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Once upon a time We... por Kowaii_chan

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Notas del capitulo:

Hola hola!! ¿Como andan? :3
Perdonen la tardanza... jamas creí que esto fuera tan dificil... ¬¬ Tengo mucho trabajo... y me estoy volviendo loca...

En fin.. Disfruten el Capitulucho... Espero que os guste!!! Yeeeh! Sera lo mas lindo del fic.. *w* Quiero un akira romantico jojojo

 

EN fin Ciao ♥

 

-¡Mi amor!- grito el señor de la casa cerrando la puerta tras de sí- Akira llegó.- sacudió las manos- dios allí fuera esta helando.- el castaño asintió raramente feliz de poder entablar una conversación con el señor, tenía un algo especial.

 

-Ah Bienvenido Akira- el susodicho giro su rostro para seguir esa suave y alegre voz. En la parte superior de las escaleras, se encontraba una mujer de más o menos 30 años, sonreía dulcemente, para no lucir descortés el invitado se saco la bufanda u el abrigo, haciendo una reverencia frente a ella.

 

-Buenas tardes señorita, gracias por la invitación.- al ver el rostro de aquel joven, la mujer retrocedió unos pasos, recordó haberlo visto el día del accidente, quería recordar ¿Dónde es que he visto esos ojos antes? – disculpe la molestia, podría indicarme donde se encuentra el baño, me gustaría lavar mis manos antes.

 

-A-ah sí. – se giro mecánicamente, demasiado educada para que el chico se diera cuenta, pero su marido podía notar su cuerpo tenso ante el joven. Y eso obviamente no lo dejaba para nada tranquilo, si momentos antes estaba muy entusiasmada, de poder hablar con un chico de la edad de su Yutaka, ella decía que podían ser muy buenos amigos- aquí, antes de la última habitación.

 

-Gracias- subió feliz reverenciándose una vez más ante tal belleza de mujer, quizá y si era la madre del pelinegro que vio antes, aunque bien podría ser su hermana mayor. Camino un poco indeciso y temeroso de topar con algo de la decoración finísima que tenia la casa.

 

Encontró en una habitación, no muy lejana a su destino… era la única que tenía la luz encendida, más por curiosidad que por nada, entrevió más la puerta, en su plano ocular apareció el menor, el dulce pelinegro de ojos tristes, estaba dormido… o al menos eso parecía. Solo podía ver su espalda, pero podía asegurar que era la cosa más tierna que recordaba haber visto jamás. Cerró la puerta con temor a verse descubierto, corrió lejos de ahí cuando escucho pasos acercándose a él.

 

Un profundo suspiro salió de los labios del pelinegro, su mente se comenzaba a nublar  con una espesa Neblina y el hedor a leño quemado inundo su nariz.

 

 

-Kai chan despierta ¡¡despierta!!-abrió los ojos de golpe, estaba dormido sobre el pastizal amarillento, que alcanzaba cerca de medio metro de altura. Se sentó al instante, no podía ver correr a la gente frente a él,  la cortina de humo gris perlado lo cubría todo.  Un chico piso su pierna derecha en su intento de huir, haciendo que una fuerte cantidad de sangre manchara su pantalón gris, las grandes llamas azuladas provenientes de una casa, se acercaban furiosamente a él… no podía moverse, comenzaba a sudar nervioso, si no se movía rápido, moriría calcinado entre las brazas de ese fuego. Fue entonces cuando alguien tomo su mano y lo halo con fuerza, dejándolo hundirse en el pecho de ese ´alguien’ que lo abrazaba casi desesperado.

 

-No relajes tu cuerpo ahora Kai- El susodicho abrió los ojos preocupado, la voz de ese hombre sonaba  triste, como si tuviera un gran pesar en su corazón, un pesar que Kai sintió también, era como saber, que sería la última vez que se verían.

