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Una Navidad a tu lado por Van Phantomhive

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Notas del capitulo:

Esa pregunta muchas personas se lo plantearon, pues mi traviesa mente se le ocurrió esta posible respuesta.

 

Una Navidad a tu lado

 

Un sueño, que hubiera pasado si no hubiéramos terminado hace diez años, como hubiera sido esa Navidad junto a él…

Hace 10 años:

El invierno comenzó a enfriar el ambiente, y la nieve no tardaría en hacerse presente; cosas como esas no pasaban desapercibidas para todos nosotros, jóvenes estudiantes de instituto, porque todo esto implicaba una cosa, Navidad.

En particular para mí, Onodera Ritsu, 15 años, alumno de primer año, sin pensarlo e imprudentemente confesé mis sentimientos a Saga-sempai hace unos meses atrás, él los aceptó, luego de eso simplemente empezamos a salir. Pero este acontecimiento en cierto modo me atormenta pero a la vez lo deseo con todo el alma que suceda, muchos se preguntaran por qué, eso es simple hace unos días atrás en la biblioteca mientras inventaba un tema de conversación para romper el silencio que reinaba, le pregunté cuando cumplía años, tranquilamente me contestó que era el 24 de diciembre.

Al enterarme que esa fecha era su cumpleaños mi corazón empezó a latir rápidamente y algunas ideas se vinieron a mi mente para celebrarlo, parece que esa sensación fue bastante notoria y contagiosa ya que él también parecía pensar algo y una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, ambos al vernos unos breves segundos llenos de esa expectación no pudimos evitar reírnos nerviosamente y yo me sonrojé bastante ante esto, sin embargo él se detuvo tan rápido como había iniciado y velozmente tomó mi rostro, uniendo nuestros labios en un cálido y torpe beso. Apenas nos separamos por la falta de aire, se acercó a mi oído susurrándome lo siguiente:

-Pasémosla juntos, nuestra primera navidad, Ritsu.

Semejante confesión traía consigo la consecuencia de un evidente sonrojo de mi parte, aun no me acostumbraba a su voz, su cercanía y sus caricias, aunque al ver su rostro le susurré más nervioso y rojo de lo que estaba hace unos segundos atrás:

-S-sí.

Luego volvimos a nuestra posición inicial, él leyendo su libro y yo, más ansioso que nunca, a resolver los problemas que los profesores nos habían dejado.

Después nos quedamos callados un silencio nada incomodo, un silencio necesario para poder procesar todas estas sensaciones, transcurriendo de esa forma la tarde.

El cielo se iba tiñendo de los colores de la oscuridad, morados, azules oscuros, y las primeras estrellas se asomaban, la hora de partir llegó, los dos salimos del edificio, siendo el primer contacto del frío nos golpeó el rostro. Los dos acomodamos mejor nuestras bufandas, la noche caía sobre nosotros, sumergiéndonos en ese mar oscuro, caminando sin hablar siguiendo con la caminata hacia la estación nuestras manos se acercaban lentamente y lo siguiente que noté fue un frío contacto que con el correr de los segundos se entibió. Podía sentir el ligero apretón, las mejillas rojas por el viento helado, lamentablemente el corto trayecto estaba llegando a su fin, apenas había llegado, Saga-sempai me soltó con cuidado como si temiera que la noche me pudiese tragar en un instante.

Con su voz grave me habló:

-Entonces nos juntamos acá en la víspera.

-Sí. –dije esta vez sin que la voz me tiemble, de verdad la ansiedad era terrible pero ambos debíamos esperar.

Sin decirnos más, ambos nos alejamos, cada quien con su propio rumbo.

La noche fue complicada, no lograba cerrar mis ojos, por lo que decidí levantarme y prender la televisión, eso tampoco me ayudó a conciliar el sueño. Los nervios, la expectación y otras sensaciones que se mesclaron con mis sentimientos hicieron que sin pensar muy bien en lo que hacía tomara una madeja de lana y comenzara a tejer, las horas pasaban con prisa, cuando terminé el reloj marcaba las nueve de la mañana, dentro de unas horas tendría que encontrarme con sempai en la estación.

