Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El poder para destruirlo era él por draco_potter

[Reviews - 110]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! Mil perdones! Me retrasé más de lo esperado, lo siento. Tenía el capi preparado para colgarlo en cuanto acabara exámenes, pero mi abuelita murió :(, y la verdad es que no tuve muchas ganas de subirlo. PEro ahora sí! Aquí está!! y Hay muchos avanceees!! Disfrútenlo! Y mil gracias a todos por sus reviews que me animan!!
_________________________________________________________

La historia se situa en el sexto libro, por lo que habrá algunos spoilers.
Disclaimer: todos los personajes y lugares le pertenecen a J.K. Rowling, yo solo los uso porque tengo demasiado tiempo libre.
Parejas: la principal sera Harry/Draco. Lucius/Narcissa; Blaise/Pansy; Severus/Remus; Ron/Hermione
Aclaraciones: - diálogo; -"pársel"; -Hechizos ; -#pensamientos#.

Capítulo 12

- Lupin, no puedo contarte exactamente qué le sucede a Potter, pero supongo que ya te has dado cuenta que ha cambiado, mucho. Ya no es el mismo chico que el año pasado, pero te sigue necesitando, probablemente solo tiene miedo porque cree que le culpas de la muerte de sus mejores amigos. Créeme, debes acercarte a él, consigue que confíe en ti, es muy importante Lupin, por eso te lo estoy confiando. Si quieres tener de vuelta a tu Potter, debes esforzarte. 

- Espera, espera, no te entiendo. ¿Qué quieres decir?

- Lupin, ya te lo he dicho, no puedo contarte nada. No es que no quiera, es que no puedo. Potter ha cambiado este verano, no sé por qué, pero no lo ha hecho para bien. No te odia, eres lo único que le queda relacionado con su familia. Ahora, lo que tienes que hacer es demostrar que realmente eres capaz de cuidarle, de hacerte cargo de ‘el. Tienes que conseguir que vuelva a ser el mismo. Tienes que conseguir que se abra contigo, que te cuente lo que le preocupa. Siempre fuiste el más listo de los tres, estoy seguro que no vas a necesitar muchas pistas para empezar a hacerte una idea de que está pasando con Potter.

Ambos hombres se quedaron en silencio. Remus pensaba en lo que le había dicho Severus. No PODÍA contarle lo que sabía, por lo que probablemente hubiese un juramento inquebrantable implicado. Debía fijarse en los cambios de Harry, serían su pista para saber que le pasaba. Debía pensarlo con calma, repasar bien todo lo que había visto estos últimos meses desde que Harry volviese de casa de los Dursley. Un escalofrío le recorrió la espalda.

-¿Tienen los Dursley algo que ver? ¿Le han hecho algo otra vez?

Severus lo observó con una ceja alzada. Había hablado con Lupin con la esperanza que consiguiese volver a Potter al camino correcto y que esta guerra tuviese un final “feliz”. Esperaba que con lo que le había dicho y el comportamiento de Potter y sus nuevas compañías hubiesen hecho que poco a poco llegase a la conclusión que Harry ya no tenía tan claros sus ideales. Había sido bastante claro, pensaba él. ¿Qué tenían que ver sus tíos en todo esto?

-¿Sus tíos? ¿Qué tienen ellos que ver?

- Hablamos con ellos al acabar el curso pasado para evitar que fueran tan duros con el después de lo de Sirius. Creía que harían caso a nuestras amenazas. ¿Le han hecho algo?- le preguntó el licano viéndose realmente ansioso.

-Lupin, no estoy entendiendo nada de nada. Según Dumbledore, sus tíos prácticamente besaban el suelo que pisaba.

-¿Qué? ¿Acaso no lo sabes?

-¿Saber qué, maldición? – estaba empezando a ponerse muy nervioso con todo ese enigma.

