Hacía un par de dias que habíamos llegado a una nueva isla. No habría sido distinta a cualquier otra si no fuera por esos estraños regalos que aparecían cada mañana. Y para terminar de hacer la cosa aún más increible... eran para mí. El primer día fue una simple nota, pero hoy había algo más. Chopper traía una pequeña cajita, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Parece que tu amiguita te trajo algo más!!!
-Ah sí? Que le vamos ha hacer....
Intentaba disimular por todos los medios pero desde ayer una sonrisa estaba permanentemente instalada en mi cara. Sí tenía que admitirlo, a quién no le gustaría tener una admiradora secreta? Mi ego estaba subido, para que decir lo contrario. Por una vez podía darle en las narices al rubito. Resulta que el idiota del marimo tenía una admiradora y el cocinero del amor no se comía una rosca. Por supuesto al primero al que se lo restregué por la cara fué a él.
-Si es que las vuelvo locas... Que pena que algunos no tenga mi suerte, verdad cocinero?
Su cara mostraba enfado, pero algo en sus ojos tenía un brillo que me daba mala espina.
-Si tu lo dices marimo.....
-Venga abreló queremos verlo!!!!!
-Es algo privado, solo debería verlo él, no crees espadachín-san?
-Joooo... Robin... Todos queremos verlo!!!!!
-Luffy calla un ratito sí? Lo que es más importante... que harás si quiere que os veaís?
La pregunta de la pelirroja me pilló de improvisto. La verdad no lo había pensado. No conocía a esa persona sin embargo la nota me dejó bastante impactado, removió algo dentro de mí, no se muy bien como explicarlo.
-Por que no? Parece ser mi tipo... por lo que me escribió quiero decir....
-Jajajajajajaja! Parece que te nos enamoraste cabeza de lechuga!
-Acaso no puedo?
La sonrisa de Sanji se quedó helada, parecía demasiado impactado por mis palabras.
-Mi adorada Robin tiene razón, deberías abrirla en privado, hazme caso.
Actó seguido desapareció de cubierta, dejandome un mal sabor de boca. Algo me decía que el cocinero sabía más de lo que aparentaba.
-Podríais dejarme solo?
-Vamos, dejemos al tortolito con sus cosas.
Todos desaparecieron de mi vista tras la orden de Nami. A veces me pregunto si no es ella realmente la capitana, en vez de Luffy. Me centré en aquella cajita y la abrí con cuidado. Dentro había un pequeño papel y un sobre.
"Mi amado espadachín, creo que ha llegado el momento de que conozcas mi apariencia. En ese sobre está mi foto."
Por fin vería a esa chica!! Mis nervios se acumularon en el estomago, la verdad no conocía nada de ella salvo sus notas, pero había algo en esas palabra que me cautivaba. Miré a los lados comprobando que nadie estuviera por allí de espía y abrí el sobre. Saqué la foto y me quede blanco. Al pie había algo escrito a mano....
" Con que yo estoy loco por las mujeres, verdad? Veo que no soy el único. Te pillé, marimo! Jajajajaja!"
Lo voy a matar, juró que mataré a ese estúpido cuando lo vea. Como se atreve a jugar así conmigo? Seguro que se está muriendo de la risa por ahí el muy cabronazo.... Pero no puedo hacer nada, mierda! Si hago algo todos sabrán la verdad, me dejaré en ridiculo como nunca. Lo mejor sería devolversela..... Y tenía una ligera idea de como hacerlo. Desde que llegamos, todas las noches se escabullía en plena noche a algún lugar y no volvía hasta el amanecer. Probablemente estaría con alguna mujer, o en algún burdel.... La oportunidad perfecta para devolversela sin tener a nadie de por medio. Iba a pagarmelas todas, podía estar seguro.....
Pasé el día haciendo de tripas corazón y disimulando como si nada fuera de lo normal hubiera ocurrido. Me extraño como huía de mi el cocinero.... pero estaba claro que no se fiaba de que no lo partiera en pedazos por su bromita. Esperé a que se hiciera de noche, y encuanto lo ví desaparecer calle abajo salí tras él. Iba a la distancia justa para no perderlo pero tampoco ser visto. Recorrimos gran parte de la ciudad, pasando por varios burdeles... nada. Seguía caminando sin siquiera echarles una sola mirada. En un momento de descuido le perdí de vista. Se había metido en un oscuro callejón. Me apresuré y conseguí verle entrando en un edificio, que a todas luces parecía abandonado. No había nada que indicara de que negocio se trataba, ni siquiera un triste cartel. Fuí hasta la puerta, quizá investigando más de cerca consiguiera algo más de información. Al llegar frente a ella me dí cuenta de que había una pequeña placa metalica. Estaba de suerte, por fin me enteraría de que era lo que se traía el imbecil entre manos.
-El paraiso de Baco..... Que coño es esto?
Apenas a un par de centimetros del metal había un pequeño timbre. Por tocar no perdía nada, asi que lo hice. Actó seguido una mujer abrió la puerta, invitandome a pasar.
-Uno nuevo.... Por favor, dejeme guiarle....
No pude articular palabra.... Que era todo esto? En que sitio acababa de meterme?
-Disfrute de su estancia y..... Bienvenido al paraiso de Baco.