Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El poder para destruirlo era él por draco_potter

[Reviews - 110]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenas!! Aquí les traigo el nuevo capítulo!! Com veréis, y como ya se entreveia en el capítulo pasado, par las fiestas de los magoss me he basado en los Sabbats del wicca celta. Espero haberlo explicado todo bien y de forma entendible :S. 

100 COMENTARIOOOOS! NO ME LO PUEDO CREER!! mUCHAS GRACIAS A TODOS!!


Disclaimer: todos los personajes y lugares le pertenecen a J.K. Rowling, yo solo los uso porque tengo demasiado tiempo libre.
Parejas: la principal sera Harry/Draco. Lucius/Narcissa; Blaise/Pansy; Severus/Remus; Ron/Hermione
Aclaraciones: - diálogo; -"pársel"; - Hechizos

Capítulo 18

Los días pasaban rápido, los alumnos se encontraban a finales del primer trimestre cubiertos de exámenes y ensayos que entregar. Mañana se jugaría el primer partido de la temporada, Gryffindor contra Slytherin; y a la semana siguiente, justo dos días antes que el Hogwarts Express devolviera a los alumnos con sus familias, se jugaría el segundo; Ravenclaw contra Hufflepuff. Estos primeros partidos eran los más esperados y los más difíciles al mismo tiempo, pues  las condiciones climatológicas, casi siempre adversas, los hacían muy interesantes para el público y peligrosos para los jugadores.

Harry, al igual que sus compañeros Slytherins se encontraban relajados, eran buenos en clase por lo que los exámenes no era algo por lo que realmente preocuparse. El inminente partido entre las dos casas no había hecho mella en su amistad, pullas y bromas volaban constantemente entre ellos, pero nada más lejos que eso. Harry y Draco tampoco se habían picado muy en serio, la apuesta seguía allí y ambos iban a hacer lo posible para ganar, pero el tiempo que pasaban juntos preferían emplearlo en otras cosas que en estúpidas discusiones.

Había un tema al que Harry no paraba de darle vueltas: Remus. Draco tenía razón al decir que, ahora que el licano sabía y había aceptado que  era un mortífago, no tenía ninguna excusa para mantenerse alejado de él. Este iba a ser su primer Yule, y el licántropo era famoso por sus vastos conocimientos, así que no era mala opción invitarle a venir con él. Además, a una parte de él, una muy pequeña y cuya voz era tan tenue que era difícil de oír,  la idea de no pasar esa fiesta solo sino con alguien que le quería, o al menos eso decía, le brindaba una perspectiva algo más alegre.

Sabía que Remus iba a venir al partido, se lo había dicho, así que había decido  aprovechar ese día para preguntarle si quería ir con él.

Y ahí era donde hoy se encontraba, ya en los vestidores y escuchando las órdenes de Weasley, el capitán, antes de que empezara el partido. Aún quedaba un buen rato, por eso, al ver a través de la puerta entreabierta al castaño pasar junto con la profesora McGonagall, se levantó y salió a su búsqueda ignorando al pelirrojo. Remus lo vio venir por el rabillo del ojo y, disculpándose con Minerva, se volteó para ver que podía querer el chico.

-          Buenos días – saludó el más pequeño sin perder esa cordialidad que hacía que el gesto se viera frío y distante.

-          Buenos días, Harry. ¿Estás listo para el partido?

-          Sí.

-          ¿Podrás competir contra Draco, ahora que sois tan amigos?

-          Hay que saber separar las cosas, además hemos hecho una apuesta. No voy a dejarme  ganar. Pero no quería hablar de eso contigo. – dijo sorprendiendo al mayor. - ¿Quieres venir a pasar Yule conmigo?

Remus fue consciente de tres cosas en ese momento: del esfuerzo que seguramente había hecho Harry para ir hasta allí a pedirle eso, consciente que eso suponía abrirse un poco con él, que eso podía interpretarse como que le quería de vuelta, que aún era importante para él; del miedo e incertidumbre que brillaban en sus ojos, probablemente pensando que él iba a rechazarlo y la humillación que eso supondría; y que los conocimientos que Harry tenía acerca de las costumbres mágicas había crecido. Hasta el año pasado, Harry había celebrado junto a los Weasley cada año la navidad, sin embargo él lo había invitado a celebrar el Yule.

