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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Pues este capitulo lo escribí sobretodo porque me quedé con ganas de saber cual era el patronus de nuestro querido rubio...y esto es lo que salió XD.

El patronus de Draco

A la mañana siguiente, se encontraron con la terrible noticia en El Profeta, de que diez mortífagos se habían fugado de Azkaban. Continuaron las clases del ED, y los que más parecían progresar eran Neville, y su rubio, claro, por la enseñanza privada que recibía, seguida de apasionadas muestras de afecto. Siguió también con las clases de Oclumancia, sin mejoría aparente. Y la cicatriz no dejaba de dolerle día tras día.

Llegó la excursión a Hogsmeade, o sea, el día de los enamorados. Ron estaba tan ocupado con el quidditch que no fue al pueblo, y Hermione, que al parecer tenía otros planes, quedó en encontrarse con Harry al mediodía en Las Tres Escobas.

Salió desanimado. Recorrer el fascinante Hogsmeade sin sus amigos no era lo mismo, encima mirase donde mirase, todo eran parejitas felices. Lo que le desanimó aún más. Pero después de salir de Honeydukes con los bolsillos bien cargados de chucherías varias, se cruzó con Draco, que charlaba alegre con Blaise rumbo a alguna parte. Por unas décimas de segundo, quiso alzar la mano y saludarlo como si tal cosa. Pero la presencia del otro chico, le detuvo en seco. Las parejas de alrededor se le antojaron más detestables que antes. Le habría gustado pasear con su rubio con la tranquilidad con la que lo hacían los demás. Al igual que durante su cita en Londres. No sabía que hacer y disimuladamente, y fingiendo que contemplaba los escaparates llenos de adornos románticos, los siguió.

-Draco- dijo Zabini a su amigo, antes de llegar hasta un grupo de chicas donde resaltaba Pansy.

-¿Qué?

-Me parece que Potter nos sigue-ambos miraron con el rabillo del ojo y le vieron como andaba cerca de ellos, golpeando una piedra con el pie, supuestamente distraído-quizás espera su regalo por San Valentín...

Un codazo le hizo callarse-¿me cubres?-el chico adolorido asintió, y Malfoy fue hacía donde el Gryffindor.

-¡Eh Potter!-Harry lo miró asustado, como si hubiera visto a Dolores Umbridge recién levantada-¿solo en este día tan especial?

-Bueno...Ron estaba ocupado y a Hermione la veo más tarde...estaba dando un paseo...pero es un rollo...

-¿Quieres tomar algo?¿café?-el rubio le había caído del cielo.

El sitio que les quedaba más cerca era el salón de té de Madame Pudipié, y entraron. Automáticamente se arrepintieron. Estaba abarrotado de gente, todas parejas, y adornado a más no poder con motivo del día de San Valentín.

Se sentaron disimuladamente en la única mesa libre, que por suerte estaba en el fondo y Madame Pudipié les atendió.

-Dos cafés, por favor-dijo Draco, que llevaba la voz cantante. Harry, abrumado, miraba alrededor como la gente se besaba y se hacían carantoñas. Qué envidia.

-¿Y el tuyo jovencito?-escuchó que le decía la robusta mujer, sacándolo de sus cursis pensamientos-¿cómo quieres tú café?

-Mmm con un poco de chocolate-se ruborizó.

-Menudo sitio-dijo el rubio en cuanto la mujer se marchó-lo bueno es que nadie se fija en nosotros-echó un vistazo también al local, con una cara de 'hacedlo en privado' bastante evidente.

Harry se fijó en que algunos se daban las manos, y la del Slytherin estaba apoyada tranquilamente sobre la mesa, encima de la elegante servilleta con corazones bordados. A cada segundo que pasaba, sentía una urgencia cada vez mayor por cogérsela, y lo hubiera hecho, de no ser por la bruja que les trajo su pedido.

El café del rubio llevaba nata y caramelo por encima. Cuando iba a llevárselo a los labios, mucho confeti de color rosa, que provenía de unos dorados querubines que estaban suspendidos encima de ellos, les llenó las cabezas.

Al moreno por casi le entraron en los ojos, ya que unos montoncitos se le acumularon detrás de los cristales de las gafas. Haciendo que Draco se riera a carcajadas. Se sintió bien. Al menos se divertían, a pesar de que no podían hacer nada romántico como los demás. Estaba acostumbrado a llevarlo de ese modo. Oculto. Hablaron durante un rato muy agradable. Y tras beberse el café con papelitos rosas, salieron de allí, partiendo cada uno por su lado.

En Las Tres Escobas, Harry se encontró con su amiga pelicastaña, Rita Skeeter y Luna Lovegood.  E inesperadamente se vio relatando el regreso de Voldemort con todo lujo de detalles para que lo publicasen en El Quisquilloso.

