Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una feliz navidad por Shun4Ever

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Como todos los años por estas fechas, todos los ex combatientes de Atenea se reunían bajo el abrigo de la misma, en la mansión Kido. Este año no iba a ser diferente, puesto que era uno de los pocos momentos que se reunían todos.  Se juntarían todos para cenar y una vez bajo el árbol se entregarían sus regalos.


Ya casi todos habían llegado, más faltaban Ikki y Shun, que habían decidido llegar juntos desde el aeropuerto. Shun llegaba de Alemania a donde había sido enviado a investigar un caso e Ikki llegaría desde España, la cual se había convertido en su residencia habitual. Hyoga llegó desde Italia, donde trabajaba como modelo y Shiryu llegó al tiempo, pero desde China, donde tenía su negocio montado. Seiya era el único que seguía en la cuidad, aunque alguna vez había escapado para ver a Shun, pues era su mejor amigo, aunque no quería ser consciente que lo que él sentía no era solo amistad. Ese chiquillo de ojos esmeralda le volvía loco y le dejaba sin habla.


Todo en la mansión ya estaba preparado. El salón estaba lleno de guirnaldas y adornos navideños y una mesa enorme en el centro, en donde estarían los que fueron dorados y los que fueron divinos, presidida como no podía ser de otra manera de la antaño su diosa.  Todos estaban ya reunidos en el salón, a esperas de los hermanos, que aún no se habían presentado. El teléfono móvil de Saori sonó y esta respondió tranquila, para trasmitir el mensaje al acabar la llamada.


- Ikki viene de camino. Shun no va a poder venir. Por lo visto, debido al clima todos los vuelos procedentes de Alemania han sido cancelados, así como los que llevaban el mismo destino.


- ¡Vaya! ¡Con las ganas que tenía de ver a mi pequeño! – Así es como Afrodita llamaba cariñosamente a Shun.


- Sin duda será una navidad triste este año. Era el que más entusiasmo le ponía a esta celebración – Fue Saga quien expresó su descontento.


Seiya trataba de asimilar lo que Saori le había dicho. ¿Qué no vendría? ¿Cómo era posible? Y el que había pensado aprovechar el muérdago. Había llegado antes para ayudar a preparar todo para la llegada de los chicos y obviamente había aprovechado para colocar estratégicamente un poco de muérdago en la habitación en la que Shun se iba a hospedar. ¿Cómo se iba a entretener él, si era su máxima diversión el estar junto a Shun?


- ¿Y va a pasar las navidades solo? – Hyoga expreso lo que le corrompía las entrañas.


- Pues me temo que sí, pues no hay forma de llegar a Alemania. – Saori suspiró y se dejó caer en un sillón, debido a la tristeza que le había invadido tras la noticia.


El motivo de dicha unión no era otra que el deseo de Shun de verlos a todos unidos. La que fuera su diosa había aceptado esa propuesta, que fue hecha poco después de la última guerra, tras revivir a los caídos y dejar ella de ser una diosa, para vivir como cualquier mortal. No estuvo mucho tiempo sentada, pues tocaron a la puerta y fue a abrir a ver quién era.


- Ikki, bienvenido – Le abrazó al verlo tan apenado. – Ven – agarrándose a su brazo y dejando las maletas en el suelo, lo llevó arrastras hasta el salón, donde ya todos estaban esperando.


- Chicos, Ikki ha llegado – Y la avalancha de ex caballeros cayó sobre el que fuera el portador de la armadura del ave inmortal.


- Lo siento, lo de Shun me ha dejado un poco apenado. – Se excusó por la poca alegría que podía expresar esa noche.


- Está bien, pero ya que estas aquí, podrías tratar de disfrutarlo – Instó Shiryu – Al menos así se lo podremos contar a Shun y se alegrará por nosotros.


- En eso estoy de acuerdo – Hyoga agarró a Ikki del brazo y se lo llevó a la mesa, en donde todos estaban ya prácticamente acomodados.


