Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Accidentalmente Enamorado por Masamune Takano

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

* No es un plagio. 

* Las imágenes de ilustración a partir del episodio 11 son obra de Takano Masamune mi futago, una artista increíble. 

Me levanto completamente frustrado porque acabo de tener un sueño demasiado extraño. Sé que Hayase ha sido parte de él. Sino fuera así, la sangre no seguiría corriendo disparada en la total pista de adrenalina en la que se ha transformado mi cuerpo. ¿Qué tipo de fantasía es esta vez?


-- Hayase... por qué... - susurro yendo a lavarme la cara.


"Inmoral, deberían penalizarte por tener sueños de ese tipo con un chico. Las personas como tú se van al in-fier-no... derechiiiito hacia abajo... piuuuuuuuuuu... caen en picada sobre el regazo del diablo."


-- ¡Oh, vamos! - le reclamo acalorado a mi imagen en el espejo - ¡Estoy seguro que él era algo así como un conejo de la suerte! ¡Eso no me convierte en un Ataru Moroboshi versión yaoi! ¡Todavía conservo intactos mis valores morales! ¡Estoy aquí entero, no pasa nada! Este día será como cualquier otro.


Mi reflejo levanta una ceja en señal de desaprobación.


"Si estás tan seguro entonces por qué cierta cosita anda muy animada"


Miro hacia abajo y me encuentro con un panorama desolador.


-- ¡Waaaaaaaaaaak! - pego el grito, cubriéndome la entrepierna - ¡baño de agua fría! ¡Montañas de cubitos de hielo!


"Pero qué asco... eres un completo escándalo andante"


--¡No lo hago a propósito!- grito peleando conmigo mismo, abriendo el agua supergélida del grifo - ¡Y ya deja de reclamar! ¡Llegaré tarde de todas maneras!


"Sin la fuerza de tu conciencia caerías en el oscuro y asqueroso hoyo de la maldad. Agradece que tienes una voz interior tan puntillosa como yo y... ¡for god sake has algo con tus vergüenzas, Tomohiro Kouichi!"


-- ¡Más frío, más frío, más frío!


------------------------------------------


Al final he terminado pillando un resfriado. La frente me baila y las imágenes se disuelven. Lo peor es que el instituto queda justo en la parte media de una colina. El camino es tan empinado que creo que moriré antes de llegar. Si tan solo le hubieran plantado cerezos a los costados en vez de esos estúpidos piñotes. Realmente no entiendo qué tipo de plantas son. La verdad ni me importa, es sólo una buena forma de concentrar la atención en otra cosa que no sea...


-- ¡Adivina quién soy!- me toma la voz de improviso.


Mis ojos son cubiertos por un par de manos que conozco demasiado bien. Ese baka debería dejar de hacer cosas así. ¿Acaso no se da cuenta que es muy facil pasar la delgada línea roja que divide lo correcto y lo incorrecto?


Inconsciente... me tienta a pasar a territorio desconocido?


-- ¿No adivinas? Te estás demorando demasiado. Kouichi-kun eres muy leeeeento beeee... - ríe jovial.


-- ¡Ha-ha-ha-haya---se! - mascullo soltando aire, presa de cierto mecánico tic nervioso.


"Tío, me vas a dar un cardiaco. Tengo suficiente con la gripe. No planeo morir camino a la escuela tan temprano"


Escurro el rostro entre sus dedos y salto a un costado. Por un momento, cuando estaba colgado de mi espalda chocó su cuerpo contra el mío. Realmente fue electricidad lo que sentí. Los vellos del brazo se me erizaron bajo la chompa. Tomás Alva Edison podría encender una bombilla con sólo pedirme que la sujete en la palma de mi mano. Es más, de mi sistema nervioso saldría una planta para iluminar la ciudad entera.


-- Bah, no seas remilgoso, Kouichi-kun.- dice levantando la maleta - ¿Acaso te asustaste con esta bromita? - da una palmada sobre mi hombro, ignorando las cataclísmicas consecuencias que un gesto tan cercano puede provocar en el ánimo inestable de alguien como yo.


