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Between Angels & Insects por urumelii

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Notas del capitulo:

ok aqui estoy una vez mas, tardandome años yo lo se, pero tuve un problema muy fuerte de salud y.y mas el bloqueo mental fue horrible, pero aqui estoy de nuevo!!!!

a ver quiero dejar en claro algo, no soy catolica, ni cristiana ni profeso una religion en concreto. todo lo que plasmo aqui sale de mi cabeza, sin animos de ofender a nadie, les recuerdo que es mera ficcion, me baso en la biblia y mitologia e historias populares, si, pero nada mas, lo quiero dejar muy en claro por si en algun momento alguiens e ofende, quiero que sepan que no lo hice a proposito, yo respeto lo que cada quien profesa. 

asi que este fic no esta basado en una religion en especial por lo que yo hago lo que quiero XDD

en fin, perdon por la tardanza y lean!! espero les guste y ya n me tardare, inspiracion regrso y llego para quedarse, espero...

 

Los humanos fueron creados por Dios, los ángeles fueron creados para proteger a los humanos. Los demonios fueron creados por la madre naturaleza, fueron creados para proteger la tierra de cualquier ataque. Los humanos destruyen la tierra, los demonios destruyen a los humanos, los ángeles destruyen demonios.

No todos los humanos son iguales, no todos los ángeles destruyen demonios, no todos los demonios son malos. Sin embargo la sociedad ha hecho creer que si, es más fácil culpar a alguien de todo lo malo que pasa en el mundo. Así que la caza de demonios está a la orden del día, sean buenos o malos. Así han pasado siglos y siglos….

 

Pudieron haber pasado horas, tal vez días o tal vez solo fueron segundos, pero aquello no importó, pues ninguno de los dos quería moverse. Simplemente no querían que el momento terminara, pues algo les decía que en el momento en que finalizara, nada volvería  a ser lo mismo.

-de…mo…nio – Aoi fue el primero en hablar.

Uruha sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la voz del pelinegro, sin embargo su cuerpo temblaba por el simple hecho de encontrarse frente a un ángel. Jamás en toda su vida se había cruzado con uno, en su familia lo tenían muy sobreprotegido, a pesar de que sabía cómo defenderse, como pelear, jamás lo había tenido que hacer frente a un ángel y no se sentía muy seguro de ganar. Sin embargo a pesar del miedo que sentía, otra parte de él quería acercarse al pelinegro frente a él.

El ángel por su parte estaba paralizado, nunca había visto algo parecido, alguien de tan hermosa belleza, quería abrazar al ser frente a él, pero algo lo detenía, era un demonio, no podía. Sus piernas flaqueaban y su corazón latía rápidamente.

-no me mates – Uruha por mero instinto se hizo hacia atrás, aunque ahora sentía que una cuerda invisible quería unirlo al ángel.

Aoi se mordió el labio – tengo que…- cerró su puño alrededor del mango de cuchillo en su cinturón - ¿Cómo te llamas? – ladeó la cabeza, tenía curiosidad ¿Por qué? No lo sabía.

-Kouyou…- no supo porque contestó aquello, su nombre no era ese, se sentía mareado. El pelinegro negó – Uruha – corrigió su respuesta.

-vete – le estaba dando una oportunidad, algo que jamás había hecho. Durante todo su tiempo en servicio, nunca había dejado a un demonio vivo, nunca mostraba algún tipo de compasión por ellos ¿Qué tenía de diferente ese chico?

El castaño asintió asustado, había tenido suerte y no la desperdiciaría, caminó rápidamente hacia la puerta pasando a lado de Aoi, rozando sin querer su mano con la del pelinegro. Al sentir el contacto Aoi lo tomó por la muñeca, impidiendo que avanzara mas.

-Yuu…-dijo el demonio al sentir el contacto que ahora le quemaba, no dolía pero era un contacto demasiado intenso.