La cena fue amena y divertida, todo lo que pudo ser, sin la presencia del más dulce y cariñoso de todos. Ikki, aunque trató de divertirse, aun se notaba un tanto apenado en algunos momentos, como cuando se trinchaba el pavo, cosa que siempre era de admiración por su hermano, o cuando trajeron de postre aquella tarta de manzana, que era la favorita de Shun. No fue el único apenado, pues el semblante de Seiya fue el que más se notó. Nunca había estado tan callado y distante, más nadie le dijo nada porque todos eran conocedores del amor que le procesaba a Shun, aun cuando ni el mismo Seiya parecía darse cuenta.


Llegó el momento de los regalos y ya estaban todos preparados. Se ubicaron todos los regalos en medio del salón, se sentaron todos alrededor de los regalos y abrigados por el calor de la chimenea, fueron abriendo los regalos conforme fueron llamados. Normalmente era Shun quien junto a Seiya repartía los regalos, más este último se negó al no estar su acompañante presente.


Un juego de sales de baño para Afrodita, un vestido largo para Saori, un albornoz para Aioros y otro para Aioria, unas botas de agua para Kanon, un abrigo para Hyoga, un juego de afeitado para Dokho, un paquete de mochis para Shiryu, pues los echaba de menos, un juego de escritorio para Mu, una cámara de fotografiar para Shaka. A Camus le regalaron un conjunto de gorro, bufanda y guantes, un cd de música para Milo, una bolsa de agua para que Ikki no pasara tanto frío en las noches y así hasta que acabaron de repartir los regalos, a excepción de uno que quedó sin abrir, que correspondía a Shun, más ya todos supieron a quien le tocó regalar Shun, pues Seiya se había quedado sin regalo.


- Mira el lado bueno, al menos sabes quién te regala – Dijo Aldebarán, al ver al chico aún más entristecido.


Se quedaron cerca de la chimenea, todos arrinconados aprovechando el calor que esta les brindaba. Aunque Seiya era participe de la conversación, se notaba que algo le faltaba al castaño. En mitad de la conversación y para asombro de todos, el timbre de la puerta sonó y fue Seiya el que  se levantó para ir a ver quién tocaba a esas indiscretas horas. Abrió la puerta y allí estaba la persona que tanto anhelaba.


- ¡Shun!


Shun no se lo pensó dos veces y tras soltar su maleta en la misma puerta, se lanzó a los brazos de Seiya.


- ¡Seiya! Te he extrañado.


Seiya reaccionó y se dejó llevar por el abrazo. Ahora parecía que podía respirar, como si ya no le faltara su otra mitad. Tras unos instantes, los presentes en la sala salieron a investigar que ocurría, pues Seiya no había vuelto a entrar.


- ¿Shun? - Ahora fue Ikki el que corrió hacia su hermano.


- ¡Ikki hermano! – Se lanzó al cuello de su hermano mayor, que lo recibió con los brazos abiertos, cerrándolos cuando Shun estuvo en ellos.


Cuando se separó de su hermano y saludó efusivamente a los presentes, se quitó la ropa de abrigo y se quedó más cómodo. Se acercó a la mesa del comedor, en la que aún había algo de comida y tras hacerse con un trozo de torta de manzana, se sentó con sus amigos junto al fuego.


- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has llegado? – Indago Shaka – Alemania estaba en ola de frío y todo viaje se ha cancelado.


- Así es  - tragó el trozo de torta que llevaba en la boca – Llevaban anunciando la ola de frío más de dos semanas, por lo que cambié el billete de avión para hacerme con uno que saliera de Italia, a donde no había llegado la ola de frio. No pensé que llegaría tan tarde, pero tuve que hacer trasbordo y el avión se retrasó demasiado.