Tuvo lugar el partido de Gryffindor contra Hufflepuff, y lamentablemente, perdieron los leones.

El lunes, a la hora del desayuno, montones de lechuzas, junto con El Quisquilloso, fueron recibidas por Harry, Ron y Hermione. La entrevista del niño que vivió fue todo un éxito tanto de crítica como de público, ya que, aunque algunos lo tachaban de loco, otros le apoyaban y creían. Pero esta publicación le acarreó un problema. Draco, al ver el nombre de su padre reflejado en sus páginas, y acusado abiertamente de mortífago, se enfadó con el moreno y dejó de asistir a los encuentros nocturnos. Y por más esfuerzos que realizó, no conseguía ni que le mirase. Lo que hizo que toda la felicidad que había sentido al recuperar parte de su credibilidad, se esfumase.

Umbridge seguía haciendo de las suyas. Despidió a la profesora de Adivinación, y Dumbledore la sustituyó por el centauro que habían conocido Malfoy y él en el Bosque Prohibido. Firenze. La profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, creó también una Brigada Inquisitorial, formada por alumnos, la mayoría de Slytherin, para poder mantener a raya a los estudiantes y que fueran sus ojos y sus oídos.

Los TIMOS estaban cada vez más cerca y Harry no podía pensar en otra cosa más que en su rubio. Era insoportable lo mucho que quería acercarsele. Que todo volviera a ser como antes. Le parecía mejor tener su odio a su indiferencia. Así que no encontró otra salida. Hablaría con él tanto si quería como si no. Ya era cuestión de vida o muerte. Y no se le ocurrió nada mejor que repetir lo del año anterior. Capa de invisibilidad y mapa del merodeador en ristre.

Draco hacía su ronda nocturna como prefecto antes de volver a su casa. Estaba enfadado con el Gryffindor, sí, pero también lo quería con toda su alma, lo que disipaba la rabia que sentía hacia él. No podía creer que el ojiverde hubiese contado aquello en la revista, pero tampoco podía reclamarle. Seguían siendo enemigos, y tenía derecho a contar la verdad aún en contra suya, que, aunque fuese dolorosa, era verdad de principio a fin. No podía echarle en cara nada. Sabía que el moreno lo había pasado muy mal con las críticas que había estado recibiendo todo ese tiempo atrás. Tenía lógica que se defendiera y sacara todo a la luz de una vez.

En eso estaba cuando sintió una mano sobre su hombro. Al girarse no vio a nadie y supo de quien se trataba.

-Potter...¿qué quieres?-tuvo que disimular su alegría, antes de seguir caminando para alejarse, del ahora invisible chico.

-Hablemos, por favor...

-No puedo estoy haciendo mi ronda y...

-Sólo será un momento, por favor Malfoy...-su mano seguía sobre el hombro del rubio, que hizo un gesto afirmativo finalmente y se dejó guiar a lo que resultó ser el baño donde estaba Myrtle.

-¡¿Qué haces aquí?!-chilló la fantasma cuando vio aparecer al Slytherin, pero cambió-¡Harry!

El aludido se quitó la capa y saludó a la molesta chica llorona con la mano, luego le hizo un gesto para que guardara silencio y se dirigió al prefecto de las serpientes.

-Quería explicarte, yo...

-Todo está muy claro Potter, contaste tú verdad, era lo que tenías que hacer, no me debes explicaciones-el rubio iba a marcharse, pero el otro le detuvo.

-Solo conté lo que pasó...tu padre...estaba allí, no podía dejarlo al margen, pero esto no tiene nada que ver contigo...

-¡Es mi padre Potter!

-¡Pero es un mortífago! yo lo vi, en el cementerio y tú lo sabes también, no sé porque te lo tomas de ese modo- Harry pensó que se acabaría poniendo de rodillas en algún momento, estaba dispuesto a hacerlo desde luego.

Los plateados ojos lo miraron unos instantes, con sorpresa, pero después el rostro cambió a una expresión como de derrota-tienes razón, es un mortífago...y nosotros no somos amigos, no tenías porque omitir algo como eso...

-Malfoy nosotros...-las palabras se le atascaron en la garganta, ¿qué iba a decirle?¿nosotros qué?¿amigos?¿enemigos?¿amantes?¿novios?¿conocidos con derecho a roce?-lo siento-dijo por fin-lo siento muchísimo, jamás debí actuar a tus espaldas, es tu padre y debí haberte puesto al corriente, pero me pillaron por sorpresa, cuando me di cuenta ya estaba hablando con Rita Skeeter...

-No pasa nada Potter- que fácil ¿así, sin más, le perdonaba? no podía creerlo.

Se acercó a los labios del rubio, esperando un rechazo que nunca llegó. Lo besó. Despacio y con calma. Suave. Que sintiera todo su arrepentimiento y su amor en el gesto. Que viera lo importante que era para él sin necesidad de palabras. Que no quería hacerle daño por nada del mundo.

