Luego de arreglarse y partir algo antes al trabajo; se encontró con que el moreno le esperaba para irse juntos. Sonrió y disfrutó de aquella compañía. Le preguntó al moreno que querría para comer y este le había dicho que lo que hubiese en el menú. Le preguntó si vendría el o si quería que le llevase la comida. Y por último, solo para fastidiar, preguntó si quería que se la diera también, a lo que el moreno algo sonrojado tendió a molestarse y a reprenderlo. Fay sintió que todo estaba bien.
Mai ya estaba cansada de tener que vestirse de chico; era agotador y por eso cuando Mokona comenzó a avisar que era hora de irse se alegró y fue corriendo a avisarle al resto. Fay no estaba, había ido a dejarle la comida a Kurogane; así que se apresuró a buscarlos.
-Fueron a comer a las afueras del pueblo, dicen que ese es el lugar de las citas. –Dijo un obrero.
-<<¿valle de las citas? Que gracioso, como si ellos fuesen novios o algo así>> -La pequeña rió mientras les buscaba; era consciente de que ambos adultos eran muy amigos y que de seguro no era mas que eso. Llegó y diviso a sus amigos sentados disfrutando de la comida.
-¿Qué tal esta?
-No está mal… ¿y tu? ¿Vas a comer solo eso?
-Un poco de ensalada es lo ideal para estas comidas, además no soy bueno para las carnes.
-Ten. –Se cortó levemente la muñeca.
-Anoche bebí demasiada –sonrió
-Pero por alguna razón te ves agotado.
El moreno le vio preocupado y eso bastó para que Fay accediera.
-Lo haré con más cuidado esta vez. –Puso suavemente sus labios en aquel corte y con delicadeza bebió un poco, su mirada intensa y vampirezca detectó a la joven de inmediato. –Mai está aquí.
-Oye, sabemos que estas aquí. –Le dijo Kurogane mientras el rubio seguía bebiendo.
La pequeña se asomó y miró extrañamente al par; Fay tendió a monopolizar el brazo de Kurogane como quien quisiera proteger su presa, esa mirada asustó a la joven quien nunca había visto al rubio en su faceta de vampiro. Finalmente dejó de beber y retomó su aspecto casual.
-Gomene si te asustamos Mai-chan. –Dijo con una leve sonrisa. –No quería que me vieras comiendo.
-¿co… comiendo?
-Vampiro; se alimentan de sangre. –dijo el moreno mientras esperaba que la herida dejase de sangrar. –Bebiste poco.
-Lo sé. –respondió sonriendo. –Generalmente hago esto cuando ustedes no están viendo.
-Este idiota solo puede beber mi sangre. No tienes por que temer… además hacerlo beber es un lio.
La joven miró al rubio y dio un suspiro. –Supongo que era la única que no lo sabía.
-Fue en uno de nuestros viajes en los que me convertí en esto.
-¿A que venias a buscarnos?. –Preguntó el moreno viendo que estaban alargando mucho la conversación.
-Mokona, el pendiente esta brillando ¿ne? –Respondió el mago a lo que Mai asciende.
-Pues será mejor que nos vayamos moviendo. Esa cosa blanca debe estar preocupada.
Al llegar Mokona les reprendió por la tardanza y sin más los transportó lo antes posible al próximo mundo.
Este mundo era extraño. No había presencia humana alguna; todo estaba cubierto por la nieve que las constantes tormentas dejaban; los árboles estaban congelados, como si ya no tuviesen más propósito; aun así tanto el mago como Syaoran sintieron que el sitio tenía gran poder mágico. Caminaron un tiempo hasta que algo atrajo la atención de todos, aquel mundo tenía un abrupto término, si seguían caminando, se encontrarían con oscuridad, de donde ya no había fin.
-¿Qué clase de mundo es este? –Preguntó el moreno.
-Mokona tiene miedo de ir para allá. –Dijo la pequeña abrazando a Syaoran.
-Se supone que recorremos lugares a base de nuestros recuerdos; yo no recuerdo este sitio.
-Yo menos –dijo el moreno.
-mmm… eh visitado muchos mundos fríos pero ninguno con estas características, Mai-chan nunca había salido del suyo; ¿serán de Sakura-chan y Syaoran-kun?
