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¿Como sobrevivir al pasado? por Susurro enoquiano

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Notas del fanfic:

Esto es un Narugaa con aspiraciones a Narugaa, es decir, no habra cambio de pareja, no se convertira en Sasunaru ni Narusasu, si aun así deseas seguir leyendo, bienvenida, si por el contrario eres fan de la otra pareja, te recomiendo no perder el tiempo, que aunque habra menciones a Sasuke, en este fi, el personaje principal es mi amado Gaa-chan.

Agradecimiento especial a kallenparms que es una preciosidad y me sirve de beta reader, te adoro Kallen.

Notas del capitulo:

Bueno chicas, damos inicio a esto, que es muy bonito, les prometo mucho drama, hurt y lagrimas, llevando como personaje principal a mi amado Gaa-chan. Espero que les guste.

Naruto pertenece a Kishimoto.

Tenia mas de media hora recostado de lado, apoyado sobre su codo para poder mirar bien a su pareja, el escuchar su respiración le tranquilizaba y le quitaba un poco de peso, a la tensión que estaba sufriendo, su rubio amor descansaba tendido sobre su estomago, manteniendo una almohada por debajo de su cabeza y brazos.


El se había vestido ya, y sólo reposaba esperando la llamada de su hermana.


"¿Por qué Naruto? ¿Por qué no soy lo mas importante para ti?" se preguntó mentalmente con tristeza infinita, mientras contenía las lagrimas que pugnaban deseosas de salir.


"Ya no sé que hacer, no aguanto mas, son ya mas de tres años luchando, tratando de que le olvides, intentando sanar tu corazón, buscando darte un aliciente para que no te hundas. Y creí haberlo encontrado, voy a darte un hijo, tontamente asumí  que era el momento, que eso podía complementarnos como pareja, que te haría feliz, luego de todos estos años estaba seguro de que lo había logrado, que me quisieras un poquito, pero me e equivocado.


Estaba consciente de que no podría competí con su fantasma, que jamás podría remplazarlo; pero estaba seguro de poder ganar mi propio lugar en tu vida. Y sé que si fue así, me acogiste en tu corazón; pero no es suficiente. Yo no soy suficiente para retenerte. Si supieras sobre la próxima llegada de nuestro bebé, tal vez me elegirías a mi; sin embargo no lo hare, no te lo diré; no quiero que te sientas atado a mi por esa razón. Te amo, demasiado y quiero que alcances la felicidad aunque tenga que hacerme a un lado, que cumplas tus sueños aunque yo no esté en ellos"


-Te amo Naruto, por eso me voy – susurró levantándose cuidadosamente del lecho que compartía con aquel rubio de piel apiñonada.


Aun le dolía lo acontecido en la vigilia, a pesar de que sólo una vez en el pasado lo había hecho, el que inconscientemente le llamara por el nombre del otro al hacer el amor.


-*-


Él se entregaba siempre con todo el amor y la pasión que su ser le permitía, tratando de darle al rubio todo de si, queriendo ocupar por completo su mente y pensamientos en ese momento. Desde el principio fue así, admitía que había sido un error seducirlo y haberlo metido a su cama cuando Naruto apenas había sufrido la ruptura con el que hasta ese momento (y por que no decirlo, tal vez por siempre) amor de su vida; ese arrogante y ambicioso azabache de nombre Uchiha Sasuke.


 


Gaara llegó a la vida de Naruto un año antes de que el Uchiha ese,  le diera una patada en el culo y lo botara para irse a estudiar al extranjero.


La vida de  Sabaku no, Gaara cambió cuando se ganó una beca completa para estudiar en la prestigiosa universidad del Hokage; apoyado por sus hermanos mayores abandonó Suna, su ciudad natal y se trasladó a Konoha. En el pasado, mostrar sus sentimientos no era su fuerte, de carácter apocado y hasta antisocial, manteniendo a su alrededor una muralla que impedía a los demás descubrir su verdadera esencia. Hasta que conoció a ese alocado y atolondrado rubio; Namikaze Naruto, la criatura mas fascinante que hasta el momento hubiese conocido; quien sin poderlo evitar, se fue metiendo en su cabeza y su corazón, inundándole de los sentimientos mas bellos que un ser humano pueda experimentar.


Ahí comenzó su calvario, dos meses después de conocer a Naruto, no se podía negar a si mismo que estaba perdidamente enamorado de Naruto; el Namikaze se le había metido dentro y sería muy difícil, si no es que imposible sacarlo de su vida.


 ¿Y por que tenia que sacarlo? Pues porque el rubio no era libre, mantenía una solida relación sentimental con su amigo de la infancia, Uchiha Sasuke.


