Este lluvioso día martes, en que dijimos que las cosas entre nosotros iban a cambiar, ambos, uno frente al otro, Riéndonos de nosotros mismos al rehuir nuestras miradas observando los rosales del lugar.
Las lagrimas traicioneras que aparecían anunciando la frase que haría el cambio, uno que ambos sabíamos, esa condición que conlleva todo lo que comienza.
Es tan profundo, el dolor agonizante y el amor en que nos ahogamos. El color de las rosas que caracterizaron muchas de nuestras escenas juntos, el color que se fundió con nuestras lágrimas, la lluvia y las carcajadas que dejamos allí.
Ya es la hora del espectáculo… [*]
-Se acabó, terminemos.
La simple frase pronunciada por los dos al unísono, aquella que resuena en mi cabeza y hace un eco que se propone a despedazar todo lo que allí se encuentre. En nuestras caras, una expresión tan confusa como nuestra relación, Sonrisas y lágrimas brotando una tras otra.
¿Qué fue lo que acabamos de hacer? Acabar con algo tan Hermoso como enfermo, Dañarnos entre nosotros para luego reírnos de ello y decir que nos queríamos.
¿Qué tan normal habremos pensado que fue tomarnos de las manos, reírnos de nuestras desgracias y crear más de ellas para luego besarnos? ¿Acaso eso no es considerado enfermo?
La verdad, yo no lo considero así, y no quiero olvidar nada de todo este tiempo juntos. Incluso me gustaría poder rebobinar la escena hasta el momento en que llegamos a este lugar, hoy. Prefiero seguir siendo un enfermo vuelto loco por la persona que tengo enfrente. Volver hasta hace un minuto y decirle que le amo, que salgamos de aquí juntos bajo un mismo paraguas, olvidar el porqué vinimos aquí e irnos a otro lugar.
Hoy, un lluvioso Martes luego de romper nuestra relación, él ha tomado una de las rosas con todas sus espinas. Y tendiéndomela me ha dicho:
-Olvidemos esta estupidez, volvamos a casa juntos. Me sería imposible dejar de ser un enfermo mental enamorado locamente de ti
Cogí la rosa y sin importarme en lo absoluto que se me clavasen las espinas, la apreté en mi mano y mirando al suelo le respondí:
-Los dos somos unos completos enfermos por hacernos esto, pero no puedo negarte que me es imposible no amarte más cada vez que hacemos estupideces como estas, porque así me doy cuenta de cuánto te necesito a mi lado -él levanto mi rostro, me sonrió y sin decir más, me tomo la mano libre y nos fuimos como si nada hubiera ocurrido-
Quizás, lo que diré ahora destruya su imagen mental de lo que es nuestra relación, pero pareciese que nosotros inconscientemente siempre contradecimos el concepto de normalidad que todos tienen sobre una pareja.
De por sí somos diferentes entre nosotros. Él, una especie de metalero con físico de actor de cine pero de una estatura un poco más baja de la media. Y yo, un intento de visual-kei con complejo de escritor serio de novelas, según lo que dicen, con físico de niña y más alto que él, Pensamos diferente Y usualmente, por alguna estúpida y simple discusión terminamos. Lo bueno, es que no podemos pasar más de dos días sin el otro y como dije, me ayuda a darme cuenta que no soporto la idea de haberme separado de él y volvemos a la cumbre de nuestra montaña rusa.
También, y por si aún no se han percatado de ello, ambos somos Hombres. Y que mal por todas aquellas personas a quienes les molesta vernos, ni que nos importara darles en el gusto, somos felices así, Siendo Enfermos y estúpidos por amor.
Esta es mi Historia y uno de los "capitulos" que he pasado junto a quien más amo en el planeta.
Escrito por: A.R. El personaje real de esta situación.