Tan rápido como pude, guardé lo que había hecho en una pequeña caja y lo adorné con un listón rojo con bordes dorados, después me fui al baño para darme una ducha, escogí ropa al azar y luego con un pan en la boca salí disparado de casa, obviamente llevando el paquetito conmigo.

Llegué al lugar de encuentro como media hora antes pero él también ya estaba en aquel sitio, temeroso me acerqué y con la voz algo entrecortada debido a la falta de aire en mis pulmones por venir corriendo pregunté:

-¿Me esperaste mucho?

-No, recién acabo de llegar. –como siempre él se hallaba calmado.

Una vez que logré recuperar el aliento, miré con más atención a sempai, él iba vestido con un abrigo negro, pero se podía observar una camisa negra por debajo del mismo, acompañados por unos jeans algo gastados y unas zapatillas blancas pero con líneas azules oscuros que hacían juego con el pantalón. Simplemente se veía perfecto, estaba tan embelesado que no noté que él también estudiaba mi vestuario pantalones negros, acompañados de una camisa blanca y una gabardina marrón y los zapatos del mismo color, por el frío y la corrida se había desacomodado la bufanda beige.

Luego de reacomodar mis prendas, alcé mi vista y él la sostuvo, ambos nos quedamos unos segundos así, esa mirada penetrante me ponía muy nervioso por lo cual la desvié y con un suave sonrojo le dije a sempai:

-¿A dónde vamos?

-Mmm no lo sé, caminemos por un rato.

-Claro. –y le sonreí, mientras caminábamos a lo largo de las grandes avenidas adornadas con motivos navideños.

El día era bastante frío, algo nublado, sin embargo seguíamos la caminata por todos lados mirando ciertos lugares, hasta que divisamos una de las librerías de la zona, entramos al local observando todos los libros que había, en uno de los stands principales se hallaba la nueva novela de Usami Akihiko, sin dudarlo tomé el libro y vi la portada del mismo, como siempre, este era fino y elegante.

Saga-sempai se acercó y examinó el libro, ambos siendo fanáticos de Usami-sensei, a pesar de que el escritor es un poco mayor que nosotros por un par de años, este sabía cómo escribir historias interesantes, por lo tanto ambos agarramos un libro y lo compramos. Luego de eso salimos de nuevo a las heladas calles, para continuar caminando sin rumbo fijo, el silencio era algo molesto por lo cual empecé hablar del libro:

-Sempai, no cree que Usami-sensei es genial, por lo joven que es y ya es un gran escritor.

-Sí, es verdad. –me respondió un tanto frío.

-Mmm, y ¿qué le parece?

-Usami-sensei sigue escribiendo raro aunque sabe cómo manejar sus cuentos para que estos se vean vistosos.

-Muy cierto, de seguro, será tan popular como lo fue su último best seller.

Con un afirmación por parte él, la conversación murió y el silencio volvió a reinar, no es fácil mantener una charla pero el aire congelado tampoco ayudaba a continuar.

Las horas seguían pasando por lo cual el hambre se manifestó, un reclamó que se dejó oír por parte de mi estómago, coloreando un poco mis mejillas por la vergüenza que de aquel sonido. Saga me miró y luego observó el reloj de uno de los locales, era un poco más de mediodía, era normal que sintiera eso; luego me dijo que deberíamos ir a un local de comida rápida, lo cual yo accedí gustoso, ya que no había tenido ocasión de probar nuevamente esos alimentos porque no lograba escabullirme con éxito de mi casa.

Durante la comida, probé nuevos sabores, sonreí como un niño que recibió su regalo de Navidad antes de tiempo, para sempai, mi actitud podría parecerle un tano extraña pero creo que comprendía que venía de una familia un tanto conservadora, y por eso se reservaba algunos comentarios.

Luego pedimos unos helados como postres, a pesar del frío de afuera y de la calidez del local pedir esos dulces fue irónico, de todos modos los comí gustosamente con una sonrisa en mi cara, no pude evitar decir lo rico que estaban, de pronto una mano de él se acercó y acarició mi mejilla, luego la alejó y se lamió los dedos manteniendo una mirada de deseo y lujuria, yo sentí que la sangre subió hasta mi cara ante semejante acción en pleno lugar público, él con su apático semblante dijo:

-Tenías crema en tu cara.