-Severus, lo Dursley abusaron de Harry. No físicamente, nunca llegaron a golpearlo, supongo que por miedo a su magia. Pero lo que hicieron casi fue peor: dormía en una alacena bajo las escaleras, llena de arañas; se encargaba de las faenas desde bien pequeño, y si hacia algo mal lo castigaban encerrándolo durante días; si hacia magia accidental, lo castigaban encerrado y sin comer, ¡Sin comer!, ¡durante una semana incluso!; nunca le hablaban de sus padres, ni le dejaban hacer preguntas; nunca celebraron sus cumpleaños ni hubo felices navidades para él; dejaban que su hijo lo pegase y humillase delante de los otros niños, por eso nunca tuvo amigos; nunca tuvo nada propio…Sirius me dijo que Harry le había contado que al principio, durante la selección, tuvo miedo que el Sombrero se diese cuenta que no se merecía estar aquí y lo echasen de Hogwarts. ¿Te lo puedes creer? Pese a que Hagrid le había explicado su historia y lo famoso que era, él seguía creyendo que nos habíamos confundido de “Harry” y que en cualquier momento lo dejaríamos de nuevo con sus tíos y no volvería a este mundo. Nunca entendí porque Dumbledore dejaba  que Harry volviese allí. Si el Lord hubiese llegado a cruzar la barrera, ellos prácticamente le hubiesen regalado a Harry.

Explicarle todo eso al pocionista solo había conseguido deprimirlo más. Harry había sufrido tanto… y ahora ni siquiera podía ayudarlo. Sin embargo le sorprendía que Severus no supiera de la infancia de Harry, toda la Orden lo sabía.

Severus por su parte, seguía procesando la información. Él llevaba años despotricando contra Potter, humillándolo, ninguneándolo. Todo este tiempo, él había estado quejándose con Albus de lo prepotente y arrogante que había resultado ser el niño. Cierto era que él nunca se había parado a ver si su odio era justificado, pero el director nunca le contó nada de eso. Él, siendo que había sido un niño maltratado por su familia, habría entendido mejor que nadie como se sentía. No es como si hubiese corrido a abrazarlo para que llorase sobre su hombro, pero él había hecho muchos comentarios hirientes sobre su familia y sus amigos, y ahora podía ver cuánto daño le habrían hecho realmente.

- ¿Severus? ¿No lo sabías?

- No. Durante todo este tiempo, cada vez que me quejaba a Albus de Potter, lo único que me decía era que debía dejar de lado los rencores infatiles y verle tal cual era. Si solo me lo hubiese dicho, me hubiese moderado. Yo solo lo trataba mal porque pensaba que lo habían criado como James y que mis comentarios realmente no llegaban a importarle. El año pasado, en las clases de occlumency, pude ver recuerdos que me desconcertaron. Pero él nunca se mostró apenado o incómodo por ellos, por lo que no les di importancia.

- Aún no me has contestado. ¿Ellos fueron peor este verano?

- No, Lupin. Ellos no tienen nada que ver, que yo sepa. Debes prestarle más atención. Obsérvale bien. Y, sobre todo, si llegas a descubrir algo, no se te ocurra encararlo, ven a hablar conmigo antes. ¿Entendido?

- Sí. Muchas gracias Severus. Estos años que hace que nos conocemos me han servido para darme cuenta del gran hombre que eres, y lo tontos que fuimos nosotros por no saberlo ver en ese entonces. Sé que te lo he dicho muchas veces, y que realmente ahora no debe tener mucho sentido para ti, pero realmente lamento lo ocurrido. Y estoy muy seguro que tanto James como Sirius deben sentirse unos estúpidos ahora.

Había algo que no iba bien. Lupin le estaba sonriendo, con esa sonrisa estúpida que le había visto tantas veces hacia sus amigos. Y, por una vez, no estaba sintiendo asco, ni odio, de hecho, por el calor que sentía en sus mejillas, estaba segura que debía haberse casi ruborizado. Realmente algo no estaba bien con él. No debería estarse dando cuenta que, a pesar de la sonrisa cálida que el otro hombre le regalaba, había una inmensa tristeza brillando en esos hermosos ojos de color miel. Parecía tan solo, tan destrozado, que Severus pensó que en cualquier momento se rompería a pedazos.