-¿Por qué no me lo dijiste? Te habría esperado en el aeropuerto – Reprochó Ikki


- No – de nuevo otro bocado le dejo un momento en silencio – No quería que te perdieras la cena, ya era bastante con perdérmela yo. – Volvió a pegar otro bocado de la torta – Menos mal que me habéis guardado torta, que sino…


- Acábatelo, pues tu regalo está sin abrir.


- Cierto.- Se metió el ultimo bocado de torta en la boca y tras limpiarse los dedos, se levantó despavorido para sacar un sobre de su cartera.


- Este es el tuyo Seiya. En teoría no debías saber que era mío, pero bueno… Cosas que pasan. – Se encogió de hombros y le dio el sobre a Seiya.


A vista de todos era una simple foto. Una foto en la que un Seiya sonriente abrazaba a un Shun que rebosaba alegría. Nadie parecía entender el significado de aquella foto, aunque sí sabían que era la foto que se hicieron antes de que Shun se marchara a Alemania, las navidades pasadas. Estaban en la cabaña de campo perteneciente a Saori, rodeados de nieve por todos lados. Tras ellos, se veía la puerta de la cabaña y algunos árboles alrededor.  Giró la foto y ahí encontró un texto en alemán, no era difícil de entender, pues Shun le había estado enseñando algo del idioma las veces que iba a visitarlo. Nadie más que ellos sabían el significado, más para Seiya fue toda una revelación:


“Tu sonrisa me ha acompañado todo un año. Ahora será la mía la que te acompañe”.


Seiya se levantó y abrazó de nuevo a Shun, que le devolvió el abrazo efusivo a su amigo. Nunca le había dicho a nadie que Seiya era más que un amigo para él, más no pudo aguantar y le susurró al oído sin importarle nada más.


- Me han vuelto a trasladar. Vuelvo a casa por navidad.


Seiya se separó y miró a los ojos emocionados de su amigo.


- ¿De verdad?


Un asentimiento de cabeza y fue todo lo que necesitó Seiya. Quien estuviera cerca ya le daba igual, se acercó de nuevo a Shun y le besó. Le besó de tal manera que fueron dignos de admirar. Shun se dejó llevar y acabo por participar en esa declaración. Cuando se separaron para tomar aire, se dieron cuenta de que eran el centro de admiración en el lugar. Se avergonzaron y se separaron del abrazo en el que estaban metidos. Seiya se acordó del regalo de Shun.


- Toma. Este era mi regalo para ti. Aunque no sabía muy bien que regalarte. – Los colores carmín se apoderaron de la cara de Seiya, que trató de esquivar la mirada de su amigo.


Una caja de música apareció tras rasgar el paquete. Shun la reconoció. Fue la caja de música que le regalo para su quinceavo cumpleaños, cuando se deshicieron de sus poderes como caballeros. Extrañado levantó la cabeza para mirar a Seiya.


- Ábrela – fue lo único que le dijo


La abrió y la música empezó a sonar, más no fue eso lo que llamó su atención. La punta de la que fuera su cadena atacante estaba junto a un ala de la armadura de Pegaso. Ambas unidas dentro de la caja de música, donde estuvieron desde que fueron ahí depositadas, hacía ya más de 14 años. Los ojos de Shun se inundaron como hacía tiempo no le pasaba. Allí estaban los detalles más valiosos para ambos, más la nota adjunta fue lo más valioso. La nota que escribieron en aquel entonces, cuando aún eran unos niños.


“Yo te entrego la armadura que un día me perteneció.


Al igual que te entrego como presente el latido de mi corazón”


Shun se lanzó a los brazos de Seiya y Seiya le respondió. Esa noche se entregaron el uno al otro el bien más preciado, que era su corazón. No hubo más dudas ni más incertidumbre. Cuando todos se fueron a dormir, Seiya y Shun aprovecharon el muérdago bien colocado, justo en el techo, sobre el edredón. Allí mismo se dejaron llevar y celebraron, por fin, una muy feliz navidad.

Notas finales:

Espero que os haya gustado. 


Feliz navidad y prospero año nuevo ^_^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).