Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mental por Caballero de la Luna

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

No soy muy bueno escribiendo cosas de terror y suspenso y esto fue lo mejor que se me ocurrió. Por cierto...quedó en segundo lugar en el "Primer Concurso de Fics de Halloween"  de la página Fanfiction Yaoi entren y lean los demás!!!

Notas del capitulo:

Lo iba a cambiar para hacerlo en 2 capitulos pero...me dio flojera así que así lo dejo jaja

MENTAL

 

Recuerdo el día que lo conocí, porque fue el primer día que salí de la institución mental en la que me habían internado a causa de una fuerte depresión; chocamos por accidente mientras caminábamos por la acera, el me pidió disculpas y me invitó un café para compensarme, estuvimos hablando por horas, pero en lo único en lo que yo me fijaba, era en cómo su perfecto cabello castaño caía ligeramente sobre su frente, resaltando sus intensos ojos verdes.

-Me llamo Leonardo –se presentó teniéndome su mano amistosamente –debes pensar que soy un maleducado, hemos estado hablando cerca de una hora y apenas me presento.

-Si eres un maleducado, –dije sacudiendo su mano y sonriendo amistosamente –entonces yo también lo soy, porque no me he presentado.

-Entonces… -espero un rato mientras sorbía su bebida - ¿me dirás tu nombre?

-Me llamo Damián, tengo 24 años, soy Virgo, y soy Licenciado en Administración de empresas –le comenté mientras esbozaba una arrogante sonrisa -¿Hay algo más que necesites saber?

-Creo que omitiste lo más importante –sostuvo mi mano y me miró directamente a los ojos -¿Tiene novio el dueño de esa hermosa sonrisa?

-¿No-vio? –Tartamudeé mientras mi cara se sonrojaba –pues la verdad… justo ahora… -en ese momento vinieron a mi mente imágenes de ese accidente, pude escuchar el rechinido de las llantas del auto, los gritos de la gente pidiendo ayuda, y recordé como sus ojos se cerraron para siempre justo frente a mí.  Mis ojos se pusieron en blanco y un fuerte dolor invadió mi cuerpo, empecé a gritar su nombre mientras metía la cabeza entre las piernas -¡BRUNO, BRUNO!

-¿Damián… estás bien? –Se levantó de su asiento para ver qué era lo que me ocurría; con mucho esfuerzo le hice un gesto señalando la mochila que llevaba, de ahí sacó unas píldoras, me las puso en la boca y me empinó un vaso de agua -¿Te sientes mejor? –me preguntó aún preocupado mientras se sentaba a mi lado, recostando mi cabeza sobre su pecho.

-Ya… ya estoy mejor. –Me limpié el sudor de la cara con mi mano y me levanté de la mesa –Me tengo que ir.

-Espera –me detuvo del brazo -¿a dónde vas?

-Suéltame… estarás mucho mejor sin mí… yo no valgo nada. –intenté zafarme y cuando creí que lo lograba, me sujetó más fuerte y me dio un apasionado beso en los labios. -¿Por qué hiciste eso?

-No lo sé… sólo sentí que tenía que hacerlo.

Con los ojos llenos de lágrimas salí corriendo de la cafetería, iba tan perturbado que no me fijé al cruzar la calle, sólo escuché la bocina de un carro a toda velocidad, cuando sentí que me empujaban hacia el otro lado. Leonardo me había salvado de ser atropellado y nos encontrábamos los dos tirados en la acera de la calle.

-¿Estás bien? –me preguntó mientras me veía tiernamente.

-Sí… gracias, no me pasó nada.

-¡Eres un bobo! –me reclamó mientras seguíamos botados en el suelo -¿Por qué hiciste eso?

-Pero si fue tu culpa, el beso que me diste me confundió mucho, si hubiera muerto hubiera quedado en tu conciencia, además… -me calló con otro tierno beso que está vez correspondí –yo… -nos pusimos de pie –sólo no quiero volver a sufrir.

-… -me tomó de la barbilla y me dijo –yo tampoco quiero que sufras.

De eso ha pasado poco más de un año, ahora vivimos juntos en un departamento que alquilamos entre los dos; él trabajo como arquitecto en una constructora que yo ayudo a administrar. Estamos casi todo el tiempo juntos y nunca nos aburrimos.

-Pero será aburrido –me quejé frente al espejo mientras observaba como me quedaba mi disfraz Harry Potter –odio las fiestas de disfraces.

-Pero es la tradicional fiesta de Halloween de la compañía –explicaba mientras caminaba por la habitación, luciendo como un vampiro muy sexy, –si queremos ascender de puestos, es necesario que nos relacionemos con ese tipo de gente –me abrazó y acarició mi cabello –mira…. Entramos, hablamos un rato, comemos, bailamos y nos regresamos a ver un maratón de Lost. –esbocé una pequeña sonrisa y le dí un tierno beso en señal de aprobación.