Y en su raquítico repertorio de sentimientos Gaara descubrió lo que era la envidia, sintiéndola por primera vez hacía el azabache, pues éste tenia una de las posiciones mas valiosas "el corazón de Naruto"·  


Durante un año sobrevivió con el corazón sangrando, dedicándole miradas tímidas y escondidas al rubio Namikaze, pasando tiempo con él y sirviéndole de confidente; tragándose los celos al escucharlo decir cuanto amaba al azabache.


Creyó que debería resignarse y dejar ir su enfermizo amor, y comenzar una relación con aquel pelinegro de piel pálida y sonrisa retorcida que le pretendía desde hacía meses, ese amigo de comportamiento extraño que Naruto le presentó en una fiesta, Sai Shimura; tenia que reconocerle su perseverancia, pues a pesar de habérsele negado varias veces, el paliducho no se amedrentaba y seguía intentando.


Esa noche tendría una cita con Shimura, pero Naruto se presentó a su puerta en un estado deplorable, con los ojos hinchados por el llanto, la camisa desarreglada y un estado etílico bastante avanzado.


Gaara no podía dejarle solo en esos momentos; no cuando veía que su amigo le necesitaba, así que tomó según él, la mejor decisión (algo que ahora se arrepentía) cancelarle a Sai, para acompañar a Naruto. El pelinegro le suplicó, pero ante Namikaze no tenia mucho que hacer.


El pelirrojo le atendió logrando bajar un poco la borrachera. Naruto le habló de sus desgracias. Sasuke se había ido del país esa misma tarde; el muy bastardo no había tenido el valor de confesárselo antes, aceptaba la propuesta de su tío Madara para estudiar en el extranjero. Naruto se arrodilló ante él, pidiéndole que reconsiderara y no le abandonara, pero el azabache le echó en cara que su amor no era lo suficientemente fuerte como para retenerlo.


Gaara sintió deseos de masacrar al azabache por semejante idiotez; Naruto estaba destruido, actuaba como un zombi, con la mirada perdida y los sueños desechos; el pelirrojo no podía verle así, no podía ni soportaba verle así.


Despojándose de su aire de frialdad, como sólo lo hacía con el rubio, le fundió en un fuerte abrazo, consolándole y brindándole palabras de apoyo, prometiéndole ayuda para salir adelante.


Sabaku escondió el rostro en la curvatura del cuello de Naruto, aspirando aquel aroma a cítricos y un poco de sudor; su mente, o mejor dicho sus hormonas le estaban jugando una mala pasada, pues a pesar de la situación que estaba atravesando, él comenzó a sentirse excitado, aquella piel le llamaba a ser probada, besada y lamida; se le antojaba suave y dulce, apetecible a sus labios y las respiraciones pausadas del rubio no ayudaban a su autocontrol, al contrario, eran como un aliciente que le susurraba, que le invitaba a dejarse llevar.


No pudo contenerse mas, cuando el rubio de ojos azules dejó salir aquella profunda exhalación, la caliente respiración dio de lleno sobre su nuca y le encendió completamente. Su raciocinio se vio vedado y besó aquel cuello. Sólo un rose que se convirtió en adicción.


Naruto se tensó al sentir el contacto e intentó separarse, pero Gaara no se lo permitió, le murmuró al oído, pidiéndole que lo dejara hacer que se sintiera bien, que olvidara por un momento el dolor por el que atravesaba. Naruto se rindió ante los besos y ascendían  desde su cuello hasta su boca; Gaara se apoderó de sus labios y bebió de ellos como desesperado.


A tropezones llegaron a la habitación del pelirrojo, donde mutuamente se despojaron de la ropa y dieron rienda suelta a la pasión.


Naruto seguía un poco ebrio y era la primera vez para Gaara, por lo que todo fue de forma torpe y hasta dolorosa para el pelirrojo, que estuvo a punto de detener al rubio cuando éste le penetró de una dura y fuerte estocada sin preparación alguna; lo que hizo que su entrada se sintiera forzada, con un escozor punzante y terrible; lagrimas fluyendo sin cesar de sus ojos y quejidos lastimeros emanando de su garganta, ganas de empujar a Naruto para que saliese de su interior.


Pero levantó la vista y no pudo evitar quedar prendado de aquella erótica imagen, Namikaze parecía disfrutar mucho con aquel acto, le veía con ojos brillantes y vidriosos, respirando entrecortado con los labios semi abiertos y las mejillas sonrosadas, emitiendo sonoros gemidos de placer, mientras embestía cada vez con mas rapidez, apresándolo con fuerza por las caderas y enterrándose cada vez mas profundo. Gaara se relajó al escuchar la voz de Naruto, que bramaba frases lujuriosas como "Dios, que bueno"  o "mhmm joder que rico aprietas"


En uno de esos embates el rubio le pegó en un punto que le hizo estremecer, un calor le invadió recorriéndole todo el cuerpo y él mismo comenzó a tocarse, logrando llegar a un doloroso orgasmo; el de Naruto sobrevino segundos después y fue inolvidable. No por lo bueno que pudo llegar a ser; no por haber sido su primera vez y habérsela entregado a Naruto; no por que el rubio le hubiera tomado con deseo, sino por que al terminar, al estallar en el clímax, no fue su nombre el que Namikaze pronunció, si no el de ese arrogante azabache.


