte de ti, claro está,  tenía que escribir mi nombre, pero si te molesta… - llevando la palma de su mano hasta mi pecho para usarla como borrador, la detengo deseando que ese nombre se quedara ahí para siempre como si hubiera sido tatuado a fuego – Estas siendo lógico… cosa rara en ti, déjalo ahí.

      Digo bajando su mano sin soltarla mientras que llevo mi otra mano a su pecho, es mi turno de escribir, solo que no puedo hacer que mis dedos dejen de temblar al aproximarse a su piel, esa que tantas veces he deseado acariciar, tan al alcance y a la vez tan lejos, trato de centrarme en lo que debo hacer para que el acto se vea natural al igual que el de él,  y sin ninguna otra intención oculta de mi parte… es difícil, además de una gran mentira e igualmente imposible de soportar, solo debo concentrarme y todo saldrá bien, aquí voy…

- Es tu nombre, ¿También estas siendo lógico? Aunque me hubiera agradado que fuera… por otro motivo -  susurro, aunque pude oírlo muy bien gracias a nuestra proximidad… tengo que preguntarle, quiero saber que significa ese susurrado comentario.

- ¿Por qué? Naruto… - le pregunto sin poder aguantar la curiosidad.

- Eres mi amigo, ¿Me equivoco? Esto es mejor que una mano atravesándote de lado a lado – Uchiha Sasuke…  a él te refieres, el maldito que casi te mata y me deja sin mi principal razón para seguir viviendo – ¡Ahhhh! Estoy agotado, y aun nos falta el baño – exclama sentándose en el suelo.

- ¿Has sabido algo? De él, quiero decir – agachándome a su altura para poder ver sus ojos.

- No, ¿Y  sabes qué? No me importa, tome una decisión y pienso cumplirla, no me echare atrás esta vez – su voz suena muy segura sea lo que sea a lo que se refiere, me gustaría saber qué decisión es esa – El baño, es lo único que nos falta para terminar – levantándose y agarrándome del brazo para ir al último lugar que quedaba por limpiar a la vez que también, obviamente,  se convertiría en una habitación de cruel tortura para mí.

      No fue necesario mucho tiempo para asear un sitio medianamente pequeño como ese, nada que un poco de agua, jabón, y par de cepillos no pudieran controlar, lo que realmente me preocupaba era lo que venía a continuación, más la respuesta apareció delante de mis ojos al verlo quitarse la única prenda que llevaba encima, y observarla caer en el suelo al lado de la ducha, escucho el agua correr tras las cortinas de plástico semitransparentes mientras su silueta se mueve sigilosamente bajo la fina lluvia del aparato rociador, me siento en el frío suelo mientras reflexiono y me doy cuenta de que, efectivamente, malinterprete sus palabras desde un principio.

- ¿No vas a bañarte? El agua esta deliciosa – dice asomando su cabeza entre las vaporizadas cortinas, no me atrevo a mirarlo a la cara por miedo de que llegue a notar en mi rostro la excesiva ansiedad por estar bajo el agua con él.

      ¡Bingo! Esa palabra resuena en mi mente hasta hacerme doler los oídos, tardo en contestar pues mis sesos se hicieron  licuado ante su pregunta,  y más ante su sugerencia, pensar que debo hacer es estúpido hasta para mí, ¡No pienses! ¡Solo actúa! Preocúpate más tarde por lo que pueda pasar,  a veces preferiría no ser tan racional y dejarme llevar por lo que siento en lugar de lo que pienso, no pensar, nada de  pensar, solo siente… es lo que hare, me digo a mi mismo.

- ¿Contigo? ¿Seguro? - ¡Te dije que no pensaras, baka! Ni siquiera tenías que preguntárselo, solo entra ahí…  y siente.

- ¿Por qué no? Ni que fueras a saltarme encima o algo así.