 Como imaginé la fiesta fue muy aburrida, Leo hablaba con los distintos empresarios mientras yo sólo asentía y sonreía, luego bailamos un poco, y comimos bocadillos con forma de calabazas y calaveras; luego salimos a la terraza.

-¿Te estás divirtiendo? –me preguntó con una sonrisa mientras me abrazaba por detrás.

-¿Tú qué crees? –le respondí con otra pregunta con un cierto tono de fastidio.

-Creo que mientras estemos juntos, todos los momentos serán divertidos –me besó en el cuello diciendo que me chuparía toda la sangre, me hizo muchas cosquillas y ambos reímos –Voy al baño, y cuando regrese, nos vamos a la casa.

Lo vi marcharse y decidí ponerme de pié sobre el barandal del balcón, las luces de la ciudad y el suave viento que recorría mi cuerpo, me recordaban todos los hermosos momentos que había vivido junto con Leo, nunca en mi vida había sido tan feliz, pero justo en ese momento volví a recordar a Bruno, sentía que me llamaba, no sé cómo perdí el equilibrio y caía del edificio, impactándome contra unos arbustos que había en el suelo.

El golpe me había dejado inconsciente, no sé cuánto tiempo estuve dormido, pero cuando desperté, quise mover mis manos, pero estaban amarradas a la cama, al igual que mis pies, pude ver que era una habitación blanca, no había ventanas; pude escuchar como una de las enfermeras le hablaba urgentemente a un doctor.

-¿Cómo te encuentras Damián? –me preguntó el doctor mientras alumbraba mis ojos con una pequeña lámpara.

-Me duele todo el cuerpo ¿Qué pasó?

-Has estado internado por dos años.

-¿Dos años? ¿Qué está diciendo? ¿Dónde está Leo? ¡LEO! ¡LEO!

Empecé a gritar como loco, intentando zafarme de las ataduras de la cama, el doctor le hizo una seña a la enfermera, quien me inyectó algo en el brazo, poco a poco mis ojos se fueron cerrando y sentía que me quedaba sin fuerzas. Cuando volví a despertar, me encontré en una habitación color azul cielo, y un fresco aire entraba por la ventana. Pude ver a Leo sentado, con la cabeza entre las piernas.

-¿Leo? –intenté sentarme sobre la cama.

-¿Damián? –me vio sorprendido y llamó a una enfermera, quien hizo algunas pruebas, checó una extraña máquina y dijo que enseguida volvía con un doctor –Me preocupaste mucho –me abrazó y me dio un tierno beso en la frente.

-¿Qué pasó? No logro recordarlo.

-Te caíste del balcón durante la fiesta de Halloween, llevas todo un día durmiendo.

-Tuve un sueño muy raro… soñé que estaba en un…

-Veamos cómo sigues –me interrumpió el doctor y empezó a hacerme las mismas pruebas que la enfermera –Te veo muy bien… eres un hombre muy resistente.

-¿Entonces puedo irme? No se ofenda… pero odio los hospitales.

-Pues supongo que podría darte de alta, pero me gustaría que te quedaras para observaciones.

-Le prometo que si me siento mal vendré corriendo.

-No se preocupe doctor –me apoyó Leo poniendo su mano en mi hombro –yo lo tendré vigilado y haré que se tome todos los medicamentos.

Al ver nuestra determinación, el doctor me dio de alta y aunque algo adolorido, regresé a mi casa junto con mi novio, quien en todo momento me consentía, aunque era muy estricto al momento de tomarme los medicamentos; ese día hasta me dio un tierno baño de esponja y nos acostamos a dormir abrazados.

Pero cuando apenas sentía que me estaba quedando dormido, abrí mis ojos súbitamente y me encontré de nuevo amarrado a esa camilla, empecé a gritarle a mi novio, a las enfermeras, a un doctor, hasta que finalmente llegó el mismo que me examinó con la lámpara.

-Me alegra que te hayas despertado Damián, eso quiere decir que los medicamentos están dando resultado.

-¿Medicamentos? ¿De qué habla? ¿Por qué estoy amarrado? ¡Responda!

-Ya te lo dije, estás internado en una institución mental desde hace dos años, y yo soy el médico que se encarga de tu caso.

-¿Mi caso?

-Esquizofrenia, esa es la enfermedad que padeces.

-Es mentira… soy administrador de empresas, tengo una casa y un gran novio.

-¿Novio? ¿Te refieres a Bruno?

-El está muerto… murió hace dos años.

-Te equivocas… es cierto que tuvo un accidente hace un par de años, pero sobrevivió, viene a verte todos los días. Tú te convenciste que había fallecido e ideaste un mundo en dónde seguiste con tú vida, pero la verdad es que todo es una ilusión creada por tu enfermedad.

