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¡¿Tengo Un Prometido?! por Nessa Yaoi Uno

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        ¡¿Tengo Un Prometido?!

 

Capítulo  I – Lo que no se espera…

 

- Me gustas – dijo con voz temblorosa por el nerviosismo del momento.

      El chico junto a la ventana, y objeto de tal revelación, lo observo por un instante para después regresar su vista de nuevo al paisaje tras el cristal, el chico rubio de ojos azules viendo que su confesión había caído en saco roto decidió darle vuelta a la situación.

- ¡Jajaja! Perece que mi pequeña broma te dejo mudo, Kouga, vaya por dios… no sabía que tuvieras tan poco sentido del humor, nos vemos, aburrido – riendo mientras caminaba velozmente por el pasillo de aulas, después de todo, había que salvar la dignidad al menos, se decía así mismo mientras corría por el jardín hacia el edificio de dormitorios.

      Al llegar totalmente exhausto por la carrera cerró la puerta de golpe y se dejo caer sobre su cama, nunca pensó que declarársele a alguien pudiera ser tan difícil, además de humillante, si la persona a la cual va dirigida dicha confesión ni siquiera se digna a responderte, ya sea para alegrarte la vida o hincharte la cara a golpes por el atrevimiento.

- “Demonios, ¿Por qué no dijo nada? ¿Tan desagradable le resulto que no merezco ni siquiera una respuesta? Al menos podría haberme insultado, golpeado… pero solo se quedo parado allí como si fuera la única persona en el planeta. Bien, en vista de las circunstancias solo me queda una cosa por hacer… ignorarlo como él hace conmigo” – exhalando un gran suspiro mientras sacaba de su mesilla de noche un pequeño diario donde solía volcar todas sus desdichas y frustraciones.

- Hola, ¿Qué haces? ¿De nuevo escribiendo en tu pequeño confesionario secreto? ¿Qué fue esta vez? – pregunto un chico de cabello negro con un singular corte, cejas pobladas y efusivo carácter, al entrar a la habitación que compartía con el rubio ojiazul.

- Me conoces demasiado bien para mi gusto.

- ¿Bromeas? Claro que te conozco, no obstante hemos estado juntos por dos largos años, baka – cambiando su uniforme por ropa deportiva mientras hablaban – Se lo dijiste – haciendo un alto en ponerse la camiseta.

- Aha… - fue la escueta respuesta del rubio.

- Y te dio calabazas – terminando de colocarse la camiseta.

- ¿Cómo es que…?

- Por favor… - señalando el pequeño diario – Cada vez que algo sale mal lo escribes ahí sin falta, ¿Qué vas hacer ahora? – sentándose en su cama al otro lado de la habitación para calzarse los zapatos deportivos.

- ¿Con qué o qué? – mirando de reojo al moreno.

- No te hagas el tonto, me refiero a Kouga.

- Olvidarlo creo… supongo – cerrando con estruendo el pequeño libro y guardándolo de nuevo en la gaveta.

- ¿Así nada más? Pero si dijiste que era el amor de tu vida, ¿No te estas rindiendo demasiado pronto?

- Debiste ver su cara, parecía decir la frase “Muérete, idiota” más contundente que he visto jamás… quizás debería intentarlo con una chica – tumbándose boca arriba en la cama.

- Que tonterías dices, ni siquiera te gustan… - mirando su reloj - ¡Cielos! Hablaremos luego, ya voy tarde para la práctica – saliendo a todo correr de la habitación.

- Tal vez debería unirme también a un club – sin estar demasiado convencido de eso.

      Luego de desestimar su ultimo comentario, y con el fin de matar el tiempo, decidió dar un paseo hasta la pista de atletismo y ver correr a su cejudo amigo y compañero de habitación. Y allí estaba, sentado en una de las tribunas, su amor no correspondido, y ahora no tan secreto, observando la practica del equipo de corredores de la escuela.

- “¡Rayos! ¿Por qué demonios tenia que estar él aquí? Ahora no quiero verlo, maldición” – echando a correr hacia el lado contrario de la pista y entre los arboles del inmenso jardín que rodeaba por entero la escuela.

