Separación definitiva
Le alegró saber que Draco se recuperaría favorablemente, pero el desafortunado encuentro en los lavabos, le costó a Harry castigos todos los sábados hasta finalizar el curso, aunque desde su punto de vista se merecía mucho más. Evidentemente, se deshizo del libro en la Sala de Menesteres, con la esperanza de no verlo nunca jamás. Por estar castigado, tampoco pudo jugar el último partido de Gryffindor contra Ravenclaw, pero volvieron a ganar la copa afortunadamente, gracias a la sublime actuación de Ron. En la sala común, como era uso y costumbre, la multitud lo celebraba con brío.
Ron no paraba de gritarle-¡hemos ganado!¡hemos ganado!
Eso le hizo feliz, ver contentos a sus amigos le contagiaba un poco de entusiasmo. De repente, vio que Ginny corría hacia él con expresión radiante y decidida, al llegar a su lado le rodeó el cuello con los brazos y le besó delante de todo el mundo, que quedó en absoluto silencio. El pelirrojo dejó de gritar al momento y Hermione abrió la boca tanto que casi rozaba el suelo con el labio inferior.
Harry la apartó en cuanto pudo darse cuenta de que había pasado de verdad y no eran imaginaciones suyas.
-Ginny...
-Me gustas Harry- sus compañeros silbaban y soltaban risitas a su costa-siempre has sido tú.
-Yo...me alagas Ginny...pero...-nunca pensó que tendría que rechazar a su amiga pelirroja, quizás Ron se enfadase con él por hacerlo, incluso Molly, porque sabía que lo veía como su futuro yerno, pero no quería tanto a la menor de los Weasley, no podía hacer algo así, ni siquiera para intentar olvidar al rubio, no era justo para nadie.
-Yo no te gusto ¿es eso?-que lista.
El moreno no quiso contestarle, y de la mano la sacó afuera, pasando por el retrato de la Señora Gorda e ignorando los comentarios del resto de leones.
-Me gustas Ginny, y mucho, pero no de la misma manera que yo te gusto a ti...no quiero que me odies, eres mi amiga y...
-¿Otra persona?-ella parecía muy tranquila para ser alguien a quien estaban rechazando.
El de gafas asintió quedamente.
La chica quedó dubitativa unos minutos y entonces habló-es Draco Malfoy ¿a qué si?
A pesar de que ya tenía experiencias previas en las que le soltaban la misma pregunta de sopetón, no se acababa de acostumbrar.
-¿Cómo lo...?
-Estás obsesionado con él Harry, ya rayaba la locura, sé que era tu enemigo y todo eso...pero no era normal, quise creer que era mi imaginación, veo que no...
-Lo siento-¿se iba a pasar la vida dañando a gente que le importaba o qué?
-¿Por qué? no puedo obligarte a quererme, bueno sí, pero no sería justo ni legal ¿él te quiere también?-la dichosa preguntita dolorosa de siempre.
-No...y de ser así, con lo que pasó la última vez dudo que el sentimiento se le hubiera mantenido intacto, hasta yo me desprecio...
-Pues yo creo que si te quiere Harry- el aludido la miró, intrigado-me da la impresión de que te trata de esa forma para llamar tu atención, para que estés pendiente de él ¿entiendes? yo cuando quería que uno de mis hermanos me hiciera caso le pegaba o me ponía a llorar como un incordio, así los tenía comiendo de mi mano-sonrió divertida, quizás recordando los viejos tiempos.
-Ojalá tengas razón-le devolvió la sonrisa, pero no creía que estuviese en lo cierto.
-Volvamos a la fiesta-la chica le cogió la mano a él esta vez.
-Ginny, Ron no...
-Tranquilo Harry, no le cuento todo a mi hermanito.
Varios días después, Draco salió de la enfermería, recuperado completamente y sin una sola cicatriz. Harry estaba tan mal y se sentía tan culpable por todo, que no había ido a verlo ni quería que el rubio lo viese a él tampoco. Por lo que se escondía cada vez que lo divisaba.
Una extraña noche, Dumbledore le mandó a llamar a su despacho y era para que le acompañase a por un Horrocrux. Se aparecieron en una cueva y tras pasar varias penurias, y acabar el director cansado y en pésimas condiciones, pero con lo que habían ido a buscar, volvieron a Hogwarts. Al llegar, sobre éste, se alzaba la inmensa Marca Tenebrosa en el cielo. Ambos volaron a la torre de Astronomía. Y Harry, bajo la capa invisible contempló enmudecido como su Draco, tras desarmarlo, intentaba matar al anciano mago, porque si no lo hacía, Voldemort mataría a su familia. Como el rubio no era capaz de hacer algo así, Snape asesinó a Dumbledore, que cayó desde lo alto de la torre.
Una dura lucha tuvo lugar dentro de los muros del castillo. Lupin, Tonks, Bill, McGonagall, Ron, Hermione, Ginny y Neville se enfrentaban a mortífagos que habían podido entrar por el armario evanescente que había en la Sala de Menesteres, y que Malfoy había reparado.
