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Las apariencias engañan por kiraikirai

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Notas del capitulo:

Iba a subirlo mas tarde pero me empezó a doler muchisimo el cuello y pienso que puede ser torticolis asique lo subo enseguida por si empeoro D: es el primer fic que termino (aunque sea un oneshot xd) ya que todos los dejaba a la mitad :c y es el primero que subo xd tengan piedad ;-;

LOS PERSONAJES QUE APARECEN EN EL FIC NO ME PERTENECEN!

 

Otro monótono día comenzaba, se levantó perezosamente de la cama, arrastrando los pies hacia el baño, donde se comenzó a desnudar tranquilamente, sabiendo que iba tarde a la escuela. Encendió la ducha sin prisas y el agua comenzó a correr, entro y comenzó a jabonar su cuerpo disfrutando del agua tibia. Pasaron unos minutos y salio de la ducha, ató una toalla a su cintura saliendo del baño hacia su habitación, pasando por el desolado y oscuro pasillo. Suspiró colocándose sus negras prendas y maquillando levemente su fino y fantasmal rostro. Salió caminando lentamente hacia su instituto.

 

—¡Aoi!

 

Escuchaba pasos apresurados mientras alguien repetía constantemente su nombre, no quería darse la vuelta ya que no quería estar con nadie, no estaba de humor para hablar, generalmente no lo estaba.

 

—Aoi, que malo, ni siquiera te diste vuelta—replicó el chico que venia atrás de el —. ¡Hola!, planeta Tierra llamando a Aoi.

 

—Si te escuché Shima—dijo con voz ronca—. No es necesario que me grites en el oído.

 

Takashima Kouyou, ese era su nombre, aunque todos le dijeran Shima o Uruha. Era bastante alto, con el cabello castaño, ojos cafés delineados en negro y en sus labios se formaba una pequeña curvita haciéndolo parecer un pato. Tenía un aire femenino e irradiaba felicidad, eso molestaba en cierto modo a Aoi.

 

—¿Qué piensas hacer hoy en la noche?

 

—Yo quería quedarme en casa, pero tenemos que ir a ayudar para la fiesta de halloween del colegio.

 

Shima rió un poco al escuchar el tono de fastidio con que Aoi pronunciaba esas palabras.

 

—Tú nunca cambiarás— dijo dando un suspiro.

 

En el resto del camino hacia la escuela no se dirigieron la palabra, pero hubo un pequeño detalle que Aoi no notó; una casi imperceptible sonrisa se asomaba en los labios de Uruha, su plan podría funcionar.

 

Llegando al establecimiento vieron que todos terminaban de decorar animadamente cada salón para ese día, profesores y alumnos llevaban extravagantes disfraces; todos corrían de un lado a otro preparando lo que sería la fiesta de esa noche.

 

—¡Hola chicos!— saludó un chico rubio bastante bajo—. ¿Por qué llegan tan tarde?

 

—Lo siento mucho, me quedé dormido—el castaño respondió con una leve risita.

 

—Pereza—respondió simplemente Aoi.

 

—Par de flojos—dijo rodando los ojos.

 

Ese chico era Takanori Matsumoto, Taka o Ruki, corto de estatura, cabello teñido de rubio y lentes de contacto azules, era bastante perverso y a veces podía ser un tanto gruñón.

 

Comenzaron a caminar hacia su salón para terminar de decorarlo y para que les entregaran los disfraces que usarían esa noche.

 

Ya entrada un poco la noche, Aoi se encontraba colgando unas guirnaldas en las ventanas pintadas de negro cuando lo llamaron para que se probara el traje.

 

—Apresúrate Aoi, estamos un poco atrasados—le decía ruki mientras le hacia movimientos con las manos para que caminara mas rápido.

 

—Ya voy, ya voy—respondió un poco fastidiado.

 

—Entra ahí— dijo señalando un espacio cubierto con una cortina azul marino—. Tu disfraz esta colgando del perchero.

 

El pelinegro hizo caso y entró en el lugar señalado anteriormente por Ruki, era un cubículo bastante pequeño e incómodo y en la pared colgaba un hermoso kimono de color blanco, sin ningún estampado. Lo miró curioso y se dio una vuelta buscando si había otra prenda, le extrañaba que fuera algo tan simple. Restándole importancia comenzó a quitarse su ropa tranquilamente, tomó el kimono y comenzó a ponérselo de forma lenta, era un poco complicado, y necesitó ayuda para ponerse el obi. Cuando salió ya vestido, a Ruki se le formó una sonrisa; Aoi se veía hermoso, el blanco del kimono y su piel le daban un aire espectral y sus cabellos negros hacían un contraste perfecto. El más bajo le pasó una caja pequeña, adentro llevaba un par de pupilentes de color blanco. Aoi le miró curioso, fue al espejo y se los puso cuidadosamente.

 

—Te ves aterrador—dijo atrás suyo Uruha.

 

El vestía unos pantalones de jeans rotos y muy manchados, una polera verde en las mismas condiciones y un cuchillo carnicero falso; no tenia rastro de maquillaje en el rostro y tenia el pelo alborotado, a diferencia de Aoi, quien tenia una base blanca, los labios pintados en rojo fuerte, ojos delineados en negro mas una leve sombra en la misma tonalidad, y llevaba el pelo totalmente liso.