      Avanzando sin mirar por donde y volteando su cabeza a cada tres pasos, fue motivo suficiente para, en su loca escapada, no ver la figura parada frente a él hasta que fue demasiado tarde, el golpe avisa dicen algunos, el encontronazo entre los dos fue mayúsculo, aunque el ojiazul fue el único en dar con su trasero al suelo.

- ¡Kiaaaa! ¡Eso dolió, maldita sea! – grito medio aturdido por el golpe y sin mirar el muro con el que creyó había chocado.

- Sigues igual de distraído – comento el chico frente a él.

- ¿Eh? ¿Quién diablos eres tú y que haces aquí? No perteneces a esta escuela – dijo fijándose en el uniforme del extraño - ¿Cómo entraste? – levantándose y aun tambaleante por el choque.

- Por la puerta como todo el mundo – sin apartar su fija mirada del rubio.

- ¡No te hagas el gracioso! Esta prohibida la entrada a personas ajenas a esta escuela y… ¿Acaso eres un ladrón? Bueno que si lo fueras no lo dirías – retrocediendo unos pasos.

- Si ese fuera el caso, seria uno muy estúpido para entrar por la puerta principal a robar en pleno día, Naruto – saboreando el nombre al pronunciarlo.

- ¿Co-Como es que sabes mi…? – confundido y asustado de que un extraño supiera su nombre de pila.

- ¿Acaso no me recuerdas? – avanzando unos pasos.

- ¿Debería? – cada vez más nervioso.

- Esta bien que hayan pasado unos años, pero aun así… si, deberías poder recordarme, ¿No crees? – acortando la distancia entre ellos.

- Esa forma de hablar… la cola de caballo, Shikamaru… ¿Nara Shikamaru? ¿En verdad eres tú? – agudizando su mirada y memoria.

- Al fin, no seria muy apropiado de tu parte olvidar a la persona con la cual te comprometiste, ¿Cierto? – midiendo cada palabra dicha y observándolo como si quisiera desnudarlo con la mirada.

- ¡¿Qué yo qué?! Tú, tú, tú… - balbuceaba el rubio con los ojos abiertos como platos.

- Oh vamos, pareces un teléfono en tono de ocupado – dando unos pasos más hacia el desconcertado chico frente a él.

- ¡Es-Estas loco! ¡¿Cuándo dije yo semejante cosa?! – con la cara roja no solo por el enfado sino también por lo que aquello, de ser verdad, significaba.

- Tercer grado, patio de la escuela… sellado con un beso y antes de mudarte a ésta ciudad, ¿Lo recuerdas ahora, Naruto?

- Tercer grado, apenas éramos unos niños entonces, además de que no recuerdo tal cosa – haciendo a su mente trabajara velozmente  para conseguir algún resquicio de dicho instante – No puedes hablar en serio, algo tan estúpido solo un niño podría decirlo – quitándole importancia al asunto.

- Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, para mi fue algo muy serio, desde ese día hice la promesa de que te encontraría y reclamaría lo que tu mismo me entregaste por decisión propia – dijo seriamente el Nara.

- Por dios, lo único que recuerdo es la angustia de tener que irme a otro lado dejando la escuela, mis amigos… todo lo que había conocido hasta ese momento, pero así son los niños, ¿O no? No deberías darle tanta importancia – riendo de medio lado – Ya tengo que irme, fue grato verte de nuevo, adiós – echando a correr por donde mismo había venido.

- ¿Crees que esto acaba aquí, Naruto? Sera mejor que te prepares, esa promesa vas a cumplirla, de eso me encargare yo a como dé lugar - tomando el camino por donde el rubio había huido.

- “Por Kami, creí que me daría un infarto, ¿Pero que es lo que le pasa a ese tonto? Después de tanto tiempo, aparecerse así de repente, decir todas esas tonterías… gracias a que solo fue un hola, me alegro de que estés bien y adiós… o al menos eso espero”  - descansando de su tercera carrera del día unos metros antes de llegar de nuevo a la pista de atletismo.

- Naruto – escucho a su espalda.

- ¡¿Y ahora que…?! Kouga – dijo sorprendido al voltearse.

- Te estaba buscando – dijo el chico de cabello castaño y ojos verdes, el mismo que horas antes había quedado callado cual cementerio ante la confesión del rubio.