-Cierto… aquel con mi misma presencia también visitó mundos mientras buscaba las plumas.
-No podemos quedarnos parados aquí o nos congelaremos; bola blanca transpórtanos a otro sitio.
-El pendiente de mokona no brilla, mmmm… mokona trata de usar magia pero no puede.
Syaoran también intento usar su magia sin resultado a diferencia de Fay, quien tenía todo su poder; iba a lanzar un conjuro cuando oyen una carreta acercarse. Un anciano que llevaba unas verduras cubiertas para evitar que el hielo les afectase pasó frente a ellos y se detuvo.
-Deberían regresar, nadie que entre ahí vuelve.
-Disculpe. –Dijo Fay. –Somos viajeros y no conocemos el sitio, ¿nos puede decir dónde estamos?
-Esto es lo que se llama “un mundo muerto”
-¿“mundo muerto”? –Preguntaron.
-Un mundo que ha sido destruido, donde no hay vida alguna. –respondió Fay.
-¡cómo es que el está aquí entonces? –Dijo el moreno.
-Porque yo estoy aun más muerto.-Aquella respuesta les dio un leve escalofrío a nuestros amigos quienes no pudieron ocultar su asombro.
-Cuando este mundo fue destruido por su rey; aquellas almas que no alcanzaron a huir quedamos atrapadas para siempre. Perdimos nuestro poder mágico y hasta parte de nuestros recuerdos.
-Disculpe… -Fay mostró un poco de curiosidad y ansiedad. -¿Cómo se solía llamar este mundo? ¿Celes?
Kurogane y Syaoran tendieron a mostrar algo de asombro cuando el mago preguntó aquello. Ellos estuvieron implicados en la destrucción de aquel mundo y más Fay ya que fue su maldición y su poder mágico quienes acabaron con Celes.
-¿Celes? …no recuerdo su nombre pero tampoco recuerdo que fuera Celes; de recordarlo,.. Todo sería distinto.
-¿Eh?
-Cuando un mundo desaparece, su nombre también es borrado. Dicen que si alguien lo recuerda, el mundo podría renacer o más bien, mientras un mundo desaparece, otro nuevo renace.
-Que lastima, y usted no recuerda nada.
-Solo un poco… a medida que el tiempo transcurre, vamos olvidando. Este sitio cubierto de nieve solía ser hermoso, gracias a la magia que poseía cada persona. El poder mágico variaba de acuerdo al corazón de la persona. Nuestra familia real era muy buena y poseía un poder sin igual.
-Pero dijiste que su rey destruyó el mundo. –Dijo Fay.
-No recuerdo cómo ni por que… pero será mejor que se refugien y mientras antes escapen mejor.
-Será mejor que nos transportes a algún sitio. –Dijo el moreno mirando al rubio quien asciende y comienza a lanzar un conjuro para transportarse…
-No es posible… -dijo el anciano sorprendido. –Un mago… Ya había visto tu rostro en alguna parte.
Fay detuvo el hechizo de asombro. ¿Quién era este anciano?
-Tus ojos… el azul de tus ojos… cabello rubio… quisiera poder recordar pero no puedo.
Fay quedó impresionado; para haber descrito la fuente de su magia; este sitio debía estar relacionado a él; pero por alguna razón, no podía decir su nombre; lo tenía en la punta de su lengua, si lo decía podía restaurar este mundo pero no podía hacer memoria. El moreno comenzó a inquietarse al ver el rostro de desesperación del rubio, también tenía una idea de que ese anciano estaba relacionado algo con Fay y quería saber que era.
-Debes irte. –dijo el anciano. –Transpórtate lejos de aquí y no regreses, sino todo lo que esto fue desaparecerá. –Tu eres el último… un… -Trató de decirlo pero su mente estaba bloqueada.
Fay se preocupó; no recordar nada; trató de recordar…
-¡Oye! –le sacudió el moreno para que reaccionara. En ese momento, vio al moreno, vio a sus compañeros, vio al anciano y de repente se echó a correr hacia la oscuridad.
-¡Oye! –Gritó Kurogane; Pero Fay había desaparecido. No lo pensó mas y partió en su búsqueda; igualmente Syaoran, Mai y Mokona quien se aferró al al castaño mientras el anciano trató de detenerlos pero no hubo caso.