 

Fue cuando noto algo caliente en sus manos, sangre… sangre que emanaba del cuerpo al que se aferraba con temor, que él hombre le empujo lejos de él… con su pie lastimado cayo  sin poder detenerse… le dolía. Un grito ensordecedor le alarmo, sus pupilas se tornaron naranjas debido al reflejo,  las brasas rojas y furiosas del fuego habían acabado con la casa alcanzado el cuerpo fornido de ese raro rubio. Pudo ver como antes de caer al suelo, le sonreía, formando con sus labios, en completo silencio… ‘te amo’

 

 

-¡¡NO!! – Grito, alarmando a todos en la casa, la madre corrió olímpicamente hacia la habitación de su pequeño Yutaka, viendo como lloraba y gritaba alzando sus manos hacia la nada.

 

-Tranquilo Yukkun, tranquilo- nada en el mundo parecía, poder calmar el temblor en el menor, que seguía gritando ‘Sálvenlo’ ‘alguien ayúdelo’ ‘No descanses´ y golpeaba ocasionalmente el rostro de su madre, la cual aun continuaba llorando y se cubría los golpes rosados en su piel.

 

Akira creyó poder ayudar a su vecinito, cogió un poco de agua en un vaso, y corrió arriba de nuevo, los alaridos del pelinegro le hicieron estremecer y dejó escapar el vaso derramando toda el agua.

 

-Vamos Akira, ¿Qué estas pensando?- se regaño y corrió de nuevo con el vaso lleno- es solo un ataque de histeria, se que hacer.- tranquilizo a los preocupados padres.  Sabía que debía primero calmar de alguna forma al paciente, lo empujo desde el pecho con fuerza contra la cama, nada más fue suficiente. Todo signo de dolor desapareció del infantil rostro de Yutaka, y abrazo los brazos del castaño como si no quisiera alejarse de él.

 

-Lo siento- susurro el pelinegro aun entre sueños- yo también.

 

-¿Eh?- atino a decir el padre, aun preocupado por la frecuencia de esos ‘ataques de histeria’ – Gracias Akira- palmeo el hombro del joven castaño, sorprendido por la facilidad que tuvo para calmar a su hijo - las sospechas de la madre crecían cada vez más, ahora podía asegurar una conexión entre su hijo y ese chico misterioso. No era solo su rostro, todo su él la ponía ligeramente nerviosa, temía por los recuerdos de su dulce hijo.

 

-¿Mamá? – Él pequeño despertaba lentamente, sintió entonces que sus dedos le dolían, como si hubiera trabajado mucho con el ordenador, recargo su cabeza en el pecho de la persona que creía su madre, pero entonces vio los brazos largos y masculinos que lo abrazan lentamente,  sus sentidos despertaron haciéndolo saltar- Suzuki san-  tenia sujeto al castaño de las mangas de su sweater- O dios mío- Lo soltó al instante y cubrió su sonrojo con ambas manos-Lo siento muchísimo-, su vecino sonrío alegremente, sus ojos brillaron, parecían sonreír también.

 

-¿Estás bien?- asintió tímidamente.- me alegro- revolvió su cabello cariñosamente, se levanto mirando preocupado los dedos tan largos y faltos de color, que tenía el muchacho de cabello alocado. - si nos les molesta… podemos comenzar la cena, el verdad eso que cocinaron luce delicioso.

 

-Jajaja- la risotada del padre de Yutaka destruyo el incomodo ambiente que se había formado, miro de reojo las mejillas rosadas de Yutaka, jamás lo había visto tan serio, se veía molesto ya que tenía el ceño fruncido y los labio torcidos- Que raro.- todos le miraron feo debido a su, aparentemente, comentario fuera de lugar. – nada nada, cosas de este viejo. Vallamos a comer.

 

-Cuéntanos más de ti Akira- pidió la madre, mirando de reojo los gestos de su hijo, pudo ver como el pelinegro, sonrío brillantemente, esperando la plática del castaño.

 

-Bueno, mi nombre es Suzuki Akira- sonrió a la señora- me acabo de mudar al departamento de enseguida.

 

-Ya veo, ¿Qué hay de tu familia?- apuro la señora, no le interesaba saber lo que conocía de él.