 

—Parezco mujer— dijo fastidiado—. Ya vamonos, comenzó la fiesta.

 

Aoi se paró y paso por al lado de Shima mientras este lo veía con una media sonrisa.

 

—Espera, Aoi— le detuvo—. Quiero decirte algo.

 

—¿Qué cosa?—preguntó.

 

—Aquí no— dijo comenzando a caminar—. Sígueme.

 

Aoi le hizo caso y fue atrás suyo. Pasaron por el patio donde estaban todos alegremente conversando y bailando. El pelinegro recibía constantes halagos sobre su traje, pero este simplemente les dedicaba una media sonrisa.

 

Después de caminar alrededor de quince minutos a través del colegio, llegaron a los baños del gimnasio.

 

—Date vuelta—dijo Uruha con una pequeña sonrisa en sus labios.

 

—¿Para que? Y ¿Por qué me traes aquí?

 

—Ya veras, solo hazme caso.

 

—Esta bien— obedeció resignado, dándole la espalda al más alto.

 

Uruha le vendó los ojos cuidadosamente con una tela negra.

 

—Oye, ¿Qué piensas hacer?—preguntó un poco alterado Aoi.

 

—Ya verás, es una sorpresa.

 

Lo tomó de los brazos y comenzó a guiarlo lentamente hacia el interior de los baños.

 

—Uruha, detente, ¿que tipo de sorpresa es esta?

 

Por alguna razón Aoi estaba sintiendo miedo, sentía la necesidad de salir corriendo.

 

Uruha rió en el oído de Aoi, causándole un escalofrío. Sacó del bolsillo de su pantalón el, supuestamente, falso cuchillo, y pasó lentamente el lomo de este por el cuello de Aoi.

 

—¡Detente por favor!—gritó Aoi con unas rebeldes lágrimas cayéndole por las mejillas.

 

—¿Por qué? ¿tienes miedo?—dijo mientras soltaba otra risita traviesa en el oído de Aoi.

 

—¿Por qué me haces esto?—preguntó alterado.

 

—¿Por qué? Porque estoy harto de tu actitud de imbécil, siempre haz actuado como si tu vida no valiera nada, como si estar donde estas ahora no valiera la pena. Bueno…así como estas ahora, valoras tu vida, ¿verdad? Ahora quieres conservarla ¿verdad?

 

La respiración de Uruha era bastante acelerada e incluso los dientes le castañeaban un poco; gozaba con la situación, le gustaba hacerle ver a las personas sus errores de esta forma tan macabra.

 

Tomó fuertemente el brazo derecho de Aoi haciéndole un corte superficial que comenzaba desde la muñeca y terminaba por el hombro. La respiración del pelinegro era fuerte y acelerada, acompañada de pequeños gemidos de dolor mientras sentía las gotas de sangre correr por su brazo.

 

—Uruha…no, por favor, detente—suplicaba Aoi.

 

—¿Por qué debería? Tu vida no vale “nada”—respondió con gracia—. Deberías estar agradecido ¿no?

 

Un fuerte grito resonó en los aislados baños; la mano de Aoi ahora se encontraba clavada contra el piso, la sangre corría al igual que sus lágrimas mientras sus gritos aumentaban. Ahora Uruha movía el cuchillo de manera circular dejando un espacio en la mano del pelinegro.

 

—¡Detente!—gritaba Aoi mas que desesperado—. ¡Por favor detente!

 

Uruha no respondía, simplemente reía como demente mientras destrozaba la mano de Aoi lentamente.

 

—Así…déjame oír tus gritos

 

Si que disfrutaba esos momentos con sus victimas…

 

Sacó bruscamente el cuchillo de la ya casi inexistente mano de Aoi, para enterrarlo en su hombro. Su blanco kimono se tornaba de rojo. Su cara era un mar de lágrimas. Sus gritos…sus gritos de desesperación, clamando por ayuda a un alguien que talvez nunca llegaría, rogando para que el dolor terminara.

 

Metía y sacaba el cuchillo del masacrado hombro del chico ya casi sin vida, y de un momento a otro lo empujó, dejando que mirara hacia el techo. Se sentó en sus caderas y de un solo golpe enterró el cuchillo en el abdomen del pelinegro, este escupió sangre, ahogándose con la misma. Tosía con desespero mientras el castaño movía aquel cuchillo de un costado a otro de su estómago, rompiendo la fina y blanca tela, ahora convertida en unos inútiles trapos teñidos de rojo. El cuchillo voló hacia un costado e introdujo lentamente sus manos en el agujero hecho el estómago de Aoi. Revolvía todo su interior y retiraba algunos órganos, esparciéndolos por el lugar.

 

Silencio.

 

Detuvo sus acciones cuando los gritos cesaron. Se levantó y retiró la venda que cubría los ojos del más bajo, quedando expuestas aquellas orbes sin vida mientras sonreía complacido.

 

El cuadro que se lograba ver en esos momentos era una escena digna del clásico Freddy Krueger, sangre por doquier, órganos regados por el suelo, y una victima inocente que yacía en el suelo sin rastro de vida, pero no, esa horrible escena era causa de un escolar que a primera vista se veía inocente y alegre, pero claro…las apariencias engañan…

 

Notas finales:

si tengo errores de cualquier tipo haganmelo saber! C: 

review? :3! 

 

 


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