-          No tienes que venir, ¿sabes? Draco me pidió que te invitará, pero no estás obligado. – Remus se había metido tanto en sus pensamientos que se había olvidado de responder,  Harry lo había tomado como duda.

-          Te aseguro que no hay nada que me apetezca más que ir a pasar esos días contigo.

-          Pero solo será los días de Yule, yo nunca lo he celebrado y no sé muy bien como llevarlo a cabo. Luego tendré que ir con Draco.

-          Muy bien, como quieras. Nosotros, tu padre, tu madre, Sirius y yo solíamos celebrar Yule juntos. A tu madre le encantaba, decía que era una de las fiestas que más le gustaban. Tu padre y tu padrino, siendo como eran, preferían Beltane.

-          ¿Celebraban los Sabbats mágicos? Pero mi madre era muggle.

-          Sí, pero James y Sirius eran sangre puras, y ambos habían sido criados con estás festividades, por ello se encargaron de que Lili y yo las aprendiéramos bien.

-          Yo pensaba que Sirius aborrecía su familia y sus tradiciones.

-          No, Harry, Sirius aborrecía el ideal de su madre de creer que, solo por el hecho que en su sangre no había ningún rastro muggle la convertía en mejor. Sin embargo, él adoraba las tradiciones de nuestro mundo.

-          Oh.

No sabía que decir, eso lo había descolocado del todo. Él había creído que su padrino había renunciado a todo lo que su sangre le ofrecía y se había convertido en uno de esos magos que olvidaban sus raíces y se vendían a las nuevas costumbres muggles. Está claro que se equivocaba, y eso le alivió, pues no podía evitar sentir un poco de rencor hacia su padrino, rencor que con esta revelación había desaparecido.

-          Bueno, pues entonces, ¿te va bien que nos encontremos en la estación el 16? De allí iremos directamente a mi casa. – le explicó, recuperando la compostura.

-          Me parece perfecto. Ahora creo que deberías volver al vestuario para acabar de oír las indicaciones del capitán. – cuando ya se estaba volteando, Remus lo volvió a llamar. – ¿Por qué rechazaste el puesto de capitán? – no pudo evitar preguntarle.

-          Este año no he tenido precisamente mucho tiempo libre, así que aceptar los dos puestos habría sido demasiado ambicioso. Rechacé la capitanía porque el puesto de prefecto me convenía más. Paseos tarde por los pasillos, escapadas nocturnas fuera del colegio, deshacerme de metiches amenazándoles con quitarles puntos… ciertamente mucho más beneficioso. – Remus no pudo evitar sonreír ante la lógica del muchacho. cuando este ya se volteaba para volver al vestuario, no pudo evitar volver a llamarlo.

-          Muchas gracias, Harry, invitarme es el mejor regalo que podrías haberme hecho nunca. – le dijo con una sonrisa e, igual de semanas atrás hiciera en ese aula, se acercó y le dio un suave beso en la frente. – Buena suerte, machaca a esas serpientes! – le animó con una sonrisa mientras se iba hacia el palco reservado para los familiares.

Cuando saltó al campo, sintió como el viento frío le cortaba suavemente la cara. Era uno de esos días en que, pese a no nevar, soplaba un aire gélido y unas nubes negras opacaban completamente la luz del sol. Todos se elevaron en el aire, dejando solo en tierra a su capitán justo como antes hicieran las serpientes. En el pasto, se distinguía perfectamente el blanco pelo de Madame Hooch, el rojo de Ron, y el rubio platinado de Draco. Ver como los dos capitanes se daban las manos era algo que probablemente no volvería a verse hasta el próximo partido que jugaran las dos casa. La mueca de asco de Draco hizo que Harry sonriera desde du escoba.

