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A-La´ Dino por Chikori

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Notas del fanfic:

Katekyo Hitman Reborn y la película de Aladdín no son de mi propiedad, solo los uso para entretener a mis lectores y a mi misma juar XD

Regalo de Reyes magos a mi colega lectora-escritora: Sebieth chan n.n

Este fanfic SI sera actualizado rapidamente XD tendra solo 4 capitulos.

Notas del capitulo:

Hello lectores!

 

Aqui con un nuevo fic parodiando una queridisima pelicula de Disney, que por fonetica decidi parodiar XD (ademas que me imaginaba a mi piña favorita como un sexy hechicero *¬*) ajem!

 

Bueno, un regalo de dia de reyes a mi lectora Sebieth x3 espero lo disfrutes

En una noche oscura una sombra viajaba por los parajes del desierto, las ráfagas de viento que golpeaban la arena borraban las huellas de los incautos que trataban de viajar por el peligroso lugar. Pero aquella persona que se atrevía a viajar no era cualquiera, era un sombrío hombre con una malvada intención.

Aquel hombre bajo del camello que lo transportaba, con un bello búho blanco en su hombro derecho, enterró una extraña llave la cual pareció mover con la punta del tridente que cargaba; entonces algo sorprendente sucedió, una colosal montaña de arena se levanto tomando la forma de un liger, la gigantesca construcción usaba como entrada su propio hocico.

-kufufufu, al fin, he encontrado la cueva de las maravillas.

La sombra revelo a una persona de extravagante cabello azul con peinado de piña con raíces (coleta para no confundir), su ropaje era una capucha larga que cubría completamente su cuerpo, los colores índigos y negros eran los que predominaban sus prendas; parecía una clase de hechicero.

Fue acercándose hasta aquella cueva secreta cuando la cabeza empezó a hablar.

-solo permitiré entrar a uno, al diamante en bruto… bruto… Y bien bruto…

Entonces desapareció con la misma rapidez con la que apareció.

-Mukuro-sama.- hablaba la lechuza blanca que acompañaba al mago.- ¿Cómo le haremos entonces para conseguir la lámpara?

-mi linda Chrome, solo tenemos que encontrar a ese diamante en bruto…

 

+*+*+*+*+*+*+*+

El sol alumbraba con fuerzas las calles de Namimori, una ciudad rodeada de desiertos pero con la oportunidad de evolucionar ya que tenía el agua y vegetación necesaria para sustentarse; el magnifico y arábico castillo contrarrestaba con la apariencia quejumbrosa de las casas y mercados del pueblo. Entre la población solo los cercanos al palacio tenían capital, los demás tenían que ser vendedores, mendigos o….

-¡atrapen al ladrón!-gritaba uno de los 18 guardias que intentaban apresar a un bandido.

-¿tanto pleito por un bolillo?- corría desesperadamente aquella persona que se ocultaba en un jarrón.

Salió de ese escondite, se trataba de un adulto alto y delgado poseedor de cabellos dorados cual sol, su piel un poco bronceada quizás por el trabajo, su pecho bien formado mostraba con orgullo los tatuajes que inundaban su piel. Los pantalones eran de verde grisáceo y parcheado debido a su condición económica; sus pies solamente se protegían con un par de sandalias desgatadas.

Los guardias se dieron cuenta de que estaba del otro lado y corrieron apresarle, pero como iban a lograrlo si se trataba de “Dino Cavallone, el caballo salvaje”  el ladrón mas escurridizo de todos.

Dino evadía con suma facilidad a sus enemigos, no tenia nada que temer, mientras tuviera cerca a su amiga tortuga Enzo y su fiel látigo todo saldría bien y no tendría que cometer estupideces.

-¡es solo un bocadillo!- mostraba su cara más moe a los guardias pero eso solo causaba que le lanzaran espadas, granadas y hasta las suegras.- si fuera por ellos ya seria picadillo~

Volvía a la persecución donde era la presa de toda la guardia del reino; los gritos de “rata, pillo, bandido” se hacían escuchar por los callejones.

Al final logro salirse del apuro usando su látigo para atrapar una sabana que estaba del tendedero y usarlo como paracaídas mientras sus agresores caían a una pila de cactus en venta.

Lo que ninguno de ellos sabía, es que Cavallone era un hombre de buen corazón, que compartió su pan con su tortuga y otros dos niños que buscaban comida en un basurero de McDonalds. Los pobres miraban como en la calle principal pasaba otro príncipe en busca de la mano del hijo del soberano de Namimori.

