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I love you my sweet thief por Kyoko96

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!! Este es mi primer fic yaoi y no se que tal me habrá salido, aun así me lo he pasado muy bien escribiendolo!!!

Capítulo 1

 

 

 

El reloj del salón resonó por todo el palacio haciendo que el príncipe Alexander abriera los ojos. Sin hacer ningún ruido se levantó de la cama y cogió las pocas pertenencias que había decidido llevarse. Hacía días que llevaba preparando su huida y había llegado a la conclusión de que esta noche sería la más indicada.

 

A pesar de solamente tener veinte años llevaba ya dos años casado, y lo único que había sacado de esa unión era un profundo odio hacía su esposa. Alexander aun recordaba aquel fatídico día en el que su padre le había dicho que Elena sería su esposa. A él, ella nunca le había caído bien y se había negado rotundamente a casarse pero su madre le convenció diciendo que Elena sería una buena reina. Y ante eso Alexander no pudo negarse.

 

Lo que él no sabía es que Elena era todo lo contrarío, en cuanto se hubo casado lo primero que hizo fue asegurarse de que las arcas del reino estuvieran a su completa disposición.

 

Tenía que haberse dado cuenta de todo eso antes, pero cuando lo hizo poco pudo hacer ya que a su padre, Elena le había lavado el cerebro.

 

Antes de darle el trono a Alexander, el rey mandó pedir impuestos que nunca llegaron a las arcas reales, y cuando Alexander quiso arreglarlo ya era demasiado tarde, los aldeanos habían empezado a morir y el reino se había quedado sin dinero.

 

Alexander se pudo hecho una furia, estaba completamente seguro de que la única culpable de eso era Elena, y cuando le pidió una explicación Elena simplemente se encogió de hombros y dijo ella era más importante que un puñado de pueblerinos, al escuchar eso Alexander no pudo aguantarse más y le soltó una bofetada en la mejilla.

 

Elena se sintió humillada, ya que Alexander no simplemente la golpeo en la mejilla sino que le dijo lo puta que era y lo poco que la amaba. Ella nunca se lo pudo perdonar y desde ese día se juro a si misma destruir todas las cosas que a Alexander le hicieran feliz.

 

Al principio él se hizo a la idea de que su vida iba a ser siempre así, ya que no podía abandonar a su reino pero sin embargo en cuanto Alec cumplió dieciocho años, fingió tener una enfermedad incurable y le cedió el trono a su hermano.

 

Su “querida esposa” se había puesto hecha una furia

 

De eso hacía tan solo un mes. Y ahora que sabía que el reino estaba en buenas manos, podía marcharse sin ningún remordimiento ni atadura.

 

Alexander se deslizó sigilosamente hasta la cuadra del castillo, teniendo mucho cuidado de que nadie lo viera, una vez allí desató a su caballo, un magnifico sangre pura de color negro y desapareció entre las sombras.

 

Cabalgó  durante dos días sin descanso, y finalmente en cuanto hubo pasado varios pueblos decidió parar de huir.

 

Comenzó a andar por las calles más concurridas buscando un sitio en el que poder pasar lo que quedaba de día y la noche pero ninguno logró convencerle. Así que decidió buscar en la parte baja del pueblo.

 

Allí se podía ver la parte más lamentable del pueblo, los mendigos se encontraban en todas las esquinas de las calles, los ladrones acechaban por todas partes y lo que más le sorprendió fue la gran cantidad de niños que estaban abandonados en las calles.

 

De repente Alexander vio a un chico encapuchado defender a dos niños más pequeños de un tendero y tres guardias.

 

-Os creías que podíais robarme sin que me enterara ¿Eh?- Chillaba el tendero mientras intentaba acercarse a los niños inútilmente ya que el chico los tenia completamente protegidos detrás de él.

 

-Déjalos en paz.-le dijo mientras  empujaba al tendero para que le espacio que había entre ellos no fuera tan reducido.

 

-Maldito mocoso.-dijo el tendero que no perdió un segundo y miro a los tres guardias asintiendo con la cabeza.

 

Estos comenzaron a moverse rodeando al chico que no daba ninguna muestra de miedo,  lentamente el primero de los guardias desenvaino su espada y se lanzó hacía el encapuchado soltando un sonoro grito, el chico simplemente se limito a esquivarlo pero no tuvo en cuenta que los dos hombres que quedaban también habían sacado sus espadas.