Todos estaban ya en el aire, el juego había empezado sin muchos incidentes. Curiosamente, pese a lo agresivo que siempre se había mostrado Draco, era el equipo más pacífico de Slytherin que Harry había visto nunca. En los 20 minutos de partido solo habían pitado dos faltas, todo un record en el equipo verde y plata. Harry se mantenía concentrado en buscar la Snitch, no iba a permitir que Draco ganara la apuesta, pues tenía muy claro lo que le iba a pedir.

En un momento dado, el rubio se acercó hacia él, lo suficientemente cerca para que se oyeran pero sin parecer sospechoso.

-          Preparado para morder el polvo, Potter?

-          Eso debería decirlo yo!

-          No lo creo, tengo muy claro cuál será tu pago! No voy a perder esta oportunidad! – los ojos de Harry se centraron en él, brillando divertidos. Se acercó hasta él, frenando suavemente para susurrarle al oído.

-          Nunca me había dado cuenta de lo sexy que te ves con el uniforme. – mientras aceleraba pudo ser consciente de cómo las mejillas de Draco se coloreaban ligeramente y lo miraba contrariado, obviamente no esperaba esa respuesta.

-          ¡Estás loco, Potter! – le dijo, mientras él también aceleraba en dirección opuesta.

El partido estaba durando más de lo esperado, y pasados los momentos de excitación inicial, los jugadores empezaban a sentir los miembros entumecidos por el frío y la cara fuertemente irritada y cortada por el viento. Harry empezaba a perder importancia sobre quien ganaba, lo única que quería era que se acabara de una vez.  

Al igual que antes, Draco volvió a ponerse junto a él. Tenía la cara enrojecida y no muy buen aspecto.  Nunca se había suspendido un partido en Hogwarts, y la verdad es que habían jugado algunos con peores condiciones. Pero este se estaba alargando y el frio les estaba pasando factura a todos. Vio en la mirada de Draco que él pensaba lo mismo, solo quería que el juego acabara. El rubio abrió la boca para decirle algo cuando oyeron al pelirrojo gritar algo. Harry solo tubo qe seguir su mano para saber que quería. La snitch volaba cerca de las gradas donde había la afición de Gryffindor. Olvidando de repente todo el frío y el dolor de sus cuerpos, los dos buscadores se pusieron a la caza. Esta vez no se les iba a escapar, el juego terminaría ya.

Todos los espectadores centraron ahora su vista en los dos buscadores. Draco había visto antes el brazo de Weasley y por ello la Snitch, por eso había salido antes y llevaba la delantera. Pero Harry era el orgulloso dueño de una firebolt y no tardó mucho en llegar a la altura de su rival. La lucha no duró mucho pese a que fue encarnizada. Los miembros de los dos equipos parecían haber detenido el juego mientras contenían el aliento, esperando ver como acababa esa competición. Los goles entre lo dos estaban muy igualados, con solo una diferencia de 20 a favor de Slytherin, por lo que quien capturara la pelotita dorada conseguía la victoria.

Harry tenía su vista fija única y exclusivamente en la pelota frente a él, sabía que Draco estaba muy cerca, si quería ganar tenía que esforzarse más. Entonces la dichosa Snitch giró hacia arriba, esa era la suya. Su posición era ligeramente superior a la del rubio y su escoba aceleraba mucho más rápido. Cuando por fin sintió el frio metal moverse en su mano, lo primero que hizo fue girarse para mirar a su novio. El rubio se miraba ligeramente molesto, pero aún así, la mirada llena de lasciva que le envió Harry le hizo pensar que tal vez el castigo no sería tan malo. La celebración en Gryffindor duró bastante, obviamente todos habían pensado que su buscador se vendería a las serpientes, pero al estar ahí la esperanza de que lo hubieran recuperado avivó la algarabía hasta bien entrada la madrugada.

 


Quedaban dos días para marchar, en la habitación de los chicos de sexto año  de la casa de los leones, preparaban sus baúles mientras comentaban que harían en sus vacaciones.

-          Seamus viene a pasar un tiempo a mi casa, pasadas las navidades. Iremos a esquiar – explicó Dean.

