Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Nutcracker Prince por Van Phantomhive

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Siendo 24 de diciembre, en visperas de Navidad puedo decir esto:

Tanjoubi Omedeto Ryoma-kun soshite Kurisumasu Omedeto

Notas del capitulo:

Motivos navideños, celebraciones y demás cosas, esta historia la inventé una semana atrás pero esperé a este momento para publicarla.

The Nutcracker Prince

 

El aire navideño se sentía en la región de Kantou, las grandes tiendas y casas se hallaban adornadas con guirnaldas, muérdagos y coronas navideñas. Las escuelas de la zona decoradas del mismo modo, uno de los institutos más reconocido, la Academia Seishun Gakuen, cuyos clubes debatían sobre la obra que les tocó representar estaban realizando los preparativos mientras decoraban el recinto escolar, aunque no en todos los clubes lograban establecer una asimilación pacifica entre la obra elegida y sus actores.

Una pelea encarnizada se libraba en el club de tenis debido a que el novato titular del equipo no estaba feliz con su papel en la obra de “El Cascanueces” mientras sus sempais contenían la risa, solo el dataman y el capitán seguían con su cara seria.

-¡He dicho que no! –gritaba Ryoma.

-Ha ha, lo sentimos Echizen, lo harás porque el azar lo decidió, mostrando la pizarra con los nombres de todos los chicos, y dentro del laberinto de líneas se hallaba cada personaje a realizar, para desgracia del príncipe, le tocó el papel de Clara, la niña que salva el Cascanueces del Rey Ratón.

-Ochibi, quedarás divino con vestido. –acotó el acrobático.

-¡Ni en broma lo haré! Además cállense, Kaidoh-sempai hará del Rey Ratón.

-Shh. –dijo el aludido.

-Admítelo Ochibi, nadie se queja, solo vos sos el único que no tiene ganas de usar vestido, Syusuke también le tocó un papel femenino y no se queja.

-Será una experiencia divertida. –al tensai haría de la princesa Perlipat. Los demás seguían mirando la pizarra mientras Inui acomodaba en otro lugar de los papeles con los nombres, el elenco principal quedó compuesto de la siguiente manera:

Echizen: Clara Stahlbaum

Fuji: Princesa Perlipat

Inui: Padre de la princesa

Tezuka: el Cascanueces/ Hans

Kikumaru: el Hada Azúcar/ Reina Ratona

Oishi: Presidente Stahlbaum, padre de Clara

Kawamura: Herr Drosselmeyer, padrino de Clara

Kaidoh: Rey Ratón

Momoshiro: Fritz, hermano de Clara

-Pero no tiene sentido, Momo-sempai es más alto que yo, y su personaje es más pequeño de edad. –discutió el joven.

-Las probabilidades de que esto surgiera era de un 60%. –comentó Inui-sempai.

-Eso no importa, no tiene sentido y no lo haré. –sentenció el menor.

-Y qué les parece si como recompensa comemos en el restaurante de Kawamura. –sugirió tímidamente el sub-capitán.

Esa sugerencia, despertó en todos los presentes un deseo incontenible de comer sushi y otras delicias en el local del padre de su compañero.

-Nosotros estaremos encantados en recibirlos. –sentenció Kawamura.

Dicha la declaración, todo el equipo estaba extasiado con la noticia y el menor terminó por aceptar el papel, era el último recurso disponible para que todo el mundo quedara conforme y no reclamara absolutamente nada.

A unas semanas del estreno, las chicas de los cursos superiores se esmeraron al máximo en confeccionar los disfraces de todos, mientras que los cursos inferiores decoraban el gimnasio y armaban la escenografía que usarían los distintos clubes.

Mientras tanto, en otro lugar, los titulares se quejaban de que cierto niño no ponía la cuota de entusiasmo y dramatismo necesario, a su contraparte teatral.

-Sería mejor que Clara fuese otro, que tal Kikumaru-sempai.

-No, yo estoy feliz con ser el hada, además me gustan los dulces nya.

-¿Fuji-sempai? –volvió a hablar el pequeño con una gota de sudor en su cara y mirando al chico de ojos azules y sonrisa amigable.