 

El frio metal atravesó la piel de su brazo haciendo que el chico soltara un grito de dolor, pero aun así no se movió del lugar en el que estaba, Alexander no se quedo parado ni  un segundo más, corrió todo lo que pudo y en unos instantes se encontraba enfrente del chico con la espada desenvainada y una mirada de odio profundo hacia los guardias.

 

El chico no pudo evitar sorprenderse al verle, en esa ciudad a la gente no hacía nada por evitar que los niños murieran y menos si era a manos de los guardias, y ahora de repente y sin previo aviso, un joven de pelo negro y ojos azules se plantaba delante de él y de los dos niños dispuesto a protegerlos.

 

Tan metido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que el tercer de los guardias, el único que no estaba ocupado peleando contra Alexander, alzaba su espada contra él dispuesto a matarle.

 

Por suerte Alexander sí que se dio cuenta, de una patada consiguió mandar lejos al último guardia contra el que peleaba, y con un rápido movimiento logro parar el ataque.

 

Los dos niños pequeños se acercaron al chico encapuchado y este los envolvió con su capa para que no viera lo que estaba a punto de suceder.

 

En cuanto los niños quedaron completamente rodeados por la capa, Alexander clavó su espada en el corazón del guardia y la sacó sin ningún tipo de remordimiento, para él aquel que osara levantar la espada o la mano contra un niño merecía la muerte.

 

El tendero asustado salió corriendo, en cuanto lo hubo perdido de vista Alexander respiró tranquilo y se sentó en el suelo cansado.

 

Sin embargo el chico encapuchado no lo dejó descansar, tomó su mano ágilmente y le levantó del suelo. Alexander iba a preguntarle por que había hecho eso pero el ruido de pisadas lo alerto, el tendero había pedido refuerzos, cogió a los dos niños y sin soltarle la mano comenzó a correr.

 

No fue fácil darles esquinazo a los guardias, pero el chico parecía saberse la ciudad a la perfección, cuando Alexander se aseguró de estar completamente a salvo, bajó a los niños y se arrodillo para quedar a su misma altura.

 

-¿Estáis bien?- pregunto a los dos niños que parecían ser gemelos. Ellos asintieron a la vez, se miraron y el que tenía la barra de pan en la mano se acerco a Alexander para ofrecerle un poco.

 

Alexander sonrió mientras les revolvía el pelo con la mano cariñosamente.

 

-No gracias, seguro que ha vosotros os hace más falta que a mí.- Antes de que los dos niños pudieran decirle algo Alexander saco un par de monedas de oro de su bolsillo.

 

Los niños se quedaron sin habla al verlas.

 

-¿Sabéis volver a casa?- les preguntó mientras depositaba las monedas en sus manos. Ellos volvieron a asentir desconcertados.

 

-Bien, pues entonces id con cuidado.- dijo sonriéndoles y volviéndose a ponerse de pie. Los niños no tardaron en irse, y en ese momento el chico de la capucha que se había mantenido al margen de la conversación se acercó a él.

 

-¿Por qué has hecho eso?

 

-¿El qué?-pregunto Alexander sorprendido por la pregunta del chico.

 

-¿Por qué les has dado ese dinero?-preguntó desconfiadamente.

 

-A ellos les será más útil que a mí. Además yo siempre puedo trabajar para conseguirlo y no creo que ellos puedan.-dijo simplemente.

 

El chico se quedo callado, Alexander le observo y se dio cuenta de que aquel chico había estado escondiendo su cara todo el rato.

 

-Me llamo Alexander.- dijo este tendiéndole una mano.

 

- Ryan

 

El chico miró la mano y se mostro indeciso pero finalmente se la estrecho.

 

En cuanto sus manos entraron contacto Alexander la agarró con fuerza y lo atrajo hacía él.


La capucha de Ryan cayó y Alexander aprovechó para enredar sus dedos en el pelo de este, cuyas mechas rubias rozaban con su frente.

Esta proximidad le reconfortaba, haciéndole sentir feliz tras tanto tiempo engañándose a si mismo."

"-Yo no amo lo que debo sino lo quiero y ahora te quiero a ti.

 

 

Notas finales:

Gracias por leerlo!!! Espero que os haya gustado!!

Espero vuestros comentarios, criticas y sugerencias, para poder mejorar!!!

Besos!!!


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