CAPITULO XIV: Ginevra Weasly.
Ginny Weasly desde muy pequeña escuchó las hazañas de Harry Potter, esperando algún día poder conocerlo personalmente, y eso sucedió cuando su hermano ron se hizo amigo de éste. Al principio se comportó de manera demasiado obvia y estúpida delante de él, pero con el tiempo (y varios novios) fue aprendiendo ciertas… artimañas para así poder seducirlo, que hasta hace un tiempo atrás le estuvieron resultando muy bien, tal cual quería; pero todo se derrumbó al caer esa maldita guerra, donde los MALFOY ayudaron al señor tenebroso, entonces: ¿por qué Harry se fijó en ese traidor descolorido? ¿Por qué la dejó? Quizás nunca lo sabría, pero eso fue suficiente para dañarla, ella lo amaba con todo su corazón y le había sido arrebatado. Si no era de ella entonces…
- ¡Él no será tuyo Malfoy!- bramó furiosa.
- Él ya es mío Weasly – dijo tranquilamente, tranquilidad que de verdad no sentía – debes dejar de molestarlo y buscarte una vida.
- Eso es lo que haré una vez que me deshaga de ti – sacó de un lado de la habitación una espada larga y delgada – yo estaré al lado del hombre que amo.
- Eso no es amor… lo que tú sientes por él es otra cosa – estaba sintiendo la falta de magia de su amante y a parte el desagradable olor a humedad y encierro le estaban haciendo sentir asqueado.
- ¡Claro que es amor! ¡¿qué te haz imaginado idiota?! ¿Qué tú si sabes?
- Sí, yo se lo que es amar… tienes que dejarle ir, tú momento con él ya pasó – trató de sonar tranquilo y suave, pero las náuseas y el asco le estaban hacioendo sentir cada vez peor.
La Weaslymenor se adentró a la especie de jaula donde tenía a Malfoy y le apuntó con la espada, poniéndosela en el cuello, justo en la aorta. El hecho de que sintiera esa presión en el cuello fue el detonante para que vomitara, lo cual llamó bastante la atención de Ginny.
- ¡Oh, por Merlín! – la espada comenzó a temblar en su mano - ¡no puede ser! ¡Tú…! ¡Tú no puedes estar…!
- Lo estoy… espero un bebé de Harry.
Eso fue como un balde de agua bien fría para la colorida, trayéndola de vuelta a la realidad; ¿estaba dispuesta a matar a Malfoy y al bebé que llevaba en su vientre por el amor de Harry? ¿Estaba dispuesta a cometer tamaña barbaridad?
La respuesta era simple: NO.
Aquella noticia fue capaz de traerla de vuelta a la realidad, Harry ya no era suyo. Si estuvo con Malfoy fue realmente porque lo amaba. Ni si quiera con ella se había acostado, eso le indicaba que lo que el moreno tenía con el Slytherin era más fuerte de lo que llegó a sentir por ella.
La espada titubeó en su mano, la respiración se le hizo dificultosa y agitada, la vista se le volvió borrosa; le dolía. Le dolía enormemente enterarse de esta noticia, pero ya no más iracunda o cegada por celos. Estaba desilusionada consigo misma por haber actuado de manera tan repulsiva y maniática. No culparía a nadie si después de esto la terminaran enviando a un cuarto en San mungo en el área de locos o prisionera en Azkabán, o tal vez desterrada en algún lugar lejano sin poder usar su magia, después de todo se lo merecía por haber sido tan diabólica en su manera de pensar.
Dejó caer la espada al suelo, haciendo un sonido estruendoroso. Su cuerpo comenzó a convulsionar mientras gruesas lágrimas corrían por su rostro, lágrimas de arrepentimiento y remordimiento, rabia contra ella misma y desilusión de su propio ser. Cayó al suelo de rodillas llevándose las manos a la cara, manteniendo sus ojos bien abiertos:
- ¡Qué es lo que he hecho! ¡¿Qué es lo que he estado a punto de hacer?! – gritaba con gran dolor a sí misma.
