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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

El cuarto. Este personalmente me gusta mucho XDDDD

Bajo el muérdago

La gran mayoría de los alumnos adoraban al profesor Lupin. A pesar de su desvalido aspecto, a todos les resultaba una persona maravillosa y un docente excelente, que no sólo motivaba a los estudiantes, sino que les ayudaba y enseñaba gustosamente.

Después del boggart, las siguientes clases estuvieron a la altura. Estudiaron los gorros rojos, criaturas parecidas a los duendes, que se esconden allí donde haya habido un derramamiento de sangre humana. También vieron los kappas, unos demonios acuáticos que se alimenta de sangre.

Seguían con las horribles clases de Pociones, las agobiantes de Adivinación, y las de Hagrid se habían vuelto aburridas después de lo que le había ocurrido a Draco, por lo que solo cuidaban gusarajos alimentándolos con lechuga.

El día de Halloween, tocaba excursión a Hogsmeade, pero Harry no tenía la autorización firmada de su tío Vernon, y no podía ir. Además, el capitán Oliver Wood estaba muy pesado con lo de ganar la copa de quidditch ya que ese iba a ser su último año en la escuela y nunca la había conseguido.

El hecho de no haber ido a Hogsmeade, dio la oportunidad a Harry de conocer más al profesor Lupin, y de percatarse de que padecía de algo que Snape se encargaba de curar con una poción.

Cuando llegó la noche, ya sus amigos habían vuelto y fueron a la extraordinaria cena de Halloween en el Gran Comedor, lo que animó a Harry. Pero cuando acabó la celebración, los alumnos de Gryffindor se quedaron sin poder entrar en su torre porque la Señora Gorda del cuadro había desaparecido, y su retrato destruido, según Peeves, por Sirius Black, que había accedido al castillo. Lo que hizo que los profesores se alarmasen y tuvieran que pasar la noche todos los alumnos de la escuela, en el Gran Comedor dentro de sacos de dormir. Pero por más que rebuscaron en la fortaleza, nadie halló nada.

Los días siguientes, todo el mundo hablaba de Sirius Black y a Harry cada vez lo protegían más, los profesores y Percy. El primer partido del curso iba a ser Gryffindor contra Slytherin, pero por la lesión de Draco, las serpientes fueron reemplazadas por Hufflepuff y su popular buscador y capitán, Cedric Diggory. Por desgracia, el partido fue más accidentado de lo normal, Harry sufrió el ataque de los dementores y casi se mata al caer de su escoba desde muchos metros de altura, por lo que ganó Hufflepuff, al ser Cedric quien cogiese la snitch. Resultado final, Oliver Wood deprimido y Harry en la enfermería y con la Nimbus 2000 rota por culpa del sauce boxeador, sumado a que había visto durante el partido al gran perro negro que parecía acecharle.

Fue un alivio regresar al bullicio del día a día, porque hacían a Harry distraer su mente, aunque eso significara soportar las bromas de Draco, que ya estaba libre de vendas y celebraba constantemente la victoria de los tejones, además de imitando a los dementores, burlándose de Harry.

El día antes de las vacaciones de Navidad, fue la última excursión a Hogsmeade del trimestre y Harry seguía fastidiado por no poder ir, hasta que los gemelos se apiadaron de él y le hicieron un valioso regalo, un mapa del merodeador, que mostraba todas y cada una de las estancias del castillo y la localización exacta de sus ocupantes, lo que permitió al moreno escaparse por el pasadizo que se escondía detrás de la estatua de la bruja tuerta.

Cuando llegó a Hogsmeade, algo que molestó mucho a Hermione, disfrutó del día hasta que entraron en la taberna Las Tres Escobas a tomarse una cerveza de mantequilla y escucharon una conversación que mantenían la profesora McGonagall, Hagrid, el profesor Flitwick, el ministro de magia y la señora Rosmerta,  la dueña del bar. Lo que Harry escuchó en ese lugar le hizo sentirse peor que en toda su vida, ya que descubrió que Sirius Black había sido el mejor amigo de sus padres y les traicionó por Voldemort, delatando su paradero, para que los matara. Después había huido, y asesinado a otro de sus amigos, Peter Pettigrew, además de a varios muggles. Y para rematarlo, se enteró de que Sirius era su padrino.

Harry se sintió muy dolido porque nadie le hubiese contado nada de todo aquello y se puso muy furioso.

La Navidad hizo acto de presencia en el colegio, y ya estaba plagado de adornos navideños por todas partes, como de costumbre. Los pasillos olían a deliciosa comida y el castillo estaba prácticamente vacío.