No logre responder ante eso, simplemente me quedé callado, lo siguiente que hicimos fue pagar lo consumido y salir nuevamente al aire helado, el cielo se estaba nublando y amenazaba con llover.

-Y ahora qué hacemos.

La pregunta me tomó por sorpresa, pero por suerte tenía una respuesta para esa pregunta.

-Vamos a un sitio que encontré hace poco. –tomándolo de la mano y llevándolo a ese lugar, él se dejó guiar por mí, la curiosidad brilló en su rostro y la oscuridad de la tarde se hizo presente y unos copos de nieve aparecieron, el clima no era el mejor pero aun así lo que yo pretendía darle lo adornaba de una manera única y quizás inigualable.

Al ver que estábamos llegando al destino, me coloqué detrás de sempai y lo tapé con mis manos sus ojos y lo empujé un poco para que siguiera caminando, él con un tono un poco molestó me dijo:

-¿Qué haces?

-Ya verás, falta poco, solo unos pasos más. –respondí animadamente.

Al llegar a la baranda, lo coloqué de frente al panorama y luego solté mi agarre y le dije con toda la fuerza que logré reunir en ese momento:

-Feliz Cumpleaños y Feliz Navidad, Saga-sempai.

En ese momento estábamos ante una de las hermosas vistas de la ciudad, la nieve era un adorno adicional. Él estaba con los ojos abiertos, simplemente no podía creer lo que miraba.

Ante ese inquietante silencio, volví aclararme la voz, llamando su atención:

-Mm… sempai, sé que no es mucho, pero toma.- saqué el regalo y se lo tendí, suerte que la noche y el frío ayudaban a camuflar mi sonrojo. Él agarró el paquete y con lentitud lo abrió, sus ojos se abrieron aún más y el sonrojó se acentuó en ambos.

Sacó la bufanda tejida y se la colocó, esta combinaba con sus ojos, y luego me abrazó, en medio de tan afectuoso gesto, me susurró:

-Gracias.

Lo siguiente después de eso, fue un apasionado beso, jugando como nuestras lenguas apegando nuestros cuerpos en el abrazo. Cuando el aire faltó, nos separamos y él susurró nuevamente:

-Vamos a casa. –yo, con una sonrisa lo seguí, y nuevamente nos tomamos de la mano, con confianza, con deseo, y sobre todo con amor.

Al llegar a su casa, él me llevó con decisión a la ducha, el agua caliente reanimaba más el ambiente de lujuria y de deseo contenido de todo el día. Aun con la ropa puesta entramos bajo esa lluvia caliente, mientras el beso y las caricias se intensificaban al mismo tiempo que nos desprendíamos como podíamos de las prendas, creo que las únicas ropas que se salvaron fueron nuestros abrigos y las bufandas.

Los besos que él repartía por todo mi cuello y pecho, hacia estremecerme violentamente, pero los primeros gemidos aparecieron cuando introdujo su mano en mi pantalón, apretando aquel musculo tan sensible.

Aferrándome a su camisa mojada, aunque luego quise soltarme y sostenerme de la pared entonces él me dijo con su voz grave y tomando una de mis manos, colocándola en su cara:

-Acaríciame.

Sin responder algo coherente, seguimos con las caricias, él movía su mano bastante rápido pero yo intento seguir su propio juego, intentaba imitar su acciones pero con su miembro. Parece que eso lo tomó por sorpresa aunque eso no impidió frenar su ataque ya que lo excité más.

El baño con los azulejos empañados por el vapor y sudor, se fue llenando paulatinamente de sonidos y sentimientos encontrados.

Debido a que las piernas me temblaban, ambos nos fuimos sentando en el suelo, continuando con nuestras acciones, sentía que no iba a aguantar más y se lo comuniqué:

-Ah… mmm… sempai… no aguanto…

-Sí que… puedes. –moviendo su manos con una velocidad que no le creía capaz, aunque también lo acompañaba apenas lograba alcanzarlo. Agitados y jadeantes ambos nos venimos en la mano del otro.