Se mordió el labio inferior con fuerza para reprimir los sollozos hasta el punto de sacarse sangre que caía a grandes cantidades hasta su cuello.
Draco viendo que ya no sería atacado se posicionó cerca de ella e hizo algo que nunca pensó hacer: la abrazó con fuerza.
- Calma; no es tu culpa, ni la de nadie. El destino lo quiso así – la pelirroja quedó sorprendida; ¿Draco Malfoy, consolándola?
- ¿Tratas de consolarme… aún con lo que te traté de hacer?
- Pero no lo hiciste.
- Solo… por el… el bebé que llevas dentro.
- Losé. Y creo que me equivoqué. Harry no es solo una obsesión para ti, realmente lo amas o si no, no lo hubieras dejado ir. Es algo que agradezco.
- ¿Crees que Ginny…? – preguntaba Ron.
- Puede ser… a estado actuando muy extraña últimamente – decía Hermione. – cada vez que trato de hablar con ella sobre este tema, me lo cambia o pone caras que dan miedo.
- ¡solo espero que Draco esté bien – decía un azorado Harry.
Fueron un momento al comedor a comer algo, Harry literalmente tragó y salió volando de ahí a buscarlos. Tenía permiso de no ir a sus clases al igual que sus amigos y los de él, aunque había pasado tan solo medio día de su desaparición (estaba atardeciendo ya), estaba muy preocupado.
Nuevamente reunidos en el comedor…
- Sigue sin aparecer - decía con los nervios de punta Harry.
- ¿Ya revisaron las mazmorras? – preguntó Hermione.
- Sí, pero no entera, es un lugar grande, oscuro y húmedo, me da miedo ir yo solita – dijo con un puchero Pansy.
- Te ves muy linda así – decía con voz coqueta la castaña.
- ¿Qué tal si registramos juntas? Tal vez y podríamos registras… otras cosas – pronunció lo último con voz insinuante.
- ¡por Godric! ¡No es momento para un romance ahora! – gritó fuera de sus casillas el ojiverde – deberían pensar en Draco, no en hacerse novias.
Dejaron ese tema hasta ahí y se fueron camino a las mazmorras corriendo por todos los lados, estaban por llegar a la zona más oscura cuando vieron aparecer a Ginny y Draco al fon de ese estrecho pasillo. Draco sonreía, mientras que Ginny venía resagada en la espera de los gritos e insultos de todos, que después e todo, estarían en su deecho.
- ¡Draco! ¿Dónde estaban los dos? – lo agarró de los brazos.
- Calma… - le miró a los ojos.
- Harry yo… - comenzó a hablar Ginny con temor.
- Ella y yo solo estábamos limando asperezas y no nos dimos cuenta del tiemp, lo siento – interrumpió a la colorina.
Harry le abrazó, tenerlo entre sus brazos luego de ese susto, era bastante reconfortante.
Ginny quedó sorprendida ante el encubrimiento de Malfoy. Ya entendía porque Harry lo amaba tanto.
- Harry…
- ¿Si?...
- Hay algo que debo decirte…
- ¿Qué sería dragón?
- Verás… no sé como decirte esto… es un poco difícil, pero si no te lo digo ahora, esto me consumirá día a día.
- Ya… - lo miró extrañado.
- Harry yo… estoy embarazado…
¡Plaf! Harry Potter estaba en el suelo desmayado de la impresión, mientras todos los demás lo felicitaban.
- ¿Qué… qué me pasó? – preguntó al despertar.
- Te desmayaste hermano – le dijo Ron.
- ¡Oh Merlín! ¿Cómo pasó esto?
- Pues, ya sabes ¿No? – le contestó Draco.
- ¡Me refiero a que somos hombres!
- Los magos también pueden concebir, es gracias a nuestra magia. No todos, pero sí algunos.
- Por cierto – interrumpió Ginny – felicidades Harry – sonrió de manera lejana, y se fue sin esperar respuesta.