Lo jaló hacia él quedando de frente los dos, mirándose a los ojos - ¿Quién eres? – un hermoso acertijo, era lo que proyectaban aquellos ojos color miel.

Uruha parpadeó rápidamente – la misma pregunta podría hacerte yo – contestó con palabras que se llegaron como caricias al oído de Aoi.

El pelinegro soltó su muñeca pero Uruha no cambió de posición, en cambio el ángel acarició sus brazos desnudos. Aquel cuerpo era como un llamado hacía él, cada centímetro de piel que tenía a la vista parecía gritar su nombre, no Aoi….Yuu…el otro se dejaba ante sus caricias, apenas y podría llamarse de esa forma debido a los superficiales que eran, sin embargo se sentía treinta veces más que cualquier otro contacto que hubiera tenido jamás, los dos pensaban lo mismo.

-demonio de la lujuria ¿Qué hechizo me has lanzado? – preguntó Aoi cerca de los labios de Uruha.

El castaño fuera de ofenderse, sonrió – un demonio de la lujuria sólo puede tentar humanos, te aseguro que aquello que estés sintiendo, lo estoy sintiendo también – dijo gatunamente, temblando bajo el contacto. Una parte de él clamaba por más, mientras la otra quería salir corriendo de miedo.

Su aroma parecía atraerlo aun mas, se acercó a aquellos labios, únicamente buscando saciar aquel sentimiento que se había apoderado de su pecho. Iba a besar a un demonio y no parecía importarle en lo más mínimo. A punto estuvo de hacerlo cuando un estrepitoso ruido terminó el momento de golpe.

Uruha se separó de golpe, lo miró por cinco segundos y salió como ráfaga de viento de ahí. Aoi necesito varios segundos para captar que había pasado, no se explicaba que era lo que acababa de suceder, pero sea lo que fuere, se sentía completamente vacío ahora que el castaño se había ido, como si con él se hubiera ido su alma.

Salió del baño con un ligero mareo, olvidándose que hacía ahí desde un principio, tardó un poco en ubicar a sus acompañantes. Caminó en automático hacia ellos, sentándose de manera brusca en una de las sillas.

-¿estás bien? – preguntó Kai alzando una ceja y mirándolo con preocupación. Aoi asintió pero no contestó - ¿seguro? Estás pálido – miró a Reita quien asintió dándole la razón.

El ángel miro al padre y posteriormente al portal – tengo que llevarte a la organización – dijo de manera cortante.

Reita parpadeó muchas veces, esperando que las voces se manifestaran pero no ocurrió, se revolvió incomodo en su asiento – pero no quiero, ya te dije que las voces quieren ir, y no creo que sea buena idea – contestó mirando su cerveza como si fuera lo más interesante del mundo.

-mira, ya te dije que no tengo idea de que voces me hablas, pero hoy ya tuve un encuentro con dos demonios y los dos siguen vivos – dijo tan molesto que parecía que iba a comenzar a golpear gente en cualquier momento – lo menos que quiero hacer es andar vagando por aquí y encontrar más, mi misión es llevarte, te aseguro que no son malos – trató de tranquilizarlo – sí, son algo estirados y cerrados, prepotentes insoportables – frunció el ceño – pero no por eso malos – sonrió de lado.

Kai negó irónicamente – excelente descripción, lo que Aoi trata de decir es que no hay lugar más seguro para ti en este momento que la organización – dijo en palabras tranquilas y reconfortantes.

Reita suspiró no muy seguro – de acuerdo, pero tú irás ¿verdad? – le preguntó a Kai, por laguna razón le tenía más confianza al padre que al mismo ángel.

El sacerdote miró a Aoi, quien torció los ojos en un gesto que se interpretó como un “ya que” y asintió mostrando su preciosa sonrisa.

<<ahh que bonito Akira, te gusta el sacerdote>> Reita ignoró la voz dentro de su cabeza.

