Capítulo 10
Una vez que Harry y Draco hubieron abandonado el despacho del profesor, el Gryffindor pudo relajarse.
- ¿Qué hacía aquí tu padre?
- Vino a ver a Severus en cuanto terminó la reunión. Yo estaba allí cuando llegó. Le dijo a Severus que el espía del Lord le había salvado la vida. Deberías haber visto la cara de mi padrino. – le dijo, divertido. – Harry, gracias por salvarle. Estás haciendo tanto por mi, y yo no sé ni cómo devolverte el favor.
- No tienes que devolverme nada, Draco, lo hago porque quiero. – Sabía que había sonado brusco, pero estaba molesta por estarse apegando tanto al rubio, por estar sintiendo esas cosas por él, y por dejar que esos sentimientos estuvieran influyendo en su trabajo.
- Te ves agotado, deberías descansar.- Observó Draco, preocupado.
- Lo haré.- le dijo con una media sonrisa y mirando por fin a su compañero. – El Lord nos ha dado una semana de “vacaciones” en compensación por el buen trabajo que hicimos ayer.
- ¿No se ha enterado de lo de los niños?
- No, ya te dije que lo he hecho más de una vez. Él confía en mi al 100%, y el hecho que la Orden no revele nada para protegerlos me encubre.
- ¿Sabes lo que pasará si llega a enterarse, verdad? – le cuestiono, mientras un escalofrío recorría su cuerpo.
- Soy responsable de mis actos, Draco. Tú estás a mi cargo, así que teóricamente yo soy tu mentor y debo enseñarte a ser un buen mortífago, por lo que si él descubre algo, a ti no podría hacerte nada porque tu sólo acatas mis órdenes. Así que no debes preocuparte por nada.
- No es por mi por quien me preocupo, Harry, sino por ti. Te estás arriesgando mucho por mi. Así que te prometo que te ayudaré en lo que sea y haré lo posible para que no nos descubran. Estamos juntos en esto.
Harry se quedó sorprendido por eso. Su idea de las personas era que buscaban su protección aún a costa de la de los demás. Pero él estaba ofreciéndole eso a Draco, y no lo quería. El rubio no quería que Harry se dejase su vida protegiéndolo, quería que fuesen un equipo.
Ambos se quedaron en silencio mientras andaban por los pasillos. Había una cosa que carcomía a Harry: su plan. Le había dicho a Draco que lo había formado en la casa, en unos minutos, pero sabía que no era así. Él no tenía una mente tan brillante como para urdir todo eso en tan poco tiempo. Inconscientemente, sabía que había trazado ese plan des de que lo vio en la iniciación. Había sido consciente desde el principio que Draco no quería ser mortífago, lo había visto en sus ojos, y eso había hecho cambiar algo en su interior. No se había parado a pensar por qué aprendía a introducir hechizos en una varita, si él no lo necesitaba. Era obvio que su subconsciente se había estado preparando para ayudar a Draco. Por eso lo había pedido como pareja, en lugar de escoger a otro Slytherin, y por eso le había dicho al Lord que quería revelarle su identidad, para poder ayudarle directamente.
Pero todo eso lo desconcertaba aún más, porque era incapaz de canalizar ese sentimiento. Sentía como si en su interior hubiese dos fuerzas distintas luchando para tomar el control: una que le instaba a seguir ayudando al rubio y que se abriera más a él, y otra que le decía que se alejará, que su compañía era algo peligroso.
Miró a Draco, que le observaba atentamente, con ojos preocupados, unos ojos que le atraían fuertemente.
- Harry, estás bien?
- Sólo estoy cansado, es todo.- respondió con un suspiro. – Nos vemos mañana, de acuerdo?
- Claro, buenas noches.
Draco vio como Harry se alejaba por el pasillo. Estaba preocupado por él, pero sabía que no conseguiría nada si le insistía. Con un suspiro, tomó el camino hacia su sala común, pensando en que aún tenía una semana hasta tener que afrontar nuevamente el Lord.
Draco vio a Harry apoyado en la puerta que daba hacia los jardines como cada mañana. Lucía aún más cansado que la noche anterior: tenía unas ojeras enormes, los ojos hinchados y estaba algo pálido.
- Vaya cara que llevas. – dijo a modo de saludo.
- No he dormido muy bien.- le respondió enderezándose y empezando a andar hacia el exterior.
- ¿Y eso?
Harry no le respondió, se limitó a encogerse de hombros. Siguieron andando hasta el haya, donde se sentaron mirando hacia el lago. Empezaba a refrescar, así que ambos llevaban ya sus bufandas bien ceñidas al cuello. En el silencio, Draco se animaba a si mismo a preguntarle a Harry algo que llevaba tiempo cuestionándose. Cada vez se llevaban mejor, pero tenía miedo de molestarlo y que se alejase de él. Tomando valor se decidió:
- Harry, ¿por qué tratas tan mal a Weasley y a Granger? Quiero decir, que hayas cambiado de bando no borra los cinco años de amistad pasados. No puedes pasar de queres a alguien a odiarlo sin motivo alguno en un verano.