 

-Soy de Kanagawa, allí vivía con mi madre y mi abuela; en realidad soy hijo único. Me mude aquí con un compañero, un amigo en realidad, pero llego la hora de independizarme.

 

-Ósea que, eres estudiante- el chico asintió sonriendo orgulloso.- ¿Qué grado?

 

-Voy en 6to semestre.

 

-Universitario, ¡Increíble!- se sorprendió el señor, sintiéndose un poco culpable por la mirada sombría que había adoptado su hijo, seguramente, celoso del castaño de ojos azules. Y decir que sus ojos parecían acuchillar al castaño, quedaba falto de descripción a la filosa mirada del menor.

 

- ¿Puedo preguntarte algo más?- el hombre noto la mirada encendida de su esposa, se preguntaba el porqué de esa actitud desconfiada hacia el pobre chico, que solo asintió a la pregunta de la mujer.- ¿En qué escuela estudias?- la garganta de la mujer estaba casi cerrada, le costó trabajo el decir esas palabras

 

-En la escuela de Medicina, a tres millas de aquí- el pedazo de zanahoria que comía en ese momento, se quedo atorado en su garganta, y comenzó a toser dolorosamente.- ¿señora, se encuentra bien?

 

-Si hijo, no te preocupes.- dijo una vez recuperada, miro a su esposo y este sonreía, al fin habían encontrado una ‘solución’ para Yutaka.

 

-¿Yukkun? – El pequeño levanto el rostro, sorprendido por el tono casi maniaco en la voz de su madre.- ¿Por qué no traes otro plato de arroz para Akira?- se levanto sin más ordenes, corrió olímpicamente a la cocina, sirviendo un poco de arroz. Su corazón bombeaba suavemente, tenía ganas de bailar, incluso tarareaba una canción mientras sonreía bobamente. Miro el plato con orgullo, se veía increíble la presentación, no es que le importara mucho la opinión del vecino, pero… siempre hay que dejar una buena impresión. ¿No?- Y dime Aki, ¿tienes novia?- se detuvo en seco justo detrás de la puerta, esperaba la respuesta del castaño casi comiéndose las uñas.

 

 

Di que si idiota, y jamás volverás a tener hijos

 

 

Giro un poco su rostro viendo por encima de su hombro, estaba completamente solo… ¿de nuevo tendría que escuchar esa voz? ¿De nuevo esa conversación inconclusa? Cada vez que escuchaba el ‘No relajes tu cuerpo ahora’ quería llorar, sabía que era del accidente, así como también sabía que todos esos sueños, donde hay agua y fuego, no son solo eso, no son simples sueños. Era una realidad triste de la que, para su suerte ó desgracia, perdió toda memoria relacionada, incluyendo, al chico que lo salvo.

 

-No… no que yo recuerde.- mintió, su corazón comenzó a latir fuertemente,  ¿Por qué siempre que  se la estaba pasando bien, había alguien que le recordaba a su ‘alguien desconocido’? Pero no podía responder que sí o no, con certeza; no sabía si era hombre o mujer, si llegaron a ser algo realmente o solo quedo en una atracción.  Solo sabía que  desde el accidente, ese alguien no le permite enamorarse de nadie más. Y estaba bien con eso.

 

-Ah Yukkun, gracias- el menor se sentó en su lugar y siguió comiendo, levantando ocasionalmente la mirada para escanear al humano frente a él. La cena transcurrió con rapidez, el pelinegro estaba cada vez más seguro que su madre debió ser un espía, saco información clasificada de Akira,  que ni siquiera Akira sabia.

 

-Yutaka acompaña a Akira a la puerta- sin objeción se levanto siendo seguido por el castaño, una vez afuera se giro, evitando todo contacto visual con el nuevo vecino.

 

-Buenas noches Suzuki, descansa...- y sin esperar respuesta cerro de golpe la puerta- iré a mi habitación- y como rayo subió las escaleras, encerrándose en su madriguera, como solía decirle su padre a su habitación.