-          Yo quería pasar navidad en su casa, pero mi madre no me deja. Está obsesionada con lo de la guerra, bastante me ha costado ya que me dejara ir a pasar unos días. – se quejó el irlandés. - ¿Dónde vas tú este año, Neville? Desde que nos conocemos, nunca has ido al mismo sitio.

-          Cada año vamos a celebrar las fiestas a casa de algún familiar, distinto para enriquecer cada hogar.

-          Eso es una tontería. – intervino el pelirrojo.

-          No lo es, Weasley. Deberías tener más respeto por las tradiciones de tu pueblo.

-          ¿Hablas del Yule? – preguntó el de piel morena. – Yo no consigo entender mucho la fiesta, y como mis padres son muggles tampoco tiene sentido celebrarlo.

-          Mi familia cree que es muy importante seguir con estas tradiciones, pues son las que nos identifican como magos.

-          Pareces un mortífago! No deberías hablar así! – le recriminó Ron.

-          Tú sí que no deberías hablar, es insultante que una familia que ha recibido el don de la magia y lo lleva usando durante tantas generaciones no tenga la delicadeza de agradecer ese presente.

De todos los que estaban ahí, Ron era el único que no iría a casa, se quedaría en el colegio. Molesto por los comentarios de sus amigos, decidió salir a dar una vuelta y ver si encontraba a su novia.

-          Entonces, Harry, ¿celebrarás Yule este año? – preguntó Neville tímidamente.

-          Sí, Remus lo celebraba con mis padres y va a enseñarme.

-          Eso está bien, es triste ver como cada vez menos gente recuerda los que somos.

En ese momento, una conexión se creó entre ellos, cumplían años el mismo día, ambos perdieron sus padres en la misma guerra, y al parecer, ambos compartían la idea que las tradiciones de su cultura no debía quedar eclipsadas por las novedades que los nacidos de muggles traían. Además, eso hizo que algo dentro de Harry se removiera: Neville no era mortífago, nadie de su familia apoyaba a su señor, sin embargo sus ideas eran bastante parecidas. Tristemente, toda esa familia corría el riesgo de desaparecer por el simple hecho de no secundar las acciones de Voldemort.  Neville era el único que había seguido hablándole con normalidad en su casa, y por alguna razón él había podido tolerarle. No le hacía ninguna ilusión que el chico muriera.

En el tren, Harry y Draco se buscaron un compartimento para estar a solas y disfrutar del otro. No iban a verse hasta el día 23, justo después que acabarán las fiestas del Yule. Habían quedado ese mismo día  a las 11 de la mañana en Leaky Cauldron, pues ni Draco podía llegar a la Mansión Black, ni Harry a la Mansión Malfoy. Pasaron todo el trayecto hablando sobre lo que harían cuando Harry fuera a pasar las vacaciones con él. Draco había intentado que le dijese cuál era el castigo, pero el moreno se había negado en redondo, no lo sabría hasta que llegase el momento de pagarlo. Cuando el tren empezó a frenar, decidieron empezar a tomar su equipaje y prepararse para bajar, no queriendo esperar a que se hiciera el tapón de rigor en las puertas y tener que esperar que el tren quedara prácticamente vacío. Sus labios se juntaron de forma casi automática, se besaron con avidez, queriendo recordar cada  detalle, el sabor de la boca del otro; la forma sinuosa en que la lengua ajena se colaba en sus bocas; como los dientes aprisionaban el labio inferior; los suaves ruidos de placer que se escapaban; la sensación de los dedos acariciando la piel de la cara, el cuello; la sensación de la piel bajo sus yemas, suave y cálida.

-          No me eches mucho de menos. – le susurró Harry.

-          No lo haré, descuida.

Ya abajo, en el andén, cada uno fue hacia sus respectivos parientes sin siquiera voltearse a mirar. Remus le esperaba con una gran sonrisa, parecía realmente feliz de verle.

-          ¿Listo para irnos, o quieres despedirte de alguien? – iba a decir que no cuando recordó que, en su ansia por pasar tiempo con Draco, no había podido despedirse ni de Pansy ni de Blaise.