-¿Yo? Me gustaría, pero ya tengo un papel femenino, por lo tanto tu idea no sirvió de nada.

-Vamos Echizen, no es la muerte de nadie, solo hazlo con un poco más de emoción y drama. –acotó su compañero de dobles.

-… -el aludido se resignó a su suerte y continuó practicando intentando poner lo reclamado por el mayor.

Las practicas se llevaron a cabo casi sin problemas, salvo por la usual pelea entre los dos chicos de segundo, y por reclamarle idénticamente lo mismo al capitán del equipo.

Los días pasaban y la práctica mejoraban, solo que no había manera de impregnar más entusiasmo a los versátiles de los titulares.

Días que transcurrieron como si fueran agua, decorados y vestimentas siendo ultimados y preparados para el evento de cierre del año. En los días previos los 9 chicos tenían que probar sus vestuarios, cada uno en sus respectivos salones, las chicas hicieron a propósito, con la tonta excusa de que ninguno pudiera ver como quedaba el otro.

Como si fuera obra del destino, en los nueves salones, las chicas gritaron de la emoción, algunas habían sacado fotos, otras se desmayaron, y otras con desangre nasal. Ellas estaban más que felices, su esmero dieron sus frutos, luego de retener a esos chicos por unos quince y tortuosos minutos, estos se vieron puestos en libertad.

Los nueve tenistas se juntaron en el pasillo designado a la prueba de vestuario y viéndose las caras comprendieron que para algunos fue algo  sin precedente aunque el ganador de la vergüenza absoluta y el odio hacia la obra era Ryoma, el chico estaba rojo como un tomate, y sin dirigirle la palabra a nadie salió echó una furia de la escuela. Los otros lo siguieron para calmarlo, aunque aparentemente era inútil el intento.

-¡ESTOY DECIDIDO, NO ME PONDRÉ ESA COSA! –gritó con todas sus fuerzas el moreno.

-No creo que sea tan malo. –acotó el sub-capitán apaciguando la ira del menor.

-¡SI QUE LO FUE! –colocándose enfrente al equipo, mostrando una faceta que los otro ocho desconocían del menor. -¡NI SUEÑEN CON CONVENCERME PORQUE YO ME LARGO! –largándose a correr tan rápido como pudo, dejando en silencio a medio mundo.

Luego de un molesto silencio, el capitán cerró las actividades por ahora, de paso buscaría al chico para persuadirlo en volver, esa idea fue bien recibida por los demás que aún no terminaban de asimilar el acontecimiento presenciado.

No muy lejos del instituto, Ryoma se hallaba practicando un poco en una pared, los golpes daban en un punto del muro, aunque con la intensidad que daba en cada pelotazo tanto la pelota como el objeto que recibía se rompían, molestando más al chico, ya que todas las pelotas que fue usando terminaron del mismo modo. En un arranque violento lanzó la raqueta lejos de ahí y se sentó en el suelo en posición fetal.

Sabía que enojarse era en vano, pero no quería que los mayores lo vieran vestido de esa forma y menos el capitán, por quien sentía un cariño especial. De pronto un movimiento enfrente de él lo sacó de sus pensamientos, al levantar la vista se encontró con el castaño de lentes, que lo miraba entre serio y preocupado quizás.

Un suave color sonrosado apareció nuevamente en la cara del más chico, este se puso de pie y enfrentando al otro le dijo:

-Me disculpo por mi reacción de hace rato, pero no me retractaré de mi idea.

-¿Por qué? –preguntó calmadamente el otro.

-Pues… porque no, entre algunas burlas y otros motivos que lo consideraran sin importancia, no quisieran que me viesen así, además…

-¿Además? –preguntó un poco curioso.

-Además… tengo… pánico escénico. –en susurros apenas audibles, Tezuka se sorprendió al escuchar eso, era técnicamente imposible que Ryoma tuviera pánico al estar enfrente de otras personas, entonces como podía competir en partidos de tenis, si siempre hubo un montón de gente que los alentaba en cada partido.

-Entonces cómo puedes jugar los partidos.

-Porque… me imagino que estoy solo o jugando contra mi padre.

-¿Y esto no sería hacer lo mismo?