Pero Harry solo podía hacer una cosa. Seguir a Snape y a su rubio. Ya no llevaba la capa puesta, no le importaba nada que no fuera vengarse del profesor. Lo odiaba más de lo que jamás lo había hecho. Logró alcanzarlos fuera del colegio, mientras la cabaña de Hagrid estaba en llamas, obra de un mortífago, y éste se preocupaba por su perro Fang.
La espalda de Snape era lo único que tenía delante y a lo que prestaba toda su atención.
-¡Desmaius!-no acertó, el rayo de luz roja pasó rozando la cabeza de Severus, que gritó ¡corre Draco! y se volvió hacia el Gryffindor. Pero el rubio no le hizo caso, se dio la vuelta y miraba la escena con temor.
-¡Cruc...!-gritó de nuevo Harry, pero el profesor rechazó la maldición como si tal cosa.-¡Cruc...!-de nuevo el mismo resultado-¡Incárc...!-nada-¡Desm...!-y otra-¡Impedi...!-esta vez un mortífago atacó al chico por la espalda y le interrumpió.
Escuchó como Snape decía que no le hicieran nada, que era del Señor Tenebroso, que se tenían que marchar antes de que llegasen los del ministerio. Harry estaba hecho un ovillo sobre la hierba, aferraba la varita con fuerza y jadeaba incesante. A la luz del fuego de la cabaña, su mirada se cruzó con la de Draco. Sintió que esa era la temida despedida y hubiera jurado que una lágrima caía por el rostro pálido del rubio, cuando Snape lo abordó y lo sacó de allí, seguido de los demás sirvientes de Voldemort.
Fue una conmoción para el mundo mágico la perdida de un gran mago como Dumbledore, y todos querían estar presentes en el funeral. Por suerte no hubo más pérdidas que lamentar. Pero Harry se sentía miserable. Había sido testigo de la peor de las atrocidades y no había hecho absolutamente nada. El miedo lo había paralizado. Y Draco. ¿Qué le pasaría ahora? él no había cumplido la orden, había sido Snape ¿lo castigaría Voldemort por ello?, ya no le cabía la más mínima duda, aunque no hubiese visto la Marca en su brazo, de que su amada serpiente era un mortífago. Aún así, algo de lo que estaba completamente seguro era de que no era un asesino, y confiaba en que no cometiese ningún crimen.
Estaba muy claro lo que tenía que hacer ahora. Y más después de enterarse de que el Horrocrux que Albus y él habían cogido, era falso. Alguien tenía el original en algún lugar, un tal R.A.B. Y el futuro de Hogwarts era incierto. Nadie sabía si el curso que viene volvería a abrir sus puertas.
El funeral de Dumbledore se celebró en una ceremonia, en la que quedó patente, lo querido y respetado que había sido en vida. Mucha gente hizo acto de presencia. El que parecía sufrir más que nadie era Hagrid, que no cesó de llorar a moco tendido, en compañía de su hermano Grawp, ya civilizado casi por completo.
Al término, Harry anduvo con sus amigos hacia el árbol bajo el que se sentaban en algunas ocasiones.
-No soporto pensar que quizá no volvamos a Hogwarts- dijo Hermione afligida-¿cómo pueden cerrar el colegio?
-A lo mejor no lo hacen-añadió Ron confiado-aquí no corremos más peligro que en nuestras casas, no estamos seguros en ningún sitio, incluso diría que aquí estaremos más protegidos, porque en ningún otro sitio hay tantos magos para defenderlo ¿tú qué opinas Harry?
-Yo no pienso volver aunque el colegio siga abierto-sus amigos le miraron con sorpresa-ya nada ni nadie me retiene en este lugar y tengo un objetivo que cumplir...
-Imaginaba que dirías algo así-dijo la chica comprensiva-¿qué harás entonces?
-Volveré una vez más a casa de los Dursley, porque eso quería Dumbledore, pero poco después me iré para siempre, he pensado ir al valle de Godric, todo empezó allí, tengo la sensación de que necesito ir a ese lugar y así podre visitar la tumba de mis padres.
-Y luego ¿qué?-preguntó Ron.
-Luego tendré que buscar otros Horrocruxes- respondió mientras miraba en el lago el reflejo del sepulcro del director-por eso Dumbledore me contó todo sobre ellos, es lo que debo hacer ahora, me quedan cuatro, tengo que encontrarlos y destruirlos para finalmente enfrentarme a Voldemort, espero por el camino, dar con alguien y llevármelo conmigo-sonrió a Hermione.
-Iremos contigo Harry ¿no pensarás hacerlo solo?
-Estaremos a tu lado pase lo que pase-dijo Ron también-pero empezaremos después de la boda de Bill y Fleur ¿vale?
No vendría mal animarse un poco. Lo que se avecinaba, se auguraba terrible.
Continuará...