      Muy bien, perfecto, esto es grandioso, debería reírme de mi propia ironía, cuando por fin me decido a olvidar mi lógica y hacer algo alocado… me lanza una roca de quinientos kilos con la frase de “ni te atrevas”  impresa en ella, al menos lograre verlo desnudo, y mi revancha será no decirle del porque de mi erección… que lo descifre por sí mismo, tal vez quiera jugar un juego o dos. Me quito mi ropa interior y deslizo la cortina para hacerle compañía, me coloco a su espalda y observo como las gotas de agua recorren su bella figura, una tortuosa visión para mi, debo añadir, sin poder evitarlo sostengo mi doloroso y endurecido pene con una de mis manos mientras la otra la dirijo a la piel del  cuerpo  frente a mí, pero antes de lograr tocarlo… 

- Shikamaru… ¿Te quedarías conmigo ésta noche? - me paralizo al escucharlo aun teniendo su cara frente a la pared de azulejos, ¿Qué significa su petición? ¿Quiere que le haga compañía? Naruto… - La única razón por la que quise regresar, aparte de la de querer ser Hokage algún día, esa razón…  eres tú, Shikamaru - ¿Estoy soñando, acaso? ¿Mi mente está jugando conmigo? La calentura, el deseo, el amor… ¿Pueden causar esta clase de alucinaciones auditivas? Necesito escucharlo de nuevo, dilo otra vez… dilo, cachorro ¡Grítalo hasta que mis oídos estallen! Repítelo una y otra, y otra vez… por favor.

- Naruto… - es lo único que logro decir a la espera de la confirmación de sus palabras.

- Déjame terminar, ¿Quieres? Déjame explicarte…  necesito explicarme.

      Suplica en tono inseguro mientras apoya su frente en la pared húmeda, lo único que quiero es abrazarlo muy fuerte y decirle que todo está bien, pero primero deseo escuchar lo que tenga que decirme… sea lo que sea.

- Cuando Ero-sennin me dijo que me llevaría con él para un muevo entrenamiento me sentí feliz… me haría más fuerte, pero al mismo tiempo me sentía culpable por todos ustedes y los problemas por los que tuvieron que pasar, sus heridas por causa de… si hubiera podido detenerlo antes, saber sus intenciones, tuve mucho miedo, no por lo que pudiera hacerme a mí, todo mi temor era por lo que sus guardianes y escolta pudieran hacerle a ustedes… en especial a ti, Shikamaru.

      Sus manos se cierran en puños sobre la pared de azulejos mientras yo evito mi deseo de tomarlo entre mis brazos para acallar esas palabras que parecen causarle tanto daño, pero… debo seguir escuchando hasta el final lo que por siempre quedara impreso en mi memoria.

- ¿Sabes? cuando me hirió de muerte, lo único que podía ver en ese momento…  era tu cara frente a mis ojos,  después de eso todo se hiso confuso para mi, ya no era yo en realidad, el Kiuubi tomo el control de mi cuerpo y solo tengo vagos  recuerdos de lo que paso  después de eso, cuando volví en sí,  mi primer pensamiento fue para ti, suspire con alivio al saber que estabas bien…  dios, jamás sentí tanta emoción en mi vida como en ese momento, nunca podre perdonarle a Sasuke el que te haya puesto en peligro, y que por su culpa…  casi evita el que pudiera verte de nuevo…  se que suena extraño, ya que tú y yo nunca fuimos muy cercanos que se diga, sufrí mucho al marcharme pues pensaba que la próxima vez que te viera… estarías comprometido con alguien y te perdería para siempre… era una posibilidad,  que aunque normal, mi mente se negaba a aceptar por completo, todavía recuerdo cuando se formaron los equipos después de graduarnos de la academia… cielos,  rece tanto para quedar en el mismo grupo que tú… quería pasar el mayor tiempo posible contigo, ¿Suena tonto… verdad? – pregunta mientras deja caer abatido sus brazos a los lados de su cuerpo.

      Fue suficiente, ya no puedo soportar más la ansiedad por tenerlo entre mis brazos,  y demostrarle que no es el único que ama, que mis sentimientos son los mismos que los suyos e inclusive mayores.

- Es todo, solo quise que lo supieras, se que también soy un chico, pero… no me odies por eso… por favor, olvida todo lo que dije – termina diciendo para luego abandonar la ducha sin siquiera mirarme, no lo permito.