En la mañana de Navidad, el primero en despertarse fue Ron, que había recibido un jersey marrón de su madre, que también regaló a Harry, pero de color rojo, además de pastas caseras, un trozo de pastel y una caja de turrón. Pero lo que más gustó al ojiverde y sin duda al pelirrojo, fue lo que recibió Harry de alguien anónimo, para variar. La fabulosa Saeta de Fuego, que por culpa de Hermione, que sospechaba que hubiese sido de parte de Sirius, McGonagall confiscó. Eso, y el hecho de que Ron pensase que Crookshanks había matado a Scabbers, provocaron que los chicos se dejaran de hablar con la inteligente pelicastaña.

Esa misma noche, de camino al Gran Comedor para cenar, Harry cayó en la cuenta de algo. Recordó la clase de Pociones, cuando Draco aún tenia el brazo vendado y le había tenido que ayudar a cortar los ingredientes, y le volvieron a la memoria los comentarios que éste había hecho con respecto a Sirius Black, que le hicieron llegar a la conclusión, de que el rubio se sabía toda la historia y no se la había contado. Por lo que, sin decirle nada a Ron, porque seguro se apuntaría, pensó un plan.

A mitad de la cena y antes del postre, excusó que estaba cansado porque había pasado mala noche dándole vueltas a lo de su padrino y se retiró del Gran Comedor. Corrió a la torre de Gryffindor,            atravesó el cuadro de sir Cadogan y fue directo a su baúl. Cogió la capa de invisibilidad, se la puso encima y salió sin ser visto hacia uno de los pasillos circundantes que llevaban a las mazmorras.

Draco y sus amigos Crabbe y Goyle habían terminado de cenar e iban rumbo a su casa. Los dos grandullones iban delante hablando de la comida, para variar, mientras el rubio detrás bostezaba y se quejaba de haber comido demasiado, cuando de repente, algo lo agarró de la cintura y le tapó la boca arrastrándolo hacia uno de los pasillos apartados. Malfoy se retorcía intentando zafarse, pero lo que le sujetaba era más fuerte que él, y encima estaba muy asustado porque fuera lo que fuese, lo sentía, pero no lo veía.

Cuando Harry pensó que ya estaban lo suficientemente lejos de posibles miradas curiosas, se detuvo y soltó a Draco, que iba a empezar a gritar, cuando vio que se trataba de Harry, al que solo le podía ver la cabeza.

-Potter...no me sorprende que fueses seleccionado para Gryffindor, eres un rastrero que ataca por la espalda y usando trucos sucios-la cara del rubio era de auténtico desprecio.

-¡Callate Malfoy!-gritó Harry, mientras que blandía su varita apuntando al rostro de Draco, que en el acto, abrió los ojos como platos, parecía que iba a decir algo, pero el moreno no le dejó-eres de lo peor que he conocido Malfoy- sentía arder fuego en su interior-tú...tú sabías lo de Sirius...lo que le hizo a mis padres ¡tú lo sabías!-la expresión del Slytherin se puso seria.

-Ya basta Potter, no estoy para tonterías sentimentaloides- dio un paso, pero Harry, que no bajaba la varita, aún temblandole la mano, continuó.

-¡No te muevas Malfoy!¡no te he dicho que te muevas!-había algo en el tono furioso del moreno que le hizo obedecerle, no creía que Potter se atreviera a matarle...aunque lo pareciese, así que le dejó continuar-¡estoy harto de ti! ¡de tus tonterías!¡siempre haces lo mismo Malfoy, maldita sea!¡haces daño a los demás y no te importan las consecuencias!...tú siempre...-Harry sentía que se iba a echar a llorar en cualquier momento-siempre te metes conmigo y con mis amigos...eso puedo tolerarlo...pero-el nudo en su garganta le ahogaba cada vez más-...sabías que Sirius Black había provocado la muerte de mis padres...que era su mejor amigo y...les traicionó...¡y te callaste!-ya las lagrimas caían por sus mejillas lentamente, a pesar de que inútilmente intentaba impedirles la salida.   La varita seguía en su mano temblorosa y bien en alto.

Draco estaba más serio que nunca, había desviado la mirada, una fuerte culpabilidad le embargó y se sinceró con Harry- no fue culpa mía no contártelo, estábamos en clase y no pude seguir hablando ¿no lo recuerdas?

-¡Podías habérmelo dicho al salir Malfoy, esa no es excusa!-la furia volvía al cuerpo del moreno.

-¿¡Me habrías creído Potter!?-Draco también se enfureció- ya sabes que siempre me meto contigo, hubiese sido una pérdida de tiempo decirte nada, yo no soy tu querido amigo Weasley para que me creyeras a la primera de cambio.

-Lo habría hecho-murmuró Harry, pillando por sorpresa al otro que veía las lagrimas correr por el rostro de su enemigo-porque nadie quería decirme nada...todos me protegían demasiado...nadie me cuenta las cosas importantes hasta que ya es demasiado tarde...-Harry hipó.