 

-x-

Llegó a la mansión con el corazón latiendo a mil por hora, sin poder creer lo que acababa de pasar, si poder sentirse tranquilo ni un segundo, simplemente la imagen de aquel ángel pelinegro no se le iba de la cabeza ¿Qué clase de juego cruel estaba jugando el destino con él? Porque lo sabía, sabía que en ese instante en que se cruzaron, se amaron, sus vidas se entrelazaron y no habría mucho que hacer al respecto, sólo podía amar a alguien toda tu vida ¿Por qué un ángel? ¿No estaría bajo un hechizo, como el mismo Yuu había dicho?

Yuu….ni siquiera entendía porque lo llamaba de esa forma, el ángel ni se había molestado en decir su nombre. Por alguna razón llamarlo así se sentía, correcto…bien.

Seguía respirando con dificultad, sin atreverse a dar un paso más, después de todo había utilizado gran parte de su energía en salir del bar y desplazarse mas rápido de lo que cualquier ojo humano pudiera ser capaz de percibir. Demasiada energía considerando que se sentía débil por el simple hecho de no estar cerca de Yuu. Cerró los ojos con fuerza, negando y dándose golpes en la cabeza contra la puerta en la que se encontraba recargado.

-Uru…- la voz de Hiroto lo despertó de su lapso histérico. Se detuvo en seco y miró al pequeño demonio, congelado, sin saber que decir o hacer - ¿estás bien? – alzó una ceja.

Uruha sonrió – cl..claro que si – tartamudeó caminando hacia las escaleras.

-deberías ir a ver a Kamijo – sugirió el mas bajo.

El castaño cambió su expresión -¿Qué pasó? – preguntó preocupado subiendo las escaleras y sin escuchar la respuesta.

-x-

Miyavi era el líder de la organización, uno de los siete arcángeles y uno de los mas ocupados. En la tierra los humanos lo conocían como Uriel, aunque él nunca entendió muy bien porque. No era un líder convencional, pues su carácter era por sobre muchas cosas muy fácil de sobrellevar, jamás se enojaba y le buscaba el lado bueno a las coas, por demás era muy tranquilo en aspectos de ira o cosas por el estilo. Sin embargo era una persona absolutamente profesional, cuando se requería seriedad se transformaba y hacía las cosas como nadie mas.

Caminaba por uno de los pasillos menos frecuentados por los ángeles de la organización, puesto que algunos lo tenían prohibido y lo que tenían acceso simplemente lo evitaban. Se detuvo frente a una puerta que desentonaba con las demás, pues está en lugar de ser de oro y piedras preciosas, era de simple madera. No tenía picaporte, ni un lugar por donde abrirla, simplemente era la puerta y nada mas. Aun así era imposible abrirla.

Miró la puerta como tantas veces lo hacía y repasó con su dedo índice la única figura tallada en la puerta, un pentagrama. La puerta permaneció cerrada. Suspiró y sonrió al sentir que lo abrazaban por detrás.

-¿otra vez? – dijo la voz de su pareja dulcemente.

-sabes que no lo puedo evitar – contestó aun repasando el pentagrama.

-no se abrirá y lo sabes, no mientras la organización este aquí – lo trató de tranquilizar.

Se giró – no lo sé Melody – abrazó a su pareja por la cintura – a veces siento que no puedo confiar en el concejo, algunos a veces parecen querer que la puerta se abra. Ya no se expresan de los hombres como antes, ya no parecen interesados en el futuro de la humanidad – explicó con pesar.

Melody acarició su mejilla – están cansados, pero eso es muy distinto a querer que se acabe el mundo – le besó la nariz.

-si tan sólo pudiera quitarme este mal presentimiento – torció la boca y se alejaron de ahí.

-x-

Después del Diluvio, Dios prometió que no volvería a interferir en el mundo. Prometió que dejaría que serían sus propios hijos quienes decidieran cuando habían tenido suficiente, cuando ellos mismos pondrían fin a su existencia y al mundo. Cuando estuvieran hartos de la manera en la que vivían, de la mala manera en la que vivían.