-No es lo mismo, porque no logro olvidarme de las personas que nos observarán y porque… -el sonrojo se intensificó y alzando una mirada casi vidriosa a Kunimitsu, conmoviéndolo por lo adorable de la expresión, Ryoma continuo- … porque sería lo último que usaría frente a la persona que quiero.

El mayor comprendiendo esas palabras, abrazó al novato, sorprendiéndose los dos por tales acciones, se separaron rápidamente, aunque el mayor le dijo en un susurro en su oído:

-A mí me gustaría verte así, por favor reconsidéralo, será una obra maravillosa.

-Lo pensaré. –susurró el pequeño temblando por el acercamiento de ambos cuerpos.

El capitán mantuvo dicha distancia por unos segundos más porque el nerviosismo y los temblores generaban en el moreno un aspecto bastante adorable, el castaño se lo quería comer ahí mismo, pero se contuvo, alejándose de él.

Agradecido por el gesto, respiró varias veces para calmarse, una vez sereno, volvió a su casa, omitiendo los tan inmorales y estúpidos comentarios por parte del samurai Nanjirou, se recostó en su cama y meditó sobre todo lo sucedido en la tarde.

Al día siguiente se levantó nuevamente, y decidió hacer frente a la obra de teatro, aunque daba por sentado que en el día del estreno recibiría muchas cargadas, asimilando todo eso en su mente, volvió a entrar en la sala de ensayo, solo rezaba que en el fatídico día los nervios no lo traicionaran.

Con el mismo entusiasmo y manteniendo su neutralidad mental, afrontó los días de restantes, los demás miembros se mantuvieron al margen con tal que el chico siguiera calmado y no le volviera otro de sus arranques de ira.

El famoso día D llegó, las obras escolares pasaban con aplausos por parte del alumnado y de la gente de afuera que se acercó a observar, Un Cuento de Navidad, el Grinch, y otras tan conocidas dieron su paso por el escenario. Finalmente, los nueves chicos y demás miembros del club de tenis se acercaron al escenario, admirando los trajes de todos, las chicas se esforzaron al máximo y eso fue bastante natural ya que los varones se miraban casi sin habla, incluso el disfraz de princesa de Fuji era maravilloso por lo suntuoso y elegante, nadie creería que fuese un chico.

Mientras seguían mirándose, una de las chicas de primer año los apuraba era hora de colocarse en sus puestos, aunque seguían preocupados porque Ryoma no aparecía, el capitán los tranquilizó y les dijo que no se preocuparan por el menor, estaría en el escenario sin falta.

El timbre de anuncio sonó y el telón se abrió, la primera escena era: Oishi (el presidente) llamando a sus hijos (Ryoma y Momoshiro) anunciando que su padrino estaba de visita. Fritz salió a su encuentro emocionadísimo reclamando unos regalos que traería el invitado, ambos esperaban a Ryoma, la sonrisa fingida empezaba a desmoronarse, hasta que la voz del chico rompió el silencio inquietante del auditorio.

-Padre, es verdad que el padrino Drosselmeyer vendrá a vernos. –preguntó el pequeño saliendo de uno de los costados del escenario, mostrando un vestido verde, con volados en la zona inferior, la peluca de cabellos largos del mismo color que el color de cabellos del novato y unos lazos decorándolo, demostraba una vez más que las chicas se ingeniaron para sacar el lado tierno y adorable de Ryoma.

El auditorio quedó embelesado ante la belleza del infante, la tez pálida y los grandes ojos avellana cautivaron tanto a hombres como mujeres, incluyendo a los que se hallaban detrás del escenario esperando su entrada. Tezuka no podía creer que aquel chico podría tener ese lado, muy distinto al que suele mostrar todos los días en la escuela.

La mirada nerviosa de Ryoma presionaba a que el sub-capitán regresara a la realidad y se concentrara en su papel.

-Claro, Drosselmeyer vendrá y si se portaron bien, probablemente venga con regalos. –generando sonrisas por parte de Fritz y de Clara, arrancando suspiros por parte del público.

-Hola a todos, donde se encuentras mis preciados ahijados. –habló Kawamura, con vestimenta de la época al igual que los demás.

