CAPITULO II: ATAQUE A LA POBRE CHICA.
Ya era de noche, Pansy dormiría ese día con Draco, para nadie había pasado desapercibido lo bien que se veía como mujer y temían que algo le hicieran, y sin magia mucho no podía hacer.
Estaban ambas chicas acostadas muy dormiditas, cuando la rubia platinada sintió una presión sobre sus labios, por lo que abrió sus ojos de golpe, encontrándose con un tipo que la tenía inmovilizada y que la manoseaba; miro a su lado y Pansy estaba en las mismas condiciones con otro tipo, tratando de alejarlo.
El grito que la morena mandó, ayudó para que Theo entrara y lanzara hechizos sobre los tipos esos, los cuales quedaron inconcientes.
- ¡Pansy!, ¿Qué no pusiste hechizos para que nadie entrara? – le gritó Theodore muy enojado.
- No, lo siento… yo no pensé – sus ojos se llenaban de lágrimas.
- Está bien – se calmó un poco – nuestra propia casa les hace esto – se sienta en el borde de la cama - ¿Están bien? – ambas asistieron.
Sacó a los tipos de la habitación, Nott llamó a Blaise para que le ayudara, para luego los dos quedarse en el cuarto con las muchachas aún asustadas, y con ell corazón que les latía con fiereza.
- Theo… - le llamó la pelinegra.
- ¿Sí?
- ¿Cómo llegaste tan rápido?
- Bueno yo iba a…. a… - no sabía que decir y se sonrojó.
- Una conquista, ¿No? – dijo la ojigris.
- Algo así.
Se levantaron todos, yéndose cada uno a su pieza a arreglar, claro que lo hacían por turnos para así no dejar solo a su príncipe o ahora princesa para que nada ni nadie le hiciera algo.
Draco estaba realmente nervioso todos lo miraban con cara de lasciva, y luego de lo ocurrido con ese par de idiotas… brrrrr, definitivamente no quería que eso se volviera a repetir.
Las clases transcurrieron normalmente gracias a las miradas asesinas que le mandaban sus amigos a todo aquél que osara mirarla con cara depravadora, esas miradas eran para asustarse y mantener su distancia si querían conservar su dignidad y sus vidas.
La hora del almuerzo llegó y el ojigris se escabulló de sus amigos para ir a descansar un rato cerca del lago. Tanta atención a su persona lo estaba sofocando, no es que no le gustara el hecho de que le pusieran atención pero no poder ir ni siquiera al baño solo era para volverse loco, por eso necesitaba un rato a solas. Estaba en eso cuando…
- Hola Malfoy.
- Laurent… - dijo Draco frunciendo el entrecejo.
- Veo que no están tus amigos cerca para defenderte – comentó de forma burlona.
- Piérdete.
- Vamos – le agarró de la muñeca, sacándole un quejido de dolor - ¿Por qué no continuamos con lo que quedó pendiente?
- Que yo sepa entre tú y yo no hay nada. Tú con el idiota de Hayes se metieron a mi pieza.
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A lo lejos el trío dorado venía a descansar.
- A Malfoy no se le quita lo “zorra” con nada – apuntó Ron hacia el lugar – ni como mujer se le quita.
- Ya déjale – le dijo Hermaione – este año ni ha molestado.
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El rubio platinado tras verse atrapado por la fuerza de ese chico fornido, lo único que se le ocurrió fue escupirle en la cara, para sonreírle de forma prepotente, Laurent al sentirse humillado, le arrancó la túnica y toda la ropa de la parte superior haciéndola jirones, solo su sostén se salvó. Ya para ese momento su máscara de frialdad se había desarmado mostrando un miedo, se trató de zafar del agarre de ese loco, pero no había manera, ese cuerpo era demasiado débil.
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Harry, que hasta ese momento había estado mirando la escena se levantó de golpe asustando a sus amigos.
- ¿Dónde vas? – le pregunto extrañada Hermaione.
- No creo que Malfoy quiera estar con ese tipo, está luchando.
Los tres corrieron hacia donde estos se encontraban, lanzándole sus hechizos al mismo tiempo al atacante del ojigris. Harry fue el primero en acercársele al rubio.
- ¿Estás bien?
- S-si… - balbuceaba al tiempo que se cubría los pechos sonrojándose.
- Toma – le decía mientras el pasaba su túnica.
- Gra-gracias… Potter… - tiritaba del susto que se había llevado de forma violenta.
- ¡Oye hurón… o hurona! – agregó el pelirrojo lo último de forma burlesca -¿Qué no se te ocurrió mandarle algún hechizo.
- Lo haría si pudiera – contestó.
- ¡Draky! – gritó Pansy que al verle en ese estado sacó su varita al igual que sus amigos.
- ¿¡Qué le hicieron!? – gritó enojado Blaise.
- Laurent otra vez – se apresuró a decir apuntando donde el chico estaba inconciente.
- ¡Te dijimos que no te separaras! – le gritó furioso - ¡Hoy dormirás conmigo y Pansy con Theo!
- ¿Y yo por qué? – preguntó la pelinegra enojada.
- Ambas fueron atacadas anoche. Ni este imbécil ni Heyes se darán por vencidos de forma tan fácil.