- ¿Olvidarlo? ¿Crees que puedo olvidar todo lo que acabas de decir? – sujetándolo del brazo y poniéndolo de espaldas contra  la pared.

- Sabia que no iba a gustarte, e inclusive sabiendo que podrías llegar a odiarme por amarte como lo hago… ¡Tenia que decírtelo! No pude evitarlo… perdóname por amarte…  – dice con tristeza en su voz.

- ¿Qué no iba a gustarme? ¿Odiarte? ¿Me has mirado bien? Esto es por ti – señalándole el estado de ánimo de mi entrepierna – Siempre ha sido por ti… por dios santo – no puedo aguantar más y lo estrecho entre mis brazos, los suyos se abrazan abarcando mi espalda mientras su rostro se pega a mi pecho – No tienes idea de lo mucho que he soñado de estar así contigo, anhelando tu boca, tu cuerpo y corazón sin sospechar siquiera que ya lo tenía, despertando en las mañanas con el sabor amargo de tu ausencia y maldiciendo las noches, puesto que  mis sueños eran la única forma de tenerte y hacerte mío, mi cachorro de ojos azules – en este punto la ansiedad me hiso presa, con desespero mi boca busca la suya y entrelazamos nuestras lenguas en una batalla fiera pero sutil.

      Intenta decirme algo, pero no quiero perderme en palabras, tendremos mucho tiempo de hablar después, avanzo unos pasos hasta pegarlo a la resbaladiza pared, mientras lo beso mis manos viajan por el contorno de su cuerpo haciendo realidad lo que antes solo podía disfrutar en sueños, sus manos tiemblan asidas a mi cintura, y mientras nos besamos, su boca produce los sonidos más sexis que he escuchado jamás, lo que me pone mucho más ansioso de llegar al vórtice del placer, o sea, su interior.

      Con renuencia dejo su boca, pues sabe deliciosa, y deslizo mis labios por su cuello, muerdo suavemente sus orejas, por lo que emitió un par de sonrisas, parece muy sensible en esa parte, y llego a sus pezones erectos, rosados, y a punto de caramelo. Él no deja de gemir y suspirar, lo que quiere decir que voy por muy buen camino, eso me enciende aun más mientras trato de olvidar el dolor en mi entrepierna centrándome tan solo en darle el mayor placer posible, quiero que nuestra primera vez sea inolvidable y lo menos dolorosa posible para mi zorrito lindo.

      Mi boca, después de deleitarme con sus botones, saca a pasear mi lengua por todo su pecho hasta su ombligo, risas de nuevo, su vientre, y por ultimo lo más que ansiaba probar… estoy en el cielo, no parece sentir vergüenza por lo que estoy a punto de hacer. Sus ojos expectantes miran atentamente mis movimientos, sabe lo que quiero y su rostro me dice que él también lo desea, tras nuestro acuerdo mutuo, lo tomo de la mano y salimos de la ducha rumbo a la habitación.

- Shikamaru… ¿Algo está mal? Perdona si no soy… ¿Te decepcione? - me pregunta con preocupación.

- Tú jamás podrías decepcionarme, es solo que pensé que aquí estaríamos más cómodos – tomándolo por la cintura – No quiero que llevado por la pasión, pueda lastimarte al hacerlo en un lugar tan pequeño y resbaladizo, las únicas marcas que quiero que tengas son las que yo pueda provocarte, mi amor – recostándolo en la cama con mi cuerpo sobre él aprovecho el momento para rozar nuestros miembros en una danza lujuriosa pero deliciosa – Dime lo que sientes, lo que te gustaría… hare todo lo que quieras y más – le susurro en su oído sin dejar de moverme sobre él.

- Yo… yo no lo sé, es la primera vez que… que hago algo así…  Ahhh… - mojando nuestros vientres con su semen – L-Lo siento… - tapándose el rostro con las manos ante lo ocurrido, está avergonzado… tan lindo, aparto sus manos a los lados y lo miro directamente.

