Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No queremos y no podemos evitar herirnos por madamechan

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!

bueno aqui la actualización!
no me gustó mucho  pues no agregué mucho romance y sé que lo debo!

Pero el proximo si uesi traerá algunas cosillas; no sé entre quienes, pero las traerá.

Agregué un nuevo personaje, creado para fastidiar a Kurogane y causar uno ni que otro problema.

Olvidar  es difícil.  Extrañar su olor; su esencia; y por alguna razón su sangre pedía ser bebida.

<<¿Cuánto tiempo  había pasado ya? >>

El problema de viajar entre dimensiones es  que el tiempo fluye de distinta manera; podrían haber transcurrido semanas, meses incluso; y quizás para el solo unas cuantas horas. Tenía claro que lo primero que haría cuando le volviera a ver seria golpearlo y decirle lo idiota que es. Para ellos ya habían pasado  una semana desde que el mago les dejara.

-Kurogane…

-¡¿Qué?!

-Mokona extraña a Fay… ¿crees que Fay vaya a regresar pronto?.

-No lo sé; ni me interesa. –Respondió secamente.

-Demo…

-Tranquila. –Dijo Syaoran posando una mano sobre ella; Fay-san de seguro ya volverá; tal vez allá solo han transcurrido un par de horas.

Por más que tratara de analizar otra posible excusa; sabía que el mago no había querido irse con ellos por él; para no beber  de su sangre <<menudo idiota>>  Siempre tratando de huir, siempre  evitando lo  que no quiere o le aterra en vez de enfrentarlo. Como todo cobarde.

Llegaron  a cierto mundo. Un mundo bastante  agradable; amplios jardines adornaban cada rincón y la gente  era bastante amena.  Lo primero que hicieron fue buscar una posada y luego preguntar si habían visto  a Sakura y al otro Syaoran; esa era su misión, no debían concentrarse en nada más.

-Lo sentimos; es la primera vez que  les vemos a ustedes.

-Gracias. –Dijo algo desilusionado; pero la pequeña Soel trató de animarle.

Decidieron tomar algo de té  y luego buscar trabajo; Syaoran se incorporó  bastante bien a los trabajos de la posada; mientras Kurogane  de momento se dedico a arreglar el techo del lugar.  Era extraño; los daños que tenían las casas eras de constantes peleas; pero el lugar era tranquilo. Preguntó que a qué se debía tales daños; a lo que los lugareños le respondían sin esperanzas.

-Esa niña.

No bastó preguntar cuando se escucharon ruidos de peleas  en la taberna; primero salió desprendido uno, luego otro y desde el techo voló otro; mientras que se asomaba una pequeña de pelo negro, ojos café y vestida con ropas de guerreras.

-Vaya montón de débiles. –Dijo mientras guardaba su espada. -¿Qué acaso no hay nadie capaz de superarme en este pueblo?

El silencio recorrió el lugar; hasta que la pequeña divisara a nuestros amigos y en especial a Kurogane.

-Tu  no eres de por aquí y pareces fuerte.

-No estoy interesado en pelear con una mocosa como tu. –Dijo algo molesto; el techo de la taberna había sido el primero que había reparado y esa niña ya lo había destrozado.

-No te lo pregunté. –Dijo al momento de llevar su espada hacia él; pero el moreno la esquivó sin problemas.

-Tsk! Que molestó  -iba a retarla por los destrozos causados pero recordó que él había sido igual y que había causado muchos problemas en Nihón por ello. Ahora había madurado. –Te dije que no me fastidies.

Para los aldeanos ver que alguien esquivaba los ataques de la pequeña era algo nunca visto. Veían como trataba de darle aunque sea un pequeño arañazo al moreno; pero no había caso. Es más; ya aburrido, tomó a la pequeña en brazos  como quien castiga a una niña mientras esta hace berrinches para que le baje; pero Kurogane la ignoraba. Terminó atándola a un árbol y luego regresó a su trabajo.

Según los aldeanos; la pequeña era huérfana de madre y su padre era un guerrero muy conocido  quien luego de ser derrotado se fue del pueblo dejándola sola. A sus dieciséis había logrado sobrevivir sola; pero nunca nadie pudo darle la disciplina que merecía. Estaba en edad de contraer matrimonio con algún buen hombre pero ella se negaba y además  ningún tipo se atrevía a conquistarla por miedo a recibir una paliza. En si la pequeña no era fea; es más tenía buen rostro y físico; pero su actitud tan masculina y bruta era lo que no le ayudaba.

La noche trascurría y no había caso para liberarse; nunca le había costado tanto soltarse una amarra; tenía hambre y sueño. En eso llega Kurogane con un vaso de agua y comida; las pone a su lado y se sienta.

-Te soltaré solo si prometes dejar de hacer tanto  alboroto.

-Ya verás que me soltaré y te daré una paliza.

-Tsk! No vas a aprender. Escúchame bien porque no pienso repetírtelo. NO VOY A PELEAR CONTIGO.