-¡Padrino Drosselmeyer! –exclamaron ambos jóvenes, acercándose al recién llegado.

Herr acarició a Fritz e hizo una pequeña bromas con él, luego Clara lo abrazó con tanto cariño que hizo sonrojar un poco a Kawamura, y generando celos a cierto castaño de anteojos. El novato siguió haciendo sus líneas, con toda la entereza posible.

-Qué alegría es tenerte aquí. –alzando su vista al chico que abrazaba y sonriendo como nunca lo había hecho antes. El nerviosismo y la expectación en el salón se inundaron en tanto el menor apretaba un poco el abrazo para que el otro siguiera.

El chico siguió con el guión, abriéndose paso al cuento del cascanueces y con ellos a los otros titulares que actuaron normalmente.

Muchos se rieron por ver al genio del equipo como una joven princesa, al acrobático y a la serpiente con orejas de ratón y al recolector de datos como el padre de Fuji, todo fue recibido por calurosos aplausos y risas. Las chicas murieron de los suspiros al ver a Kunimitsu con ropa de la época entre casual y formal, y a Kawamura siendo el inventor del reino.

Nuevamente de regreso a la familia Stahlbaum/Drosselmeyer, Ryoma fingía cierto llantito arrancando no solo gritos de admiración y de emoción dentro del cual se manifestó en un ataque fotográfico de los presentes, poniendo totalmente nervioso al menor, Kawamura apelando a su personaje e improvisando lo abrazó, cubriendo parte del temblor y notó que de verdad estaba a punto de llorar porque los ojos amenazaban con escapar unas lágrimas. Conteniendo a Clara, Drosselmeyer calmó a la joven, y dijo que la maldición del cascanueces se podía romper, si destruían al Rey Ratón.

El capitán se acercó lo mejor que pudo para susurrarle que todo estaba bien y lo hacía de maravillas. Por suerte el joven se tranquilizó encarando una vez más su personaje.

Después de la escena de la rotura del muñeco y un poco más de drama por parte del moreno se dio paso a la lucha de los juguetes, donde salía nuevamente el capitán con el uniforme del cascanueces siendo Kaidoh y él, el centro de atención, hasta que el acto terminó con el zapatillazo de Clara y la retirada del Rey Ratón. Acto seguido es el amanecer del hogar y de los supuestos delirios de la joven, la madre la manda a descansar y olvidarse de ese relato.

Una vez caída la noche, el Rey Ratón deseaba vengarse de Clara, el chico volvía a temer al escenario afortunadamente las sabanas cubrían su pálido rostro. Por lo que el alumno de segundo comenzó a apurar un poco la actuación porque lograba ver de reojo el miedo del chico, el castaño entendió su intención también hizo lo mismo que él. Regresándole el alma al Ryoma, el pánico escénico era cada vez peor y con mucha mala suerte, frecuente.

Siguiendo con la salvación de la protagonista, y con el viaje al Reino de los Muñecos para buscar tanto la destrucción del Rey Ratón como el reclamo de la corona del mismo para coronarse como príncipe del lugar.

El niño volvía a su impasibilidad al sentir todo el tiempo la protección de Tezuka, y casi se muere de la risa al ver a Kikumaru-sempai como el Hada Azúcar, la vestimenta con un corte clásico resaltaba la cabellera pelirroja y las alas acompañaban en parte al apodo del estudiante, aunque hablando francamente las actitudes del chico transformaban la situación en una comedia de corte bizarro.

Retomando las indicaciones del Hada, tanto la chica como el muñeco se dirigieron al castillo de queso, donde se enfrentaron finalmente y por última vez al Rey de los Ratones, culminando de ese modo con la coronación del Cascanueces y pidiendo a Clara que sea la princesa de su reino, tras una breve danza, donde muchas ojos se posaron en los danzantes, Ryoma al sentir la presión de las miradas cerró sus ojos y se aferró al traje del estudiante superior.

-Calma, todo terminará solo mírame, y veras que todo saldrá bien. –susurró Kunimitsu, a lo cual Echizen obedeció, fijando sus ojos en el otro, la danza era sencillamente hermosa y la elegancia fue opacada por la sonrisa de ambos tenistas.