-- ¡Yay! ¡Hayase! - digo dando un respingo - ¿No tienes nada mejor que hacer en vez de estar traumatizando a tu senpai?


Se acomoda los cabellos marrones y da un señor bostezo. Es natural y descuidado. Sus largas zancadas le hacen seguirme el ritmo. Como es un poco más bajo que yo mis pasos siempre adelantan dos centímetros a los suyos.


-- ¿Algo mejor? Am... no. Me figuro que no.- gira el cuello, relajándolo. Yo evito mirarle de frente, prefiero fijarme en el final de la colina. - De todas formas ya perdí la primera hora, así que divertirme un poco no está de más.- sonríe - Y no hables como si fueras mi superior. Puede que estés dos años por encima mío, pero eres más infantil. Mira que asustarse por tan poca cosa.


-- Hum, estás muy seguro de ti, bobo.- me quejo fingiendo enfado - Que seas un vago profesional nada mas empezando el ciclo no te da derecho a decir barbaridades. Entra a clases alguna vez, deja de estar tonteando. ¿Qué será de ti si sigues perdiendo el tiempo? - le riño en broma batiendo los mechones de su frente sin poder mantener las manos quietas. ¡Fue culpa suya! ¡Desordenarle los cabellos no entraba en mis planes! ¡Quién le mandó a tirarse en mi encima tan temprano! Oh y su tacto sedoso...


-- ¡Oye, Kouichi, no publiques mi talón de Aquiles! Si lo haces no podré casarme. Ninguna mujer quiere cargar con un vago. - me sigue la corriente haciendo un cómico gesto de silencio.


-- ¿Todavía piensas encontrar algún ente femenino de tu especie? No deberías aparearte con humanos, nunca se sabe cuál sera el producto- digo ensanchando la sonrisa cínica. Sé que me contestará puras tonterías.


Las cosas junto a él son tan fáciles...


Seguimos caminando. Conversamos de cosas banales. Me siento malditamente genial. No debería tener una gota de emoción por lo que este niñato hace o deja de hacer... sin embargo... cada vez que me mira...


Ahora no puedo dejar de pensar que si hubieran plantado cerezos a los lados, en estos momentos el aire los habría desgranado y Hayase y yo estaríamos paseando en un corredor lleno de flores.


Sí. Lo sé. Soy un vergonzoso perdedor. Qué mas da. Debe ser la temporal fiebre de principios de primavera. cuando pase, todo volverá a la normalidad. No volveré a mirarlo así con estos ojos de bambi enormes y transparentes que no capta ni por asomo y podré dormir seguro de que no aparecerá ni en los créditos finales de mi despertar.


-- Hoy tengo química...- rezonga flojísimo -...no he hecho los deberes. Prefiero ir a la azotea a dormir. ¿Vienes conmigo, Kouichi?


Me muerdo la lengua a punto de cortarla en dos y tragármela.


"¡Dododododoododormir contigo...! ¡Claro que no! ¡Deja de pedir cosas así! ¡No lo digas ni de broma!"


Relajo mis sienes tomando demasiado oxígeno. Creo que estoy respirando hasta por las orejas.


-- Pues tampoco he cumplido con economía doméstica,- digo con las mariposas flotando en el estómago -...pero no me usarás para tus evasiones. Anda a clases, a lo mejor sales aprendiendo algo. No quiero que Rikka-chan se ponga triste cuando publiquen tu espantoso promedio. Debe ser difícil para ella tener un hermano idiota en la familia...


Juego sucio. La sola mención a la hermana que adora le doblega como si fuera un gentil cachorrito. Sé que va a ceder porque lo último que quiere es decepcionar a la dulce Rikka. Él sabe que en el fondo, lejos de todas sus poses es un buen chico. Pone las manos en los bolsillos y tuerce la boca en forma de pico y se da por vencido. Por fin va a asistir a matemáticas, eso sí es una proeza.


