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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Bueno, he aquí otro capítulo, no ocurre demasiado, pero es necesario, así que os dejo con el ^^

El regreso de Voldemort

El resto de las vacaciones, tanto él como sus amigos, las pasaron haciendo deberes, ya que, ni siquiera con el baile de Navidad por medio, los profesores les habían dado tregua. Y al comenzar de nuevo el curso, Harry, con pesar, canceló su habitual cita con Draco, para hacer una incursión nocturna al baño de los prefectos y realizar lo que le había comentado Cedric. Descubriendo así, que la segunda prueba tenía que ver con el lago, sirenas, recuperar algo de gran valor para él y apañárselas para respirar bajo el agua, a poder ser, durante una hora.

Por lo que, los días siguientes, y con la ayuda de Hermione, Ron y Draco, que se les sumaba cuando podía, disimulando frente al pelirrojo con comentarios de rechazo a Cedric como campeón de la escuela, ayudaron al moreno a buscar algún tipo de hechizo, poción o lo que fuera, en los polvorientos volúmenes de la biblioteca.

A falta solo de dos días para la prueba, seguían como al principio, y Harry no podía ni comer de la preocupación. En clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, Hagrid, debido a que solo quedaban dos escregutos, Fobos y otro un poco más pequeño, centró su clase en los unicornios, de los que a pesar de ser más bonitos de lo que el acostumbraba a tratar, sabía mucho.

La noche antes de la prueba, el moreno ojiverde estaba en estado de pánico. Los ojos de sus amigos se mostraban ojerosos y cansados. Unas pilas enormes de libros los rodeaban constantemente y no obtenían ningún resultado, y la situación no mejoró, cuando los gemelos llegaron y se llevaron a Hermione y a Ron al despacho de McGonagall, dejando a Harry y a Draco solos y rendidos. Y a pesar de que la señora Pince, les había acabado echando de la biblioteca, ambos volvieron con la capa invisible y devoraron nuevamente más libros.

Harry despertó sobresaltado, seguía en la biblioteca, y la mejilla la tenía apoyada en un libro. Se incorporó y se colocó bien las gafas, parpadeando ante la brillante luz del día. Le había levantado Dobby, con incesantes gritos, y observó como Malfoy se desperezaba , sobre una de las incómodas sillas y apenas podía abrir los ojos, dándole un aspecto algo oriental.

-¿Dobby?- el rubio musitó, aún dudando si era un sueño o la realidad, y con un dolor de espalda considerable.

-¡Harry Potter tiene que darse prisa!- chilló el elfo con premura-la segunda prueba comienza dentro de diez minutos, y Harry Potter...- ambos chicos se pusieron en pie en el acto.

-¿Diez minutos?-Harry miró asustado a Draco, que tenía la misma expresión de pánico que él.

-¡Aprisa, Harry Potter!- continuó Dobby-¡se supone que tiene que bajar al lago con los otros campeones, señor!

-Es demasiado tarde Dobby- el moreno había perdido toda esperanza, y el rubio histérico recogía varios libros y los abría por páginas al azar por si acaso- no puedo afrontar la prueba, porque no sé cómo...

-¡Harry Potter afrontará la prueba!-exclamó el elfo- Dobby sabía que Harry Potter no había encontrado el libro adecuado, así que Dobby lo ha hecho por él.

Un estruendoso ¡bum! sonó, ya que de la impresión a Malfoy se le había caído un pesado libro sobre la mesa.

-Dobby ¿tú sabes en que consiste la segunda prueba?-preguntó el ojiverde.

-¡Claro! Harry Potter tiene que entrar en el lago, buscar lo que Harry Potter más puede valorar y liberarle de las sirenas y los tritones ¡tiene que comerse esto señor!- dijo el elfo y le tendió lo que parecían colas de rata de color verdoso-¡branquialgas!

El moreno las miró con asco y el rubio intervino-son una planta Potter, cómetelas antes de entrar en el agua ¡vete!

Harry salió corriendo y a duras penas llegó a tiempo, pero afortunadamente, pasó la prueba y con creces, ya que tras salvar a Ron, rescató también a Gabrielle, la hermana pequeña de Fleur, lo que le hizo ganar más puntos con el jurado y empatar en el primer puesto con Cedric. La última prueba sería el veinticuatro de junio y hasta entonces, no tenía de que preocuparse.