- No pasa nada, no será la primera vez que te corras ésta noche, mi zorro – por Kami, ¿No es hermoso? Pienso mientras observo sus mejillas encendidas por el orgasmo y la vergüenza, parece un niño pillado durante una travesura, no puede ser más genial y hermoso de lo que se ve ahora.

      Mis rodillas descansan a los lados de sus caderas mientras recojo con mis dedos el semen esparcido sobre vientre, él me mira con curiosidad preguntándose que pienso hacer a continuación, me inclino y lamo el resto con mi lengua mientras deslizo mis dedos impregnados por la frontera entre sus nalgas, lo que provoco que diera  un respingo ante la sorpresiva invasión en tierras desconocidas y nunca antes exploradas, su respiración comienza a acelerarse ante el masaje alrededor de su entrada, de nuevo su pene se irguió indicándome lo mucho que lo estaba disfrutando, sus gemidos iban en aumento mientras sus ojos se cerraban y su rostro mostraba el placer que estaba sintiendo.

      Mis dedos deseosos resbalan a su entrada y comienzan la invasión de la inexplorada cueva, acto que me complace divinamente, pero lo que me hace más feliz es el hecho de ser el primero y el único en entrar en estas deliciosas profundidades y llenarlas con mi amor y esencia. Luego de constatar que mis dedos han ensanchado lo suficiente la cavidad como para que mi ansioso soldadito consiga el mana que le ha de quitar su sed.

- Voy a entrar – susurro entre suspiros mientras trato de voltearlo para colocarme a su espalda.

- No – se niega mirándome a los ojos – Quiero verte, quiero grabar en mi memoria tu gesto al momento de hacerme tuyo – me dice con una sonrisa nerviosa pero decidida.

- Opino lo mismo, pero quería que esto fuera lo menos doloroso posible para ti… aunque me alegra que lo hayas mencionado, también quiero para recordar este momento una y otra vez cada vez que cierre mis ojos, amor – le expreso con toda la sinceridad de la que soy capaz.

      Dicho esto procedo a internarme en el mundo en el que siempre quise estar inmerso, un mundo llamado Uzumaki Naruto, ser parte de sus tristezas y alegrías, y sobre todo, convertirme en el eje que mueve ese mundo, regalarle el cielo y evitarle el infierno es mi tarea, convertirlo en el ser más feliz de la tierra es mi eterna misión. Todas estas resoluciones cruzan mi pensamiento mientras me introduzco poco a poco en el cuerpo caliente y deseoso de mis caricias y atenciones.

- ¡Ahhg… por todos los diablos! – se queja por mi intrusión al tiempo que con sus piernas me rodea la cintura y me atrae hacia él.

- ¿Q-Quieres que me detenga? 

      Pregunto por delicadeza puesto que es más fácil decirlo que hacerlo, a estas alturas me siento incapaz de abandonar el bienestar que experimento al estar dentro del cuerpo que tanto había anhelado. A duras penas puedo soportar estar inmóvil esperando a que se acostumbre a tenerme dentro, dos furtivas lágrimas atraviesan sus sonrosadas mejillas como si fueran gotas de rocío acariciando los pétalos de su determinación a ser feliz a toda costa, y hacerme feliz también, aunque eso signifique sacrificarse para lograrlo.

- Nunca más te separes de mi, Shikamaru – me suplica con su cara encendida por el dolor mezclado con placer.

- ¿Cómo podría? Jamás lograras deshacerte de mi… te amo – le digo mientras lo atraigo hacia mi cuerpo, lo abrazo con fuerza y beso ese espacio, que me vuelve loco por cierto,  entre su oreja y cuello.

- Espero que así sea… o lo lamentaras, Nara Shikamaru.  

      Murmura con dificultad al tiempo que clava sus uñas en  mi espalda y comienza a mover su cuerpo arriba y abajo mientras permanecemos sentados, yo sobre la cama y él sobre mis muslos, esa danza de un solo movimiento hace que mi mente y cuerpo se pierdan en los confines del placer que ésta persona puede brindarme, y es toda mía, me siento el hombre más afortunado del mundo y no permitiré que esto jamás acabe, al igual que tampoco consentiré que nadie se meta en nuestro camino y felicidad, divago al tiempo que lo recuesto de nuevo sobre la cama y doy mis últimas estocadas y esfuerzo antes de estallar en su interior, grito su nombre y caigo sobre su pecho, desesperadamente busco con frenesí su boca para terminar de alocarme por completo.