Movió su cabeza ligeramente, buscándolos. Sabía que no era buena idea ir hasta ellos, la gente los miraría raro. Por eso, en cuanto los encontró, se disculpó con una mirada e hizo un vago gesto con su mano. Se prometió a si mismo que les enviaría una hermosa postal. Al girar su cabeza para decirle a Remus que ya podían irse, vio a Neville junto a su abuela, muy cerca de ellos. Había algo en él que le impulsaba a hablar con él, despedirse, pero no estaba muy seguro de si era lo correcto. No pudo, sin embargo, tomar una decisión, pues Neville estaba frente a él antes de poder decidirse

-          Mis mejores deseos para ti en Yule, Harry. Espero deberás que la experiencia te parezca tan hermosa como a mí. – le dijo moreno.

-          Emm, buen Yule a ti también. Disfruta de tu familia. – le respondió Harry algo incómodo.

-          Siempre lo hago. – le dijo con una gran sonrisa. Y sin más se fue otra vez con su abuela.

-          Podemos irnos ya. – dijo mirando al licántropo.

-          Perfecto, ¿Cómo iremos?

-          Primero es mejor alejarnos algo de la multitud. – ambos fueron hasta una zona del andén que no estaba tan concurrida y más alejada del alboroto. – Kreatcher. – el eldo se pareció frente a los dos hombres.

-          Kreatcher se alegra de ver de nuevo al amo Harry Potter. Kreatcher está ansioso para preparar las cosas  para el Yule, amo.

-          Yo también, llévanos a Remus y a mí.

La mueca de desprecio del elfo al ver al licántropo fue vista por los dos, pero ninguno le hizo caso. El elfo, reticente, tomó la mano de ese hombre y los apareció en el mismo lugar que lo hizo con Harry la primera vez. Decir que Remus estaba impresionado era quedarse corto, los terrenos, ahora cubiertos de nieve, parecían la imagen de una postal, y al fondo la mansión se erguía orgullosa entre ese mar blanco. Siguió a Harry hacia la vivienda, observando todo a su alrededor.

Una vez entraron dentro, la estupefacción del hombre no hizo sino aumentar, estaba claro que Harry sabía vivir bien.

-          Kreatcher, coloca mis pertenencias en mi cuarto y alista uno para él.

-          Como el amo ordene.

Una vez se hubieron quitado las capas, se dirigieron hacia la salita donde tomaron asiento frente al fuego. Harry llamó al elfo para pedirle que trajese un juego de té y pastas antes de ponerse con las habitaciones, y para recordarle que debía preparar una buena cena para celebrar su regreso.

-          Bien, -empezó el más mayor - ¿qué es exactamente lo que sabes de Yule?

-          Bueno, sé que dura del 19 al 22, pero el día grande en que se enciende el tronco es el 21. Hay que dejarlo quemar durante doce horas, y luego escampar las cenizas por las tierras para que así den prosperidad y abundancia a la familia. Y la verdad es que no mucho más. Había tantas cosas en los libros, tantas tradiciones que no conocía, que no pude quedarme con todo.

-          Bueno ciertamente lo que sabes es lo más general pero también lo más importante. El mundo mágico está plagado de rituales: para fortalecer la magia, para agradecer a la naturaleza que nos la diera, para unir dos magias… Los enlaces, por ejemplo, son un ritual muy complejo que debe seguirse al pie de la letra para poder unir las dos magias. Vuestro ingreso en Hogwarts, también es una tradición, siempre igual a lo largo de estos 1000 años. Con el Yule pasa lo mismo. – se detuvo para tomar un poco de té y para organizarse las ideas. Veía la mirada anhelante del chico frente a él, ávido por adquirir nuevos conocimientos, y eso le hizo sonreír.