A principios de marzo, Harry había recibido una lechuza de Sirius para verse en Hogsmeade, en la próxima excursión. Y en la revista Corazón de bruja, Rita había vuelto a la carga atacando a Hermione y diciendo que ésta había roto el corazón de Potter al preferir a Viktor Krum, generándole a la chica problemas con las admiradoras del niño que vivió.

Hasta que llegó el sábado y se encontraron con Sirius en su forma perruna, que los guió a una cueva  que estaba en una montaña lejos de Hogsmeade.

Al entrar en la cavidad rocosa, vieron dos presencias más, Buckbeak y al profesor Lupin, que no parecía haber cambiado un ápice, al igual que Sirius, que volvió a ser humano y llevaba su túnica gris andrajosa con la que salió de Azkaban.

El trío se alegró mucho de ver al otro trío y se abrazaron cariñosamente. Pasaron la tarde hablando de los acontecimientos ocurridos durante ese curso, y pensando en quien habría metido a Harry en algo tan peligroso como el Torneo de los tres magos. Además, su padrino y su antiguo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, les pusieron en conocimiento de información referente a Barty Crouch y su hijo mortífago. Y Sirius les hizo llamarle Hocicos cuando hablasen de él en público.

Las semanas siguientes, más cosas pasaron. Hermione recibió cartas amenazantes de fans de Harry y por culpa de una de ellas, había acabado en la enfermería. En las clases de Hagrid, habían conocido a los escarbatos, unas adorables criaturas de color negro, aspecto esponjoso, hocicos largos, y de patas delanteras planas cual palas. Según el semigigante, les gustaban las cosas brillantes, y les había puesto a desenterrar objetos de valor. Hermione planeaba una venganza contra Rita Skeeter. Y al terminar mayo, le mostraron al moreno de redondas gafas en que consistiría la tercera prueba. Un peligroso laberinto encantado, al final del cual, estaría la Copa de los tres magos, lo que le obligaba a aprender hechizos defensivos y protectores. Los gemelos continuaban con sus sospechosas actividades. Y Harry y Draco seguían viéndose como de costumbre, pero la mayoría de las veces, sólo podían hacer deberes, ya que eran demasiados los que les marcaban y además, el Slytherin tenía exámenes, a diferencia de Potter, pero les gustaba estar juntos y solos en aquella habitación, aunque solo fuese, haciéndose compañía, añadiendo, que el rubio ayudaba mucho al ojiverde con las redacciones de Pociones, cosa que no le venía nada mal.

Sus amigos le ayudaban a practicar sin descanso, y con amigos, se incluía Malfoy, que al igual que con la segunda prueba, en esta también se había apuntado a colaborar. Intervenciones que hacían pensar a la pelicastaña, que quizás el rubio sintiera algo también por su mejor amigo, alegrándose por ello, y que provocaban en Ron una extraña sensación de familiaridad y costumbre, por lo que no había enfrentamientos entre ambos.

Empezando junio, volvió la excitación y el nerviosismo al castillo. El día cinco, había sido el cumpleaños de Draco y Harry se encontró con la desagradable sorpresa, de que al no saberlo con anterioridad, no pudo ser partícipe, y solo tuvo que conformarse con contemplar en la distancia como los de Slytherin lo celebraban con el rubio en la mesa de las serpientes durante la cena y gritaban a los cuatro vientos la divertida fiesta que tendrían en la sala común hasta bien entrada la noche. El moreno quiso morir cuando vio las delicadas manos de su ojiplata coger un regalo de la atenta Pansy y de él no recibiría absolutamente nada. Lo que le deprimió en días posteriores, aunque Malfoy en ningún momento de los que compartieron después de su celebración, había nombrado el haber cumplido quince años.

Entre prácticas de encantamientos, artículos de El Profeta, exámenes y secretos encuentros, llegó el veinticuatro de junio. La tercera prueba.

Esta había tenido un trágico final, ya que Cedric, había sido asesinado a sangre fría por Colagusano. Y Harry, tras el retorno de Voldemort, escapó gracias a la conexión que había entre su varita y la del Señor Tenebroso, apareciendo frente a todos los alumnos de la escuela portando el cadáver de su estimado compañero.