-x-

Subió lo mas rápido que sus piernas le permitieron, cuando estuvo a punto de llegar a la habitación de su hermana y su cuñado se detuvo al encontrar a la primera sentada en la puerta fumando.

-Sayu…- la llamó sin aliento. La pelirroja alzó la vista y movió la cabeza - ¿está bien? – preguntó preocupado.

Ella señaló el piso para que se sentara, cosa que el castaño hizo de inmediato, estirando el brazo para que le compartiera de su cigarro, se lo tendió y bufó – está bien, solo fue un susto de una daga en su costado – dijo como si no fuera la gran cosa – pudo haber sido peor, ese maldito idiota, le digo que no se arriesgue y míralo – se quejó tratando de ocultar su preocupación.

Uruha torció la boca, conocía a su hermana demasiado bien -¿Qué pasó? – preguntó pacientemente, sabía que aunque se resistiera, al final Sayuri le terminaría contando todo.

-emboscada – respondió – le dije que no sería tan fácil y dicho y hecho, había ángeles esperándonos  - explicó sacando finalmente otro cigarro para ella – y el portal terminó por irse con uno de ellos – se apretó el puente de la nariz.

-Sayuri, ¿para qué queremos al portal nosotros? Es decir, se supone que ese tipo tiene la clave del fin del mundo ¿eso de qué nos sirve? – preguntó un poco incomodo.

Ella sonrió – pequeño – lo molestó – no es que nos sirva, es que si ese portal pisa la organización el fin del mundo será inevitable – hizo una mueca – las voces que él escucha no son demonios únicamente, son ángeles desterrados – Uruha abrió los ojos con sorpresa – son ángeles que juraron exterminar a la raza humana, son ellos los culpables de que desde un principio se pensara que éramos nosotros los causantes de las desgracias humanas, son ángeles ancestrales que han estado buscando la forma de regresar a terminar lo que empezaron hace miles de años. Se dice que en la organización se encuentra el lugar para desatar el fin del mundo – le dio una bocanada a su cigarro – nosotros, tenemos el poder de ayudar a ese portal, podemos exorcizar al chico, los ángeles no – se mordió el labio.

-¿Por qué ellos no? – preguntó con curiosidad.

-además de que no estás hablando de espíritus normales, los ángeles no están en contacto con la dimensión de donde provienen esos seres….

-….nosotros si – finalizó Uruha con un escalofrío – si confiaran en nosotros – dijo con decepción.

Sayuri se alzó de hombros – por eso no tenemos que ir pacíficamente, pero – volvió a suspirar – a veces te cansas de ir contra corriente, sé que es lo mejor, sin embargo ya me cansé de ver morir a los míos por culpa de una guerra sin sentido – siguió fumando.

-cacería – corrigió Uruha. Porque era cierto, si bien los demonios sabían defenderse y en sus momentos también lograban matar ángeles, los pleitos nunca eran causados por ellos, sólo en contadas ocasiones. Pensó en Aoi, en cómo había dicho que tenía que matarlo, como si fuera una clase de deber; sintió un escalofrío.

-x-

Iban caminando hacía una gran avenida, para tomar un taxi. Aoi iba frente a ellos, mientras Reita y Kai trataban de mantener el paso detrás de él.

-pensé que la organización estaba en otra dimensión – mencionó Kai con ironía. Eran mas de las tres de la mañana, no era para nada seguro caminar por esas calles que de bonitas tenían poco.

-lo está – contestó Aoi secamente. Aun sentía su pecho arder, cada que caminaba, cada que doblaba una esquina esperaba verlo, quería verlo, ansiaba verlo, necesitaba desesperadamente verlo.

-¿entonces para qué necesitamos un taxi? – preguntó el sacerdote confundido.

