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¿Y si mi cabello fuera diferente? por Akari Akaku

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Notas del fanfic:

Disclaimer: D. Gray-man no me pertenece es propiedad de Hoshino Katsura-sama. (Pero como me encantaría que incluyera Laven en la historia XD)

-Bienvenido Allen-kun -le recibía un alegre Komui desde el escritorio.

-Estoy en casa -mostrando una falsa sonrisa. Su rostro tenía algunos rasguños, su ropa estaba sucia.

-¿Y cómo fue la misión? ¿Hubo inconvenientes?

-Negando con la cabeza- pude acabar con todos los akumas, sin embargo no había Inocencia -cabizbajo.

-Vamos, vamos, no deberías ponerte así. Lo importante es que regresaste a salvo y terminaste la misión.

-Sí, tiene razón -un poco más animado.

-Supervisor debe firmar estos documentos -entraba a la oficina Reever cargando una enorme pila de papeles.

-Y dime Allen-kun ¿Qué clase de akumas afrontaste? ¿El pueblo quedó en buenas condiciones? -ignorando olímpicamente al Jefe de Sección.

-Komui-san... -una gotita escurre por la albina cabeza.

-No intente evadir sus responsabilidades utilizando a Allen-kun -molesto, alzando un poco la voz.

-Pero Jefe de Sección Reever, es muy importante saber esa información -haciendo pucheros.

-Sí, sí, pero estos documentos tienen una mayor relevancia. Ya podrá leer después el reporte, así que póngase a trabajar -dirigiéndose amablemente al menor- Allen-kun ya puedes retirarte, buen trabajo.

-Muy bien, con permiso -inclinándose un poco y saliendo presuroso, detestaba que Komui lo utilizara como excusa.

-Grrrrr -rugió su estómago- creo que iré al comedor por un pequeño refrigerio.

Después de esa deliciosa cena optó por tomar un baño para relajar sus músculos y descansar por completo. Se puso su bóxer y sólo el pantalón del pijama, ya que hacía un poco de calor.

Al cepillarse el cabello frente al espejo recordó lo que sucedió en el pueblo.

-Flash Back-

Allen se encontraba rodeado por nueve akumas de nivel 3, ya había exterminado a los pocos nivel 1 que atacaron a los pobladores, intentó alejarse cuanto pudo del pueblo, pero le fue imposible. Los akumas se empeñaban con arremeter con él contra las casas y pocas construcciones cercanas.

Movió con gran rapidez su garra, pero sólo pudo destruir a dos enemigos.

La batalla se extendió varios minutos más hasta que el resultado fue favorable para el albino.

Exhausto por el esfuerzo se recargó de espaldas en un fragmento de una de las paredes que quedó en pie, intentando recuperar el aliento.

Mientras el chico descansaba muchos de los pobladores se fueron acercando poco a poco mirando los daños y al albino, hasta colocarse a pocos metros de este.

-¿Qué fue lo que ocurrió?

-Mi casa, mis cosas y ahora ¿qué voy a hacer? -lloraba una mujer.

-Toda esta zona ha colapsado.

Muchos comentarios similares y sollozos fueron los que el joven comenzó a escuchar, hasta que el tono de estos cambió.

-¿Ya viste a esa persona?

-Su aspecto es sospechoso.

-Mira que luchar y asesinar esas cosas.

-Me pregunto si él no es el verdadero monstruo.

-¿Y si ahora piensa matarnos a nosotros?

-Esa marca debe ser un mal augurio.

-Parece un anciano, que color de cabello tan extraño para una persona joven.

Los susurros se convirtieron en palabras más audibles, con entonación de enfadado.

-Es un ave de mal agüero, todo lo que nos ha sucedido es por su culpa.

-¿Vieron la garra con la que destruyó a esos monstruos?

Miradas despectivas, de odio y cometarios hirientes era todo lo que el albino contemplaba a su alrededor, se comenzó a sentir tan triste.

-¡Largo de aquí adefesio! -una pequeña piedra golpeó su mejilla.

-Lo único que has traído a nuestro hogar es desdicha -una piedra golpeó su pierna.

-¡Largo!

-¡Jamás vuelvas!

