CAPITULO XV: LA RESOLUCION.
- Hablemos en privado – dijo el chico dorado.
Se lo llevó a las orillas del lago a la sombra del haya que se encontraba ahí.
- Harry… – comenzó diciendo el peliplateado con voz temblorosa – yo sé que esto no es lo que querías… debes pensar que fui irresponsable al no haberte mencionado mi condición de dosel – estaba a punto de llorar – pero… yo… - se mordía el labio de nerviosismo – yo quiero tener este bebé – soltó al final en un hilo de voz.
- ¿Bromeas?
- Yo…- comenzó a llorar al escucharle decir eso.
- ¡He deseado toda mi vida con tener una familia! Y cuando me dí cuenta de que te amaba, enterré esos pensamientos en lo más profundo de mi ser para no tener que sentir ese vacío. Ahora que sé que tendremos un niño o una niña o tal vez más me hace nuevamente feliz y completamente dichoso – lo estrechó fuertemente entre sus brazos y lo besó con ansiedad, alegría y iun fin de emociones mezcladas con lo que había pasado ese último tiempo – te amo Draco – susurró en cima de sus labios.
- Por un momento pensé… - había dejado de llorar, ahora solo eran suaves hipidos que iban cesando – pensé que dirías que no lo querías. Estaba muy asustado después de lo que dijiste de Hannah…
- ¡Merlín! Esto es mi culpa, lo siento amor… no lo que quise decir para que sonara así de mal. Es verdad, también nosotros hemos sido unos idiotas por tener un bebé a nuestra edad, pero seremos los idiotas más felices del mundo, ¿No lo crees?
- Sí, ya lo creo.
A los días después Ginny se retiró de Howarts para terminar sus estudios en un colegio pequeño de Italia. Los Weasly tenían parientes ahí, y la colorina había aprendido desde pequeña aquél idioma, incluso pensaba en ir a estudiar allá, hasta que se le metió Harry Potter por los ojos. Ahora que eso ya nunca pasaría podía irse y renovar aires.
La madre de Draco recibió una carta con la noticia, por lo que no se hizo esperar y al día siguiente en el desayuno, una águila voló sobre Harry y dejó caer una carta, era un vociferador…
- ¿De quién es? – preguntó una metiche Hermione.
- De la madre de Draco – le contestó el ojiverde tragando duro.
- Ábrela – le dijo su novio – no creo que mi madre te escriba algo malo sabiendo que todos lo van a escuchar, es una Malfoy después de todo – Harry solo rodó los ojos y con mano temblorosa la abrió:
“¡HARRY JAMES POTTER EVANS! ¿¡COMO SE TE OCURRE DEJAR EN ESTADO A MI HIJO!? ¿¡NO SE LES POCURRIO ALGUN METODO ANTICONCEPTIVO!? – todo el comedor estaba boquiabierto por las palabras que salían de aquella carta con la conocida voz de Narcisa Malfoy - ¡MAS TE VALE RESPONDER COMO TODO UN HOMBRE Y TE CASES CON MI HIJO LO ANTES POSIBLE O CONOCERAS MI FURIA! – hizo unba pausa; la especie de boca que formaba la carta volvió a hablar de forma más calmada dirigiéndose a Draco – te amo hijo, y estoy algo feliz por la noticia ¡Seré abuela pronto! ¡Que emoción! Cuídate y besos… nos vemos pronto.
El vociferador se hizo pedazos, dejando una pareja muy asustada y con las miradas atónitas de todas las casas sobre ellos.
- ¡Potter, Draco! – gritó Snape - ¿¡Cuándo pensaban decírmelo!?
- Pues… - Harry comenzó a titubear.
- Hoy en la tarde padrino, te lo íbamos a decir en tu despacho – contestó despreocupado Draco.
- ¡qué conveniente! ¿No? – dijo con sarcasmo.
Draco discutió un rato más con este, luego Snape le dio un discurso sobre la confianza construida por años, luego pasó al llanto (que casi les dio un infarto a todos), luego a la felicidad (ahí hubo que llamar a Madame Pomfrey para asistir a los alumnos que se desmayado), luego a la seriedad de la responsabilidad de ser padres y los cuidados de que deben tomar en le embarazo, como por ejemplo la cantidad de sexo que deben tener para el traspase mágico al nuevo ser.
Las felicitaciones de sus amigos y conocidos no tardaron en llegar y de la misma manera en sus salidas a Hogsmeade.
- Draco, nuestra relación y el hecho de que esperes un hijo mío es un problema en el caso de tu madre, por lo que los testigos serán Hagrid, también está Ollivander. Hablé con él y dice que tu madre fue bueno con él.
- Harry, eres un genio – le besó. Me encanta como haces estas cosas.
- Creo que el embarazo te hace más emotivo – dijo Luna Lovegood apareciendo en escena – yo también testificaré. Tu madre fue muy amable conmigo, me prestaba libro sobre los pixis que habitaron alguna vez la mansión.
El que Luna se les uniera los alegró mucho.
Draco se encontraba con las náuseas a flor de piel, más pálido y ojeroso que de costumbre en esa semana, y claro que había un motivo: era el juicio de su madre ese día.
Se sentó al lado derecho del salón, y miró todo con detenimiento; era un lugar con poca iluminación, las paredes eran de ladrillos toscos y de color oscuro, el cielo raso era iluminado por una gran lámpara de araña que colgaba justo en el centro y el piso era de un cerámico muy reluciente de color azul muy oscuro. Sin lugar a duda, un lugar intimidante.