 

+*+*+*+*+*+*+*+

El palacio, un edificio prominente perteneciente al sultán, las columnas de mármol, los coloridos vitrales, los enormes cuartos, el magnifico jardín; todo era hermoso y lleno de riqueza.

Habían pasado las horas cuando el príncipe que antes había entrado al lugar ahora salió todo moreteado, picoteado y por demás apaleado.

-¿tan rápido se deshizo de él?- se preguntaba el hombre cuyos ropajes representaban al sultán, una persona que parecía demasiado joven, sus cabellos castaños salían de aquel sombrero con forma de champiñón.

-¡compadezco al idiota que se case con el!- gritaba el hombre saliendo furioso del castillo.

-¡¡¡¡¡Hibari Kyoya!!!!!- gritaba el presunto padre.

Dándose cuenta que su hijo no iba hacia él, tuvo que él hacer el viaje, encontró a su heredero en el jardín jugando con su avecilla. El joven príncipe era un hombre más hermoso que  ningún otro, el cabello negro y rebelde como la noche, los ojos afilados y grisáceos,  la piel blanca y sin ninguna impureza, vestía un hermoso traje arábico de colores purpuras y negruzcos con adornos en hilo de plata y oro al igual que sus zapatos.

-¿¡qué paso con el nuevo pretendiente!?

-nada, solo quise ver que tanto aguantaba que lo mordiera hasta la muerte.- respondía fríamente y viendo con más entusiasmo a su mascota que a su padre.- yo no quiero casarme.

-sigh.- se deprimía el padre.- iré a ver el Show de Laura, luego hablaremos con más calma.

El sultán llego hasta sus aposentos encontrándose con un invitado sorpresa, esa persona era el mismo joven de peinado de piña el cual ahora se reverenciaba ante su superior.

-Tsuna-sama, le veo preocupado, ¿en que le puedo servir?

-es Hibari, ¡se niega y reniega de casarse!, primero fueron las princesas y ahora los príncipes, ¿Qué clase de hijo tengo?

-kufufufu, uno asexual al parecer…pero mi señor creo poder solucionar su problema.

-cuento contigo Mukuro, mi visir real, nunca me decepcionas.

Mukuro Rokudo se despidió cortésmente del líder del reino y se fue a un cuarto imposible de encontrar inclusive para los sirvientes más veteranos. Abriendo un pasaje secreto llego hasta la piñosa cueva secreta, donde rápidamente uso un extraño reloj de arena donde la sustancia bajaba para convertirse en niebla y revelar una figura.

-¿ese tipo es nuestro diamante en bruto Mukuro-sama?

-así es Chrome.- veía entre aquella niebla la figura de nuestro ladrón protagónico.- al fin el trono será mío y no de ese perdedor que ve telenovelas mexicanas; que los guardias se encarguen de enviarle mi cordial invitación kufufufukuhahahahaha.

Ese día termino, la luna era la única luz presente y la única testigo de como una persona subía a los arboles escapando al fin de las altas murallas del castillo.

Escondiéndose entre los peligrosos callejones, aquella figura tapada por una gabardina corría de su destino, pero fue atrapado por unos delincuentes.

-miren que lindura de muchacho tenemos aquí.

-nos darían un buen dinero por un hombre como este.

-pero siempre podemos estrenarlo, ¿no creen?

-wow, ¿así que quieren tocarme? ¡Kamikorosu!- trato de sacar sus tonfas pero olvido un pequeño e insignificante problema.- ¡adiós idiotas, los acabare otro día!- si, olvido llevarse las tonfas.

Corriendo lo más rápido que podía se alejaba de los rufianes que lo querían violar, pero llego a un callejón sin salida, sintiendo que alguien al fin le pondría derrotar vio una soga que bajaba hasta él.

-¡sube!

Le hizo caso a aquella voz y logro salvarse de su uke destino. Al llegar hasta el techo se encontró con su salvador.

-deberías tener cuidado, a esta hora es cuando los violadores salen a buscar sus presas.- tomo las manos del que rescato.

Ambos se miraron a los ojos, quedando encantados con las pupilas del otro, se quedaron segundos así hechizados aunque la tortuga mordiera a su dueño y la avecilla picara los hombros del escapista. Ambos terminaron cayendo torpemente al techo uno encima de otro, la magia acabo cuando se empezaron a sentir un poco incomodos por la sugerente pose.

-quítate de encima.- sentía algo en su entrepierna que lo hacía sonrojarse.

-¡lo siento!- asustándose por el lugar que su rodilla tocaba, entonces se levanto al instante.- ¿te encuentras bien?- ayudándole a levantarse.