Muchas piedras, palos y demás escombros se impactaron contra su cuerpo provocándole rasguños y heridas leves. El pequeño agachó la mirada que fue oculta por su cabello, permaneciendo unos instantes más así, sintiendo un dolor mayor por las palabras de esas personas que por las lesiones. Sin más dio la vuelta y comenzó a alejarse del pueblo, con un lento caminar. Los habitantes siguieron con sus insultos y arrojando objetos por unos metros más hasta que el albino estuvo lo suficientemente lejos para perderse de la vista de los pobladores.

-Fin Flash Back-

Había dejado de peinarse, sostenía el cepillo contra su pelo, su mente era ocupada por ese recuerdo, provocando que su mirada se perdiera sin observar un punto en específico.

-Hacia tanto tiempo que no me sentía así, todos en la Orden han sido tan buenos conmigo. He hecho tantos amigos... que había olvidado este sentimiento de tristeza y soledad... -suspira.

Mira de nuevo su reflejo.

-¿Y si mi cabello fuera diferente? -se quedó pensando unos instantes- el cabello de Lenalee es suave y sedoso -imaginándose tener la cabellera de la china. Negó con su cabeza por la imagen que cruzó su mente- si pudiera tener el cabello de Lenalee lo sujetaría con un listón en mi nuca -imaginándose esta vez sin colitas- Mmm... No estaría mal, además de que tiene un color poco usual pero hermoso.

-Ahora que lo pienso -ladeando un poco la cabeza y con el dedo índice en su mejilla- el cabello del supervisor también se ve bien -imaginándose como se vería- aunque yo no usaría la boina, no es mi estilo -desapareciendo instantáneamente esta de su imagen- el supervisor tiene un poco largo el cabello, podría cortarlo y adecuarlo a mi estilo... mmm... sí, se vería bien.

-Aunque pensándolo bien... el color del cabello de Kanda me gusta y lo ataría con una coleta baja -se veía con el cabello y estilo del japonés, pero con la coleta amarrada en su nuca- no se ve tan mal.

Y así se la pasó hablando consigo mismo e imaginándose con los estilos de cabello de sus amigos.

-Pero tener el cabello de los demás sería imposible... –desanimado, bajando sus hombros- tal vez la mejor opción sea teñirlo -miraba su reflejo y agarraba algunos mechones pensativo- castaño -pronunció- sí, me gustaría tener de nuevo el cabello color castaño, no es un color exótico, así que no llamaría la atención y podría cubrir mi ojo -peinando su cabello a modo de que cubriera la estrella y tapara un poco su ojo- sólo tendría que acostumbrarme a ver a través del cabello, no creo que sea tan difícil -contemplando su nuevo look en el reflejo.

-Mj, baka Moyashi -susurran detrás de él, sintió unos brazos rodearle la cintura y un rostro recargarse en su hombro.

-¡Lavi! pero... ¿desde cuándo? -exaltado por la presencia del mayor.

-Podría decirse que desde el principio -sonriendo y viéndolo por el reflejo.

Las mejillas del albino se tornaron carmesí.

-Sabes, el tener el cabello de los demás no sería bueno.

-¿Eh? -no entendiendo lo que significaban esas palabras.

-Si tuvieras el cabello de Yuu, podría ser peligroso.

-¿Peligroso? –confundido, ladeando un poco la cabeza.

-Sí, no sé cómo es que puede ver teniendo un flequillo como el de los perros ovejeros (N/A me recordó al del los Looney Toons, el perro cremita con copete rojo que sale con el Coyote Willy ja ja ja). Me pregunto si habrá desarrollado un sexto sentido o algo similar.

-Ja ja ja, si te llega a escuchar te irá muy mal -riendo.

=ºwº= =ºwº= =ºwº=

-Achu.

-Salud. Kanda, ¿acaso te has resfriado durante tu misión? -pregunta la peliverde.

-Che, debe ser ese estúpido conejo.

-¿Lavi? -no entendiendo la relación.

=ºwº= =ºwº= =ºwº=

- Ja ja ja, sí, tal vez tienes razón, pero puedo perderlo rápidamente, soy muy veloz –sonriendo con satisfacción.

El menor siguió riendo.

-Piensa esto: si tuvieras el cabello de Lena sería un fastidio para ti.

-¿Por qué? -curioso de la respuesta.

