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No queremos y no podemos evitar herirnos por madamechan

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Notas del capitulo:

Lamento la ortografia es que no tuve tiempo

Al sentir como poco a poco su sangre era drenada se debilitó un poco, cayendo semi desmayado cuando Fay se percata de haber bebido demasiado.

-          Lo siento bebí demasiado.

-          No te disculpes, llevabas tiempo sin beber. –respondió cuando pudo moverse.

-          Traje algo de comida, come para que te recuperes.

Al rato cuando se habia comido todo; el rubio decide retirarse del cuarto, el moreno necesitaba descansar; aunque eso no era necesariamente lo que quería hacer.

-          ¿a dónde crees que vas?

-          Debes descansar.

-          Ven aquí.

-          ¿nani?

-          No me hagas repetirlo.

Casi demandante el moreno abrazó al mago y se durmió. Fay, avergonzado, se quedó toda la noche ahí junto a el. A ratos le sus enormes azules miraban cada facción del moreno que dormía placenteramente; era cálido, una sensación que ansiaba demasiado y que no creía tener frente a el.

La mañana fue brusca, cuando sintieron que Mokona caminaba hacia el cuarto; cuando la pequeña entró ya ambos estaban de pie, Fay curando el muñon del brazo de Kurogane que sentado no dejaba mas que quejarse por la lentitud del rubio.

-          ¡Kuuuuuurorin! ¡kuuuuuuurorin!

-          ¡cállate, sino este idiota capaz que te acompañe en tu canción!

-          ¡¡Kuuuuu rorin!! –comenzó el rubio con una estúpida sonrisa.

-          ¡tsk! ¡Termina ya con eso!

Para cuando terminaron, se reunieron con los demás.

-          Nee, tengo un montón de labores aun; demo… ¿qué tal si dan una vuelta por el castillo?

-          ¿no quieres que te ayudemos Fay-san? –comentó el castaño.

-          No se preocupen, antes de la comida estaré libre.

Atender a su pueblo, visitar las calles, revisar los invernaderos y las protecciones del castillo eran sus obligaciones de todas las mañanas. Nuestros amigos sabían de eso por voz de los mismos habitantes; en las tardes solía leer algún libro, vida social con las jóvenes del reino y de vez en cuando ayudaba a los niños en las clases. Podía decirse que era un buen gobernante del cual su gente estaba orgullosa.

El rey tenía una joven ayudante, pelo rubio largo y de ojos azules como el  mago; ayudaba como una aprendiz de medico. Fay se habia preocupado de tener a alguien capaz de aprender hechizos de sanación por si se necesitase. Su nombre era Freya. A vista de todos lucia como una muchacha humilde, alegre y bondadosa; no era para menos, ya que habia perdido a toda su familia bajo la locura del emperador y cuando Fay restauró el tiempo, la encontró y se percató de que poseía fuertes poderes mágicos como el; Así fue que decidió adoptarla como su hija y transformarla en la princesa heredera.

Cuando la joven llegó al palacio, luego de una misión; se topó con nuestros amigos.

-          Mi padre me ha hablado mucho de ustedes, sus aventuras, de seguro ahora han vivido mas.

-          Freya  es mi hija y la heredera al trono de Valeria.

-          ¡¿NANIIIII?! – gritaron todos

Luego de contarles todo y ver a la joven recibirlos con tanta amabilidad, entendieron el porqué el mago la habia adoptado. La muchacha poseía una sonrisa pura que irradiaba tranquilidad a cualquiera que la viera.

-          Kurogane-san. – se acercó la joven. –mi padre me ha dicho que usted tiene una herida es su hombro. Dejeme revisarla

-          No es nada. Tu padre ya la revisó.

-          ¡Ay no sea miedoso! –rió. –a diferencia de mi padre, yo puedo usar poderes curativos… aunque –miró triste. –por alguna razón no puedo usar poderes de ataque… asi que… si puedo ayudar aunque sea atendiendo las heridas de la gente soy feliz.

-          Ya veo porqué ese idiota te eligió como hija.

Aquel muñon habia dejado de doler cuando la muchacha usó un conjuro de alivio. Ya no sangraba mas y eso alegraba mucho al ninja y al mago.

-          Freya, Lo has hecho muy bien; aunque deberías descanzar, recién has vuelto a casa después de un agotador trabajo y viaje.

-          Descuida, solo hago lo que cualquier persona haría, además algún dia voy a ser quien tome tu lugar cuando quieras descanzar.

-          Arigato.

Durante la comida, la joven escuchaba entusiasta las aventuras que Mokona le contaba; la joven era aventurera y ansiaba algún dia  salir de viaje a sitios desconocidos como su padre lo habia hecho en su tiempo; pero sabia que no podía dejar el castillo salvo para ir a curar a algún herido.

Mokona simpatizó de inmediato con la joven con quien decidió pasar el resto de la tarde; Syaoran decidió ir a la biblioteca y leer algún libro de magia; Mei en cambio quiso irse a entrenar. Fay y Kurogane  tenían algo importante de que hablar.

-          El brazo… ¿qué pagaste por el?

-          No mucho, Tomoyo-chan me habia pedido solo un enlace.

-          ¡nani! ¿un enlace?

-          Ajam, que le comunicara con Sakura-chan.

-          Poco te ha pedido

-          No, el brazo estaba hecho ya, el cubrirlo y ajustarlo no es tan caro como fabricarlo.

-          Demo…  sabia que te molestarías conmigo por ello igual, mas que mal, no te gusta deberle nada a nadie.

-          … ¿qué es lo que quieres? –dijo directo. –no solias cobrarme los favores antes.

-          Nada de eso –sonrió  -Lo hice porque  sabia que te estaba dando problemas. –acaricia el muñon. –fue mi culpa el que tu lo perdier…

-          Deja eso. –alzó el rostro del rubio hacia el. –yo lo hice porque quise y punto.

-          Ku… ro  –fue lo que pudo decir a causa de aquellos ojos rojos que penetraban sus azules.

-          No me arrepiento de mi decisión.   – se acercó a sus labios.  –tu… solo debes vivir

-          H…ai.

El momento era preciso para haberse besado y quizás llegar a mas; pero el rubio solo rosó sus labios con los de el para luego sonreírle y decirle que fueran por el brazo. El moreno aceptó.

Notas finales:

Bueno espero sus reviews

muchos besits!!!


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