-- Vale, vale pero no lo hago por que tú me lo digas. Nunca le haría caso a un penoso y juicioso sempai que se la pasa aconsejando a todo el mundo. Sé que Rikka se está esforzando mucho, sólo por eso... Ya nos veremos por ahí Kouichi. Échale un ojo a mi hermana. Tú sabes. No confío en los otros chicos de su clase, son unos pervertidos, pero eres diferente a los demás.


Ahí sí que me pilló completamente frío. No sé que diantres quiso decir, pero siento los dos hemisferios de mi cabeza haciendo "¡crak!" al mismo tiempo.


Me estoy deshaciendo. Ese es mi estúpido problema. Ni siquiera puedo soportar que diga "nos vemos".


Termino escapando hacia el taller de economía doméstica. ¿Qué haremos hoy? ¿galletas? ¿niños de mazapan? ¿tortas de manzana? ¿Hayases confitados? ¿Hayases al vapor? ¿Hayases hayases? ¿Hayasearemos hayaseadamente hayases hayaseados? o más bien hayasearemos hayases hayasadísimos rehayaseados hayaseadamente.


¡Me pasó de nuevo!


Golpeo la cabeza repetidamente contra la columna del pasillo.


"Nada de Hayase. NADA. Contrólate. No eres un monstruo pervertido. No veas estrellitas a su alrededor. No te pongas nervioso... lo único que harás a partir de ahora cuando lo veas aparecer es salir volando a cualquier lugar. Hasta que te pase la fiebre accidental. Recuerda: eres potencialmente peligroso"


-- ¿Te encuentras bien, Kouichi-kun? - pregunta una voz muy suave.


-- Oh, si, disculpa por llegar tarde a clase, Rikka-chan - respondo atentamente con el rostro lleno de chinchones.


-- Kouichi...- suspira haciendo un femenino mohín de niña amable. Es linda. Linda sin dudas y de caracter aterciopelado. Quizás por eso sus amigas la protegen a rabiar. Para mí, la buena amiga de infancia, la hermana que debí tener.


-- Por cierto, adivina quién va a tomar matemáticas hoy... - empiezo acompañándola hacia adentro. Ya quiero que abra los ojazos por la sorpresa.


En clases las horas pasan largas. Siempre es así el tiempo lejos de... ¡Bip! ¡Mente en blanco! ¡Pensamientos positivos! ¿Que iba a decir? ¡Ya lo olvidé! Sí... esa es la actitud... la persona con H no existe... oh pero si no existe... por qué sigo hablando de él... em... un elefante se balanceaba... sobre la tela de una araaaaña...


Mejor sustraerse del mundo. Tuve que almorzar en el club de arte que estaba completamente vacío. Y apenas tocó el timbre de salida bajé a la carrera para ser de los primeros en ir a casa. Giré por la ruta menos transitada con miras a no cruzarme con nadie. Sólo faltaba tomar el tren y estaría a salvo.


"Tres cuadras. La salvación queda a tan solo tres cuadras"


-- ¡Alelop! - fue el grito de batalla de quien me caía saliendo de los matorrales.


No lo esperaba. La emboscada fue exitosa. Me desbalanceé repentinamente y serví de colchón a Hayase. Al irnos de costado hacia abajo adoré la forma energética y el gesto que ponía mientras flotábamos por el aire.


-- ¡Waaaaaaaaaaaaaaaaaaak! - fue todo lo que pude gritar cuando nos precipitamos juntos al piso.


Ni siquiera me dolió. Otra vez estaba endemoniadamente contento de verlo. Podía reventarme la cabeza con un martillo y yo sólo sonreiría poniendo cara de idiota.


Tenía el rostro sobre mi pecho y pronto se irguió sin llegar a pararse.


-- Muy mal Kouichi-kun.- sentenció con el dedo índice - Tan viejo y todavía superado por las mañas terribles de alguien menor... ¿te asusté de nuevo? Eres un objetivo demasiado sencillo.