Naruto salió de él sin ninguna delicadeza, provocándole un nuevo malestar; y él mordió fuertemente sus labios para aguantarse el quejido de dolor. El rubio se desplomó casi inconsciente a su lado, dejándose llevar inmediatamente por el sueño.


Gaara debería sentirse feliz, había soñado tanto ese momento, lo idealizó demasiado y nada le salió bien, actuando sin pensar, lo había arruinado todo. Tan necesitado estaba del amor del rubio que se apresuró, comenzando a hundirse en esa dependencia  enfermiza desde ese momento.


Todo entre ellos había empezado mal, y así siguió durante un tiempo, Gaara creía que sólo ofreciéndole su cuerpo a Naruto, podía ayudarlo a olvidar y sanar su corazón, sirviéndole como bálsamo de alivio, pero destrozándose él en el proceso. Rogando a los dioses por que el rubio le amara sólo una pequeña parte de lo que él le amaba, esperando día a día por una migaja de cariño.


Y cuando creía ir avanzando escalones en esa empresa; cuando creyó haber alcanzado ese objetivo, como si de un tornado se tratase, el fantasma del pasado regresó y amenazaba con arrebatarle todo por lo que había luchado.


Sasuke había vuelto, con su pose de superioridad y exigiendo como suyo algo que despreció en el pasado.


¿Gaara debía luchar? ¿Defender su territorio? ¿Obligar a Naruto a que le respondiera por tantos años de apoyo y obligarle a que se quedara?


Tal vez; tenia derecho y habría podido hacerlo, tenia las armas para detenerlo a su lado, una muy poderosa, pero ya había cometido demasiados errores en el pasado, estaba cansado de luchar y no utilizaría a su hijo como moneda de cambio, no iba a manchar lo único bueno y puro que le quedaba en esos momentos, por nada del mundo lo haría, aunque sintiera que el alma le estaba siendo arrancada a pedazos al perder al Naruto.


 


-*-


 


Tomó sus maletas antes de salir de la recamara y dio un ultimo vistazo a su amado rubio, una sonrisa melancólica le llegó al rostro, le gustaba tanto verlo dormir, tan relajado luego del sexo, tan agotado y con el sueño tan pesado que ni un temblor le despertaría.


Se quedaría las horas observando embobado, pero debía emprender la marcha. Salió de la habitación y llegó hasta la puerta del departamento compartido; abrió y detrás del umbral alguien ya esperaba detrás.


-Gaara – saludó casi con voz maternal.


-Temari – respondió dejando que la rubia mujer le dedicara un cálido abrazo – gracias por venir por mí.


La chica se deshizo del abrazo y le miró comprensiva, la irritación en los ojos de su hermano demostraban que había estado llorando.


-¿Estas seguro de lo que vas hacer?


-Sí, muy seguro – acotó tomando las maletas y comenzando a caminar hacia la salida.  –  Tenemos que irnos antes de que el despierte y se de cuenta.


A pesar de haber pronunciado aquellas palabras, dudaba mucho que algo así llegara a suceder, el rubio no despertaría, no le detendría y mucho menos iría a buscarle, no ahora que su verdadero amor había hecho acto de presencia.


 


Temari le alcanzó y le cogió una de las maletas ayudándolo a llegar hasta el coche; ahora mismo odiaba tanto al estúpido rubio por hacer sufrir a su hermanito, que si por ella fuera, se habría regresado y le daría tremenda paliza al Namikaze, pero no estaba ahí para empeorar las cosas con sus arranques fraternales, sino para brindar un poco de alivio.


"No te lo mereces Namikaze, Gaara siempre fue demasiado para ti, es una lastima que no supieras apreciarlo, ver lo valioso que es en verdad"  la rubia suspiró audiblemente y emprendió marcha luego de dejar las valijas en la parte trasera, con su hermano como copiloto.


-No te preocupes Gaara, Kankuro y yo velaremos para que no les haga falta nada a ti y al bebé.


El pelirrojo limpió violentamente con su antebrazo una lágrima rebelde que se le escapó.


-A partir de este momento Naruto a muerto para mi,  –  habló decidido, mirando al frente las luces de la ciudad, mientras su hermana conducía para llegar a su destino – queda terminantemente prohibido volver a pronunciar su nombre en mi presencia ¿De acuerdo? Hoy comienzo una vida nueva, desde cero.


 


Continuara.

Notas finales:

no sean malas, dejen rr, prometo no demorarme, diganme que opinan sobre el, no sean flojas.


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