La escena cortada por los tiempos del teatro hizo que la protagonista volviera a la comodidad del hogar, con su padrino despertándola del sueño o de la ilusión vivida, su padre le dijo que fuera a arreglarse, la joven salió del escenario, mientras que nuevamente entraba en escena Kunimitsu haciendo de asistente de Herr. Mientras los mayores hablaban, Ryoma ingresó una vez más al frente, con otro vestido, uno rosado adornado con listones violetas, junto con la sonrisa del menor que sabía que era por fin su tortura culminaría con eso.

-Padrino, quién es el nuevo invitado. –inquirió con toda la curiosidad y bondad posible el niño.

-Él es mi asistente, Hans. –señalando al capitán que se giraba dedicándole una sonrisa a Clara.

-Mucho gusto señorita, mi nombre es Hans. –ambos chicos sonrieron y más el novato al identificar al recién ingresado como su adorado Cascanueces. El telón se cerró, y los aplausos rompieron la calma del auditorio, atrás del telón el chico se sentó en el suelo ya no podía más, los mayores lo rodearon y lo felicitaron por haber logrado soportar todo eso. El chico asustado, tembloroso, con miedo, se sentía feliz, por fin se acabó solamente tenía que saludar al público y luego se cambiarían y saldrían de aquella cámara de muerte.

El saludo como buenos actores fue realizado, los nueve tenistas se retiraron a un cuarto para cambiarse, apenas lograron asimilar la novedad de que el niño sufría de esa fobia. Pero sabían cómo subirle los ánimos, todos fueron al restaurante de Kawamura, a celebrar y distenderse del ambiente estudiantil.

Tras tres o cuatro horas de festejar el cierre del año, cada quien se iba retirando a sus hogares, Tezuka decidió llevar a Ryoma hasta su casa, la noche y el frío se hicieron presentes en las calles de la ciudad, los dos tenistas iban caminando casi en silencio, el chico se dejaba guiar por el otro, aun con la emoción y de los continuos ataques apenas tenía noción del tiempo y espacio que lo rodeaba.

El castaño lo llevó hasta la banca de una plaza desolada por la hora, solitaria por la ausencia de humanidad, los rostros rojos de frío se miraron unos segundos, logrando que el moreno volviera en sí y notando donde se encontraba en esos instantes. Al ver con interrogación a su capitán, este sacaba de su maleta un pequeño paquete abriéndolo enfrente a él, una mini-torta con una velita se manifestaron, alumbrando los ojos avellanados del príncipe y susurrando en el momento que unos fuegos artificiales junto con el gran reloj de la iglesia de la ciudad anunciando el cambio del día.

-Sé que quizás fue unos segundos tarde pero no es tarde para decirte esto: Feliz Navidad y Cumpleaños.

Unas silenciosas gotas adornaron el rostro del menor, con torpeza apagó la vela. Y con una sonrisa sincera susurró:

-Gracias, para vos también Feliz Navidad.

El regalo del otro fue un tierno y cálido beso en medio de la lluvia de fuegos artificiales, donde cerraron lo que debía ser cerrado en aquel escenario, solo que ahora no existía gente que los mirara o presión de un libreto, porque ellos se convirtieron en los protagonistas de un amor correspondido en una curiosa y alborotada Navidad.

Notas finales:

Notas y Aclaración: la obra el Cascanueces o The Nutcracker Prince que utilicé como base, fue creada Ernst Theodor Amadeus Hoffmann y la famosa música que muchos conocen por el músico y compositor Piotr Ilich Tchaikovski creada en 1891-92, y los personajes naturalmente pertenecen al gran mangaka Takeshi Konomi-sensei, cuya serie admiro desde el fondo de mi alma, muchas de mis conocidos me quieren cerrar la boca por los continuos karaokes que realizo de las canciones de los seiyus.

 

Aclarado algunas cosas, espero que halla sido de su agrado y nuevamente les diréFeliz Navidad y Feliz Año Nuevo.

 

PD: HAPPY BIRTHDAY RYOMA!! (listo maté mi frikismo por un rato -w-)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).