Hay días en los que nos sentimos tristes, ¿cierto? Hoy es uno de ésos días. Te echo de menos.
Hace apenas 1 mes que lo nuestro empezó, pero parece que haga toda una vida. He estado enamorado de ti por mucho tiempo, desde que te vi entrar por primera vez en el apartamento que compartimos junto con el resto de nuestros compañeros. En ése momento me sentí feliz, completo; tenía algo por lo que levantarme y estar feliz cada mañana.
Luego me di cuenta del problema: tú nunca me ibas a querer (o eso es lo que yo pensaba). Eres un hombre y esta sociedad asquerosa en la que vivimos nos ha enseñado desde que tenemos uso de razón, que dos hombres no pueden estar juntos. Aún así, lo que yo sentía por ti era demasiado fuerte como para esconderlo.
Y, entonces, ése 19 de diciembre llegó. Te vi sentado en el sofá sentado con Sungmin hablando de algo sin importancia. Me acerqué, te cogí del brazo y te saqué de casa. Subimos a la terraza donde tantas otras veces habíamos ido a tomar el sol como simples amigos que comparten un rato de sus vidas juntos; aunque nosotros, no solo compartíamos ratos, lo compartíamos todo.
Me puse muy nervioso. Creí que no lo podría decir: me temblaba la voz y el pulso. Te miré fijamente, buscando con la mirada la respuesta a algo que todavía no había sido capaz de expresar. No sabía si decirte que te amaba, te quería o que quería pasar toda mi vida a tu lado; o las tres cosas a la vez. De repente, me cogiste de las manos, me miraste a los ojos y me dijiste: “Te quiero, Eunhyuk. Te amo y quiero pasar el resto de mis días a tu lado.”
No creo que seas capaz de entender lo que fue ése momento para mí. Todas mis preocupaciones, angustias e inseguridades se fueron. Mi mente se quedó en blanco en el momento en que me besaste. El contacto con tu boca me erizó la piel; sentí las famosas mariposas de las que todo el mundo habla en mi estómago. Si tenía alguna duda de tus sentimientos hacia mí, desapareció en ése instante.
No sé cuánto tiempo nos quedamos abrazados: sólo sé que cuando nos separamos para volver con nuestros compañeros ya era de noche. Daba igual, podría pasarme abrazado a ti toda la eternidad.
Preocupado, te detuve. “¿Y ahora qué? ¿Qué les diremos a los chicos? ¿Qué les diremos a nuestras fans? ¿Qué dirá el mundo entero sobre nosotros? ¡Somos hombres!” dije angustiado. Tú, con suma tranquilidad y seguridad en tu sonrisa, contestaste: “Ahora quiero estar siempre a tu lado. No importa lo que los chicos, las fans y el mundo piensen sobre nosotros. Te quiero y eso es lo que debe importarnos a nosotros. Sí, somos dos hombres. Pero somos dos hombres que hemos tenido la valentía de decirnos lo que sentíamos, sin importar lo que piensen los demás: hemos escogido ser felices.”
Cada día recuerdo tus palabras y entiendo cada vez más por qué te quiero, por qué te amo y por qué quiero envejecer a tu lado.
Entras por la puerta y sonríes. Corro hacía ti como un niño al ver a su mamá. “Te quiero”, te susurro una y otra vez. “Te amo”, contestas. Te revuelvo el pelo, te quejas, me besas, me abrazas. “¿Eres feliz?”, me preguntas. “Hace 1 mes que los dos escogimos ser felices”.