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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Pasamos a la acción.

Un paso más

Una enorme inquietud se había instalado en el pecho de Harry. Era como la noche del baile de Navidad, en el que Draco no le había mirado ni una sola vez, puesto que durante la cena había pasado exactamente lo mismo.

Tuvo que ir al dormitorio con sus compañeros, como de costumbre, para que nadie notara nada raro. Pero sólo pensaba en que llegara medianoche. Encima, antes de fingir que se iba a dormir, había tenido una desagradable discusión con Seamus, ya que éste, no creía lo de que Voldemort había vuelto. Así que con mal sabor de boca, esperó hasta oír las profundas respiraciones de los cuatro chicos y con la capa invisible, una manta y la varita, salió de allí.

No podía creer que estuviera haciendo algo como aquello. Seguramente, la falta de respuesta de Malfoy a su carta era una advertencia de que ya todo se había terminado y que volvían a ser simplemente rivales, sin ningún tipo de contacto físico agradable. Iba a quedar como un verdadero idiota si aparecía en el aula abandonaba, pero no le importaba en absoluto. Esperaría lo que hiciese falta, las noches que fueran necesarias. Lo había pasado demasiado mal durante el verano, pensando que no lo volvería a ver, como para que estando tan cerca, ocurriera justo eso.

Al pasar por la puerta, se entristeció ligeramente al comprobar que solo estaba él allí. Y se quitó con desgana la capa, dejándola sobre una silla. Extendió la manta en el frío suelo de piedra y se sentó a esperar impaciente. Se fijó en que la habitación estaba bastante limpia y pensó que quizás Dumbledore la había echo limpiar a sabiendas de que estaba siendo usada. Encendió un par de velas flotantes y esperó.

Al cabo de un rato comenzó a maldecirse por no haber llevado el mapa del merodeador consigo y así saber donde estaba el rubio. Sintiéndose un poco acosador por su parte, pero para él era inevitable sentir eso cuando sabía que podía haber perdido al ojigris por alguna razón. Repasó mentalmente cada carta que le había enviado, cada palabra escrita y cada contestación recibida. Desde su punto de vista, nada de lo que allí se hubiera comentado, podría haberle sentado mal al rubio, aunque no se convencía del todo.

Casi era la una de la madrugada, cuando una cabellera rubia apareció. Harry se levantó de un salto y estaba listo para pedir perdón por cualquier cosa que pudiese haber hecho, hasta que vio la amplia sonrisa que le ofrecía el rubio.

Draco respiraba algo agitado. Llevaba un pijama de seda gris, con botones negros, y por encima, la túnica negra de la escuela, donde resaltaba la insignia de Slytherin y la de prefecto. El pelo, rubio blanquecino, le llegaba casi hasta la nuca y lo traía peinado hacia detrás. Parecía haber crecido unos cuantos centímetros más que la última vez que se habían visto, y las mejillas las tenía cubiertas por un ligero rubor carmesí.

El moreno abrió la boca, pero el ojiplata fue más rápido-siento haber tardado Potter, me crucé con la señora Norris y ahora que soy prefecto debo andarme con ojo, pensé que ya te habrías ido o que ni siquiera hubieras aparecido-anduvo un poco y se quitó la túnica, que dejó en la misma silla, sobre la capa invisible.

-Eh...-Harry no sabía que decir, se había quedado completamente embelesado observando al rubio y se dio cuenta de cuanto había echado de menos su presencia.

Malfoy se acercó rápidamente a él, y antes de que el moreno reaccionase, le besó. Harry tardó un par de segundos en darse cuenta de lo que estaba pasando y asió fuertemente a Draco de la nuca, para pegarse a su rostro lo más posible. Las ansiosas manos del rubio ascendían y descendían por su espalda y podía notar como sus dedos presionaban la piel que había bajo su ropa. Era increíble lo mucho que se habían añorado los dos, en tan solo unos pocos meses.