- Aun sigo aquí… por un momento creí haber abandonado mi cuerpo y volar entre nubes de un cielo brillante y cegador… suena tonto, ¿No lo crees? Aunque también tú estabas ahí… fue tan hermoso – comenta mientras acaricia suavemente mi espalda.

- Suena genial, y si, se que así fue – le digo y busco su boca para que el juego vuelva a empezar.

      Nos amamos toda la noche, o hasta que dieron mis fuerzas al menos, y amanecimos abrazados como siameses imposibles de separar por compartir algún órgano vital. Abre sus azules ojos y entre la molesta luz y el bostezo se queja ligeramente, de seguro no podrá sentarse en al menos una semana, soy culpable lo admito, pero en parte es su culpa también, quien lo manda a ser tan hermoso y deseable al punto de volver loco a cualquiera.

Lo acurruco a mi pecho y le doy el beso de los buenos días, refunfuña un poco mientras me mira con ganas de golpearme, pero me devuelve el gesto, le aconsejo que continúe descansando mientras me ocupo del desayuno, me mira como diciéndome “es lo menos que puedes hacer después de dejarme así” tan lindo… en fin, debo andarme con cuidado o es capaz de ponerme a dieta de sexo y eso sí que sería un castigo para mí.

- ¿Qué te apetece? – le grito desde la cocina.

- ¡Un trasero nuevo! Maldición…  no sabía qué hacer eso fuera tan doloroso – murmura apoyando su frente en mi espalda.

- ¿Por qué no te quedaste en cama? – encerrándolo entre mis brazos.

- No sé tú, pero yo tengo que trabajar – me dice poniendo boquita de pescado y  abrazándose a mi cintura.

- Nos tomaremos el día libre, ¿Qué te parece? Además de que tenemos una cita en la torre de la Hokage.

- ¿Dónde la vieja loca? ¿Y eso para qué? – me pregunta con enfado.

- Confía en mí, luego de eso nuestras vidas cambiaran por completo – me mira de medio lado con una expresión de curiosidad en su rostro.

- Porque tú lo pides voy hacerte caso… ésta vez – dice besándome en la barbilla y dirigiéndose al baño – Demonios, si no fuera porque también lo disfrute estaría moliéndote a golpes en este momento – masajeando su lindo trasero del que ahora soy todo dueño.

- Oye, espera, me bañare contigo – pensando que no es solo el baño lo que quiero.

- Eso sí que no – me advierte deteniéndome en mi intensión de hacer algo más de lo que una ducha requiere – Estoy muy adolorido en… tú sabes, esto es nuevo para mí y…

- También para mí – le digo siguiéndolo al baño.

- Si, pero tú llevas la mejor parte, maldición – haciéndome una mueca.

- No te fijes en pequeños detalles, me portare bien, lo prometo – levantando mi mamo en signo de que no miento en lo absoluto, al tiempo que paso mi brazo por su cintura y nos introducimos en el templo de la limpieza.

      Me cuesta mucho esfuerzo y fuerza de voluntad el pasarle la esponja sin que mis manos se alboroten e intenten un motín en mi contra, dejarme como un mentiroso seria el menor de mis problemas, esto es como un sueño, aun no me hago a la idea de que al fin Naruto es mío, temo despertar y darme cuenta de que todo ha sido una mera ilusión.

- Tierra llamando a Shikamaru, ¿Qué te sucede? Estás muy pensativo – me dice poniendo su mano en mi mejilla - ¿Acaso ya te arrepentiste? Si es así… lo entenderé – sonriéndome forzadamente y dándome la espalda – Podemos dejar todo como… un buen rato y listo – murmura.