 

Bajo, ambos adultos miraban con sorna la nubecita de aire y polvo que había quedado como estela de los rápidos movimientos de su hijo, No había palabras, solo miradas confundidas, inseguras y, sobre todo, llenas de esperanza.

 

-Amor… ¿Tú crees que sea ese chico, parte de los recuerdos de Yukkun?- pregunto al aire el hombre mientras recogía los platos con el ceño fruncido, desconfiado de lo que su mujer le había dicho

 

-No lo creo, te lo puedo asegurar. Ese tal Akira me da mala espina, creo haberlo visto en el accidente, Incluso te puedo asegurar haberlo visto en la casa de Yutaka, la vez que fui a llevarle dinero ¿recuerdas?

 

-Ah sí, la noche de navidad.- la mujer asintió- Yo en verdad no creo que Akira tenga algo que ver con Yutaka, no lo conoce, y se ve que Akira está muy sano. Recuerda su familia, y su pasado ¿No crees que si estuvo en el accidente hubiera sufrido más daños?- La madre suspiro,  y asintió dándole razón a su esposo. ¿Cuántas posibilidades había de que hubieran encontrado otro sobreviviente a ese fatal accidente? Donde solo unos 5 de 30 sobrevivieron.  ¿Qué estará haciendo Yutaka?- ambos miraron en dirección a la habitación de su hijo.

 

Después de dejar al castaño con la palabra en la boca, el pelinegro corrió a su habitación, echándose sobre la cama, esperando tranquilizar el doloroso palpitar de su corazón, si recordaba los cálidos brazos y la sonrisa blanca de su vecino,  su corazón enloquecía. Se sentó en el escritorio y encendió la computadora, abriendo al instante una carpeta con archivos de texto titulados por fecha. Sin espera que configurara completamente,  abrió un nuevo  archivo y empezó a escribir su diario, la única cosa que le ayudaría a recordar su vida si volviera a perder su memoria, una herramienta que contenía sus sentimientos uno a uno…

 

Escucho algo estrellarse suavemente en su ventana, extrañado se levanto de su sillón y corrió las cortinas, del otro lado, justo frente su escritorio, estaba el castaño, con un gran letrero ‘Descansa Yukkun’  El pelinegro sonrió, sintió la cara caliente cuando el otro regreso su sonrisa

 

-DUERME BIEN- Grito Akira antes de cerrar la cortina, el otro se dejo caer sobre la silla, y aun con la estúpida y boba sonrisa escribió sus últimas líneas…

 

 

“Entonces nos miramos directo a los ojos… y me sonrió”

 

 

Akira veía a través de la tela de encaje la sonrisa de su vecino, había escrito el mensaje ya que no le permitió despedirse personalmente, y por alguna extraña razón quería ver su rostro una última vez esa noche. Había logrado hacerlo sonreír,  sus ojos se cerraban hasta ser realmente pequeños,  y en sus mejillas se formaban unos graciosos hoyuelos.  Definitivamente de ese modo, no se veía tan triste como esa mañana.

 

 Tomo su bitácora y comenzó a escribir… todo lo vivido ese día, la mudanza, el llanto de su mejor amigo, la caja misteriosa casi perdida, sus nuevos y amables vecinos, y sobre todo ese chico tierno pero severo.

 

 

“Debo admitir” escribió con mejor letra que el resto “Que tiene la sonrisa más hermosa que jamás haya visto.”

 

 

Dejo la bitácora sobre una silla, mas preciso sobre la pesada caja de fotografías. Y se recostó sobre la cama- descansa Yukkun- dio un último suspiro antes de caer rendido de cansancio.

 

-Descansa Akira…- sonrió el otro, diciendo esas palabras como si pudieran llegar al otro lado del callejón. Se acomodo mejor en la almohada y suspiro

 

‘Akira idiota- reí timidamente antes de ponerme colorado- ¿Lo dices en serio?

 

-Que si- beso mi frente y finalmente nos miraron a los ojos-¿quieres vivir conmigo? -y me sonrió’ 

 

Notas finales:

Gracias!!!!! :3


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