Sin fuerzas como para seguirlo me recosté en el piso, sin embargo él metió unos cuantos dedos en mi entrada moviendo circularmente y en tijeras arrancándome más gemidos. Tras una breve preparación luego introdujo su miembro en mí, los gemidos de placer que rebotaban en las paredes eran las únicas testigos de nuestra pasión desenfrenada y un amor sin fin.

Las embestidas se intensificaban con el correr de los minutos, los besos de igual medida, yo solo conseguía mantenerme abrazado a él como si temiera perderlo de un momento a otro, pero ahora cegado en ese mar apenas sabía lo que hacía. Todos esos sentimientos y sensaciones juntas iban a culminar en ese gran clímax, ya que él volvió a masturbarme para aliviarme el dolor de los embistes y reemplazarlas por el placer conocido por los dos.

De pronto y sin aguantar más, me vine entre nosotros dos, a la vez sempai se vino adentro, ambos respirando entrecortadamente y abrazándonos descansamos en ese piso lleno de fluidos, después con mucha parsimonia nos duchamos para no quedar pegajosos, solo que esta vez eran pequeñas caricias.

Una vez salidos de ese sitio sempai me prestó uno de sus pijamas, me quedaba un poco grande.

Miré a sempai con una risita nerviosa solo que su mirar tenía otras intenciones generándome que me sonrojara a más no poder, así que me oculté entre las sabanas. Él me siguió, luego me giró, me abrazó con ternura y me dijo:

-Gracias por el regalo.

Mis ojos estaban algo cansados, con la vista borrosa veía la nieve que se acumulaba en la ventana, si al final iba a ser un frío día pero estando juntos sabía que iba a ser muy cálido. Acurrucándome en su pecho le dije:

-Me gustas sempai.

Correspondiendo aquel acto, aunque creí escucharlo a lo lejos mientras cerraba mis ojos fue:

-Te amo, y Feliz Navidad, Ritsu.

Palabras suficientes como para desmoronar a cualquiera que las escuchara, ojalá que el tiempo se detuviera y durara la eternidad, un deseo difícil solo seguiré soñando para que se cumpla.

Un sueño, un hermoso sueño…

En el presente:

Nuevamente me desperté, la habitación no era la mía, el lugar olía a humedad, me sentía pesado, tenía algo de frío y a la vez calor, lentamente giré mi cabeza, la ventana acumulándose de nieve y el olor de un cabello húmedo llamaron mi atención. Cuando enfoqué mi vista, mi jefe, Takano-san dormía plácidamente, al verlo recordé lo que hicimos pero algo me impidió que gritara como un desaforado y lo despertara. Ese sueño de nosotros en secundaria, si no hubiéramos terminado, probablemente estaríamos así ahora, un pensamiento que afloró en dos palabras:

-Te amo.

Luego me volví a dormir.

Horas más tarde, en Marukawa Shoten:

-Sabes, siento que volvía perderme de algo importante. –me comentaba el editor en jefe.

-Ha ha, no sé a qué se refiere, Takano-san. –respondí nerviosamente.

Mi superior me observó fijamente, no me agradaba esa mirada penetrante, así que la desvié y seguí con mi trabajo en la computadora. Él se me acercó su aliento en mi nuca, su mano tocando la mía, mi cara manchada de carmín, sus labios cerca de los míos, anhelando y deseando ese contacto que nunca llegó solo me dijo:

-Onodera, la propuesta de negocio sobre el manga de Mutou-sensei fue rechazada.

-Takano-san eso deberías habérmelo dicho antes, sabes que la reunión es en unas horas verdad.

-Es verdad, pero ahora es tu problema, arréglalo.

Como dije ese sueño, era solo eso, cómo demonios me pude enamorar de este hombre, es más sigo pensando que estos sentimientos están equivocados, esto no es amor, no es amor, definitivamente no es amor.

 

Eso fue lo que se dijo insistentemente el novato del departamento doncella.

 

FIN

Notas finales:

Espero que les halla gustado, y como dije Felices Fiestas a todos^^

Adyuu

 

PD: mataré mil veces mi frikismo -w- TANJOUBI OMEDETO TAKANO-SAN XD!!


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