Así transcurrieron la noche y toda la mañana. Kurogane trabajaba tranquilo; Syaoran  se preocupaba de ayudar en la posada todo lo posible y Mokona tomaba té o algún licor con los lugareños. En cambio la pequeña seguía atada.

-Un dragón! Un dragón! –Llegó gritando uno de los aldeanos; a lo que todos corrieron a refugiarse mientras Kurogane y Syaoran iban a ver.

Es un dragón de mediana edad  -según el moreno; quien convivió cuando niño con su padre que solía cazarlos. –Donde hay uno joven, hay un adulto también así que pon mucho ojo mocoso.

-Si! –Dijo Syaoran empuñando su espada.

No se oían pasos y ruidos de aleteo; más para cuando la pequeña se soltó y corrió a la batalla vio a un joven Syaoran esquivar ataques con facilidad; mientras Kurogane se acercaba con su espada a hacerle un corte directo y limpio a su cabeza. Habían matado al dragón fácilmente.

Esperaron la llegada del dragón adulto; pero nada aparecía.  La  joven guerrera fue por su espada y aguardó con ellos.

-¿Cuánto cree que demoré en llegar?.Preguntó inquieto Syaoran. –Si el pendiente de Mokona llegase a brillar antes…

-Demonios si lo sé! –Respondió. –Tsk! Tendremos que ir a cazarlo nosotros.

-Yo también iré. –Dijo la muchacha.

-Tu quédate aquí y espera.

-No!, yo iré.

No hubo caso y para cuando decidieron acampar  por las afueras del pueblo; la joven ya se les había sumado.

-Entréname.

-¡¿Nani?!

-Entréname.

-Ni de broma.

-Ustedes son fuertes; quiero ser fuerte también. –Se arrodilló sumisamente. –Entréname.

-No puedo; dentro de poco nosotros nos iremos.

-Iré con ustedes.

-De qué me sirve llevar a una mocosa  que no sigue ordenes y que solo busca problemas.

-No soy una mocosa y tengo nombre. Mai.

Mientras discutían un enorme gruñido se hacía presente. Los fuertes aleteos  se escuchaban y tomaron posiciones. Faltaba altura; no podían volar <<¿ese maldito mago, justo cuando se le necesita>> pensó mientras subió a la colina esperando ganar altura.

En efecto, el dragón adulto era bastante grande y no andaba solo; tenía un compañero que se dirigía al pueblo mientras el otro se quedaba a enfrentarse a nuestros amigos. <<demonios!>>

 Mokona se había refugiado junto a los aldeanos; asustada, esperaba lo peor cuando vio al dragón acercarse y preparándose a dar una bocanada de enorme fuego. Kurogane y Syaoran no podían hacer nada pues peleaban a mucha distancia y con otro dragón por lo que cuando vio que el fuego se acercaba; la pequeña bola blanca cerró sus ojos esperando lo peor.

-Larg… Yuuko… Watanuki… Fay.

En ese momento y ante la mirada de los tres guerreros; una gran bola de fuego envolvió al  pueblo.

Ya no había nada más que hacer.

Todo estaba perdido.

-Demonios! Terminemos con este de una vez para ir por el otro antes que se vaya a otro pueblo.

-Tal vez aun queden sobrevivientes. –Dijo Syaoran esperando que Mokona estuviera bien.

-Si algo le hubiese pasado a esa cosa blanca, estaríamos hablando diferentes idiomas y no nos entenderíamos así que tranquilo y no te distraigas.

-Si!

La joven Mai no entendía de que hablaban  es mas estaba preocupada por la gente del pueblo. Kurogane pegó un enorme salto y con  su espada cortó un ala de la enorme bestia; Mai tomó la suyo y la enterró en una pata causando gran dolor en el animal; momento en el cual Kurogane le dio la estocada final.

Mai y el resto corrió preocupada por la gente del pueblo para cuando vio que este estaba intacto; y el dragón yacía echado al lado durmiendo como cual animal domestico.

-¿Qué demonios pasó? –Dijo Kurogane  al ver  todo tan calmado.

-Mokona creyó que no volverían. –Dijo la pequeña emocionada yéndose a los brazos de Syaoran. –Mokona creyó que era el fin pero en eso  fuimos salvado por la magia de Fay.

-¿Nani? –Dijo al oír aquel nombre

-Estos dragones estaban en búsqueda de una madriguera nueva;  la escases de comida no les dejó otra  que  buscar otra fuente de alimento. Por lo que solo bastaba  llegar solo a un acuerdo.

No podía creerlo; oír aquella voz; y es mas ver aquella silueta vestida de negro y usando una especie de capa (para ser exactos es la ropa que usó Kamui en Tokio.)  No era momento de contemplarlo ni de ponerse felices. Le tenía pendiente una golpiza; pero se contuvo.

-¿Desde cuándo te las das de hablar con dragones? –Regañó mientras el rubio descubría su rostro.

-Que cosas dices Kuro-rin!  Quien habló fue Mokona. Yo solo le dije que debía hacer

-Que más da, ¿cuanto tiempo crees que ha pasado?... menudo idiota!

-Gome Kuropon. Pero fue difícil encontrarlos; tuve que pedirle a Kimihiro-kun que me diera la ubicación.