Las luces del lugar eran escasas, hasta el último rincón del lugar era así. Observó que a la derecha del estrado estaban los del comité, los que decidirían si su madre salía libre o era encerrada.
Cerca del estrado, por el lado izquierdo se encontraba la secretaria con su “vuela pluma” lista para comenzar a escribir. En ese momento Kingsley entró para ser el juez.
Harry entró también para sentarse al lado de su chico y darle ánimos, también asistieron los amigos de ambos.
- Juicio número A – 51630 – DNI, el caso de Narcisa Violet Malfoy, como posible mortífaga, cercana al círculo de Voldemort, le será leído de que se le culpa: - hizo una pausa – se le culpa de tortura a muggles y a magos nacido de no-magos, y del secuestro de varios magos, entre ellos Harry Potter, Hermione Granger y Ronald Weasley, ¿Qué hay para decir en su defensa?
- ¡Es inocente! – dijo el abogado de esta, que estaba a su lado. Narcisa esta sentada en el banquillo de los acusados encadenada a esposas mágicas - ¡no se puede comprobar si fue mortífaga o no, ya que no tiene la marca! ¡Tampoco torturó a nadie por el mismo motivoque he dicho! ¡y aquellos secuestros fueron planeados por Bellatrix Lestrane, su hermana.
Así siguió el caso por un largo rato más, hasta que hicieron pasar a los testigos por ambos lados, aunque los contra de ella no pudieron decir muchas cosas malas, en cambio el señor Ollivander fue parcial, Luna amable, y Garrid lloró mucho la recordar aquella noche, también extrajeron sus recuerdos para comprobarlo.
A la hora después hicieron un receso y Narcisa tuvo que hacer su propia apología detallando todo lo que vivió.
Al rato después ambos representantes defendieron sus puntos de vista. Al terminar el jurado Salió a una salita a deliberar.
- Bien… ¿Cuántos están de acuerdo con que Narcisa Malfoy quede encerrada en Azkabán? – 6 levantaron sus manos – bien… ¿Cuántos están de acuerdo con que Narcisa Malfoy quede libe de culpas? - 10 levantaron sus manos – bien… - murmuró para sí; se levantó de la silla y agregó: entonces… se levantan los cargos… ¡Narcisa Malfoy queda en libertad!
Aquella resolución fue como música para sus oídos y los de su hijo. Se abrazaron de manera corta y con una pequeña sonrisa en sus labios, Harry se les acercó recibiendo el agradecimiento de ambos rubios y un:
- ¿Para cuando la boda? – de parte de la matriarca de la familia.
- Emmm….
- Espero que sea antes de que nazca el bebé… no me lo quiero perder por nada en le mundo – a pesar de que trataba de sonar entusiasta, un deje de sombrías e le podía apreciar en sus ojos, que su hijo notó.
Harry abrazaba a Draco cuando este se paró como un resorte y se le acercó a su madre:
- Madre… es hora que me confieses lo que pasa…
- ¿De qué hablas? – trató de hacerse la desentendida, pero su nerviosismo era notorio para su único hijo que la conocía bien – son ideas tuyas…
- Llegaste enferma… aún no me dices que era…
- Gripa común y corriente hijo, volvamos a casa, ¿Sí?
- Está bien – aceptó de mala gana.
Llegaron ahí por carruajes tirados por Tresthals, Harry no creía buena idea hacerlo por otros métodos por el estado en que se encontraba su novio, aunque este le aseguraba que no por haberse convertido en chica antes, lo seguía siendo y podía usar un traslador o la red flú.
La verdad era que el Gryffindor se había vuelto muy meloso y cariñoso con él (en extremo), a parte de cuidarlo como si fuese una figura de cristal muy invaluable y delicada.
Luego de 5 horas de viaje (porque el pelinegro insistía a ir como a20 km. Por horas), llegaron a Malfoy Manor donde los elfos los esperaban con té y galletas. Rieron, contaron anécdotas y Harry por mucho que hubiese querido quedarse más tiempo se despidió de ambos, sabiendo que tenían que conversar. Hay fue donde madre e hijo se miraron en un incómodo silencio.
- Sin rodeos madre… ¿Qué es lo que pasa? Sé que hay algo que quieres decirme, ¿Verdad?
- Draco… - su madre lo miró directo a los ojos, los cuales brillaban de manera especial por el embarazo – mi querido hijo, estás tan hermoso… sé que lo que te diré es algo difícil de entender… debes saber que hay enfermedades muggles que no son solo de ellos, si no que también mágicas, lo que pasa es que son extrañas y en nuestro mundo las hace aún más.
- Y tú tienes una de esas, ¿No? – dijo preocupado.
- Si hijo. Es algo hereditario. No solo lo tengo yo, tu tía Bellatrix también la tuvo, de ahí su demencia.
- ¿Demencia?, ¿De qué enfermedad me hablas?
Llegó la hora de la verdad, ya no podía ocultarlo más. Su hijo debía saber la verdad, después de todo era algo que lo consumía.
- Es… es la enfermedad de Huntington, hijo.
Draco abrió los ojos. La conocía, claro que sí. A pesar de ser rara en el mundo mágico, la había visto padecer a uno de sus compañeros de casa, y fue horrible.
- la controlo con pociones, pero debes saber que no viviré mucho tiempo…
- ¿Cuán… cuánto tiempo? – preguntó temeroso.