Una vez de vuelta a la normalidad, su vida continuó como de costumbre. Fallidas clases de Oclumancia con Snape. Las supervisadas de Cuidado de Criaturas Mágicas, con un Hagrid cada vez más herido. Histeria colectiva por los TIMO. Y en el ED Harry pensó que ya era hora de que aprendiesen a invocar un patronus. Aunque les costaba bastante. El de Cho Chang tenía apariencia de un cisne y el de Hermione, el de una nutria.

Por la noche, como era habitual nuevamente, el moreno daba clases particulares a Draco en su cuarto privado.

-¿Ya tienes tu pensamiento alegre?-el ojiverde estaba sentado encima de un raído pupitre.

-¡Qué sí pesado!¡dejame intentarlo de una vez!-en realidad Harry le preguntaba a ver si se podía enterar de cual era el pensamiento feliz del rubio.

Lo hizo varias veces, pero de la punta de su varita sólo salían unas débiles volutas de humo plateado, decepcionándole.

-Creo que fallas al agitar la varita-fue hacia donde estaba el Slytherin, en el centro del aula. Se colocó a su espalda, y situó su mano sobre la del otro chico, para después guiarle, mientras, inconscientemente, su otra mano se posaba en la cintura de éste.

-Gra...gracias-dijo Draco, percatándose de la cercanía, nervioso.

Y lo consiguió. Una silueta reluciente y plateada apareció, flotando por la habitación, juguetona.

Harry empezó a reírse sin parar. Y la cara de Malfoy era una mezcla entre incredulidad y fascinación.

-No es posible...-pudo musitar.

Pues lo que estaban viendo era la clara figura de un pequeño hurón, correteando alegremente en el aire.

-Por alguna razón no me sorprende-dijo el moreno, cuando dejó de reír-creo que los patronus tienen que ver con algo relacionado con nosotros, de alguna manera....el mio tiene que ver con mi padre-y con un movimiento de su varita, hizo aparecer al ciervo que le había ayudado en otras ocasiones, y el animal se puso a correr junto al otro.

-Ya podría haber sido el mio un dragón o algo más imponente...no éste diminuto roedor, no me trae buenos recuerdos-y aunque dijese eso, se le caía la baba con el encantamiento tan fantástico que acababa de aprender.

-No debería enseñarte estas cosas Malfoy, perteneces a la Brigada Inquisitorial de la insoportable profesora Umbridge, eres un arma de doble filo-dijo Harry aparentando molestia.

-Estupideces Potter, sabes que la detesto, pero si no estaba de su parte me caería una buena ¿crees que soy idiota? además si hubiera querido hacerlo, hace mucho tiempo me habría chivado y tú y tus amigos no hubieseis podido seguir tranquilos en la Sala de los Menesteres-le echó una mirada de 'ahí queda eso' y siguieron contemplando a los plateados animales.

Días después, mientras continuaba enseñando a invocar patronus a los miembros del ED, Dolores Umbridge, que se había enterado de sus actividades secretas por culpa de Marietta, la amiga de Cho Chang, les pilló. Capturando a Harry, que fue llevado al despacho del director. Allí descubrió que Fudge quería llevar a Dumbledore a Azkaban, pero éste desapareció con la ayuda de Fawkes, su fénix.

En las clases de Oclumancia, por culpa de su curiosidad, y por meterse donde no le llamaban, vio un recuerdo desagradable de Snape en el pensadero, y éste, furioso, decidió dejar de darle clases.  Fred y George, hartos de Umbridge y de seguir en la escuela cuando lo que les interesaba eran los artículos de broma, armaron un gran revuelo y se fueron de Hogwarts para siempre, convirtiéndose en leyenda, y en propietarios de Sortilegios Weasley, en el callejón Diagon.

Debían empezar a pensar en su futuro, y lo que harían al salir de la escuela. Harry y Ron tenían claro que querían ser aurores. Los TIMO se acercaban cada vez más. Tuvo lugar el último partido, Gryffindor contra Ravenclaw, y ganaron los leones la copa, gracias a la actuación de Ron. Harry y Hermione se habían perdido el acontecimiento, puesto que Hagrid les había enseñado a su medio hermano Grawp, un gigante que se había traído consigo la vez que viajó y la explicación de sus constantes heridas.

Continuará...

Notas finales:

¿Estaba claro no? jajajaja

Me encanta imaginarmelo *_* huroncito.

Encima ya lo sabe Myrtle...si es que por más que se empeñen, siempre lo descubre alguien jeje

Evidentemente lo de el salón de té de Madame Pudipié lo saqué del libro, la cita de Harry con Cho Chang ¬¬ aunque estaba claro que no tiene nada que ver jajajaja es que me gustó un sitio tan romántico para meter a nuestros chicos ^^

Hasta el próximo, besitos!!


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