-¿Cómo te enteraste?-la voz de Draco sonó preocupada.

-Escuché a los profesores hablando...nadie sabe que lo sé...sólo Ron y Hermione...bueno y ahora tú-la voz del Gryffindor se había calmado, igual que la tensión de su mano, y bajó la varita-¿sabes algo más?¿algo que debería conocer?¿algo que me haría daño con lo que puedas disfrutar?¿o quieres que estemos en público para soltarlo?

El rubio volvió a apartar la mirada de Harry y se sonrojó levemente.

-No se nada más de ese tema Potter- Draco se encaminó a salir del pasillo, pero la voz de Harry le hizo detenerse cuando apenas hubo dado dos pasos.

-¿Por qué me odias tanto Malfoy?-ambos se daban la espalda, pero la pregunta había hecho el mismo efecto en los dos. El rubio tardaba en contestar, por lo que Harry se giró hacia él, viendo la espalda del ojigris, que seguía quieto en el mismo lugar.

-Tú tienes la culpa Potter, no quisiste mi amistad, la rechazaste...y todo por Weasley...que lo conociste ¿dónde?¿en el tren?...yo intenté hacerme tu amigo incluso antes de saber que eras el famoso niño que vivió...en la tienda de túnicas ni siquiera vi tu horrible cicatriz...pero apuesto que tu amiguito si te reconoció en el vagón, y se convirtió en tu mejor amigo- Harry estaba tan sorprendido que apenas había respirado atento a lo que escuchaba, lo que hizo que le doliera el pecho-no voy a cambiar Potter, aunque hayamos tenido esta conversación, todo seguirá igual...nadie rechaza a Draco Malfoy y sale de rositas.

-No iba a pedirte que cambiaras-el rubio le dio la cara nuevamente, Harry vio que su rostro estaba serio y que le había dicho la verdad-aunque eres insoportable-ambos sonrieron-y sí, tienes razón, conocí a Ron en el tren...bueno en la estación, él y su madre me ayudaron a cruzar la columna hacia el andén, pero sé que no se acercó a mi por interés Malfoy, los Weasley me han dado más de lo que yo nunca podré darles a ellos- Harry se sentía relajado y feliz, por fin estaba hablando con Draco como dos personas civilizadas. Las lágrimas habían cesado y no parecía que fuesen a volver. Suspiró y se dio cuenta de que había una ramita de muérdago suspendida sobre ellos, que de inmediato puso a su alocada mente a trabajar.

Draco también estaba muy nervioso, cuando se había echado a andar durante la discusión, se percató de que había muérdago justo sobre sus cabezas, y no sabía si Harry se había dado cuenta, ni lo que debía hacer, ya que como era bien sabido, eso implicaba un beso.

Estaban a pocos centímetros el uno del otro, la capa de Harry se había desplazado durante la disputa y lo único que parecía ser invisible era su clavícula, por donde estaba atada, y los hombros. El moreno inconscientemente se había humedecido los labios, y sus ojos no apartaban la vista de los de Draco, que se le hacían más deseables por momentos, además de la cara sonrojada del rubio, que no inspiraba demasiado al autocontrol.  Su cuerpo dejó de responder a su cerebro y se iba inclinando más y más buscando lo que tanto ansiaba, mientras iba cerrando los ojos lentamente.

Pero...

-Debo irme Potter- Harry se sintió durante unos segundos suspendido en el aire, Malfoy se dio la vuelta tan rápido que cuando se dio cuenta ya no había ni rastro del rubio. Cuando fue consciente de lo que había estado a punto de hacer, el moreno se llevó las manos a la cabeza 'iba a besar a Malfoy...quería besarlo', eso pensaba una y otra vez, hasta que la verdad se desveló ante sus ojos, estaba profundamente enamorado de Draco. Y corrió por los pasillos de vuelta a la torre de Gryffindor con la capa de nuevo cubriéndole por completo.

Todo lo que le molestaba de Malfoy, todo lo que no soportaba de su personalidad, a la vez le apasionaba. Sus intentos constantes de llamar la atención. La soberbia con la que se movía siempre, como si fuera el mejor del mundo. Y realmente lo era. Para Harry lo era.

Esa noche concilió el sueño como nunca. Y en sus fantasías sólo podía verlo a el, su ángel rubio, tan bello y tan frágil. Con los ojos más bonitos y espléndidos que jamás había visto y vería nunca. Y lo mejor de su sueños, es que esos ojos lo miraban a él, sólo a él y eso llenaba a Harry de una inmensa dicha.

Continuará...

Notas finales:

Ahora si, están los cuatro, lo prometido es deuda.

* Se que ésa navidad Draco no estaba en la escuela...pero yo lo necesitaba ahí, jajaja así que lo dejé.

Hasta la próxima jeje.

Saludos.


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