- Pues, bueno veras...- no le había molestado la pregunta de Draco, pero no sabía qué contestarle. Su mirada se oscureció cuando encontró el motivo en su memoria. – Fue su culpa, todo. Yo lo hice sólo por ellos, pero no recibí nada a cambio, mas que su indiferencia.
- ¿Qué fue lo que hiciste?
- Yo...- frunció el ceño. ¿Por qué le costaba tanto recordar? – no lo sé, no lo recuerdo, pero sé que hice algo por ellos, algo por lo que tuve que sacrificar algo muy preciado para mi y ellos no se dieron ni cuenta.
- Pero no sabes qué fue lo que hiciste – el moreno negó. – Harry, ¿te das cuenta que eso no es normal? No recuerdas por qué te uniste al Lord y no sabes por qué odias a tus mejores amigos. Algo no va bien contigo. – harry lo miró, dándose cuenta que tenía razón. Entonces un flash se coló en su menté, de golpe, inesperado.
Flash Back
Era la mitad del verano y Harry se encontraba aún en Privet Drive, leyendo un de los libros que le había dado el Lord. Aunque estaba concentrado, había algo que rondaba su cabeza. No había recibido no una carta en todo el verano de sus amigos. Ahora que él los necesitaba, ahora que Sirius no estaba, ahora que había hecho un pacto con Voldemort. Se había unido al asesino de sus padres, había renunciado a su orgullo por ellos, y no había recibido ni una sola carta. Nada. Había una halo de tristeza que envolvía a Harry y que adornaba su compungido rostro. Entonces, Harry oyó una voz en su cabeza:
- No tienes que estar triste. Ellos no te merecen. Te has sacrificado por unos egoístas que no saben valorar lo que has hecho. No debes estar triste por ellos Harry. Debes odiarlos. Véngate.
End Flash Back
- ¡Harry! – gritó el rubio al ver al león salir del trance y caerse hacia atrás. Lo ayudó a incorporarse. - ¿Estás bien? ¿Qué coño ha sido eso?
Harry no entendía qué acababa de pasar. ¿De dónde venía ese recuerdo? Vio que Draco estaba preocupado.
- Yo, creo que hice un pacto con Voldemort para salvarlos.
- ¿Y por eso los odias?
- No, los odio porque son unos egoístas hipócritas, como todo el mundo.
Draco se estremeció por el odio y la ira que tenían en ese momento los ojos de Harry. Por un momento pensó que tal vez conseguiría traer de vuelta al antiguo Potter, pero no lo consiguió. Aunque al menos ahora sabía que algo no estaba bien. El león estaba hechizado, pero aún no sabía como lo habían hecho. Al menos ya tenía una base por donde empezar. Volvió a mirar al otro chico y vio que, aunque su mirada volvía a ser apagada y distante, estaba desconcertado. Había pasado algo, pero sabía que no se lo contaría, al menos no hasta que estuviese listo para hacerlo. Era obvio que Harry no confiaba tanto en él como creía, no había ningún vínculo especial entre ellos.
Lo único que Harry había logrado recordando aquello, había sido incrementar el desprecio que sentía por sus compañeros de casa. Cuando Sirius murió, él necesitaba un tiempo a solas, estar tranquilo para poder asimilarlo. Pero ellos estuvieron todo el rato pegados a él, sin dejarle ni un minuto solo. Cuando llegó a Privet Drive, supo que el verano se le haría eterno, y que tendría demasiado tiempo para pensar. Tiempo para pensar en Sirius, pero no quería. Él esperaba que sus amigos le escribieran con regularidad y le contaran cosas que lo distrajeran. Pero no, cuando los necesitó, siendo tan pesados como eran, no estuvieron. No los soportaba. Miró a Draco y vio que este le miraba realmente preocupado.
Eso le recordó que el rubio había querido retribuirle por toda la ayuda que le había brindado, que desde que se conocían había sido su apoyo, le había animado, ayudado. Le había aceptado en su circulo de amigos. Él no era como lo gryffindors, era diferente. Tenía que serlo, lo necesitaba. Necesitaba saber porque Draco había sido tan bueno con él, porque había sido su amigo olvidando todo el odio y el rencor de los años pasados. Y, Merlín sabía, que necesitaba oír algo bueno, o solo le ayudaría a confirmar el poco valor que tenían las personas.
- ¿Por qué hablaste conmigo en King’s Cross? ¿Por qué te hiciste mi amigo?