Su frío y solitario corazón palpitó, haciéndole entender lo horrible que debía ser ver como mueren, uno a uno, todos tus amigos, aquellos que habían sido tu familia; ver como uno de ellos te traiciona sin sentir remordimiento; ver cómo lo único que te queda de ellos es un niño que se cree mayor y no quiere ser cuidado. Sin saber por qué, sintió una repentina necesidad de ayudarle, de abrazarle y decirle que pronto todo estaría bien.

- Veme manteniendo al corriente de lo que vas descubriendo, Lupin.

Lo mejor era irse de allí, ya. Así que le asintió despidiéndose, dispuesto a ir a hablar con el director de cierta información que no le había sido dada. Pero Merlín no estaba hoy de su lado.

- ¿Dónde vas?

- Voy a preguntarle a Albus por qué no me contó acerca de la infancia de Potter.

- Entonces te acompaño.

- Mejor no.- respondió seco, el hombre. No quería a Lupin y su tristeza cerca.

- Harry está bajo mi tutela ahora, Severus, así que te acompañaré, quieras o no.

El Slytherin gruñó, obviamente enojado, y se fue con su caminar rápido y silencioso hacia el despacho del director y sin prestar la más mínima atención a su acompañante. Si lo hubiese hecho, hubiese visto como una sonrisa, una verdadera de esas que hacen que hasta tus ojos brillen, adornaba el rostro de Remus mientras fijaba su mirada en la espalda ancha del pelinegro.

Severus no se molestó en llamar, entró directamente en el despacho donde el anciano les recibió con una de sus sonrisas.

- En qué puedo ayudaros, muchachos.

- Acabo de enterarme de una cosa muy curiosa, Albus. ¿Por qué nunca me dijiste del verdadero trato que recibía Potter en su casa?

- Nunca fue mi intención ocultártelo, simplemente nunca me preguntaste.

- ¡No juegues conmigo, Albus!- Remus se sorprendió al ver como Severus gritaba al hombre, era obvio que debía estar realmente molesto.  – Hablé contigo infinidad de veces, sobre Potter. ¿En ninguna de esas conversaciones podrías haberme hecho participe de la situación?

- No era conveniente. Sabiendo tu pasado, no podía arriesgarme que al saber de la condición de Harry intentase acercarte a él. Sabíamos que Voldemort volvería, y que entonces debías volver a su lado para ser el espía. Nadie se lo creería si te hacías su amigo.

- Creo que en todos los años que llevo haciéndote de espía te he demostrado que se dominar muy bien mis sentimientos. Lo único que hubiese sido diferente sería que en lugar de llevarla siempre contra Potter lo habría hecho contra todos los Gryffindor en general.

- No podía arriesgarme, él debía odiarte Severus. Debía dudar de ti, pese a que yo le dijese lo contrario. Porque si él te apreciaba y Voldemort llegaba a descubrirlo a través del vínculo, eso os abría puesto a los dos en problemas.

- Albus, los únicos alumnos de esta escuela que no me odia son los de mi propia casa, y lo que sienten por mi no llega a más que un vago respeto. El resto me odia, y no me dedico a hurgar en su penoso pasado para hacerlos sentir miserables. No pienso ser tu juguete eternamente, empiezo a cansarme de que me uses como te vaya mejor.

Y sin dejar al hombre volver a hablar, se giró hacia la puerta para irse. Casi chocó de lleno con Remus, quien parecía aún más triste que cuando venían hacía aquí. Oh, no, su corazón de nuevo.

- Vamos, Lupin, tenemos cosas que hacer.-  lo tomó del brazo y se lo llevó a rastras hacia su despacho de nuevo.