Se rió bajito, cubriendo apenas sus labios con los dedos.


-- ¡Bajate de mi estómago ahora mismo, Hayase!- grité horrorizado. Él no tenía idea de por qué me ponía así, pero el miedo era la emoción más lejana que podía surgir en esos momentos. Lo mío iba en una dirección completamente distinta. Si seguíamos así le daría algo de qué arrepentirse.


-- Ñaaaaaa, no eres divertido. ¿Mucha tarea hoy?- aguzó los ojos clavándolos en los míos - Qué sospechoso. Es como si hubieras estado evadiéndome desde la mañana.¿Tienes algún problema conmigo? Que yo recuerde no te he hecho nada...


¡Rayos! ¡Se había dado cuenta de mi plan! ¡Debía negarlo! No tenía justificación si lo llegaba a descubrir.


-- ¡NO, NINGUNO, NINGÚN PROBLEMA EN ABSOLUTO! ¡NO HAY NADA QUE TENGA JAJAJJAJAA! - tal era mi tensión que sentía el cuerpo hecho de madera. Sus piernas dobladas aprisionaban mis caderas y en realidad no hacían demasiada fuerza, sólo que en mi estado, moverse no constituía una opción libre.


Hayase tosió dos veces y luego suspiró inclinándose mucho más hacia adelante. Las burbujas de colores aparecieron alrededor de su rostro.


-- Qué bien, sempai. Porque estoy tratando de cortejarte, ¿sabes?


No había nadie en la calle. El sol iba cayendo sobre nuestros rostros. Él permanecía a la perturbadora distancia de tres centímetros sobre mí y acababa de mencionar el verbo "cortejar"


Me dejé caer completo sobre la acera, escondiendo el rostro bajo el brazo flexionado. ¿Acaso podía respirar? ¿No era el accidente más intenso que había tenido? ¿Qué estaba pasando? ¿No bastaba con tenerle en la cabeza a cada momento? ¿Acaso no iba a desaparecer ese sentimiento? ¿Por qué se daba el lujo de torturarme así? No era justo. Yo estaba haciendo lo posible por comportarme con normalidad y él... demonio de pequeñajo haciendo trizas mi mente...


-- Deja de jugar, Hayase...- dije como último alarido de autocontrol. Si hubiera podido llorar lo habría hecho. Y aunque no quería darme cuenta estaba muriéndome por él. Coladito hasta los huesos.


-- No estoy jugando, Kouichi... necesito de ti...- susurró- por eso he estado rondándote estos días... debo ser sincero y decírtelo...


"Cállate, tonto. Si lo dices ahora... me levantaré y te besaré. Aquí, delante de todos. No me va a importar nada. Por favor, Hayase... ten algo de piedad. ¡El que está en peligro eres tú! Yo apenas puedo...¡No me conviertas en un monstruo!"


-- Quiero que salgas con Rikka - remató uniendo las manos e inclinando la cabeza a modo de pedido ceremonial.


Pequeños brotes de piña, como adornos de árbol navideño rodaron echados, sacudidos de los árboles.


-- ¿Qué?- parpadeé tratando de procesar sus palabras. En mi cabeza resonaba una frase leída alguna vez en un viejo libro.


"Cuando sintió pasar el viento de su desgracia"


Bajé el brazo y me senté en un solo movimiento. Hayase rampó hacia atrás quedando frente a mí. Esperaba tímidamente mirando de hito en hito. Yo sentía como si me hubiese disparado con una escopeta. Esperaba cualquier cosa menos eso. Hayase se dobló completo enterrando la frente en el piso.


-- Lo dicho, por favor, declárate a Rikka... tú le gustas mucho... mi hermana está enamorada de ti...


-- Rikka-chan...- musité sorprendido.


Mi accidentado amor acababa de sufrir - paradójicamente- un accidente catastrófico en su interior.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).