Una noche como hoy fue la última vez que nos vimos, la última vez que sentí tu calor, la última vez que besé tus labios.
5 años. 5 años pasaron de esa noche. En esta misma plaza. Como aquella noche la lluvia acompaña mis tristezas, como aquella noche llora conmigo, como aquella noche inunda todos mis sentimientos.
A cada paso me acerco más a ese lugar, esa banca donde me dijiste “ADIÓS”, ese adiós que marcó en mi corazón heridas difíciles de curar.
Fuiste mi sueño que luego se hizo realidad, pero el sueño se transformó en pesadilla con tus palabras de despedida.
Mi vida antes de que tú llegaras era una oscura noche, pero cuando apareciste lo hiciste como una estrella fugaz iluminando mi cielo. Pero cuando te fuiste, cuando la estrella desapareció por el horizonte, todo volvió a ser oscuro, nada había cambiado pero mis ojos quedaron segados por la luz.
Acercándome a esa banca veo a alguien sentado en ella. Noto su cabeza escondida entre sus rodillas abrazadas por sus brazos. En silencio lo observo, hasta que me sorprendo al escuchar un sollozo proveniente de él. Creo que todos sufrimos en este lugar.
– ¿Por qué? ¿Por qué me hicieron esto? ¿¡Por qué!? – Dijo aquel desconocido.
Abro los ojos en par al oír su conocida voz, es la voz de – Naruto – Susurro tu nombre, el extraño se petrificó y lentamente levanta su rostro en mi dirección.
– ¿Sa-Sasuke? – Susurra mi nombre. Veo que no era un desconocido, era el amor de mi vida, el dueño de mis sueños, el motivo y la ilusión de mí existir. Eres tú, Naruto.
Nos observamos un instante en silencio, la lluvia mojando nuestros cuerpos, y comencé a correr hacia ti. Sonríes y haces lo mismo.
Al fin te alcanzo y te encierro en un posesivo abrazo. Correspondes fuertemente a él.
–Naruto, eres tú, esto no es un sueño ¿verdad? Porque si lo es no quiero despertar– Digo suavemente, para luego hundir mi rostro en tu hombro. Respiro tu dulce aroma. Ese aroma que es como una droga para mí. Mi adicción. Mi dulce adicción.
–Sasuke, amor mío, claro que soy yo. Te extrañé tanto– Me dijiste con tu bella voz, esa voz que tanto extrañaba. Esa voz con la que me despertabas, con la que me regañabas, con la que me decías cosas tan hermosas. Luego sequé delicadamente tus lágrimas de cristal. Que aunque llueva, son muy fáciles de distinguir, ya que brillan como un diamante. Como una bella joya. Tú eres mi joya más preciada.
–Yo también lo hice, más de lo que piensas– Fue lo último que dije para hundirnos en un profundo y apasionado beso. Ese beso que tanto añoraba, ese beso que tanto necesitaba, ese beso con el que soñé tantas veces. Luego de un momento nos separamos por falta de oxígeno. Si no lo necesitara estaría toda mi vida besando tus suaves labios.
– ¡TE AMO! ¡TE EXTRAÑO! ¡TE NECESITO! – Grité. Luego susurré –Por favor, quédate conmigo.
–Yo también te amo! Claro que me quedaré aquí, contigo–. Me abrazas con tu cálido cuerpo.
–Así tenga que luchar contra tus padres que nos separaron 5 años atrás. Que separaron este amor, que siempre sentimos, cuando teníamos 13 años. Y yo como un idiota no hice nada para evitarlo. Pero hoy tengo 18, maduré y estoy dispuesto a pelear por ti hasta el resto de mi vida. Te amo Naruto Uzumaki. QUIERO QUE SE ENTERE TODO EL MUNDO– Grito desaforadamente.
Me sonríes zorrunamente, solo como tú sabes, solo como tú puedes, que solo tú puedes hacer que enloquezca con ella, y callas mis gritos con un dulce beso.
Tomo tu delicada mano y te sonrío – Ven, ahora vamos, tenemos que hablar con tus padres– Te digo decidido.
–Espera, dejame disfrutar de este momento– Dijiste para luego fundirnos en un fogoso, ardiente y dulce beso. Te amo mucho, Naruto…
ESA LLUVIA CON LA QUE ANTES SUFRÍ, AHORA ES CON LA QUE ESTOY MÁS FELIZ.