-Cuando Lenalee estuviera de misión y fuera por un extenso lapso Komui te vestiría como ella y ataría tu cabello en dos coletas. Se abrazaría a tus piernas y lloraría "Café de Lenalee, quiero café de Lenalee" -imitando al supervisor.

Al albino le dieron escalofríos al imaginarse de esa forma.

-Eso... sería vergonzoso... y horrible.

-Pero sería peor si tu cabello fuera como el de Komui.

-¿Por qué? -no imaginándoselo.

-Sí -alzando su dedo índice- cada vez que Reever lo pusiera a trabajar el te buscaría, maquillaría tu rostro, te vestiría como él y te drogaría para que ocuparas su lugar, dándole el tiempo suficiente para escapar; incluso crearía una poción para que lo obedecieras e hicieras su trabajo o algo por el estilo.

-... -sin palabras, tornándose azul al imaginar tan terrible destino.

-Además sería muy problemático tener el cabello largo.

-¿Si? ¿Por qué? –débil, no muy recuperado de la última emoción.

-Bueno, tener el cabello suave y bien cuidado debe llevarles mucho tiempo, tal vez usen shampoo especial o lo tengan que cepillar varias veces al día.

-¿Y cómo sabes que el cabello de Kanda es así? -celoso de que su koi tuviera esas confianzas con el BaKanda.

-Pues porque en una ocasión le trencé su cola de caballo -diciéndolo como si fuera algo sin importancia.

-¿En serio? ¿Hiciste algo como eso? ¿Acaso deseas morir joven? -impresionado por las hazañas que puede llegar a hacer sin pensar en las consecuencias.

-Pero estaba aburrido -haciendo pucheros- tú te dormiste y era aburrido mirar el mismo paisaje a través de la ventana. Dormir en el tren no es muy cómodo que digamos.

-Je je, conejo travieso.

-Deberías pensar en la infinidad de posibilidades y no sólo en lo bueno. Si Komui te hubiese escuchado sería muy terrible.

-Por favor, no continúes -no queriendo seguir imaginando más terrores, cubriendo su boca y tornándose de nuevo azul.

-No deberías preocuparte tanto por lo que piensen los demás, cada quien tiene su opinión sobre las cosas y cuando son cegados por el miedo o el enojo decir tonterías parece la mejor opción para sentirse un poco más seguros.

-Lavi -sorprendido por esas palabras.

-Piensa en todo lo bueno que tiene tu cabello.

-Por ejemplo... –no creyendo tener ningún beneficio su color.

-Mmm... ¡Ah! Cuando envejezcas no tendrás que preocuparte de que tu cabello se llene poco a poco de canas.

-Mj y que más –no muy convencido de su contestación.

-Mmm... Si te llegas a extraviar entre una multitud ¡yo podría encontrarte fácilmente! -orgulloso por su respuesta.

El albino ríe suavemente.

-A mí me gusta el color de tu cabello, combina con tu ser: Inocente y Puro -con ternura.

El menor se sintió tan alegre por todo lo que Lavi comentaba y por el dulce tono de voz que usó.

-Además -besa el hombro y aprieta un poco la cintura del albino.

-... -sonrojo.

-Te ves tan sexy -besando ahora su cuello.

-... -el sonrojo aumenta.

-Para mí eres perfecto -susurrando sensualmente en su oído.

-... -sonrojo total y sintiendo una descarga eléctrica recorrer su espalda.

-¿Y sabes qué es lo mejor? -tomándolo del mentón girando un poco su cabeza para que se vieran a los ojos.

-¿Qué? -pregunta débilmente.

-Que te amo -rozando sus labios al hablar- y eres sólo mío -besándolo con pasión.

Desde ese día el albino se sintió más a gusto con su aspecto y cada vez que alguien lo miraba mal o criticaba, recordaba las dulces palabras que Lavi dijo esa hermosa noche.

FIN

Notas finales:

¡Qué feliz soy! Por fin puedo publicar algo en esta página. Llevo queriendo hacerlo desde hace rato pero mi chompu no me dejaba no sé porque, (¬_¬ Che Chompu) pero ya está. Waiiiiiii!!!!! Espero haya sido de su agrado.

 Bye bye =°w°=

Por favor jitomatazos no, mejor pastelazos y si son de chocolate mejor je je je.

 


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