Sus lenguas parecían desesperadas por reencontrarse, por sentirse nuevamente e inspeccionarse. Eran como dos desconocidos dando rienda suelta a sus bajos instintos. Harry sintió que se estremecía. El aroma de Draco nuevamente le invadía, se grababa en su boca y en su piel como fuego. Pensar que podía haber dejado de sentir algo así, por culpa de Voldemort y sus absurdos dementores le provocaron escalofríos. Él no podía vivir sin Malfoy, estaba claro que después de experimentar un sentimiento como el que estaba sintiendo en ese instante, no podría volver a separarse por tanto tiempo de su rubio, una hora incluso le parecía demasiado.

De súbito, Draco detuvo el beso y empujó a Harry ligeramente, sonriendo. El moreno, frustrado, hizo ademán de querer atrapar sus labios de nuevo, pero Malfoy se separó más de él y fue hacia donde reposaba su túnica, y en ella rebuscó algo.

El de gafas, recobrando la compostura, le habló-pensé que eras tú el que no ibas a venir, no respondiste mi última carta-la respiración parecía volver a normalizarse.

-Me parecía absurdo responderla Potter, supe que te habías librado y quedaba poco para empezar las clases de nuevo, así que dejé descansar a Elle- el rubio aún le daba la espalda con las manos en la negra tela de la túnica.

-Creí que estarías enfadado por algo...

Malfoy se giró con cara de 'no seas idiota' y siguió con lo que estaba haciendo-juraría que lo traje...lo traje estoy seguro-murmuraba.

-¿Qué buscas?- el chico de la cicatriz se inquietó un poco, quería seguir con lo que, desde su criterio, habían dejado a medias.

-¡Esto!-gritó contento Draco, y lanzó algo a Harry, que capturó con la mano en el aire.

Era un pequeño tarro de cristal oscuro. El moreno lo alzó a la luz, pero no sabía de que se trataba.

-¿Qué es?

-Una poción lubricante- Malfoy parecía divertido con la respuesta y el ojiverde pensó que seguro su cuestión fue muy estúpida.

-Ahm...-no sabía que decir, porque no le encontraba sentido alguno.

-¿Sabes para que se usa, no?- Draco se acercó de nuevo a el, y se puso muy nervioso al no saber que responder, siempre parecía tonto delante del rubio, no lo soportaba, así que no contestó, cosa que no importó al ojigris, ya que añadió como si nada-¿quieres que practiquemos sexo, Potter?

Harry tuvo que apretar más fuerte el pequeño frasco que tenía entre las manos para que no se le cayera al suelo. Era imposible que aquello estuviera pasando. No, se había quedado dormido esperando al rubio, sí eso debía ser. ¿Draco quería acostarse con él? ¿de verdad?, pero...él no sabía demasiado...bueno no era que no supera nada, sabía cosas. Quizás no todo lo que debía saber, lo poco que aprendió en el colegio. Se había masturbado, sí, uno tenía necesidades, pero sexo, eran palabras mayores. Haría el ridículo, seguro. Le invadió el pánico. Debía decir algo, Malfoy le miraba impaciente y podía pensarse lo que no era, no iba a rechazarle...pero estaba asustado. Malditos Dursley y su plena indiferencia.

-Yo...es que...-su garganta estaba cerrada y le costaba horrores articular palabra alguna-nunca...nunca he...

-¿No quieres?- la voz del rubio sonaba con algo de desilusión.

-¡No!¡digo sí!¡sí!-demasiado ímpetu-si quiero...digo si tu...bueno...es que yo...

-Potter, lo digo porque casi todo el curso pasado nos pasábamos las noches dándonos el lote y no somos de piedra, a veces noté que tú...tal vez me equivoqué, perdona-las pupilas grises se enfocaron en el suelo.

-No te equivocaste Malfoy, no somos de piedra, es cierto-jamás sintió tanta vergüenza, y al mismo tiempo jamás sintió tantas ganas de expresar algo, no quería ofender a Draco de ninguna manera, estaba metiendo la pata al no salirle las palabras en condiciones, y debía decirle que lo deseaba con todas sus fuerzas de una vez por todas-pero es que yo nunca...nunca lo he hecho...y...

-Yo tampoco-le interrumpió el Slytherin, y Harry sintió una inmensa felicidad- y pensé que tú y yo...