- Albus podría haberle evitado mucho dolor a Harry. Yo pensé que él no sabía que tu ignorabas del trato de los Dusley. Harry no entendía porque le odiabas, hasta el año pasado. Cuando descubrió como te tratábamos, se puso en contacto con nosotros, para preguntarnos por qué lo habíamos hecho. Dijo que era la primera vez que se avergonzaba de nosotros, y que no entendía como su madre podía haber acabado fijándose en James, que solo era un niñato. Intentamos hacerle ver que éramos niños, que solo teníamos 15 años. Entonces él nos dijo que esa era la edad que  tenía ahora y nunca haría algo como eso. Mientras Sirius intentaba converncerle de nuevo que no éramos tan malos, aunque fuese mentira, me di cuenta lo maduro que era Harry. No era un niño, ni un adolescente, ya era todo un hombre. No había disfrutado de su vida, ni siquiera cuando por fin llegó a nuestro mundo y se alejó de esos idiotas, sus tíos. Albus podrías haber hecho que Harry disfrutase más aquí, en Hogwarts: podría habértelo contado para evitar que fueras  un bastardo con él injustamente; no debió dejar aquí la piedra;  no debió dejar que un chiquillo saliese a matar un Basilisco, o a perseguir presos a media noche en un jardín lleno de dementores; ¡ni siquiera debió haberle dejado participar en el torneo! ¡Podrías haberlo evitado, si hubiese querido!

Y allí estaba Lupin, echado en su sofá, descargando sus penas con él. No eran amigos!

-#Pero a él ya no lo quedan amigos#- pensó.

No se le daba bien consolar a la gente, él era un Slytherin y allí nadie espera que lo hagas. Suspiró, empezando a arrepentirse de haber invitado al licántropo a su despacho, y se sentó junto a él. Convocó un juego de té, y se lo ofreció. Él debía volver a sus clases, iba a acabarse su período libre, pero le ofreció que se quedase cuanto necesitase. Solo rezaba a Merlín que no siguiese allí cuando volviera después de cenar, tenía demasiado en que pensar.


 

Era viernes. Al fin terminaría esa semana. Severus se encontraba en su despacho corrigiendo ensayos cuando oyó que llamaban a la puerta. Sintió terror al pensar que talvez era Lupin. Aún no había aclarado que le había sucedido el otro día, y no sabía si estaba listo para  verlo. Se levantó con su cara más terrorífica esperando asustarlo y que se volviese por donde había venido, mas todo fue en vano cuando al abrir la puerta vio que era Draco quien se hayaba al otro lado. Se relajó al ver que no era el otro hombre, pero también una pizca de decepción que ignoró deliberadamente.

-Buenas tardes, Severus. – le saludó entrando y sentándose en la silla frente al escritorio. El hombre cerró la puerta y lo acompañó, retomando su posición inicial.

-¿A qué debo tu visita?

- Estoy convencido que algo pasa con Harry.

-¿aún sigues con eso? Tal vez Potter solo se hartó que Dumbledore siempre le escondiese todo y movido por un deseo de venganza, actuó sin pensar. – Draco elevó una ceja al oír el despecho con el que su padrino hablaba del anciano mago. Sin embargo no se dejó desviar de su tema.

- No padrino, en serio creo que es algo más grave. Tiene lagunas de memoria. Un dia le forcé sin querer a que recordara algo y entró en una especia de shock. Y el otro día me dijo que soñaba cosas pero era incapaz de recordarlo, pero que tiene la sensación que el sueño es algo importante. ¡Llevo noches sin dormir por ello!

-¿Y qué quiere que haga yo?

-Tal vez podrías veriguar si exite algún hechixo o poción que pueda causar lo síntomas de Harry.

-¿Algo como un Imperius?

-Sí pero más potente. Sabes que Harry es muy capaz de resisitir esa imperdonable hasta del mismimo Lord.

Severus se quedó pensativo. No existía nungun hechizo capaz de doblegar la voluntad de una persona excepto el Imperius. Pero Draco tenía razón, Potter era capaz de soportarlo, y el cambio en el comportamiento había sido demasiado brusco. Tenía lagunas, pero no como si le hubiesen modificado la memoria, más bien como si solo hubiese borrado cosas concretas. Tampoco había ninguna poción que pudiese hacer algo como eso, estaba seguro de ello. Suspiró. Era obvio que Potter solo vivía para traerle problemas.