- ¿Qué se te ofrece? No me digas que hasta ahora pensaste algo para contestar a mi broma de hace un rato – adoptando una expresión neutra.

- A decir verdad, así es – acercándose un poco al ojiazul – De hecho quise responderte en ese instante, pero tu confesión…

- Broma – aclaro el rubio.

- No me pareció tal, estabas muy serio cuando lo dijiste.

- ¿Cómo lo sabes? Ni siquiera me miraste – reclamo el ojiazul.

- Si que lo hice… a través del cristal, me dio mucha vergüenza hablar en ese momento.

- ¿Y?

- Y si me dieras otra oportunidad…

- “¿Por qué un chico que veía tan atractivo y deslumbrante… ahora me parece tan patético? Alguien con tanto miedo al compromiso, definitivamente no es para mi” Creo recordar que dije que era una broma, te veías taaan aburrido… que decidí levantarte el animo, es todo – sonriendo como solo él podía hacerlo.

- ¿Quién rayos es ese? – se preguntaba el Nara oculto tras unos arboles – Observa a Naruto con demasiada insistencia, ¿Otro lobo tras mi cordero? Parece que deberé poner en practica mi poder de persuasión” – apretando con sus dedos la corteza del árbol hasta que  crujió por la presión.

- Gracias por eso, pero no creas que dejare de insistir hasta que por lo menos salgas conmigo aunque sea una vez – guiñándole el ojo al adorable rubio.

- Si es como amigos siempre estaré a la orden, jajajaja…

- Mmmh… veremos – caminando juntos de regreso hasta la cafetería, casi era la hora de la cena, el Nara los siguió con la mirada hasta que los perdió de vista.

- Ya estoy de vuelta, rayos, tengo un cansancio atroz, el entrenador nos hiso correr más que de costumbre – dijo el cejudo dejándose caer sobre la cama – Ni siquiera el baño pudo relajarme un poco.

- ¿Quieres que te de un masaje?

- ¿En verdad lo harías?

- Para que preguntas si sabes que no es la primera vez, baka – sentándose sobre el trasero del moreno, comenzó a masajearle los músculos de la espalda.

- Que rico, deberías dar gracias a que me gustan las mujeres, que si no…

- No te estaría haciendo esto, pedazo de tonto – apretando a propósito los costados del cejudo.

- ¡Hay! Ya entendí, no seas cruel con un cansado, por no decir exhausto, amigo como yo.

- Debilucho, a propósito… ¿A que no adivinas quien me abordo esta tarde? –poniendo una sonrisa maléfica.

- El conserje.

- ¡Que no, tonto!

- ¿Ah, no fue él? Como siempre se la pasa regañándote por deslizarte por el barandal de las escaleras, pensé que… - dándole una lógica explicación de su error.

- Kouga – pronunciando el nombre como si lo cantara.

- ¿Qué? – volteándose tan repentinamente que hiso que el rubio cayera del lado de la pared y se golpeara la cabeza, aunque no mucho.

- ¡Avisa! ¿Quieres? – masajeando la parte adolorida debajo de la coronilla.

- Lo siento, ¿Qué te dijo? ¿Y tú que hiciste? Cuenta, cuenta.

- ¿Es idea mía, o estas demasiado interesado en saber?

- No es idea tuya, y si, quiero saber, para algo soy tu mejor amigo, ¿O no?

- Mmmh… eso es algo discutible, ¿Sabes?

- ¿Cómo puedes…? Si serás… - abalanzándose sobre el rubio y haciéndole  cosquillas.

- ¡Basta! ¡No hagas eso, duele! – revolcándose en la cama para esquivar los dedos del cejudo.

- “¿Qué demonios está pasando ahí dentro? ¿Qué haces, Naruto? ¿No estarás…? – se decía furiosamente el Nara mientras permanecía con su oreja pegada a la pared que daba a la habitación del ojiazul, luego de un rato y con la calma de vuelta.