-eso creo.- mirándose de nuevo directo a  los ojos, ambos sentían algo extraño en sus pechos.- … gracias por rescatarme, pero no era necesario.- volteando su rostro a otro lado para no verlo.

-“tsundere… que lindo” ajem, no fue nada. Y…. ¿de dónde eres?

-no te importa, solo te diré que no volveré.

- ya veo, bueno, hasta luego; cuídate.

Dino se fue caminando hacia su hogar pero detrás de él le seguía ese hombre, se rió de lo orgulloso que podía ser esa persona por no querer admitir que necesitaba ayuda. Aparento que no sabía que lo perseguía y llego a su humilde hogar.

-¿aquí es donde vives?- contesto el intruso.- debe ser fantástico vivir sólo.

-ah, se hace lo que se puede.- se rio.- no estoy solo.- pareció afectar eso a su compañero.- tengo a Enzo.- presentando a su tortuga.

-es… lindo.- sonrió, un gesto hermoso que hechizo a nuestro protagonista que miraba embobado  ese rostro.- no te puedo decir mucho de mí, solo que he huido de mi casa porque el estúpido de mi padre quiere obligarme a casarme con un desconocido, ¿puedes creerlo?; no pienso volver jamás y es lo único que diré; no me gusta hablar demasiado.

-ok….- pensaba Dino que eso si era hablar demasiado pero no importaba comparado con su otro pensamiento.- pienso que eso es algo horrible.- con su látigo jalo una manzana que antes había robado y que se la dio a su nuevo compañero.

-wow, impresionante.- tomaba la manzana y la mordía con una elegancia y seducción que dejo a Dino babeando de lo lindo, y más cuando aquel moreno jugaba con la manzana incitando a Cavallone a que probara también del fruto.- eres interesante.

El ambiente se estaba tornando romántico pero algo terrible paso, los guardias había encontrado su escondite secreto y lo amarraron para llevárselo a prisión, pero intervino la curiosa y pequeña ave amarilla.

-¡Hibari, Hibari!- gritaba la avecilla con energía mientras se acurrucaba en el cabello de su dueño.

-¡soltadlo! Les ordena el príncipe.- se quito su capucha revelando completamente su cabeza.

-oh príncipe.- se reverenciaron los guardias obligando al prisionero también a inclinarse pues el impacto le dejo shockeado.- señor, este hombre es un delincuente peligroso que el mismo Mukuro-sama nos encargo apresar, si desea salvar a este hombre tendrá que hablar con él; nosotros no nos arriesgaremos a que de nuevo nos quiera usar como ingredientes para el caldo.

-ya veré como arreglármelas con esa piña.- se acerco a Dino y le dio un beso en la comisura al fin sacándole de su trance.- te veré luego.

+*+*+*+*+*+*+*+

El protagonista estaba atrapado en las mazmorras del palacio, sus brazos estaban encadenados en la pared, sobre su cabeza se ubicaba Enzo que no dejo de acompañarlo. Sonreía torpemente hacia la pequeña ventana.

-con que era el príncipe Hibari, valió la pena.- ampliaba su sonrisa.- lastima que no lo volveré a ver.

-eso puede arreglarse.- ante él se rebeló una hermosa jovencita de cabellos y ojos purpura que se cubría con una capa. – Conozco un lugar lleno de magníficos tesoros, la cueva de las maravillas.- entonces saco de su bolsillo unos hermosos y grandes diamantes.

-¿y por qué  querrías compartirme ese secreto?- pregunto, por más inocente que luciera la chica el hecho de ganar tanto dinero era tan sospechoso como los negocios telefónicos.- además, ¿Qué haces aquí?

-me encerraron al gritar a media calle que el sultán era un *******; en fin, soy muy débil, no podría llegar hasta la lámpara mágica que deseo, por eso necesito un hombre grande y fuerte como tú.- se sonrojaba y ocultaba su tierno rostro.

-pero existe un pequeño inconveniente, la cueva está AFUERA y nosotros ADENTRO, no soy brujo como para hacer aparecer una puerta.

-tranquilo con ello.- entonces revelo un túnel.- jiji, esto es nuestro secreto, entonces, ¿hacemos el trato?

Dino no estaba aun muy convencido que digamos, pero el hecho de haberse enamorado del príncipe Hibari Kyoya le daba las fuerza para seguir a aquella extraña chica.

 

Notas finales:

Los vere en el siguiente capitulo: "El primer deseo"

Matta ne! espero que a los lectores mexicanos no les haya tocado el mono en la rosca nOn


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