-Vale- esta vez interrumpió el moreno, todas sus dudas se habían disipado, si era la primera vez para ambos no tenía porque avergonzarse tanto, sería perfecto, simplemente, porque lo haría con la persona que más amaba en el mundo.

-Esta bien-los nervios comenzaron a invadir el cuerpo de los dos chicos, que por unos instantes parecían dubitativos.

Ahora llegaba la parte difícil, qué decir primero, qué hacer primero. Harry notó que estaba paralizado, su mente se había quedado completamente en blanco y la sintió así unos minutos. Hasta que se dio cuenta de que Draco empezó a desabotonarse la camisa del pijama, con manos temblorosas. Así que lo imitó, quitándose la suya.

Cuando Malfoy dejó que la suave tela se deslizase por su piel y llegara al suelo, el moreno no pudo terminar su propia tarea, ya que sintió el impulso de besar al rubio, capturando sus labios con premura. De la garganta del Slytherin salió un leve gruñido cuando notó las cálidas manos del ojiverde sobre su piel desnuda.

Caminaron torpemente hasta estar sobre la manta y se deshicieron de las zapatillas, sin apenas dejar de besarse. Draco fue el que terminó de quitar la camisa a Harry, y éste ya notaba como le apretaba la parte inferior del pijama y no podía apartar sus manos del torso más pálido, acariciando aquella piel que tanto le había atraído siempre, increíblemente delicada.

Se arrodillaron. La habitación estaba en completo silencio y solo las exhalaciones y los contactos labiales se escuchaban. Harry tumbó lentamente a Malfoy sobre la manta, permitiéndose unos segundos para contemplarlo, con los ojos semicerrados, los labios hinchados y las mejillas sonrosadas. Era una vista maravillosa, que estaba seguro, recordaría hasta el fin de sus días. Draco, entregándose a él, sin reservas.

Con avidez, le quitó el pantalón gris, que lanzó a su espalda y se quitó el suyo. Estaba muy ansioso, porque a pesar de no ser para nada un experto, sabía lo que le quedaba por ver. La parte más íntima de su rubio. Eso le llenó de gozo. No solo había tenido el honor de haber sido el primero en besar sus labios, sino que ahora también le brindaba el de hacerlo suyo, como nadie lo había hecho nunca.

Continuaron dándose entregados besos, profundos y duraderos. El cuerpo del moreno estaba encima del otro, rozándose, sintiéndose, ambos en igualdad de condiciones, excitados y con ganas de más. Gemían cuando sus entrepiernas se rozaban más de la cuenta y tras unos minutos de dulce tortura, el mismo Draco se quitó la ropa interior, aprovechando esos segundos Harry para hacer lo mismo con la suya.

Aire entrando y saliendo con rapidez de los pulmones. Miradas. Los cuerpos contrarios eran meticulosamente examinados por las pupilas. Ambos temblaban. Escuchaban en sus oídos el latir de sus propios corazones. A ojos de cada uno, el que tenían enfrente era el ser más hermoso que habían visto y verían jamás, y pronto se unirían en uno solo.

Volvieron a los besos. No podían perder el tiempo. Sus miembros palpitaban demandando más acción. Se tumbaron de nuevo, en la misma posición que habían ocupado.

-El lubricante Potter- murmuró el rubio durante unos instantes de separación.

Harry echó un vistazo a la habitación, pero apenas veía nada, sus gafas estaban empañadas. Escuchó que Malfoy palpaba algo alrededor, sobre la lisa piedra y susurraba un 'Accio lubricante' unos segundos después.

Con la poción en la mano empezaba el verdadero dilema. Harry sabía lo que debía hacer, y sabía también, que a Draco le dolería, por mucha lubricación que aplicase en la zona. Y su espíritu Gryffindor hizo acto de presencia. No quería lastimarlo por nada del mundo. No se lo perdonaría nunca. Ni el más leve rasguño. Lo malo de todo esto, era que su raciocinio estaba a punto de desaparecer. El hormigueo en su bajo vientre era ya insoportable.

-Echatelo Potter y en...la entrada, úsalo todo si hace falta pero hazlo ¡ya!-no necesitó más. Cumplió las órdenes que le habían dado, y como en trance, cegado por la excitación creciente, se recostó ligeramente sobre el otro y con una mano se ayudó a introducirse poco a poco en el interior del rubio.