      Del otro lado de la pared, Shikamaru daba vueltas por la habitación y se mordía las uñas mientras eróticas imágenes de su rubio en brazos de otro cruzaban su mente a una increíble velocidad, sabia que de momento era poco lo que podía hacer para suprimir dichas imágenes ya que siempre las había tenido muy presentes, solo que los protagonistas eran otros muy diferentes a los de ahora en su cabeza, a la mañana siguiente habría más de una, no grata, sorpresa para el ojiazul.

- Date prisa o nos quedaremos sin desayuno y sabes que si no como algo no funcionaré bien el resto del día – decía el cejudo con la mano en el pomo de la puerta del lado del pasillo.

- ¡Termino de vestirme y te alcanzo! – dujo el rubio indicándole que se adelantara a la cafetería.

- Tú veras ¡Pero no te quejes si solo consigues migajas! Así que date prisa… – corriendo por el pasillo rumbo a la cafetería.

- Demonios, me quede dormido otra vez, espero que Lee me guarde algo – cerrando la puerta y volteándose rápidamente para chocar de nuevo contra la misma pared del día anterior - ¡Ahhh! ¿Me di contra un poste de luz? Mi nariz… – con la cara pegada al pecho del poste en cuestión - ¡¿Qué no sabes que es peligroso pararse en medio del…?! No… – levantando la mirada -No puede ser… – al ver una cara conocida a la que no esperaba volver a ver -  - ¡¡Tú!! ¡¿Qué rayos haces aquí?! ¿Y ese uniforme…? – fijándose en el atuendo del moreno cola de caballo.

- ¿Qué tiene de raro? Soy alumno de ésta escuela al igual que tú – observándolo atentamente.

- ¿Desde cuando?  Apareciste aquí apenas ayer, ¿Entonces como…? ¿No me digas que también te quedas en el dormitorio…? – echando fuego por sus ojos y humo por las orejas

- ¿Estas aquí o no? Era lo más lógico, ¿No crees? Al fin y al cabo debo cuidar de mis intereses sin importar donde, recuerda que eres mi prometido, Naruto – poniendo sus manos en los hombros del rubio.

- ¡Ya deja eso de que soy tu prometido! ¿Quieres? ¡Con esa tontería lo único que conseguirás será  echar a perder mis opciones románticas en la escuela, maldición! – apartando de golpe las manos del Nara.

- Con que opciones románticas… ¿Te refieres al sujeto de ayer o a tu compañero de habitación? Este es un colejio solo para chicos – poniendo la expresión más dura que podía.

- ¿Estabas espiándome? ¿Qué eres tú, un perro sabueso?

- El Cancerbero de tu puerta y tu dueño, lo primero es una certeza, y que no se te olvide lo ultimo.

- ¡Estas demente! ¡Búscate a alguien más a quien moverle la cola! Rayos, tanta discusión me dio hambre – apartando al moreno a un lado y corriendo lo que quedaba de pasillo para deslizarse por el barandal de la escalera.

      El ojiazul comió de mala gana tras el disgusto de encontrarse con el moreno y enterarse de que también estudiaría en la misma escuela, sin terminar su desayuno se dirigió al salón de clases aunque aun faltaban quince minutos para que comenzara la lección del día, al deslizar la puerta, otra desagradable sorpresa lo golpeo. Allí y tras su pupitre se encontraba el chico que se convertiría en  su pesadilla, Shikamaru  al verlo le guiño un ojo a la vez que ponía una expresión sexi  de lo más seductora.

- No puede ser… - bajando la cabeza con resignación – Esto es un mal sueño – murmuraba con pesadez - ¡Buenos días, Kouga! – acercándose al pupitre en primera fila.

- B-Buenos días, Naruto – respondió como si las palabras se hubieran atascado en su garganta y sin atreverse  siquiera a mirarlo.

- “¿Qué le pasa? ¿Por qué ese saludo tan frio? Después de lo de ayer…” – se decía por no poder entender la reacia actitud de Kouga.

- ¿Quieres venir a sentarte o tendré yo que ir a buscarte? Naruto… - el ojiazul lo miro con disgusto y deslizando de nuevo la puerta salió del salón.

- ¡Oye! ¡Regresa aquí! Con un demonio… - se molesto el moreno dejando su asiento para ir tras el rubio.