-Usted me está mintiendo –cada vez me alteraba más –Bruno está muerto, yo vi cuando lo arroyaron.

-Entonces… ¿Quién es él?

Se abrió la puerta de la habitación y entró un hombre alto, de cabello oscuro y penetrantes ojos azules… era Bruno.

-¿Damián? Finalmente despertaste, Gracias al Cielo –se acercó a abrazarme con lágrimas en los ojos.

-¿Bruno? ¿En verdad estás vivo?

-Sí amor, estuve vario tiempo en rehabilitación, pero ya estoy bien, y tú estarás bien ¿Verdad doctor?

-¿Y Leo? ¿Dónde está Leo? –empecé a preguntar alterado.

-Me temo que no será sencillo –comentó el especialista- él cree que su otro mundo es el real, mientras no lo convenzamos de lo contrario, no podrá curarse.

Seguí llamando a Leo y poco a poco fui quedándome dormido. Los cálidos rayos del sol alumbraban mi cara, me desperté en mi cama y pude ver que era el único ahí. ¿Había sido todo eso sólo un sueño o de verdad estaba enfermo de esquizofrenia? Las dudas me dieron dolor de cabeza, y me tomé los analgésicos que me habían recetado por la caída.

-¡Leo! –Empecé a llamarlo -¡Leo! –Pero no me respondían, así que intenté otro nombre -¡¿Bruno?!

-¿Bruno? –entró Leo a la recamara cargando una bandeja de comida que traía Hot Cakes, mermelada de fresa, un pan tostado, jugo de naranja y una rosa roja –A ese no lo conozco. ¿Quién es?

-No es nadie, pero… ¿qué es todo esto?

-Tengo que consentir a mi novio, hoy no nos levantaremos de la cama.

-¿No tienes que ir a trabajar?

-Pedí unas vacaciones para poder cuidarte mejor –me dio un beso en la frente y lo miré fijamente -¿Qué ocurre?

-Nada… es sólo que… eres demasiado bueno para ser verdad.

-Pero sí soy de verdad, al igual que mis besos –se acostó a mi lado y empezó a darme besitos en la mejilla.

Los sueños no se detuvieron, a menudo me encontraba en ese hospital psiquiátrico, pero… podía hablar un poco con Bruno, los momentos que estaba con él era como si nunca nos hubiéramos separado, poco a poco me iba aferrando más a este mundo.

-¿Diga? –contesté el teléfono del departamento.

-Amor… soy yo… tengo una junta de última hora con unos inversionistas, lo más seguro es que llegue tarde… ¿estarás bien?

-No te preocupes, ya tengo alguien con quien platicar. –Colgué el teléfono, me tomé unas pastillas para dormir y al abrir nuevamente mis ojos pude ver el rostro de Bruno.

-¿Cómo van las cosas con Leo? –me pregunto Bruno mientras me llevaba en una silla de ruedas por el jardín del psiquiátrico.

-No lo sé… últimamente casi no lo veo.

-Tal vez es porque los medicamentos ya están haciendo efecto y poco se va desmoronando eso mundo de ilusión que creaste. –Me quedé callado –No quiero presionarte, pero tarde o temprano tendrás que decidir en qué mundo quieres vivir.

Bruno me llevó a mi recamará, tomé mis medicinas y me quedé profundamente dormido; al despertar, sentí a Leo abrazándome, todavía tenía puesto su traje; el trabajo se le había acumulado por los días que estuvo cuidándome. Decidí hacerle una cena especial para agradecerle todo su esfuerzo.

Salí al mercado a comprar todos los ingredientes para la cena, y cuando iba pasando por la florería, lo vi a él hablando con otro chico, estaban riendo y se encontraban muy pegados, el chico se acercó y le dio un beso en la mejilla, y Leo le correspondió con una caricia en su rostro. Una lagrima recorrió mi rostro y fui rápidamente hasta el departamento, me tomé no sé cuántas píldoras para dormir, y viajé a esa otra realidad con Bruno.

-¿Cómo puedo curarme? –les pregunté entre lágrimas y con un fuerte dolor en el corazón -¿Cómo puedo salir de esa realidad?

-La única solución –dijo el doctor mientras Bruno me tomaba de la mano –es destruir el objeto del deseo… eso significa que…

-¿Tengo que matar a Leo?

-Precisamente, sólo así se destruirá el mundo de ilusión y podrás vivir en este.

-Hazlo Damián… yo sé que lo quieres mucho, pero sólo así te curarás y volveremos a estar juntos.

-Lo sé Bruno, por favor espérame.

Ordené al médico sedarme, y así regresé a mi realidad con Leo, una realidad que estaba dispuesto a terminar. Lo escuché bañándose en la regadera.