-Aun así Fay-san esta aquí. –Dijo Syaoran contento de que el mago hubiera regresado.

-Arigato Syaoran-kun… fiuuuuu… siento que no los veía en mucho tiempo ¿Cuánto hace que no nos vemos?

-Una semana. –Dijo el moreno secamente  como si regañase su demora.

-Ya veo… pues allá fue como un año.

-¡¿un año?! –gritaron en conjunto el castaño y el moreno.

-hai! En todo caso me ha servido bastante estar junto a Kamui-kun y Subaru-kun.

-Demo… Mokona te extrañaba mucho mucho… Mokona ya ni siquiera tenía ganas de molestar a Kurogane.

-Gome, gome; pero ya estoy aquí.

De pronto el pendiente de la pequeña comenzó a brillar; se despidieron y agradecieron a la gente por acogerlos. Pero Mai no estaba, si bien era fastidiosa, se habían acostumbrado a ella. Primero fue Syaoran, seguido de Fay y para cuando Mokona transportaba a Kurogane; una pequeña silueta  se agarró de su brazo siendo transportada con ellos. Mai se las había ingeniado para  seguir con ellos.

-¡¿Qué no la enviarás de vuelta a su casa?! Tsk! Menudo mago idiota!

-Gome Kuro-pon pero no creo que sea malo tener un poco mas de compañía. –Dijo riéndose, pues lo hacía solo para fastidiar al moreno.

-Kurogane-sensei no lo defraudaré! –Dijo Mai mientras esperaba ansiosa poder comenzar el entrenamiento luego.

-ajaja Kuropon-sensei ¿Cuál será la primera clase que le darás a tu joven aprendiz?

-¡calla!

-Kuropon eres tan guay!!

El sitio era arenoso; un desierto donde no se veía vida. Mai quiso ver si se veía algo de vida pero nada. Mokona tenía mucho calor y logró divisar un pequeño islote. Tanto Mai como mokona corrieron al ver agua pero después se percataron de que era solo un espejismo.

-Oye.

-¿?

-¿No tienes calor?... digo porque tu…

-tranquilo. .. estuve viviendo un año con kamui y subaru en aquel sitio así que sé muy bien como soportar el calor. De momento creo que deberíamos buscar refugio para la noche.  Fay traía una especie de tienda y decidió compartirla para refugiarse. Mientras Kurogane quiso hacer la guardia.

No sabía cómo reaccionar; Fay  había regresado y tendrían que hablar sobre lo que  pasaría ahora que sabían que jamás iban a dejar de ser presa y bestia. Tarde o temprano tendría que alimentarlo; podían ser en días, semanas, años o décadas. Sabía que el momento de hablar las cosas eran ahora y no después. Pero no pensó que Mai saldría a acompañarle a hacer la guardia.

-Ve a dormir.

-Vengo a hacer guardia también

-tsk!

-¿Cuándo piensa entrenarme?

-nunca

-¿Por qué?

-Por qué no!

-¿Por qué se rehúsa a entrenarme?

-¿Por qué tengo que ser yo quien te entrene?

-Por que usted es fuerte.

-Tsk! Pídele al mocoso que te entrene él es fuerte; hasta a ese mago idiota podría hacerlo.

-Demo… Yo quiero que sea usted quien me entrene

No le dio tiempo para responder ya que la joven muchacha le había besado.

Fay no podía dormir; Mokona estaba a su lado; la tomó y la recostó  al lado de Syaoran; vio que Mai tampoco estaba; quizás fue a acompañar al moreno. Le daba risa y se imaginaba la  cara de Kuro cuando vio a la pequeña agarrotada de su brazo al momento de ser transportados.

Aquel a quien extrañaba, a quien necesitaba más que por ser su alimento; aquel que podía ver a través de su falsa mirada… ese año lejos le hizo pensar en lo mucho que quería que el moreno dejase de ser su presa y que viviera feliz; había terminado por aceptar sus sentimientos hacia el moreno; el ninja había cruzado la línea entre ellos al preocuparse tanto por él y eso  había creado un lazo fuerte entre ellos. Sabía que quizás esos sentimientos tan fuertes y deseosos podrían ser solo de su parte. Pero tenían que hablar; tenían que aclarar los términos de presa y bestia; y aprovechar a aquel momento para decirle lo que sentía por él.

Salió de la tienda esperando parar alguna posible discusión entre el moreno y la joven; detenerlos y pedirle a Mai que le diera un minuto a solas; aclarar los términos y finalmente declarársele para esperar cualquier reacción; si era positiva pues estaba dispuesto a abrir totalmente su corazón y si era negativa; trataría por el bien de ambos de olvidar lo ocurrido y conformarse con solo su amistad.

Al salir de la tienda; ninguna de las posibles opciones se acercaba a lo que había planeado. La joven se había abalanzado al moreno y le había besado.

Esa escena parecía desgarrarle el corazón.

 

 

 

Notas finales:

T T pobre Fay!

Como pude ser tan cruel!

hasta odio a Mai T T

en fin espero reviews!

besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).