Lo que siguió después fue abrumador, ya que resultó, que el profesor Moody, era un farsante que tomaba poción multijugos, y el verdadero había sido reemplazado por el hijo de Barty Crouch, que era un ferviente admirador de Voldemort y mortífago, nada menos, culpable de que Harry hubiese acabado en el cementerio donde Quien-no-debe-ser-nombrado había resurgido. Por suerte, la intervención del director, Snape y la profesora McGonagall, evitó males mayores. Tras esto, Harry habló con Dumbledore y Sirius de lo que había ocurrido después de salir del laberinto. Terminó en la enfermería, donde la enfermera Pomfrey le dio una poción para dormir y que así pudiera descansar. Se había convertido en el campeón del Torneo por méritos propios, y el ministro le había entregado los mil galeones de premio, aunque desde el punto de vista del ojiverde, no los merecía él.

Cuando por fin le dejaron salir de la enfermería un par de días después, descubrió que el director, había contado lo sucedido a todos los alumnos de la escuela, para no faltar a la memoria de Cedric, puesto que a ojos del ministerio, nada de lo acontecido era verdad. Lo achacaban todo a un mero accidente. Y cuando llegó la noche, se apresuró al lugar donde esperaba ver a su rubio, ya que sentía que necesitaba verlo con urgencia.

Al pasar por la puerta lo vio sentado en la manta, con las piernas encogidas y la cabeza sobre las rodillas.

-Potter...no sabías si vendrías...yo...-se levantó y antes de que pudiera continuar hablando, Harry lo había abrazado fuertemente por la cintura y apoyaba la cabeza en su hombro, donde comenzó a llorar incontroladamente. No hubo más palabras. El rubio se había dedicado a escuchar en silencio los sollozos del moreno y le acariciaba sus rebeldes cabellos con una de sus manos.

La luz del sol de la mañana del día siguiente, apareció por la ventana. Draco estaba sentado encima de la manta y Harry permanecía tumbado de lado, con la cabeza recostada sobre los muslos del rubio, que continuaba acariciándole el pelo, en completo silencio desde hacía varias horas. Ninguno había dormido en toda la noche. Y el moreno se sentía aliviado, puesto que había sacado todo lo que llevaba dentro y su cuerpo y su mente parecían haberse desahogado más que nunca.

-¿No sientes curiosidad por lo que pasó?- el ojiverde rompió el silencio, sacando del sopor a Malfoy.

-Sé lo que ocurrió...Dumbledore nos lo dijo...

-Yo tengo la culpa...-Harry cerró los ojos con fuerza, volvía a ver a Cedric recibiendo la maldición imperdonable de manos de Pettigrew.

-Calla Potter- la mano de Draco que mecía sus cabellos se había detenido de pronto y la voz empezó a temblarle, igual que su mentón, como si fuese a echarse a llorar en cualquier momento-si el Señor Tenebroso ha vuelto...no podías hacer nada....al contrario, tienes suerte de seguir con vida.

-Vi a mis padres esa noche Malfoy...-el moreno le miró a los ojos y vio que los del Slytherin estaban algo más acuosos.

-Están orgullosos de ti, seguro- la delicada mano del rubio volvió a su oscura cabellera-tienes la costumbre de pasar por situaciones peliagudas y salir con vida.

-Yo no busco esas cosas, me gustaría ser normal como los demás, pasar desapercibido....no preocuparme día tras día de lo que pasa a mi alrededor, más que de mi propia existencia.

-Ser normal es aburrido Potter.

-¿Tú te aburres?- Harry sonrió.

-Yo no soy normal Potter- ambos rieron.

Se quedaron en silencio durante unos segundos, hasta que el chico de gafas habló- Malfoy...gracias por haberme ayudado durante el Torneo...no sé como...

-Ni me lo recuerdes, después de tu segunda prueba dormí tanto que casi llego tarde a clase-suspiró-y odio tener ojeras que lo sepas, no va conmigo.

Las tripas de ambos chicos resonaron de pronto y no pudieron evitar reírse-deberíamos ir a comer algo- el rubio asintió ante la propuesta y Harry se inclinó para depositar un tierno beso en los labios del otro, que se sonrojó levemente.