-Está bien, Draco, intentaré averiguar que puede haberlo causado. Si descubres algo más, cuéntamelo.

- Sí, gracias padrino. – se relajó en la silla y suspiró, cerrando los ojos. – El Lord quiere que Harry y yo matemos a Dumbledore, y también que colemos a los mortífagos dentro del colegio.  Harry dice que es un castigo porque papá falló en su misión el año pasado.

Severus no podía creer lo que acababa de oír. Definitivamente eso era un castigo. Merlín, colar a los mortífagos ya era complicado pero, matar a Albus? Eso era casi imposible. En estos momentos casi se alegraba que Potter hubiese cambiado de bando. Draco no podría llevas a cabo eso solo, pero dos mentes piensan mejor que una.

- ¿Ya habéis hablado sobre cómo lo haréis?

- Hoy tenemos que encontrarnos para hablarlo. Él me dijo que me relajara, pero aún así he buscado algunas cosas que puedan sernos útiles. Harry siempre lo hace todo, y somos un equipo, así que aunque no me guste debo empezar a ponerme las pilas. Esto del Lord no salió como esperábamos, y Harry ha intentado hacérmelo todo tan fácil que me he relajado. A este paso acabaré siendo un incordio para él. Debo mostrarle que puedo ser útil, que soy bueno.

El pocionista observó atentamente al chico frente a él. Parecía estar auto convenciéndose, y muy decido a mostrarle cuanto valía a Potter.  Eso no debía importarle a Draco. Él era un Slytherin, y si encontraba la manera de superar sus problemas si hacer nada pero recibiendo el mismo mérito, debería aceptarlo sin quejas.

-¿Por qué tanto interés en lo que Potter piense de ti?- el rubor que cubrió las mejillas de su ahijado no le gustó nada. - ¿Draco?

- Bueno, él se ha portado muy bien conmigo, Severus. Me sabe mal dejar que haga toda el trabajo y estar allí solo como un monigote.

- Y el que él pueda llegar a pensar que eres un inútil sin ningún talento te da exactamente igual, ¿verdad? – le preguntó con sarcasmo. El menor clavó los ojos en él, dudando.-  Draco, te he cambiado los pañales, eres muy obvio para mi. ¿Te gusta Potter?

Vio como el rubio se encogía en su silla, apenado. Probablemente esperando alguna reprimenda, grito, lo que fuera. Suspiró. Quería demasiado a Draco, y había sufrido demasiado. Si junto a Potter iba a ser feliz, él sería el primero en apoyarlos.

- Cabeza arriba, Draco. Eres un Malfoy, nunca debes avergonzarte de las elecciones que tomes. No debe importarte lo que piensen los demás, porque estás por encima de ellos. Ahora, ¿Te gusta Potter?

- Sí. – Draco contestó firme, aunque podía notar sus mejillas aún ardiendo.

- ¿Y qué piensas hacer al respecto?

-¿Cómo dices?

- En cuanto tu padre se enamoró de tu madre, no hubo nada que lo hiciese desistir en su intento de conquistarla, y al final lo consiguió. ¿Qué piensas hacer tu para conseguir que caiga rendido a tus pies?

- No es lo mismo, padrino. Papá era lo mejor que mamá podría encontrar. Pero no es así en mi caso, Harry es famoso, y rico, guapo, listo, y tiene mucha experiencia. A mi ni siquiera me gustan los chicos en general, me gusta él. No va a fijarse en mi.

- Al contrario, Draco. Tu también eres lo mejor que él puede encontrar. Estoy seguro que la mayoría de chicos con los que ha estado de este colegio solo se han acostado con él por ser Harry Potter. Él necesita alguien que sepa ver más allá del Niño-Qué-Vivió, que lo acepté tal y como es. Y ese ere tú, y además eres guapo, rico y muy listo. – Draco aún lo miraba escéptico, sin acabar de creerle. – Bien hagamos la prueba. Si Potter te mira el culo más de dos veces esta noche, será que no le eres precisamente indiferente. Luego todo correrá de tu cuenta.