- Si por un momento pensaste que te dejaría luego de haber esperado por dos largos años para hacerte mío, creo que eres más ingenuo de lo que alguna vez fuiste – abrazándolo fuertemente por la espalda – Jamás te libraras de mi ni estando muerto, ¿Me oyes? Hazte a la idea de que tienes dos sombras en lugar de una – le susurro mientras le hago saber con mis caricias que todo estará bien.

- Shikamaru… - murmura recostando su cabeza en mi pecho – Sera mejor que terminemos o no saldremos nunca de aquí – me dice metiéndose bajo el agua para enjuagarse, hago lo mismo y salimos del baño.

      Luego del desayuno pateamos la calle rumbo a la torre de la Hokage, parece mentira que apenas ayer solo soñaba con lo que hoy se convirtió en realidad, espero que Tsunade-sama cumpla lo prometido y que no quede solo en palabras, veamos hasta donde es capaz de llegar por nuestro querido zorro de ojos azules, hasta me pongo celoso de solo pensarlo. Aquí estamos, hoy la escalera me luce más larga que de costumbre, debe ser el cansancio por lo de anoche, pero nunca me sentí mejor.

- Quien diría que comenzaría el día viéndole la cara a la vieja gruñona – suspira hondo y se queja deteniéndose en los escalones.

- Créeme que lo que tengo que decirle es muy importante para ambos – trato de convencerlo y lo empujo por la espalda para que reanude su ascenso.

- ¿Para ti y ella? – girando su cabeza para verme.

- Cuando dije ambos me refería a ti y a mí, baka – definitivamente tengo que enseñarle algunas cosas.

- Vaya, unos cuantos besos…  ¿Y ya te sientes con derecho de insultarme? Creo que tendré que revaluar todo lo que te dije ayer – me reclama arrugando su boquita con esos gestos suyos que me vuelven loco.

- Besos, caricias, yo dentro de ti… repetidas veces – arrinconándolo en el largo pasillo y tomando su boca por asalto sin importarme que alguien nos vea – Y aun no has visto nada, mi hermoso zorro – le advierto que lo que ya hicimos no tiene comparación con lo que está por venir.

- Estas pensando en cosas perversas… me agrada – me dice pícaramente mientras el brillo de sus ojos se intensifica.

- Aleluya por eso – le susurro mientras muerdo su oreja.

      Me despego de él con renuencia, porque de seguir así soy capaz de tomarlo aquí mismo, respiro hondo para tratar de calmar mi libido y al amiguito entre pis piernas, golpeo la puerta del despacho de la jefa y escucho del otro lado el permiso para pasar adelante.

- Buenos días, Tsunade-sama – saludo con propiedad.

- Igual para ti, Shikamaru, ¿Qué te trae por aquí tan temprano? Creí que te tomarías el día – me comenta desde detrás de su escritorio.

- Nosotros queríamos…

- ¿Eh? – mirándome extrañada.

- Ven aquí – lo busco en el pasillo y lo jalo de la ropa para que se coloque a mi lado.

- Esto sí que es inesperado, y tú quita esa cara, que verte tan de mañana ya es  bastante molesto de por sí – echándole la mirada encima a mi rubio.

- ¡Hump! Mira quién habla,  amargarme el día viendo tu cara no estaba en mis planes de hoy – contraataco cruzando sus brazos con aire de indiferencia.

      Viéndolo así nadie diría que se quieren mucho, pero ninguno de los dos lo admitiría abiertamente, eso sería como dar el brazo a torcer, la tortura sería bienvenida antes que confesar el afecto que se tiene mutuamente, verlos en esa actitud es bastante divertido aunque innecesario. Luego del intercambio de improperios me acerco al escritorio, claro que tengo que arrastrar conmigo al cabeza dura de mi zorro, de lo contrario saldría corriendo solo para no darle el gusto a la Hokage… en fin.

- Aun no me has dicho a que se debe la visita – mirándonos a ambos con sus inquisidores ojos.

- Habla, yo también quiero saber a qué se debe que me hayas arruinado el día viniendo aquí… - fue todo lo que pudo decir hasta que tape su boca con la mía- ¡S-Shikamaru! ¿Q-Que haces…? – grita tapándose la boca con sus manos mientras el color rojo se apodera de su cara.