- Buenos días a todos – se escucho cuando la puerta se abrió de nuevo, el moreno quedo paralizado al medio del pasillo de pupitres al ver al sensei con el brazo sobre los hombros del ojiazul – Y tú se una buena oveja y vuelve al rebaño – dijo con una amplia sonrisa al muchacho tomado en falta - ¿Tan aburridas son mis clases, Naruto? Creí que era una de las más que te gustaban, anda, ve a sentarte – agarrando con cariño la barbilla del ojiazul.

      El rubio devolvió la sonrisa que se transformo en mueca al ver al moreno de nuevo en su asiento justo detrás del suyo, no solo estaban en la misma escuela, dormitorio, aula, sino que también tenia que aguantar el que estuviera a su espalda y probablemente en sus siguientes pesadillas, se decía el rubio al tomar su lugar.

- Escúchenme todos, desde hoy un nuevo alumno pasara a formar parte de nuestra escuela y salón, ¿Podrías venir y presentarte, por favor? – pidió el sensei señalando con su brazo el podio.

- Mi nombre es Nara Shikamaru, tengo dieciséis años, hace poco me mude aquí y espero seamos buenos amigos, gracias – haciendo una reverencia.

- Muy bien, bienvenido a la escuela Narita, espero y te agrade nuestra vida escolar, Shikamaru, ahora continuemos con la clase – después que el moreno tomara de nuevo su lugar.

- “Y que bien… ¿Qué es lo que esta bien? Solo esta aquí para fastidiarme la existencia, por otro lado… ¿Por qué Kouga me ignoro de esa manera tan…? ¿Él habrá tenido algo que ver en eso? – volteando su cabeza para mirar al moreno – Quizás esté exagerando…”

      Al terminar la clase el rubio fue el primero en abandonar a toda prisa el salón, justo y antes de que al moreno se le ocurriera detenerlo con alguna que otra estúpida excusa. Shikamaru sonrió tranquilamente al ver la inútil escapada de su cordero, a pesar de que la escuela era enormemente grande, sabia exactamente donde encontrarlo sin ningún esfuerzo de su parte.

      Luego de guardar sus libros y cerrar su maletín, se lo echo al hombro y se dirigió directamente al lugar donde sabia se escondía su terco rubio, protagonista exclusivo de sus anhelos y ansiedades, sus pasos lo llevaron al edificio de dos pisos donde se encontraba la inmensa y muy completa biblioteca de la escuela. No tardo en encontrarlo sentado en una de las mesas al fondo cerca del gran ventanal desde donde podía apreciarse una estupenda vista del florido jardín.

- Pareces muy concentrado – dijo el Nara en baja voz y sentándose en la silla al otro lado de la mesa frente al ojiazul.

- ¿Ni siquiera aquí vas a dejarme en paz? – al levantar la cabeza del libro que estaba leyendo.

- Shhhh… recuerda donde estas – poniendo su dedo sobre los labios del ojiazul.

- Donde estaba querrás decir – dándole un manotazo al dedo en su boca y levantándose con intención de marcharse.

- Aquí te quedas  – sujetando su mano.

- Suéltame – siseo para no llamar la atención mientras intentaba  liberarse.

- ¿Quieres que forme un escándalo? Eso se vería muy mal en tu historial escolar, ¿No crees? Además de que te quitaran puntos por mal comportamiento y hacer alboroto en un sitio en el que el silencio es la regla – jalándolo hasta que hiso que rodeara la mesa y quedara junto a él – Ahora… - haciendo que se sentara en la silla junto a la suya -  Te portaras como un buen niño y continuaras con lo que estabas haciendo – deslizando sobre la mesa el libro que el rubio tan atentamente leía cuando él llego y colocándolo delante de su nariz para que continuara su lectura.

- ¡¿Por qué tengo que quedarme aquí contigo?! -  gritando en voz baja, algo difícil de lograr en realidad.

- Estar a mi lado es el mejor lugar para ti – abriendo un libro en el cual no ponía ninguna atención.

- ¡¿Quién lo dice?! Tengo mi propia vida social, ¿Sabes? No voy a perder el tiempo con alguien que ni siquiera me interesa – enfurruñándose y cruzando sus brazos.

- Tienes razón, este no es un buen sitio para continuar con ésta conversación – cerrando el libro y agarrando la muñeca del rubio.

