Llegó a la habitación: el rubio dormía boca abajo como si no quisiese que vieran su rostro; seguramente había estado llorando solo sin que nadie lo notara, o al menos eso creía, Kurogane estaba muy arrepentido y sabia que el mago no le perdonaría tan fácil. Sintió el olor de la sangre, hace rato que la había estado oliendo, pero se contenía.
-Debiste golpearte bien feo, hace rato siento algo raro en tu sangre.
-No es nada. –dijo el moreno mirándole.
-¿Qué quieres? –Preguntó directo al grano, pero sin voltear.
-Hablar.
-Te escucho.
No sabía cómo empezar, titubeaba sobre si lo que hacía estaba correcto o no; pero lo que si tenía claro era que no quería que las cosas siguieran de ese modo. –Entiendo que estés enojado. –Lo merezco.
-No lo entiendes; no es algo delo que tú seas capaz de entender.
-Explícamelo.
-¡no seas idiota! Lo que menos quiero es recordar aquello. –Agarró la almohada y la apretó como si contuviera la rabia que sentía. -¿a caso pensaste alguna vez lo mucho que esperaba algún día hacer eso contigo? –La lagrimas eran notorias y ya había mojado la almohada. –Sabia que no era posible… pero tampoco imaginé que sería así… duele, duele estos sentimientos tan encontrados que tengo contigo… no sé si odiarte o seguirte amando.
Aquellas palabras le salían desde lo más fondo de su corazón y le dolía decirlas; no esperaba nada. Kurogane se sentía muy arrepentido por el dolor que estaba causándole al mago y sabía que debía hacer algo. Intentó abrazarlo y el rubio titubeó un poco; fue entonces cuando el moreno entendió lo que debía hacer.
-Envíame a Nihon.
-¿Nani?
-Hazlo.
-Demo…
-Estando yo aquí, solo será causarte daño; sabrás donde estaré cuando necesites beber; sabemos que mientras no quedes muy herido, podrás sobrevivir por un largo periodo si mi sangr….
-¡Matte! –Interrumpió al moreno; no había volteado a verle en todo este rato hasta ahora que exhibía una desesperación y agonía que quizás no se veía desde Infinity o Celes. –Matte…
-Los mocosos y esa cosa blanca lo entenderán, solo diles que tenía algo que hacer allá. Prepararé mis cosas, antes de que ellos regresen.
-Kuro… -La idea de tenerlo cerca era dolorosa pero de perderlo lo era aun peor. –No… no… no te... –Simplemente las palabras no le salían.
-Lo que te hice es algo con lo que voy a vivir, descuida que no voy a huir de ello; pero en tu caso es…
-Déjame beber. –Ya lo había dicho por primera vez; el estaba pidiéndolo.
-¿?
-Si vas a irte; déjame beber una última vez.
-Kurogane sabía a dónde iba el mago, no lo cuestionó y prestó a cortarse la muñeca; pero el rubio lo estrecha a la pared. Sin previo aviso, enterró aquellos colmillos con brutalidad causando un enorme dolor en el moreno quien aguantaba sin quejarse; no le bastó aquella mordida y se dispuso a morder distintas áreas, todas donde sabía que encontraría mayor cantidad y sin previo aviso dejaba el sitio que no paraba de sangrar. Kurogane dejó al mago hacerlo; se lo merecía incluso si ello significaba algún daño a su salud. Poco a poco Fay, quien comenzó con esto como una venganza o quizás solo para estar a mano y olvidar lo ocurrido; se dejó dominar por su instinto vampírico, bebiendo y jugando con su presa que aunque no se quejaba; poco a poco iba perdiendo el conocimiento. Para cuando el rubio se percatara de lo que hacía, ya era tarde.
-¿Ku… Kurogane?... ¿Kurogane? –Movía al moreno que estaba medio pálido. -¡Kurogane!
Vio que continuaba desangrándose y se apresuró en cortar sabanas para vendar cada herida; pero la sangre no se detenía; estaba histérico y temía que el moreno muriera, solo quería darle una lección.
Finalmente comprendió que solo había una forma de salvarlo.
-Fay-san ¿Qué le ha pasado a Kurogane-san?
-Kimihiro-kun… ¡hayaku! Kurogane esta…
-Pero tu deberías de poder salvarle.
-No si significa que tendría que vivir con el mismo peso que yo… pagaré lo que sea… por muy caro…
-Hay otra forma, como dijiste es un pago bastante grande.
-No importa… solo sálvalo.
-Dale este frasco; es una poción perteneciente a un mundo ya extinguido. Se le conoce, como sangre de dragón.
-¿Sangre de Dragón?... eh oído de ella.
-Con ella Kurogane-san mejorará. Respecto al pagó… deberás convertirte en la presa de otro.
-¿Pre…sa?
-El poseedor de aquella sangre de dragón, es un vampiro como tu; que solo podía beber sangre de una presa; pero esta ha muerto y su vida también se extingue; a cambio de lo que le has dado a Kurogane; el recibirá tu sangre hasta que uno de los dos muera.
-¿Quieres que te dé un poco ahora?
-Por favor.
Se cortó la muñeca y llenó una especie de frasco; se lo dio a Watanuki esperando se lo hiciese llegar a quien le corresponda.
-Cuando la necesite; vendrá a pedirte más. Lo sabrás en cuanto le veas.
-Arigato Kimihiro-kun.
-No Fay-san; lamento que hayas tenido que pagar esto.
-No te preocupes; yo quise hacerlo para salvarle.
Para cuando llegaron los demás; Kurogane estaba dormido, tenía sus colores de vuelta y ninguna herida; Fay en cambio estaba algo cansado y se había dormido en la cama de al lado. No pensó que dar un poco de sangre fuese a agotarlo tanto; o quizás fue donde su cuerpo se relajó al ver que el moreno volvía a la vida. Sabía que si le contaba al Nipón lo que había hecho para salvarle, quizás no se lo perdonaría. Este fue un secreto que pidió a Watanuki guardar.