- Con que de eso se trata, veo que lo conseguiste, felicidades – me dice la jefa con una gran sonrisa, mi cachorro nos mira con sospecha.

- ¡¿Ella ya lo sabía?! Antes que yo… no es justo – mirándome con reclamo en sus ojos azules – Te castigare por eso, sabes lo que significa… ¿Verdad? – espero que no se esté refiriendo a que me tendrá a dieta de sexo… eso no.

- No porque yo se lo dijera, sabes que es bastante intuitiva con respecto a todo, y yo no podía negarlo… te amo, y así tenga que pelear en contra de todos, seguiré amándote hasta después de mi muerte – le confieso con la convicción de que así será nuestra vida de ahora en adelante- Aunque el resto del mundo se borrara, tan solo te necesito a ti para ser feliz, mi amor – abrazándolo tiernamente.

- No sé sí reírme o llorar haciendo las dos cosas al tiempo mientras me mira.

- ¿De qué? – le pregunto intrigado por el comentario.

- Parece que no lo conocieras – intervino la Hokage – Le aterran los fantasmas, ¿Recuerdas? – guiñándome un ojo.

- Ah, con que de eso se trata – rodeándole el cuello con mi brazo – Vas a tener que soportarlo, porque no pienso retractarme de lo dicho hasta ahora, zorro – endureciendo mi expresión para que vea que lo digo muy en serio.

- Cuando mueras… yo lo hare contigo, así no tendré que preocuparme de que vengas a perseguirme en una forma que no quiero ni imaginarme – vaya, creo que hice que se preocupara.

- Ya basta, me están mareando con tanta tontería – nos dice la jefa desde detrás del escritorio – Lo único que quiero saber es cuando piensan casarse…

- ¡¿Casarnos?! ¿Quieres que todo el mundo se entere de esto? – abriendo sus ojos muy grande, pero… ¿Por qué lo dice? ¿Acaso no quiere? ¿Debería comenzar a preocuparme?

- ¿Amas a Shikamaru? – le pregunta muy seriamente a mi zorro.

- Po supuesto que sí – contesta sin dudarlo un momento… que alivio.

- ¿Cuál es el problema entonces?

- No hay ninguno, es solo que… perdóname – mirándome, hay dios… - Pero… es que me da vergüenza – tartamudeo poniéndose rojo como un tomate, menos mal que solo se trata de eso, me estás haciendo sudar frio.

- Tranquilízate, no son la única pareja del mismo sexo en Konoha, ustedes se casaran, no permitiré otra solución – asevero dando una palmada sobre el escritorio – Tendré que cambiar algunas leyes… ¡Pero qué demonios! Soy la Hokage, ¿O no? Tendrán que admitir lo que diga y punto – a ver quién es el tonto que le dice lo contrario – Bien, todo arreglado – mirándonos con cara de suegra mandona, solo tengo que decir que aguantare todo lo que venga siempre y cuando Naruto esté conmigo.

- ¿Estás de acuerdo, mi amor? – ahí va de nuevo, sus mejillas se encienden haciéndome recordar el porque me enamore de él, lo abrazo fuertemente a la vista de su madre postiza para hacerle entender que no importa lo mucho que las personas se opongan a nuestra relación, mi decisión siempre será firme y definitiva.

- Lo que tú digas está bien para mí – susurra acurrucándose en mi pecho, ¡Dios, cuanto lo amo! Sé que seremos felices, estoy seguro de ello, Tsunade-sama nos observa con una sonrisa cálida y de nostalgia, y nos dice…

- Muchas cosas van a cambiar por aquí… definitivamente.

 

Fin

Notas finales:

¡Hola de nuevo! y como les mencione antes, disculpen el retraso, espero disfruten de esta historia, y como siempre manden sus comentarios al respecto, nos veremos pronto, prometo que no sera tanto tiempo esta vez.

cuidense mucho, besossss para todos y chaito.

                                                              Nessa Yaoi.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).