- ¿Qué? ¡Oye, espera! – siendo arrastrado por el Nara.

- ¡Shhhh…! – se escucho en varias de las mesas del recinto.

- L-Lo siento – balbuceo el rubio haciendo una media sonrisa de disculpa junto con una forzada reverencia.

      Ya fuera de la biblioteca y entre los arboles del jardín, el moreno, sin soltar la mano aprisionada, caminaba sin decir palabra hasta que estuvieran lo suficientemente lejos de la edificación.

- ¡Ya déjame! ¿Adonde me llevas? – forcejeando para que lo soltara.

- Creo que aquí este bien – soltándolo al fin.

- ¿Bien? ¿Bien para que? A propósito… ¿Por qué estabas junto a mi puerta ésta mañana?– restregándose la muñeca.

- Si lo piensas bien, seguro lo deducirás por ti mismo.

- ¿Estas diciendo que…? Pero como… ¿Cómo conseguiste la habitación junto a la mía? Estaba ocupada por… ¿Qué paso con Kenji?

- Decidió mudarse.

- ¡Jah! Conociéndote… no creo que lo haya hecho por su propia voluntad – lanzándole una mirada de reproche.

- Digamos que lo persuadí un poco – acercándose unos pasos al rubio.

- ¿Hiciste lo mismo con Kouga? – retrocediendo los mismos pasos que el moreno avanzaba.

- No quiero a nadie revoloteando alrededor tuyo, es todo – siguiendo con su avance.

- Ahora me explico su actitud al no querer saludarme o siquiera mirarme… eres un delincuente – pegando con su espalda contra un árbol.

- Peor que eso – poniendo sus manos en el árbol a los lados de la cintura del ojiazul – Soy un hombre desesperado por tenerte solo para mí, ¿Sabes de lo que es capaz una persona en ese estado? Hare cualquier cosa para asegurar lo que me pertenece y para que nadie se atraviese en mi camino hacia ti, Naruto – acercando su cara a la del rubio – Acéptalo, de mi… no tienes escapatoria alguna – rozando sus labios con los del otro.

- Oye espera, no… - apartando su cara.

- ¿Me rechazas mientras que con otros lo pasas a las mil maravillas? – con amargura en su voz.

- ¿De qué rayos hablas? – no entendiendo la indirecta bien directa.

- ¿Qué estabas haciendo anoche con ese hiperactivo cejudo, eh? Dilo – agarrando molesto la barbilla del rubio – Se escuchaba como si…

- Haciendo… que… con Lee… ¡Oye! ¿No estarás insinuando que nosotros…?! – poniendo cara de quererse comer a alguien, y al parecer el Nara estaría en el menú del día.

- Así es exactamente – afirmo el otro.

- Si estuvieras mejor informado sabrías que a Lee le gustan las faldas, mientras que a mí… - con una sonrisa picara.

- Los pantalones – terminando el otro la frase mientras se pegaba al cuerpo del ojiazul.

- Espera… ¿Qué no sabes lo que es el espacio personal? Me aplastas… - tratando de empujar al moreno para alejarlo de él.

- ¿Por qué me rechazas? Cuando éramos pequeños te gustaba estar entre mis brazos, era tu guardián, te protegía de los niños que querían lastimarte, ¿Recuerdas? Tú siempre acudías a mi cuando querías sentirte seguro – pegando su frente a la del ojiazul – No puede ser que hayas olvidado todo eso – con tristeza en su mirada.

- No lo he olvidado, simplemente… no quería recordarlo – haciendo su cara a un lado.

- ¿Qué dices? Olvidarlo…pero… ¿Por qué? – echando un paso hacia atrás.

- Verte a ti… me hace recordar lo cobarde y asustadizo que era en ese entonces – empujando al moreno y echando a correr hacia los dormitorios.

- No puede ser… ¡Demonios! Parece que tendré que comenzar todo de nuevo… Naruto.

 

 

Continuara…

Notas finales:

¡Hola mis queridos lectores! aqui les dejo otro fic de mi pareja favorita, espero les guste y manden sus comentarios, gracias

besossss para todos y chaito.

                                                                   Nessa Yaoi.


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