Aoi paró en seco – el hecho de que esté en otra dimensión no significa que se puede llegar a ella desde todos lados, además ustedes no pueden volar, lo que hace que tome el triple o mas tiempo llegar a cualquier lugar – recalcó molesto. Y la verdad no era que la presencia de los otros dos le molestara, era ese demonio, era la ausencia de ese demonio. Giró los ojos al darse cuenta que no se lo estaba haciendo mas fácil al sacerdote y mucho menos al portal – miren tuve un día de pesadilla, solo quiero llegar a casa, darme una duche y tal vez un tiro después – dijo sarcásticamente.

Reita asintió – puedo soportar tu mal genio, créeme. Sólo no camines como si fueras solo, no todos pueden mantener tu paso – miró al sacerdote quien lucía un poco cansado, seguramente eso de las actividades físicas no se le daban mucho.

-de acuerdo – asintió Aoi.

El rubio hizo el amago de caminar, pero una punzada en la cabeza se lo impidió. Escuchó el grito enorme de una de las voces, nublándole por completo la visión. Después no fue un solo grito, fueron dos, uno mas agudo que el otro, seguido de otro, y otro mas. Gritaban como si las estuvieran matando. Reita sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento. Trató de taparse los oídos pero resulto inútil.

Tanto como Kai como Aoi se acercaron, pero el rubio se desvaneció ante sus ojos - ¿Qué le pasa? – preguntó el ángel con verdadera preocupación. Había alcanzado a agarrarlo antes de que cayera irremediablemente al piso.

-dice que pierde el conocimiento cuando escucha a todas las voces hablándole al mismo tiempo – explicó el sacerdote verificando el estado del portal – está ardiendo en fiebre – dijo mirando a Aoi, quien ya lo tenía cargado como princesa.

-no podemos moverlo así – lamentó, no era un inconsciente, no pondría en peligro la vida de ese chico – pero tampoco es como que nos podamos quedar aquí o llevarlo al médico – miró a su alrededor, definitivamente no estaban en el lugar mas bonito de la ciudad.

Kai también miró a su alrededor –ahí – señaló un motel que dejaba mucho que desear, pero tampoco era que tuvieran muchas opciones.

-¿con qué se supone que paguemos? – Aoi alzó una ceja.

-¿no traes dinero? – Kai parecía sorprendido.

El ángel abrió la boca ofendido – bueno si, pero….

-ser tacaño es pecado – el sacerdote caminó hacia el motel.

Aoi no tuvo mas remedio que seguirlo refunfuñando cosas acerca de lo que acababa de decir. En definitiva esto no ayudaba con su humor.

Tuvo que admitir que ver a Kai pedir una habitación en un motel de mala muerte, para tres personas y una de ellas desmayadas, fue una de las cosas mas entretenidas que jamás vio. Es decir, el sujeto, que parecía mas un proveedor de drogas que un recepcionista, trató de convencerlo que ninguno de sus huéspedes necesitaba un sacerdote. Una plática de diez minutos antes de que dejara que Kai pidiera una habitación. Cuando lo hizo, trató de convencerlo que habían mejores hoteles. Aoi nunca había visto un sacerdote a punto de golpear a alguien y estaba seguro que cinco minutos mas y lo habría hecho.

Cuando por fin estuvieron en la para nada bonita habitación, Aoi recostó sobre una de las dos camas a Reita, quien estaba empapado en sudor. Kai de inmediato se dirigió al baño por una toalla, la cual mojó con agua helada y la llevó directo a la frente del portal.

-¿Cuándo crees que se le pase? – preguntó cruzándose de brazos. Estaba parado a un lado de la cama, viendo como Reita se retorcía en esta y Kai estaba sentado a su lado.

-la última vez estuvo inconsciente dos días – respondió quitándole la toalla y dirigiéndose una vez mas al baño para enfriar el agua.

Aoi se quedó mirando al rubio – espero que no tarde tanto, es peligroso quedarnos en esta dimensión – le gritó a Kai.