-¿Eres tú amor? –le grité desde afuera del baño.

-Sí, no quise despertarte, en un momento estoy contigo.

Toda la casa estaba oscura, fui hasta la cocina para buscar un cuchillo para entrárselo en el corazón y hacerlo sentir el dolor que me causó.

-¿Estás bien? –me preguntó mientras yo me dí media vuelta, escondiendo el cuchillo detrás de mí.

-Muy bien…. ¿Sabes? Hay algo que no te he dicho.

-¿Qué cosa?

-Estuve un año internado en un hospital psiquiátrico. Me dieron de alta justo el día que te conocí.

-¿Por qué estuviste internado?

-Los médicos me dijeron que fue por depresión, pero desde la caída he tenido extrañas visiones de otra realidad ¿Qué tal si nunca salí de ahí?

-¿Qué estás diciendo?

-Piénsalo… un maniático depresivo, para evadir su realidad, crea otro mundo en dónde conoce al chico perfecto, se enamoran y son felices… hasta que el chico lo engaña.

-¿Engaña? –se acercó hacía a mí pero lo detuve dándole un golpe en la cara que lo dejó en el suelo.

-¡No te acerques! –me calmé un poco –Pero… por suerte ya encontré la forma de curarme y volver a estar con mi amado Bruno, lo único que tengo que hacer es… ¡Asesinarte!

Me abalancé sobre él con él cuchillo en la mano, forcejamos un poco, pero él era más fuerte que yo, y me aventó contra la pared y cuando iba de nuevo a atacarlo, se desnudó el pecho.

-¡Hazlo! ¿Qué esperas? Aquí estoy, si piensas que todo lo que vivimos este último año no es más que una mentira entonces mátame, si tu no crees en mí, no tengo motivos para vivir. Pero una cosa sí te diré, cada día fue real para mí.

-Leo yo… -pude ver a mi alrededor y vi la mesa puesta con velas y unas hermosas rosas rojas en el centro, eran las mimas que había visto que le estaba dando el chico de la florería –No sé qué pensar –empecé a llorar y solté el cuchillo –ya no sé lo que es real.

-… -se acercó a abrazarme –sólo hazte esta pregunta ¿Es real lo que sientes por mí?

-¡Enfermero ya está despertando, desátelo! –me abrazó con mucho cariño –Ya terminó todo ¿verdad?

-No te preocupes, ya sé qué es real y qué no.

Tomé un bisturí y le desgarré el cuello al enfermero. Vi la reacción de horror de Bruno, quien rápidamente intentó huir pero le bloqueé la salida.

-¿Damián… qué estás haciendo?

-Exactamente lo que ustedes me dijeron, eligiendo un lado.

-Pero yo soy real. No morí en ese accidente.

-¿Accidente dices? Nunca olvidaré el momento en que te vi besándote con otro tipo en la calle, el odio que sentí fue tan grande que no lo pude contener y te arrojé a la calle para que te atropellaran y murieras. Y volvería a asesinarte si con eso puedo volver a estar con él, no sé si sea una ilusión o no, pero su amor es real y es todo lo que necesito.

Me lancé sobre él y aunque estaba medio sedado pude dejarlo en el piso, me senté sobre él y con una mano le tapé la boca mientras que con la otra tomé una jeringa con un poderoso sedante y se la clavé directo al corazón, pude sentir cómo poco a poco iba dejando de respirar hasta que finalmente dejó de luchar y sus ojos se volvieron a cerrar justo frente a mí. La alarma del hospital sonó y cómo pude tomé muchas de las pastillas que me daban y me las tragué con un poco de agua, de inmediato sentí el cuerpo mareado y me recosté en la camilla y tranquilamente cerré mis ojos para dormir. En eso entró el doctor junto con dos policías armados y encontraron los cadáveres de Bruno y el enfermero.

-Espósenlo –dijo uno de los oficiales señalándome.

-No creo que sea necesario –intervino el doctor quien de inmediato supo el lado que había elegido al ver las cajas de medicamentos vacías –este hombre no volverá a despertar nunca en su vida.

-¿Estás bien? –me preguntó Leonardo al ver que recobraba el sentido.

-Tranquilo –lo abracé fuertemente –ya todo estará bien.

Nunca supe si esas visiones fueron resultado de la caída que tuve o si en verdad nunca salí del psiquiátrico. Sólo sé que el amor de Leo por mí y mi amor por él era real, y no me importa si me llaman loco, porque viviremos por siempre juntos esta locura.

 

FIN.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado o minimo que los haya entretenido un rato.

Entren al foro que les dije en la parte de arriba....y lean y comenten mis otros fics...jajaja ¿algo más??   pues no, es todo...


Nos vemos!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).