Ahora estaba segura que tenía toda la cara roja. ¿Mirarle el culo?¿Esperaba que se lo pusiera en pompa o qué?

- ¿De verdad no te importa, padrino? ¿Que me guste un chico?

- Draco, yo solo quiero que estés bien. Si él es quien te hace feliz, aprenderé a tolerarlo.

- Gracias. – le dijo sonriéndole. Realmente sentía como si se hubiese sacado un gran peso de encima.


 

Se encontraba frente a la puerta del Salón de los Menesteres. Estaba nervioso, había pensado en cómo hacer lo que su padrino le había dicho pero no era tan fácil. Suspiró, cerrando los ojos, y recordando todo lo que su padre le había enseñado desde que era pequeño. Él era un Malfoy, la gente los respetaba y adulaba, eran hermosos, inteligentes, carismáticos, y todo el mundo estaba por debajo de ellos. Harry no iba a ser inmune a sus encantos. Colocando una sonrisa felina en su rostro, se quito la túnica, y se aflojó un poco la corbata deshaciéndose el primer botón. No se desfajó la camisa, pues le interesaba que su trasero quedase bien a la vista, por eso había ido después de cenar a buscar esos pantalones, que le iban un poco más prietos y lo marcaban más.

Mucho más decidido, entró. Harry se encontraba en un sillón con unos cuantos libros a su alrededor y una cara de agotado enorme.

- Buenas noches.

Bien, la primera impresión, a juzgar por el hecho que Harry se había quedado mirándolo más tiempo de lo políticamente correcto, era buena.  Fue hasta él. Había un sofá justo delante y otro sillón al lado. Se dio la vuelta para dejar las cosas menos el libro en el sofá y al girarse para ir hacia el sillón libre… ¡Sí! Harry le había mirado el culo, no había duda. ¡Y lo había pillado in fraganti! Vio como el moreno apartaba la mirada algo apenada y se frotaba los ojos.

- Bien, qué tienes?- le preguntó sentándose a lo indio en el sillón.

- Pues, la verdad es que nada.

- ¿Cómo?

- Estoy muerto, agotado. No puedo dormir, pero realmente lo necesito. He probado con pociones, pero no sirven. Así que mis búsquedas no han sido muy productivas. Trasladores y portales, es lo único que he encontrado para transportar a grupos de gente. Mas esos no sirven en Hogwarts. Podrías hacerse una excepción, como en el cuarto año con la copa de los Tres Magos, pero  no sé cómo hacerlo. – Volteó el rostro para mirarlo al fin. Tenía las ojeras muy marcadas. – Lo siento, te he hecho venir para nada.

- Nah, no te preocupes, Potter. Yo sí he encontrado algo.- dijo pasándole el libro. – son Artilugios Traslocadores, pero la pena es que muchos han desaparecido. Normalmente son objetos que te conducen a diferentes sitios. El problema es que, artilugios conectados, quedan muy pocos. La mayoría ha desaparecido una de las parejas.

Harry había estado ojeando el libro. Le sorprendía no haber pensado en eso. Ahora realmente se alegraba de hacer equipo con Draco, cualquiera de los otros hubiera sido un lastre que arrastrar.

- Tal vez si encontráramos dos del mismo tipo podríamos conectarlos. ¿Crees que sería posible?

-Por probar. Aunque no se si encontraríamos dos iguales.

- Esto me suena. – dijo parándose en una página con un dibujo. - ¿Dónde lo he visto?

Draco se acerco y puso sus manos sobre el apoyabrazos del sillón de Harry para mirar lo que observaba el chico. Desde allí pudo ver como el ojiverde clavaba su vista en la piel descubierta de su cuello y pasaba la lengua por sus labios. ¿Valdría eso para Severus? Porque para él, sí.

Voletó su vista hacia el libro.