De pronto Reita comenzó a hablar solo, balbuceaba cosas al principio, cosas que no se entendían. El sacerdote aun no regresaba del baño cuando el rubio pronunció -Uruha…..- fue la única palabra que Aoi alcanzó a entender.

Palideció - ¿Qué dijiste? – preguntó como si Reita pudiera escucharlo. Imposible, no ese nombre de nuevo.

-¿Qué pasa? – Kai salió con la toalla en la mano.

-conseguiré algo de comer – dijo el ángel saliendo de la habitación completamente perturbado.

-x-

Después de hablar con su hermana, se dirigió a su habitación, tenía la cabeza hecha un lío y no nada mas la cabeza, todo él se sentía diferente, extraño. Sentía debilidad, debilidad que sabía que se iría si estuviera con Yuu, quería verlo, pero sabía que no podía.

Tal vez esa iba a ser la única ocasión en la que lo iba a ver. Debía estar preparado para esa posibilidad  ¿entonces? ¿Por qué se sentía así?  Tal vez mañana disminuiría el sentimiento, tal vez solo era algo de veinticuatro horas o simplemente se estaba volviendo loco

Se recostó en su cama suspirando, la sensación de opresión en su pecho no se iba, esperaba que lo dejara dormir. Cerró los ojos, cayendo en un profundo sueño casi de inmediato.

Su descanso estuvo perturbado por una pesadilla, una pesadilla que últimamente inundaba sus sueños cada vez con mas frecuencia.

Corría por un enorme pasillo, algo lo estaba persiguiendo pero no lograba distinguir que era. El pasillo lucía interminable, pero él seguía corriendo, tenía que encontrar algo o a alguien, por mas que lo intentaba no lograba hallarlo.

Una voz detrás de él no dejaba de llamarlo, él seguía huyendo. Hiciera lo que hiciera no debía hacerle caso a la voz. Luego la voz… se hicieron dos, y tres y cuatro, hasta hacerse incontables.

Se detuvo en seco, harto de los gritos que llamaban por su nombre, decidió voltearse y hacerles frente pero no vio nada. Se sintió solo en ese enorme pasillo y al voltear vio una puerta, una puerta de madera. Las voces que lo llamaban provenían de ahí, estaba seguro.

-no entres – una voz que nunca antes había reconocido le habló. Sin embargo ahora sí sabía quien era – hagas lo que hagas no entres ahí Kouyou – le dijo.

Trató de alejarse pero algo lo sujetó por el brazo, un pentagrama de la puerta brillaba, se abrió de golpe y lo que lo tenía sujeto lo arrastró hacia adentro. Trato de zafarse pero no podía.

Casi siempre aquello lograba arrastrarlo hasta dentro y ahí despertaba, pero esta vez no fue así. Cuando estuvo a punto de ser jalado completamente volvió a escuchar – estoy contigo – le dijo la voz de Yuu.

De pronto se sintió fuerte y logró zafarse del agarre justo antes de entrar por la puerta del pentagrama. Se quedó estático, mientras las voces lo llamaban desde dentro – aquí estoy – lo abrazó por detrás. Y entonces las voces comenzaron a gritar de dolor.

Se despertó de golpe, respiraba agitadamente y sudaba. Se talló los ojos recuperando el aliento. Sintió una punzada en el antebrazo, se miró con curiosidad y descubrió un enorme moretón plasmado en él, tenía la forma de una mano, como si lo hubieran sujetado muy fuerte.

Abrió mucho los ojos, había sido un sueño, solo un sueño. Miró por su ventana, llovía, no sólo llovía parecía que el cielo se estaba cayendo y entonces necesitó tanto de ese ángel que vio una sola vez. El ángel que ya amaba, porque así debían ser las cosas. 

Notas finales:

listo que les parecio?

aui explico mas que onda con el mundo XDDDD

que creen que pase??

reita estara bien?

se volveran a ver aoi y uruha?

kai dejara de ser sacerdote?

dejen rvw para saber si les esta gustando la historia si? y yo prometo actualizar mas seguido!!! :D


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