Mi condición.
Ciel se encuentra enredado en las sabanas de Sebastián, pero como se ha atrevido ese demonio a corromper su aun delicada piel tocándolo, que clase de perversiones han manchado hasta hace unas horas su inmaculada pureza. Su bella mirada tan brillante como los zafiros se postra al otro lado de la amplia cama, esta completamente vacía, aun atormentándose por ello una lágrima escurre por su mejilla humedeciendo la dulce piel. Envuelve su desnudez entre la ropa de cama, las sabanas de seda resaltan la suavidad de la piel del conde Phantomhive, bajo el agua talla fuertemente su piel como si eso fuera a borrar las caricias que Sebastián vertió sobre su cuerpo, ahora que su cuerpo esta completamente limpio.
C –SEBASTIIIIIIIAAAAAN- El Mayordomo negro ya se encontraba a espaldas del joven conde, este último se ruborizo al pensar que el apuesto mayordomo observaba su cuerpo, a pesar de mostrarse desnudo ante Sebastián desde el primer momento, después de lo que había pasado se sentía ultrajado. Los zafiros de cruzaron con los rubíes de Sebastián, este ultimo se quedo inmóvil ante el nuevo brillo que desprendían los ojos azules de si joven amo, Ciel caminaba gallardamente hacia Sebastián, el mayordomo negro no se inmuto ante este, Ciel propicio una bofetada sobre el rostro del apuesto mayordomo, era la primera vez que la fuerza del joven amo era capaz de hacer girar el rostro del hombre mayor.
C –Ahora vísteme-
Al abrochar el último botón de las finas ropas del joven conde el silencio era insoportable.
C –Tú me amas-
S –Joven amo, ya se lo he dicho antes, los matices de su alma son distinto a todo lo que he probado, te deseo como a nada en el mundo-
C –Nuestro maldito contrato hace que todo mi amor se convierta en odio- Decía el conde Phantomhive mientras su mirada parecía perforar el cuerpo del leal mayordomo. – Te he entregado lo mas preciado que tengo, mi pureza, mi hermosa mi humanidad se me ha escapado al enamorarme de un monstruo, pero la culpa es mía por enamorarme de un ser sin sentimientos, aunque de ese amor solo tengo las sensaciones de tu cuerpo, todo lo demás es repugnancia. – Me he enamorado de ti, acaso no lo esperabas, ansió mas, esto no puede ser el final, necesito mas amor ,te necesito a ti –
Esta vez fue Sebastián quien dirigió un golpe sobre el rostro de Ciel.
S – Hoy se cumple nuestro contrato, hoy serás mío en carne y alma-
C –Ya lo fui-
S –Este no es Ciel que quiero, su alma es fuerte y no se deja llevar por sentimentalismos-
C – El amor no es más que un insulto mal pagado –
La pequeña figura del conde se alejaba ante los ojos del mayordomo hasta desaparecer entre los pasillos de la mansión.
Los pies de Ciel caminaban sin rumbo entre los floridos jardines de la mansión finalmente se sentó en las orilla de una sencilla pero hermosa fuente, sin poder contenerse mas, rompió en llanto, un llanto desesperado frenético, los ojos de Ciel salían de su orbita, poco a poco el amor se convertía en el amargo veneno que enloquecía el alma de Ciel. Las densas lagrimas ni siquiera demostraban un poco del gran dolor que sentía Ciel, su corazón estaba completamente destrozado, camino de nuevo hacia la mansión, parecía un alma en pena su mirada completamente vacía, era como si fuera un muerto en vida.
C –SEEEEEEEEEEEBAAAAAAAAAAAAAASTIIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN-
El grito lleno de terror obligo al mayordomo negro aproximarse a la habitación del joven conde, entro directo al cuarto de baño, el joven amo se encontraba semidesnudo a la orilla de la tina. Con una furia endemoniada Ciel se fue enzima de Sebastián, para su sorpresa era tal la fuerza vertida sobre su corpulencia que Sebastián termino en el suelo con el joven amo entre sus brazos y enzima de el. La furia de Ciel se vertía ahora sobre las extremidades inferiores del apuesto mayordomo, Sebastián estaba incrédulo ante lo que veía su perfecta alma estaba fuera de si, mas extraño en que instante le quito los zapatos, Ciel arrastraba a Sebastián por los pies hasta que por la distracción cayo en la bañera, con los pies al aire, de haberlo querido de un solo salto hubiera podido levantarse, pero le extraño lo que Ciel hacia, estaba lavando sus pies??? , así era, la respuesta resulto bastante extraña.
C – Jamás me había sentido tan vivo, tan parte de este gran mundo que siempre me ha brindado de lo mejor, ohhh mi preciado- Culmino su frase con beso en la frente de Sebastián. Tomo por la mano al mayordomo y aun con las ropas mojadas atravesaron el gran salón hasta llegar al comedor, que lucia espectacular, platillos suculentos que no solo endulzaban la vista, despedían afrodisiacos aromas –Tienes hambre Sebastián? , Come en mi mesa te pido por favor, si es que tienes hambre de corazón- Decía desafiante el conde Phantomhive mientras caminaba por la mesa aproximándose a Sebastián, en un movimiento inesperado lanzo sus pocas ropas por el cielo quedando completamente desnudo siguiendo su recorrido –Soy una prostituta de este gran mundo que siempre me ha brindado de lo mejor- Ya se encontraba frente a Sebastián de hecho lo abrazaba – Solo quiero oler tu dulce aroma- Tomo la cara de Sebastián entre sus manos, lentamente bajo una de ellas hasta la mesa y tomo un cuchillo, amenazante lo paso por el cuello de Sebastián, de una manera lasciva lamia la parte afilada del cuchillo. –Deséame- Arremetió contra sus propias venas, que goteaban sobre el rostro de Sebastián, los instintos asesinos de este último estaban más agudos que nunca, su verdadera personalidad demoniaca estaba excitada -Recién ahora se lo que es el amor- Centro su mirada en los rubíes de Sebastián, sabia que sus zafiros eran capaces de envolver al demonio en las mas profunda concentración –Tomo los dedos de Sebastián entre los suyos los elevo, con un ágil golpe abrió sus venas, la sangre de ambos cayo ensuciando el mantel y las ropas de Sebastián, Ciel atrapo una gota de la sangre de cada uno en las puntas de sus dedos índices y las mezclo, las llevo a los labios del enardecido Sebastián que estaba hecho una bestia, sus instintos habían superado su racionalidad, Ciel se acerco a Sebastián y lo beso en la boca, saboreando el dulce néctar de dos almas unidas en ese espeso liquido rojo, el sabor era perfecto.
C – Este es el profundo sabor del amor-
Todos terminamos con la misma duda, quien era esclavo de quien? ...