- Yo también lo he visto. – dijo sorprendido. – Pero donde…

- ¡En Burgin and Burke! – dijeron los dos a la vez. Era ese armario en el que Harry se escondiera antes de su segundo año cuando fue a parar a Knocturn Alley.

Se miraron, sonriendo. Sus labios estaban tan cerca que podían notar la respiración del otro. Draco quería besarlo, quería hacerlo desde que descubrió que Harry le gustaba. Pero tenía que hacerse desear. Tenía que hacer que Harry se muriese de ganas de estar con él, que olvidase a sus otros amantes para solo tenerlo a él en la cabeza. Junto más sus cabezas, casi se rozaban. Vio como Harry acercaba más su cabeza, y sonrió maliciosamente. Tomó el libro y se alejó, como si no hubiese pasado nada. Volvió a su sillón, y siguió hablando de los armarios.

Decir que Harry estaba sorprendido era poco. La falta de horas de sueño estaban empezando a causarle alucinaciones. Porque, Draco no estaba coqueteando con él, verdad? Él no era tonto, veía lo bueno que estaba Draco. Primero pensaba que le gustaban las chicas, por eso se contentaba con mirar. Y luego, le dijo que estaba pillado por otro, así que no iba a perder tiempo en causas perdidas. Entonces, ¿por qué de repente Draco parecía estar insinuándosele? Lo mejor era centrarse en los dichosos armarios.

- estos armarios eran muy famosos durante la primera guerra. La gente los tenía en casa y cuando los mortífagos entraban, huían por él. Nunca enviaba a la gente al mismo lugar dos veces, por lo que no podían rastrear su paradero. Tristemente, el Lord, harto de ello, mandó eliminarlos. Quedan muy pocos. Debemos hacernos con el de la tienda, pero aún nos faltará uno.

Ambos se quedaron en silencio, pensando cómo encontrar ese dichoso armario. Lo necesitaban, lo necesitaban mucho. De repente la sala empezó a cambiar, con ellos aún dentro. Los chicos se pararon y se pusieron espalda contra espalda con las varitas en alto. No había peligro algúno, sin embargo. La sala se había convertido en un enorme almacén.

- ¿Por qué ha pasado esto?- preguntó el rubio.

- La sala responde a las necesidades de quiénes se hallan en ella. ¿Qué pensabas?

- Que necesitamos ese armario.

- Igual yo, lo que me lleva a pensar que por aquí debe haber alguno, o alguna referencia a donde podemos encontrar otro.

- ¿Quieres que encontremos algo aquí? ¡Tardaremos años!

- No tenemos tanto tiempo. ¡Accio Escoba!

No pasó nada durante unos segundos, hasta que una escoba apareció surcando el techo de la sala.

- ¿Sabías que había una escoba aquí?

- Es un almacén de magos, Draco.  Suponía que alguna habría.

Ambos chicos montaron sobre la escoba, Harry delante y Draco detrás aprovechando para poner sus brazos alrededor del cuerpo de Harry. Estuvieron unos cuantos minutos hasta que Draco lo vio.

-¡Allí! ¡A bajo!

Bajaron, y frente a ellos un gran armario se alzaba imponente.

- Bien, ya solo nos falta el otro. – dijo Harry pasando una mano por la superficie del armario.

- Puedo decirle a mi padrino que se ponga en contacto con mi padre para que compre el otro y lo guarde en las mazmorras de la mansión.

Se miraron, sonrientes. Por primera vez desde que el Lord les encomendara la misión, la cosas parecían empezar a ir bien.

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? Draco ha reencontrado su actitud Slytherin que había desparecido, Y Severus ya empieza a sentir cosas por su lobito! ¿Aguantará mucho Harry sin poner su mano encima de Draco? ¿O será Draco el que no podrá aguantar? 

Se verá todo en el próximo capítulo!! Y Remus y Harry tendrás una profunda conversación! 

Espero sus comentarios que me dan fuerzas para seguir escribiendo y subiendo!! Nos leemos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).