Un mes más en la escuela y llegó el final del curso, con la despedida también de los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, a los que se les había cogido cariño. Tuvo lugar el tradicional banquete del último día y cuando este terminó, Albus Dumbledore llamó a Harry a su despacho.

El bonachón director le sonreía sentado detrás de su escritorio, escrutándole tras sus gafas de media luna. El moreno estaba sentado frente a él.

-Bueno Harry- empezó el anciano-¿cómo te encuentras?

-Muy bien, gracias- no era cierto del todo, pero estaba mejor.

-Menudo año ¿eh Harry?

-Me estoy acostumbrando-sonrió de medio lado, resignado.

-Con Malfoy ¿todo bien?

Harry casi se cae de la silla- mmm...¿a qué se refiere?

-A lo vuestro claro-el mago parecía divertido, aunque la cara del ojiverde era como si se hubiese comido una gragea con sabor a vómito-¿sois pareja?- y como quien no quiere la cosa sacó un caramelo de limón y se lo metió en la boca.

-No sé de lo que habla...-Harry deseaba con todas sus fuerzas que alguien entrara por la puerta del despacho e interrumpiera esa conversación tan incómoda.

-Hablo de vuestros encuentros nocturnos Harry- estaba claro que a ese hombre no se le escapaba nada de nada.

Al verse pillado no le quedó otra más que reconocerlo-pues...no somos pareja, pero...me gustaría...porque yo...

-¿Estás enamorado?

-Si-la situación más surrealista que había vivido nunca-profesor...¿desde cuando lo sabe?

-Desde que os besasteis en el pasillo-se regocijó el anciano, eso era desde el principio-no te preocupes Harry, nadie lo sabrá nunca de mis labios, y me alegra que tengas a alguien tan importante en tu vida...no cogí al joven Malfoy para la prueba del lago porque hubiese quedado muy raro, hice bien ¿no?

La verdad es que si, no hubiese sabido explicar porque lo que más valoraba Potter era a la serpiente rubia y no a su amigo Ron o Hermione. Asintió levemente con la cabeza.

El director continuó-el amor es algo muy importante Harry, aférrate a ese sentimiento y te ayudará en futuras empresas, porque se acercan tiempos difíciles con el retorno de Voldemort y siempre he pensado que las personas sólo pueden volverse realmente fuertes si tienen algo importante que proteger ¿tú que crees?

-Que tiene razón...sé que por Draco afrontaría cualquier cosa-el anciano sonrió-y por la gente que quiero- se apresuró a añadir el moreno.

-Te deseo un feliz verano Harry, hasta el próximo curso-concluyó la conversación.

En la estación de Hogsmeade, el soleado día siguiente, mientras esperaban el expreso que les llevaría de vuelta a casa, Viktor Krum se llevó aparte a Hermione para hablarle de algo, y mientras Ron estaba pendiente de este acto, Draco se aproximó a Harry.

-¡Potter!- el moreno se sorprendió, ya que esa noche se habían visto y pensaba que todo lo que debían decirse, se lo habían dicho. El rubio se le acercó aprovechando el bullicio general.

-¿Malfoy?

-Potter ¿vas a pasar el verano con tus parientes muggles?- la voz del ojiplata era de intriga.

-Si...en Privet Drive ¿por qué?-el moreno también estaba intrigado.

-Por saberlo, adiós- Draco hizo un gesto con la mano y se fue con sus compañeros, incluida Pansy, dejando al de gafas confundido y enfadado por la femenina compañía de su rubio.

Cuando por fin llegaron a la estación King's Cross, Harry entregó los mil galeones a los gemelos, para que pudieran realizar su sueño de Sortilegios Weasley, a cambio de que le compraran a Ron una túnica nueva y decente.

Continuará...

Notas finales:

Personalmente, tenía que hacer que Dumbledore lo supiera, en fin, ese hombre lo sabe todo ¿no? jajajaja y me encanta que Draco ayude a Harry con el Torneo...

He de decir, que desde mi punto de vista, a partir de ahora empieza lo mejor XD.

Hasta la próxima, Saludos.


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