>> Verás el ritual de Yule dura 4 días para que la magia se vaya “aclimatando”, por decirlo de alguna manera, ya que durante el 21 el nivel de está es mayor que el resto del año. Hay ciertos pasos previos que deben seguirse antes de quemar el tronco: el árbol debes estar ornamentado, de aquí viene la tradición del árbol de Navidad de los muggles; la casa se decora también, con muérdago, pues las parejas que se besen bajo él en estas fechas serán bendecidos por la magia, y con todo tipo de adornos de colores rojo, dorado, verde, plata, amarillo y blanco. También es tradición iluminar toda la casa con muchas velas y colocar barras de incienso de pino y cedro.

>>  El día 21, se come en familia, o con los más allegados, frutas, nueces, pavo y té de jengibre. Luego, cuando empieza a anochecer es cuando se enciende el tronco y todos juntos se quedan esperando el amanecer y que pasen las 12 horas. El día 21 es la noche más larga del año, por eso se cantan canciones, o se hacen bailes para hacer más amena la espera. Cuando el tronco se apaga, como ya has dicho, se esparcen las cenizas para que el nuevo año sea bueno para la familia.

>> Por eso, no siempre suele hacerse en la misma casa, familias con muchos miembros van rotando para que todas las casa puedan ser bendecidas.

-          Entonces, ¿no se celebra el año nuevo? ¿El 31 de diciembre? – preguntó Harry. No había leído nada de eso, pero el año acababa igual en todas partes no?

-          No, Harry. Nosotros nos guíamos por las fiestas del Sabbat, y Yule es la última, la que cierra el ciclo.

-          Entonces ¿por qué las clases no empiezan hasta pasado el 3 de enero?

-          Al principio se volvía el 1 de enero, pero como los nacidos de muggles sí celebraban año nuevo, se cambió la admisión a dos días más tarde para que pudieran celebrarlo. ¿Te parece mal?

-          ¡Pues claro que sí! Son magos ahora, deben celebrar sus fiestas, y si no, no deben esperar que todo un mundo se amolde a ellos. ¿En Hogwarts no se celebran los Sabbats?

-          En los inicios sí, por supuesto. Luego, al admitir gente que no los conocía, se hicieron optativos, de manera que solo los sangre pura o algunos mestizos las celebraban. Pero llegó un punto en que eran tan pocos que el Director las suprimió y empezaron a celebrarse las fiestas muggles, que estaban más de moda. Eso es algo en lo que ninguno de los merodeadores estuvo nunca de acuerdo con Albus. – le confesó.

-          ¡Y con razón! ¡Ese hombre ha destruido nuestra cultura!

-          No la destrozará del todo mientras haya gente que las siga celebrando.

Estuvieron luego un rato en silencio. Pronto llegó Kreatcher para avisarles que la cena ya estaba lista. Mientras saboreaban el delicioso manjar, una duda asaltó a Harry.

-          ¿Tampoco se dan regalos u obsequios por Yule?

-          Claro que sí, aunque solo uno. Cada uno regala un presente a aquellos con los que ha compartido el año y que para él son importantes. Es para agradecer la amistad y esas cosas. Luego con el paso del tiempo, la gente empezó a distorsionarlo, hasta que llegó un punto que la gente ya no sabía porque regalaba las cosas, y incluso regalaban más de uno.

-          ¿Y cuándo se dan?

-          La noche del 21 al 22, mientras arde el árbol. Supongo que querrás enviarle algo a Draco.

-          Sí, supongo que tendré que ir de compras.

-          No siempre eran regalos comprados. Cuando eres niño, al no tener dinero, lo regalos eran hechos a mano. Se consideraba que era a partir de que alcanzas la edad adulta, los 17, que debías empezar a comprarlos. Así que en teoría no tienes que comprar nada.

“Bueno, se dijo Harry mentalmente, tengo tres días para preparas tres regalos. Supongo que me dará tiempo.” 

Notas finales:

Qué tal? Espero que les haya gustado! En el próximo cap, Harry y Remus mucho tiempo juntoooos, también veremos a Harry y Draco de tortolitos y Remus y Severus juntitooos!! nos leemos en dos semanas!!

Anda, denme un buen regalito de Yule y obséquienme con un review!! Se los agradeceré muchísimo!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).