Éste soltó un lastimero quejido, pero después todo fue silencio. Harry sentía que ya no estaba en el suelo. Todo su cuerpo notaba un placer tan desconocido que se había quedado bloqueado. Cuando consiguió recuperar algo de cordura miró al Slytherin que debajo de él mantenía los ojos y la boca fuertemente cerrados. 'Le he hecho daño', pensó el moreno. Había hecho lo que no quería hacer, sólo por su propio disfrute personal. Se quedó quieto. Era abrumadora la estrechez que sentía al estar dentro de Malfoy, no se esperaba algo como eso, era cálido y húmedo. Desquiciante.

Pero eso no podía seguir así. Los brazos de Draco se cruzaban fuertemente detrás del cuello del moreno. Su cuerpo estaba muy tenso. No podía moverse porque sentía un inmenso dolor, el sexo del Gryffindor era más grande de lo que creyó en primer momento. Entonces sintió un suave roce en el párpado derecho. Eran los labios de Harry, que lo besaba dulcemente. Hizo lo mismo sobre el párpado izquierdo, la nariz, la boca, las mejillas, el cuello, la clavícula... Y volvió a empezar de nuevo la trayectoria desde el comienzo. 'Lo siento' le escuchó susurrar cerca de su oído. El rubio abrió los ojos. Plata y esmeraldas se miraban fijamente. Gotas perladas de sudor hacían brillar sus cuerpos bajo la tenue luz.

-Muévete- aunque fuese con un hilo de voz, Harry pudo escucharlo a la perfección.

-¿Estás seguro?-preguntó preocupado.

El otro solo asintió a la vez que alzaba un poco el cuello para besarle en la boca. El moreno obedeció. Se movió lentamente. Oía las quejas de Draco, silenciadas por sus besos, pero sintió que si se detenía sería peor y continuó. Una y otra vez, lenta y tortuosamente para él. El sexo superaba todas sus expectativas. Ni punto de comparación con lo que él pensaba que era. De pronto en una de sus embestidas, Malfoy separó sus labios rápidamente.

-¡Joder Potter!-Harry miraba intrigado, no creía haberle hecho más daño aún-¡hazlo otra vez!¡ahí!

Tras eso, las penetraciones fueron mucho más rápidas. El moreno notaba que perdería el control de un momento a otro, mientras acariciaba con una de sus manos el miembro de Malfoy, que gemía contra sus labios.

Unos instantes después de sentir algo tibio y húmedo en la mano con la que estimulaba a Malfoy, Harry perdió el mundo de vista. Sentía como el interior del rubio se contraía tan súbitamente, que por un momento pensó que perdía la consciencia. El más indescriptible placer invadió cada célula de su cuerpo. Y perdió sus fuerzas, cayendo ligeramente sobre el que tenía debajo. El pulso acelerado. La respiración agitada. Se sostuvo con los codos a los lados de Draco para no aplastarle con su propio peso. Su frente reposaba en el pecho del otro, que parecía estar en las mismas condiciones que él. Recuperándose del éxtasis supremo.

-In...increíble-atinó a decir Harry a duras penas, cuando se dio cuenta de que aún seguía dentro del rubio. Salió y éste emitió un sonido ronco.

Malfoy permaneció recostado sobre la manta con los ojos cerrados unos minutos. Entonces se puso en pie algo adolorido y buscó su ropa.

-¿Te vas?- la pregunta brotó sola de los labios del Gryffindor y le había sonado demasiado suplicante.

-Pues claro Potter, es tarde y mañana empezamos quinto curso- le dirigió una mirada mientras se ponía el pantalón-además no será la única vez, esto ha sido un paso más en nuestros encuentros nocturnos.

Entonces se dio cuenta. Este curso sería mucho mejor que el anterior.

Continuará...

Notas finales:

Bueno ^^, quizás parece un lemon demasiado suave o algo jajaja pero la verdad es que ninguno es experto ni nada parecido (no podía hacerlos actores porno XDDDD)

De todas formas es el primero de varios jajaja espero no haberlo hecho demasiado mal.

Saludos.


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